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5 classes
La ironía es el arma de los perdedores y este grupo de perdedores esta muy bien armado. Little Miss Sunshine es enternecedora tal como Happiness [Solonz] es alegre. La trama de esta película es muy sencilla, es un road movie. Los personajes viajan por carretera hacia Redondo Beach, California para que Olive participe en un concurso de belleza para niñas. Pero de eso no es lo que se trata. Se trata de los personajes que son todos complejos y más reales que raros. Aunque son bastante raros y caen un poco mal. Sobre todo el optimista frustrado [Greg Kinnear].Aunque caer mal es mucho mejor que dar lástima. Y hacen reír más, como el académico gay experto en Proust [Steve Carell] que no logra el éxito como suicida. Y por supuesto el abuelo que esnifa heroína y le encanta la pornografía. Dice sobre todo obscenidades, pero también le dice a su nieta de siete años: "Estoy locamente enamorado de ti, y no es por tu inteligencia ni por tu personalidad; es porque eres bella por dentro y por fuera."Es valiente hacer una película con personajes que no soy exactamente buenos y tienen pocas cualidades nobles. Es refrescante en un mundo en el que tratamos de ser todos cada vez más iguales y políticamente correctos. Un mundo que parece cada vez más un concurso de belleza tras otro. Donde nos hemos olvidado de preguntar qué es realmente lo bello, en vez de dejarnos alimentar por la estética plástica de la publicidad. Este film es un llamado a decir fuck?em y volver a ver el mundo a través de nuestros propios ojos.Y allá van, en una camioneta VW amarilla que puede parecer un poco irreal, como si solo lo hubieran escogido para ser raro, pero después de conocer a los Hoovers me creo que ese es el carro que tienen, el otro es un miata. No son detalles frikis aleatoriamente escogidos, sino que llegan a hablar de la vida real.Al final lo más raro es lo que es real. Tanto las niñas que participan en el concurso de belleza como sus madres no son actrices sino participantes de concursos de belleza que aparecen en el film por su propia voluntad. Por lo cual podríamos decir que es una película de terror, para mi es una comedia dramática (que es como lo concibió el guionista) pero también podría decirse que es un drama que hace reír (que es más la idea de los directores).
La ironía es el arma de los perdedores y este grupo de perdedores esta muy bien armado.
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Años hacía que no sabía nada de uno de mis directores fetiche, el alemán Tom Tykwer. Durante demasiado tiempo este señor, responsable de "Corre, Lola, corre" y la fascinante "La princesa y el guerrero", presentaba sus filmes en diversos festivales europeos sin que ningún distribuidor nacional se atreviese a a adquirir sus derechos y estrenarlos en España. Debían estar demasiado ocupados financiando obras maestras como "Desde que amanece apetece" o "GAL". El caso es que esta sequía ha terminado (y auguro que para siempre) con "El Perfume", brillante adaptación del best-seller de Patrick Süskind y consagración definitiva de Tykwer como "Autor Referencial Europeo". "El Perfume" cuenta la apasionante historia de Jean Baptiste Grenouille, un hombre de excepcional olfato y obsesivas metas en plena Francia del S. XVIII. De cómo fueron sus miserables orígenes y de cómo, gracias a su nariz, fue escapando progresivamente de ellos, sin dejar nunca de ser un inadaptado peligroso, un conmovedor mutante a la eterna búsqueda de cariño. El desconocido Ben Whishaw encarna este personaje con una convicción desconcertante. Toda la película se apoya sobre sus estrechos hombros y el tío soporta el peso sin el menor atisbo de agotamiento. Casi lo mismo que el genial Dustin Hoffman, que hace suyo al perfumista Baldini y despacha el encargo con una naturalidad que acompleja. Sin embargo, para mí, la verdadera gozada de la película reside en disfrutar del estilazo de Tykwer tras la cámara. Esos primerísimos planos, esa soberbia recreación de la época, esas imágenes que casi hasta "huelen". A mí este tío me encanta. Qué le voy a hacer. Por eso hasta le perdono ese polémico final, tan criticado por todos, donde algunos planos caen sin ambages en el más absoluto de los ridículos. Todo el filme es un triste y hermoso cuento. Un cuento sobre la soledad, el rechazo y el amor no correspondido. Un cuento que debe terminar como tal. Yo lo entiendo así. Aunque bien es cierto que su tono de farsa desconecta de la gravedad del conjunto.
La verdadera gozada de la película reside en disfrutar del estilazo de Tykwer tras la cámara. Esos primerísimos planos, esa soberbia recreación de la época, esas imágenes que casi hasta ?huelen?...
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No le falla el pulso al viejo Clint, pero quizá nos tiene mal acostumbrados y le pedimos que en cada película se supere a sí mismo. Después de una brillante carrera actoral, donde fue acusado alegremente de reaccionario y cuasi-fascista, y de una carrera directorial que ya prometía obras interesantes en su primeriza Escalofrío en la noche, el viejo y sabio Eastwood es unánimemente aceptado como el último gran clásico vivo que goza, pese a su edad ya avanzada, del privilegio de seguir dirigiendo y dirigiendo muy bien. Sin embargo, en esta película le han ganado por la mano tres factores: el primero, la estética de la guerra, de cómo se filma la guerra y cómo se colorea la guerra, que tiene una deuda ineludible, como imagino la tendrán en el futuro todas las películas bélicas, con la portentosa secuencia inicial de Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, productor de esta Banderas de nuestros padres y, parece, el director que iba a llevarla a buen puerto en primera instancia. El segundo factor es que la estructura narrativa, los saltos de tiempo y espacio, el deseo de hacer casi cine documental (y no hay más que ver las fotografías reales de la toma de Iwo Jima y el parecido asombroso de los actores con los soldados de verdad que interpretan, y el mimo de la puesta en escena, desde el color de la tierra a los detalles de vendas, correajes, incluso perros), casi podrían haber dado más cancha y mejor expresividad narrativa en una miniserie televisiva, como ya vimos, y vimos muy bien, en Band of Brothers. El tercer factor es que, como buena película de guerra, los personajes resultan confusos, todos manchados y sucios y heridos, todos casi adolescentes, y el guión intenta hacer un homenaje a los seis soldados que levantaron la histórica bandera, las dos veces, y apenas puede hacerlo con tres de ellos, los supervivientes, para al final sólo mostrar cierto interés en la figura del soldado indio Ira Hayes, que ya había sido objeto de un biopic protagonizado por Tony Curtis, El sexto héroe, nada menos que en 1961. Que la actuación de ninguno de los tres personajes centrales sea sobresaliente resta bastantes méritos a la película. Con todo, pese a algún momento inicial desconcertante y algún golpe de efecto con los flash forwards y flashbacks que resultan algo cansinos, la película va ganando fuerza y tiene un último tercio magistral. Eastwood no escatima escenas de dureza, pero no en el campo de batalla (¿será que todos estamos demasiado acostumbrados a lo gore?), sino en las escenas de vida cotidiana: la familia del verdadero soldado que iza la bandera y es ignorado a perpetuidad en la foto y los homenajes; el encuentro con la otra madre y el llanto del indio en sus brazos; el racismo latente (en aquella época los indios ni siquiera tenían derecho a voto) y el alcohol como remedio; y, sobre todo, una vez terminada la guerra, la vuelta a la mediocridad de la vida para unos personajes que nunca fueron héroes y que tienen que sufrir en carnes la ignorancia y el alejamiento. Como ya hiciera en Sin perdón, ni la prensa ni los políticos salen demasiado bien parados a los ojos de Eastwood. Como parte de un díptico que se complementará dentro de unos meses con Cartas de Iwo Jima, rodada en japonés y desde el bando nipón, es curioso que aquí apenas se vea el enemigo, siempre oculto en los bunkers, suicidado en las cuevas o atacando de noche. Quizá haya que esperar a ver cómo redondea el viejo Clint su visión de esta encarnizada batalla de la historia, y su versión de los otros no-héroes, pero seres humanos al fin y al cabo, que combatieron por las banderas de otros padres.
Pese a algún momento inicial desconcertante y algún golpe de efecto con los flash forwards y flashbacks que resultan algo cansinos, la película va ganando fuerza y tiene un último tercio magistral.
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Si hubo un momento clave en la historia de Iwo Jima según la población civil ese fue en el que un reportero de AP tomó una imagen que dio la vuelta al mundo y que, visto a miles de kilómetros de distancia, suponía un golpe importante al ejército japonés en plena II Guerra Mundial. Era febrero de 1944 y varios soldados estadounidenses fueron enviados a la cima del monte Suribachi, en el centro de la isla del Pacífico de Iwo Jima, para izar la bandera de las barras y estrellas. Un hito éste que desataría la euforia después de cinco días de ardua batalla. Instantes después, otro grupo de soldados es enviado con el propósito de sustituir la bandera original por una de recambio. Es en ese momento, en el que se iza la de repuesto es en el que Joe Rosenthal toma la significativa instantánea. Estados Unidos necesita héroes, necesita saber que sus hombres luchan por algo y esa imagen de la bandera supone para ellos un triunfo sobre el enemigo. La batalla duró un mes más, pero eso ya no importaba. El marketing estaba hecho y los soldados supervivientes protagonistas de la fotografía son enviados devuelta a casa, a los Estados Unidos. Son héroes y como tal deben comportarse. Tienen que ayudar al Gobierno a recaudar fondos para el resto de compañeros que se han quedado en el campo de batalla y para que al Ejército no le falten ni munición ni recursos. Se han convertido en el mejor reclamo para hacer caja. Pero no son sólo un producto. Son hombres. Un médico (John "Doc" Bradley - Ryan Phillippe), un mensajero (Rene Gagnon - Jesse Bradford) y un indio (Ira Hayes- Adam Beach) que arrastran traumas bélicos que no les abandonan en ningún momento. Están vivos. Sí. Pero también son víctimas de la barbarie humana. La guerra les persigue. Cada uno con una historia personal. Y todas ellas son las que el maestro Clint Eastwood ha decidido capturar con su cámara en una obra maestra.El que fuera hombre más duro de Hollywood demuestra una vez más su talento tras la cámara y construye una genial película edificada sobre un guión muy sólido y un casting tremendamente acertado. Ryan Phillippe es quizá el principal protagonista. Será su hijo quien, a la muerte del padre, decida investigar qué ocurrió y cómo marcaron la colocación de esa bandera y la guerra a su padre y a sus compañeros de batallón. La imagen es sólo el presento para contar la vida de los protagonistas, sus sentimientos, sufrimientos, caminos cruzados y trágicos finales, ya en el olvido de la mayoría. Phillippe, el doctor a quien los gritos de la lucha y la imposibilidad de poder salvar a todos sus compañeros le persiguen toda su existencia, da al personaje la fragilidad y vitalidad necesarias. Bradford, rostro conocido, interpreta a un joven soldado con aspiraciones y con una novia adicta a la fama. Adam Beach, el indio que ya protagonizó junto a Nicolas Cage Wildtalkers, vuelve a apelar a su rostro indígena como seña de identidad. Pero sólo como caracterización, ya que es el personaje más afectado de todos y, por tanto, uno de los más complicados de interpretar. Sobre todo si tenemos en cuenta que debe afrontar gran parte de la película con más alcohol que sangre en las venas. También merecen una mención especial Barry Pepper (Mike Strank en la película) y Jaime Bell, actor que saltó a la fama por su papel de Billy Eliot y que aquí da vida al inseparable compañero de Doc, Iggy. Además de las actuaciones ya mencionadas, hay que unir un gran elenco de secundarios de los que Eastwood es capaz de sacar lo mejor. Sólo hay que observar la actuación de Paul Walker (el policía infiltrado de A todo gas). Más meritorio aún resulta todo si se tiene en cuenta que, pese a ser una película bélica, no ha sido necesario cebarse con escenas sangrientas. Aunque, como buena película bélica, alguna tiene.Todo ello contado con una depurada técnica de flashbacks. El hijo de Doc encuentra la foto y los recortes de periódico de la noticia en una caja. Entonces decide empezar a investigar sobre ese capítulo que su padre nunca le contó para poder escribirla. Para ello habla con veteranos de guerra que le narran su visión de los protagonistas. A su vez, Eastwood introduce flashbacks dentro de flashbacks para captar la historia en primera persona. Una forma ingeniosa de introducir todas las visiones que da como resultado Banderas de nuestros padres. No sólo la técnica es perfecta, sino que la música que lo acompaña todo (compuesta por el propio director), los planos de los rostros y los detalles más insignificantes redondean el conjunto. Esto no ha hecho más que empezar, porque en breve tendremos en nuestras pantallas la otra parte de la historia. La batalla de Iwo Jima vista desde el lado japonés. De momento, todos lloramos y buscamos a nuestro Iggy.
Esto no ha hecho más que empezar, porque en breve tendremos en nuestras pantallas la otra parte de la historia. La batalla de Iwo Jima vista desde el lado japonés. De momento, todos lloramos y buscamos a nuestro Iggy.
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El cine es el hogar de las leyendas. En el celuloide nacen, crecen, se multiplican con innecesarias secuelas y precuelas, y si algún día llegan a morir, es que nunca merecieron semejante consideración. Vemos personajes con los que desearíamos tomar una copa, a los que nos gustaría llegar a conocer, y por los que probablemente sentimos un cariño especial. Para una generación, Rocky Balboa es una leyenda. Tardíamente, para mí también. Y sí, influye mi particular pasión por el boxeo y el subgénero cinematográfico que ha creado este deporte. Yo soy de emocionarme con Paul Newman en "Marcado por el odio", por Robert de Niro en "Toro Salvaje", e incluso por Russell Crowe en "Cinderella Man". Guiño especial para el Robert Ryan de "The Set-Up", del maestro Robert Wise."Rocky" (1976) nos (me) conmovió por ser la típica historia de un tipo normal, del montón tirando a poca cosa. Era un personaje al que le ofrecieron un puñado de dólares para que un campeón de boxeo ganara tres veces más y engordara su orgullo. Le costaba hilar cuatro frases seguidas. Era tímido, pero con un punto ingenioso, más por su inocencia que otra cosa. Pero por encima de todo, se subió a un ring sabiendo que iba a recibir una paliza. Le daba igual. Porque en aquella maravillosa película de John G. Avildsen, Rocky nos enseñaba que lo importante muchas veces no es ganar en esta vida, sino mantenerte de pie y aguantar los envites cuando ésta golpea duro, hacerle saber que no tienes miedo y que habrá de pasar por encima tuya antes de que tires la toalla. La victoria no es un título, sino un estado emocional."Rocky Balboa" es una sombra de aquella maravilla de 1976. Han pasado 30 años. Y la película tiene el mismo patrón que las cuatro continuaciones que intentaron explotar la historia del infeliz que conquista la gloria sin llegar a triunfar. Fueron basura, concebidas para hacer dinero con un mito, pensando erróneamente que engordaban la leyenda. Da náuseas recordar a Rocky embutido en las calzonas con los colores de USA pegándose con aquel ruso avieso de Ivan Drago. Ahora, hay un tipo viejo, decadente, que vive de contar batallitas en su restaurante, viudo, y que tan solo necesita sentirse vivo una vez más. La película no vale gran cosa, pero al menos no avergüenza, como el póker de despropósitos que Stallone puso en marcha tras el arrollador éxito de la original.Esta no te hace llorar. Apenas te lleva a recordar cuando Rocky escuchaba, en los últimos instantes de la primera película, y con la inconfundible melodía de Bill Conti de fondo, que el "ring announcer" daba por vencedor a Apollo Creed, pero su única preocupación era abrazarse con la frágil Adrian, esa presencia que merodea "Rocky Balboa" y no se encuentra por ningún lado. Stallone se homenajea a sí mismo, o quizás sencillamente procura eso, mantener viva una leyenda no viendo su presente, sino dando motivos para recordar el pasado. Puede que busque transportar de entonces las emociones que su película ya no suscita. No obstante, se mantiene dentro de lo formalmente decente. Ese es el espíritu de Rocky, del "Potro Italiano", aunque puede que no de sus películas. Larga vida a la leyenda, campeón.
La película no vale gran cosa, pero al menos no avergüenza, como el póker de despropósitos que Stallone puso en marcha tras el arrollador éxito de la original.
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Vaya película que se ha echado el amigo Clint Eastwood, uno de los pocos y de los mejores narradores clásicos que nos quedan, heredero de John Ford y del rico bagaje acumulado en décadas de artesanía cinematográfica. Igualito que Spielberg pero, si cabe, más sesudo y contundente a la hora de abordar los grandes temas o géneros norteamericanos. Spielberg es un maestro del espectáculo en los distintos ámbitos, ya sea en un melodrama bélico (soldado Ryan) o en una fábula fantástica ("E.T"). Eastwood, además de eso, es un intelectual mucho más maduro.Vaya película, decía, pues nos cuenta una historia que, me temo, aburrirá y dejará indiferente a la mayor parte del público. Nos encontramos ante un capricho personal de su autor, una película que de no haber existido casi nadie echaría en falta. Nos encontramos ante la típica película que hace un cineasta a quien ya nada le importa, salvo su identidad como autor que se implica en la historia y sociedad de su tiempo y su capacidad de expresar lo que le venga en gana.La historia no es original, el estilo es inconfundible. O sea, aunque pisa terreno hipermegatrillado, Eastwood hace de este sensible y evocador homenaje a los "héroes" de la segunda guerra mundial (en realidad, a los seres humanos víctimas de los mitos de la guerra) uno de sus films más personales, hace suya esta historia a base de un exquisito gusto por narrar y hacernos reflexionar sobre temas concernientes al sentimiento y a los símbolos colectivos de toda una época, de los cuales deviene la identidad y el orgullo actual de la sociedad norteamericana. Eso por un lado, en el otro cauce vuelve a adentrarse en el horror de la guerra, y aquí la novedad viene de la mano de un montaje que nos lleva a un recorrido en círculo desde los hechos más elementales hasta una moraleja final bastante previsible, pero no por ello deja de funcionar. Veamos.No es una película bélica, es una mirada íntima que subraya el dolor colectivo de los hombres y mujeres que participaron en la guerra y que sufrieron sus efectos de forma directa o indirecta. Y por encima de todo subraya la importancia de los símbolos patrióticos, de las representaciones colectivas que son fruto de una esperanza o una necesidad de justificarse como nación hegemónica.Pero no caigamos en el mismo error de siempre: "Banderas de nuestros padres" no es una película patriótica ni patriotera. Si alguien lo duda, que consulte el diccionario a ver qué significado tiene la palabra "panfleto". Ya hemos dicho que los símbolos y la imaginería patriótica son los verdaderos protagonistas de la última película de Eastwood, pero no son utilizados como instrumento de propaganda, sino que sirven de piezas clave para desarrollar una idea muy concreta, idea que viene con una considerable carga punzante y provocadora.La película no se anda con contemplaciones y nos muestra la necesidad de mitos y héroes en tiempos bélicos. La necesidad de identificarse con una bandera, con un ejército representante y defensor de unos ideales y/o sistema de vida, de reafirmarse con un uniforme y con hechos falseados protagonizados por un grupo de muchachos a los que, muy a su pesar, se les hace prisioneros de esa red de mitos y símbolos. Víctimas, nada menos, del berrido, la desesperación, la manipulación y la hipocresía de la sociedad por la cual perdieron a sus amigos en el campo de batalla, lo que de verdad les importaba. Es especialmente dramático el caso del personaje indio, para quien su involuntario corsé heroico supondrá la pérdida total de identidad y sentido a su vida, agarrándose en última instancia a la proclamación de la verdad, la de los verdaderos héroes a los que nadie ha conocido ni conocerá nunca. (Este es un tema, por cierto, muy típico de John Ford). Hay que ver cómo termina su errabunda cruzada a lo largo de carreteras y desiertos.Es decir, Eastwood nos habla de los símbolos y de las creencias de la patria, pero juzgadas y sometidas bajo una contundente mirada crítica y amarga, como queriendo desembarazarse de esa embriaguez colectiva de la que él ha formado parte desde su posición de narrador industrial. El filme, por tanto, es sincera y profundamente crepuscular y elegíaco, combate los mitos y los fantasmas que intoxican las mentes de la ciudadanía desamparada ante la crudeza de los acontecimientos, la cual siempre busca una vía de escape hacia el mito. Y no olvidemos que cuando los mitos pasan de lo puntual y local a lo universal, se ha dado un primer paso hacia el totalitarismo fascista. Y ojito a los tres personajes centrales, ya que cada uno de ellos está representando tres prismas distintos mediante los cuales se va tejiendo la crítica y la mirada amarga: los tres son víctimas de un incipiente fascismo, ellos mismos son la excusa a partir de la cual fabricar las grandes mentiras que configuran un mito venenoso para las mentes. Falsedades (héroes de la patria, forjadores y protectores de las democracias) que en el futuro podrán ser utilizadas para idealizar y justificar las guerras y las invasiones.A Eastwood -como a Spielberg en "Salvar al soldado Ryan", de eso hablaremos otro día - no le interesa el veneno en el que pueden convertirse esas falsedades, sino la humanidad escondida y violentada tras el uniforme y sometida bajo el aparato de propaganda. Y nos lo expresa de forma directa, sencilla y bella en los últimos planos de la película: un grupo de muchachos, despojados de sus armaduras de guerra -abandonadas en la arena de la playa de Iwo Jima - que, durante unos instantes, se disponen a disfrutar del juego, el chapoteo en el agua, las risas compartidas con sus compañeros y amigos.lo muchísimo que, a pesar de todo, les queda de humanidad. Y ésa es la moraleja; la verdad por encima de la mentira, la persona real y vulnerable por encima de la armadura y del héroe idealizado, la íntima y sincera identidad por encima de todas las banderas y las patrias. Algunos incautos ya estarán diciendo que es una película patriotera y simplista, pero es una lección de humanidad en la cual los temas y la iconografía patriótica es la excusa inicial, el punto de partida de una carrera hacia el descubrimiento de lo verdadero, a la par que se van poniendo en evidencia los lastres que obstaculizan lo mejor de la vida y del ser humano.Respecto a esto último, hay que hacer hincapié en la magnífica estructura, bastante singular además. No es una narración lineal, sino circular. Ya se ha dicho; Eastwood nos propone un recorrido de descubrimiento, y tal recorrido se extiende en una narración que va incluyendo nueva información y ampliando el espectro global de la experiencia narrada. O sea, son varios círculos concéntricos que amplían la perspectiva según va avanzando el relato: desde el inicio al más puro estilo del cine bélico clásico, luego se van introduciendo matices según descubrimos las circunstancias, sentimientos y pensamientos de los personajes (de un círculo más pequeño pasamos a uno mayor, uno que abarca más información, y así la historia se va revelando) hasta la resolución final, el círculo mayor que integra y engloba todo el desarrollo anterior, en una magnífica configuración del significado y el mensaje final.Concluyendo, una película que lo tiene todo para ser incomprendida y también lo tiene todo para ser una gran película. Tiene sus defectos y puede que no sea una obra redonda: excesivo metraje y personajes muy bien definidos pero no tienen la profundidad y la frescura que hubieran podido tener. Por encima de todo, una exquisitez clásica, una película honesta y bella que deja tras de si una gran complejidad temática sometida a una exposición tan fluida que a los despistados les va a resultar demasiado simple.
Lo tiene todo para ser incomprendida y también lo tiene todo para ser una gran película. Tiene sus defectos y puede que no sea una obra redonda. Por encima de todo, una exquisitez clásica, una película honesta y bella.
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Las películas sobre pederastas no abundan: es un tema de espinoso tratamiento que suele despertar escaso interés entre el público. El mérito de Hard candy reside en revestir un argumento sobre anomalía moral que repugna a quien tiene bien vestida la azotea con trazas de thriller muy logrado a caballo entre la tesis del cine de juicios y el drama freudiano.Que toda la película descanse sobre dos actores y que apenas salga del salón de una casa hace que todo sea valorado más enfáticamente habida cuenta (también) del carácter amateur ( en el sentido de primerizo ) del director David Slade, que proviene del videoclip y deja su sello clipero en muchos de los planos y en las referencias a iconos del pop a lo mtv ( Goldfrapp ). El film tiene un rato desagradable: solventarlo requiere un punto de esfuerzo, pero ese plus de valor trae después una recompensa, aunque sea en su resolución, a mi entender, imperfecta, pero aceptable. Era difícil terminar con brío, con éxito, un argumento tan excelentemente llevado.Cruda en abundancia ( la escena de la destesticulización, dicho burdamente ), se articula en torno a la historia de una hard candy ( en internet se llama así a las niñas que se hacen pasar por mujeres para sostener chats con adultos ), una culta y malévola, que retuerce hasta extremos absolutamente maquiavélicos su particular vendetta contra el fotógrafo treintañero que la busca y con el que queda. Un asesinato de una niña como telón de fondo y una nutritiva dosis de diálogos para esclarecer / oscurecer las razones de la amoralidad de la pedofilia cubren el metraje sin que el amable espectador tenga en ningún momento conciencia de que está asistiendo a un thriller como una catedral, aunque parezca a ratos una película de juicios ( la niña Hayley es el fiscal y el fotógrafo Jeff es el patético acusado ) o una obra de teatro hardcore y vanguardista.Se deja conducir por vericuetos luego un tanto flacos en credibilidad con la historia de una novia que el fotógrafo tuvo, pero en fin, no es cosa (por supuesto) de destapar la Pandora de este artefacto de entretenimiento macabro que no defraudará a nadie que tenga un meridiano interés por ver por dónde va el nuevo cine intelectual, de autor ( podemos llamarlo así ).
Este artefacto de entretenimiento macabro no defraudará a nadie que tenga un meridiano interés por ver por dónde va el nuevo cine intelectual, de autor
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Bueno, la verdad es que con ésta me entretuve mucho, y he de decir que no fui el único. Mucho tenía ganado al tratarse de una historia con personajes célticos, como son los Elfos, me encantan todas esas cosas desde muy pequeño.Pero volviendo a lo que interesa, nuestro joven crítico, permaneció hipnotizado por la pantalla en una de las películas más largas que ha visto. Normalmente acaba algo cansado hacia el final, y suele acabar en brazos de alguno de nosotros, pero en esta ocasión no fue así.Las aventuras corridas por Arthur, en compañía de una princesa Selenia, demasiado cargada de sensualidad para un público joven de apenas 4 años, que no entiende aún de contoneos, mantiene en una divertida y entretenida tensión, entre divertidos personajes élficos y trepidantes luchas.Sin lugar a dudas, una buena forma de pasar el rato, y poder comprender que los más pequeños, también son capaces de grandes logros con esfuerzo, tenacidad y valentía. Y ya que nuestro pequeño crítico, sugirió grabarla en vídeo al finalizar la película, para verla no menos de 1000 veces, la calificaré de excelente.
Nuestro pequeño crítico, sugirió grabarla en vídeo al finalizar la película, para verla no menos de 1000 veces, la calificaré de excelente.
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Cinderella Man es como comerse un Whopper con queso. Uno sabe exactamente lo que se va a comer. A que sabrá el pan, la carne, y todos los ingredientes prefabricados. Uno sabe a lo que va a saber cada mordisco.Nos encontramos con una película que respeta paso a paso y con academicismo el a,b,c del cine de Hollywood. No hay un solo momento que sorprenda realmente ni que se escape de los parámetros meramente standard. Un malo, muy malo, un bueno muy bueno que representará y portará el supuesto espíritu de lucha requerido para encarnar una vez más a un luchador inagotable por conseguir el sueño americano.Los ingredientes no van incluidos ni mezclados con la intención de innovar ni agradar directamente al público más curtido o exigente, sino a cubrir las expectativas deseadas por aquellos que deciden en definitiva el reparto de los Oscars. Se repite así la formula de "Seabiscuit" (Repitiendo y copiando así sus virtudes y defectos), pero esta vez sin carrera de caballos y con el escenario de la gran depresión económica americana. Boxeo como tema principal a lo "Rocky" y "One Millon Dollar Baby", donde se vuelve a juntar al director y al protagonista de "Una mente maravillosa". No es que no me gusten los Whopper con queso, al reves, pero es que me los puedo comer con tanto gusto como con tanto aburrimiento y el placer dura única y vagamente hasta el cuarto mordisco. Russel Crowe actúa muy bien, sin salirse tampoco de lo que nos tiene acostumbrados, que ya es bastante. Muy destacable la escena en la que, descendiendo a los infiernos, tiene que ir a mendigar a la Federación de la que, en mejores épocas, había formado parte siendo un boxeador reconocido.Aunque de Russel Crowe no me puedo quitar de la cabeza una película antigua suya que os recomiendo y en donde esta realmente increíble, "Romper Stomper" (1992). Renée Zellweger, pues, en fin, con su carita de siempre y ese labio tan retorcidito. Ella hace también más o menos lo que nos tiene acostumbrados, aunque no es Santo de mi devoción y creo, además, que la pareja no llega a funcionar del todo.Me gustó mucho Paul Giamatti, que borda su histriónico papel secundario.La ambientación, por otro lado, esta muy lograda, como es de esperar de una producción millonaria de la Universal. Aunque uno no termina de creerse del todo algunos excesos dramáticos y nos encontramos con situaciones y diálogos dulzones y envueltos en clichés de esos que tan solo los americanos se permiten hacer una y otra vez. Ron Howard, quien suele empacharnos en sus películas con dulce de leche con extra de azúcar añadida y nata, realiza aquí una buena dirección y consigue una película más que correcta sobre valentía y superación, con algunos momentos de gran cine. Las escenas de boxeo son realmente emocionantes, aun ya sabiendo siempre cual será el resultado. Ya sabeís, un poco como divertirse jugando uno solo al Monopoli.
Cinta maniquea y mil veces vista
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Joder que miedo, imaginate que abres la puerta y te encuentras que estás en el espacio interplanetario montado en tu propia casa y con un hermano al que estrangularías. Y con Tin Robbins de padre.La película trata sobre una familia desestructurada en la que el padre y la madre se turnan a la descendencia en régimen "una semana tú y otra yo". Un hijo de seis años, otro de diez y una chavala adolescente tardía componen el trio de horripilantes niños que tienen que descubrir que la familia es lo más bonito que hay. Total, que por motivos que no vienen al caso, descubre el pequeño un juego llamado Zathura, que hace que su casa se transporte al espacio como si de una nave se tratase. ¿Que aventuras les esperaran? ¿Podrán regresar sanos y salvo? Quien sabe.Buf, la idea está bien, pero se hace muy pesada y pierde completamente el interés conforme va avanzando. Está pensada como una historia que cuenta un niño pequeño, en las cuales la coherencia no existe y todo vale. Como fantasía, esto está muy bien, pero como película te aleja bastante del argumento y sólo ves una sucesión de efectos especiales sin un claro nexo de unión. Los personajes son excesivamente prototípicos, con un padre divorciado que se lleva bien con su ex y trabaja hasta los sábados, un hijo horrible, otro asesinable y una hija para estamparla la cabeza contra el bidé. Y el final muy absurdo y excesivamente moral.Resumiendo, divertimento para los más pequeños. Para los mayores un poquito pesada, con mucha carga moral y demasiadas emociones sin ton ni son.
Aventuras para toda la familia, los niños la ven y los padres se quedan fritos
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Hay películas que, aún sabiendo que son buenas, no te terminan de convencer. No sabes a veces por qué, otras se lo achacas a otros factores externos.y otras por las expectativas creadas. Con Babel me ha ocurrido esto mismo: muchísima expectación que no se vio cumplida. Este es, de los tres films del gran tándem Iñárritu-Arriaga, el peor. No obstante, la película es buena, y para quien la vea sin ningún tipo de prejuicio, será toda una maravilla.El final de esta particular y peculiar trilogía sobre las conexiones vitales se concentra en lo mismo: nexos entre las tan diferentes vidas humanas. Cuatro historias entrelazadas de la manera más sencilla (al menos teniendo en cuenta a lo que nos ha acostumbrado este dúo mexicano), abordando temas tan profundos como la diversidad cultural y el lenguaje humano. Y digo sencilla porque sé que se le pudo sacar más partido a todo: las cuatro historias por separado daban para mucho más, la relación entre ellas no convence y parece que finalmente resultan incompletas.Debo repetir que Babel es una buena película. Pero mejorable. Tiene momentos estelares, gracias en parte al guión, a la dirección, y al estupendo reparto con el que cuenta la cinta: tiroteo entre la policía y la familia marroquí; un buen Pitt ayudando a una desaprovechada Blanchett a orinar; Rinko Kikuchi (toda una revelación) desnuda ante el policía y una espléndida Adriana Barraza intentando salvar a los hijos de Pitt en la noche del desierto mexicano.Y aunque sé de sobra que es muchísimo mejor que la media de las películas estrenadas en 2006, no puedo apreciar tanto su mérito. Me quedo con la sensación de que esta vez no ha sido tan genial como con Amores Perros y 21 gramos. Y es toda una pena, porque el dúo no volverá a trabajar juntos más.
Para quien la vea sin ningún tipo de prejuicio, será toda una maravilla. Aunque me quedo con la sensación de que esta vez no ha sido tan genial como con Amores Perros y 21 gramos.
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Para atajar bien el valor del cine en sus múltiples manifestaciones hay que tener en cuenta que éste ofrece tipos y estilos muy diversos, grados, esferas, por intentar definirlo con precisión, en los que el tipo o nivel de exigencias presentan una enorme variedad. Esta forma tan pedante de dar inicio al comentario es un intento de ser lo más justo posible a la hora de calificar una película como "Mulholland drive", porque, en una dirección u otra, es muy fácil caer en el simplismo y la conclusión precipitada.Existen, pues, distintas esferas: hay un cine hecho para entretener, un cine para narrar al modo convencional, un cine simbólico, cine metafórico, cine de crítica social o exposición de tesis y/o ideas de contenido antropológico, etc , etc , etc , etc.A David Lynch le gusta hacer un poco de todo, mezcladito y revuelto de tal forma que no es digerible para todos los estómagos. Pero en éste cuaderno no se valoran ni se juzgan los gustos y los estómagos, sino el arte en crudo, para entendernos, aunque muy a nuestro pesar el mismo arte esta sometido a unas reglas de industria. Ante todo, "Mulholland drive" es cine intuitivo, que remite y afecta a la capacidad intuitiva del espectador. Es un tipo de cine en el cual el que mira a la pantalla tiene un papel activo en la construcción del significado, causas y efectos de la historia narrada, gracias a que su creador deja un margen de indefinición y ambigüedad para que el espectador imagine el resto. Esto se consigue mediante el uso de intencionados cabos sueltos y con un sentido narrativo fundamentado en lo simbólico, y el símbolo siempre es representación de otra cosa distinta al mismo símbolo. Todo esto implica que, en muchos casos, se le exige al espectador más de lo que puede abarcar, porque no todos tienen la misma sensibilidad intuitiva ni la misma formación cultural. Pero, insisto, la crítica de cine no consiste en juzgar los gustos y las sensibilidades, sino en analizar y comprobar la capacidad de Lynch para construir un entramado simbólico vertebrado en una narración concreta, con el consecuente valor artístico. Y muy al loro hay que estar ante cineastas como Lynch, que gustan mucho de ir de listillos. El crítico, aquí, ha de ser endiabladamente astuto.Primero que nada, descabecemos los tópicos y los errores. Existe la creencia bastante generalizada que señala a Lynch como un cineasta "incomprensible", "complejo", "hermético", "inclasificable", sumándose al repertorio expresiones del tipo de "ni él mismo sabe de qué van sus películas", "no pretende narrar una historia, sino que improvisa sin ton ni son" y cosas por el estilo. Pero todo esto es un error y, en lo referente a la película que nos ocupa, cuando uno dice que es complicada o compleja o que ni siquiera su mismo creador la entiende, lo único que esta demostrando es que no la ha entendido y, sobre todo, que no ha sido capaz de entrar en el juego ambiguo en el que solo existe un arma con la que poder salir airoso: la intuición creativa, en paralelo con el proceso creador de su autor. En un intento de sintetizar la idea, diré que Lynch es muy sencillo y concreto en la historia que nos cuenta, pero muy retorcido en la manera de abordarla, ampliarla, extenderla hasta más allá de lo inmediato. Sustitúyase "retorcido" por creativo, intuitivo, poético, simbólico, psicoanalítico o artístico. Lynch nos cuenta una historia muy concreta y sencilla en sus aspectos más evidentes y visibles, pero huye de la estructura narrativa convencional para dar rienda suelta a su creatividad y capacidad para sugerir cosas sin decirlas de forma explícita. Y en arte no es indispensable que el poeta entienda cada uno de sus poemas. Por tanto, decir que la película no es buena porque su autor no entiende tal o cual aspecto demuestra la estrechez mental y el encefalograma plano que algunos se han colgado en la sesera.Tanto "Mulholland drive" como "Terciopelo azul" cuentan una historia muy sencilla y simple. Es la forma de narrar -mediante uso de símbolos y una puesta en escena que remite al mundo onírico - lo que les confiere una extraña singularidad que rompe los esquemas de muchos espectadores. Veamos.La historia: "Mulholland drive" cuenta la historia de una joven aspirante a actriz que se ve envuelta en una oscura trama en torno a una chica amnésica de oscuro pasado y una banda de mafiosos involucrados en la industria del cine. Desde una premisa bastante simple, Lynch compone un relato que abarca una historia de amor lésbico, una mirada ácida y sarcástica hacia los altos ejecutivos y promotores de la industria de hollywood y una subtrama oculta que se sostiene en la presencia de elementos esotéricos: una misteriosa llave azul que abre una caja azul, un ser de aspecto aterrador escondido en un sucio rincón, una pareja de ancianos y el enigmático "cowboy". En un momento dado -tras la visita al teatro donde contemplamos la actuación de "la llorona" - el "cowboy" (personaje de carácter simbólico que, al parecer, conoce y sostiene todos los enigmas de la trama) entra en la habitación donde se encuentra el cadáver de Diana y le dice que "es hora de despertar". Despertar del sueño. Diane es la contrapartida de Betty y Betty es el sueño que compensa la frustración de una realidad amarga que llevará a Diane al suicidio. Hay que fijarse en que los roles y el lugar dramático de los personajes sufren una traslación inversa a partir del momento en que Diane es despertada por el cowboy. No voy a extenderme porque tampoco es necesario (y el espectador atento podrá comprobarlo con facilidad) pero a modo de ejemplo véase como el director de cine que en el mundo de Betty era víctima de deslealtad y humillación, en el mundo de Diane (repito, la contrapartida de Betty) ése mismo personaje es quien le está birlando la novia a ella. Camila acapara toda la atención, el éxito y la fama mientras que en el mundo de Betty (bajo el nombre de Rita) ésta era un ser desorientado y víctima de una conspiración en favor de otra Camila. O sea, hay un personaje central, que es Betty/Diane ( Naomi Watts), sobre el que se construyen dos universos de hechos y significados opuestos, pero se complementan, ya que el universo que acontece con anterioridad al despertar de Diane es, digámoslo así, una "venganza" a todo lo que se nos muestra desde ese punto del metraje en adelante. Como vemos, lo que hace Lynch es narrar con una estructura inversa, haciendo difícil lo fácil. Si la película empezase con la muerte de Diane tras contratar los servicios de un matón para vengarse de su amada Camila, sería mucho más facil intuir que lo narrado a continuación es un reflejo de los sueños y esperanzas frustrados. Pero si Diane muere al final, ¿quién sueña en realidad?. Y ahí esta la clave, y además es una constante del cine de David Lynch.Todo lo que vemos en la película forma parte de un sueño con dos niveles distintos. Un sueño circular que se extiende según los datos aportados en la representación visual, más la intuición del espectador que entra en un juego laberíntico, ya sea para perderse en el enigma o para intentar darle una forma más o menos lógica a aquellos aspectos aparentemente inconexos. ¿Dónde empieza y acaba realmente la película?. ¿Es Betty un sueño de Diane o es Diane una pesadilla de Betty?. La llave y la caja azules simbolizan la puerta entre los dos niveles o mundos. El ser de aspecto aterrador parece sostener la magia que hace posible la traslación. El cowboy es la mirada fría y distante del diosecillo que dirige y es consciente de todo lo que va sucediendo. Como en el mundo onírico, "Mulholland drive" es un caos intencionado que no necesita de una lógica para justificarse a sí mismo como creación fílmica. Por tanto, no vale decir que es una película fallida porque tiene demasiados cabos sueltos y aspectos no explicados.Recapitulando: historia de amor lésbico, trama de suspense con mafiosos y gentes del cine como excusa para desarrollar una visión ácida de la alta sociedad hollywoodiense y elementos de carácter simbólico que vertebran el conjunto hacia un tratamiento onírico, de tal forma que todo se somete a esa fascinación por el carácter perturbador y "vaporoso" de los sueños.Ahora bien, esa mixtura, ¿tiene empaque?. ¿Es lícito mezclar hechos reales y sometidos a la lógica del estado de vigilia con elementos oníricos de la forma en que lo hace?. Por ejemplo, la muerte de Diane (una de las últimas y más perturbadoras secuencias de la película): el hecho "real" es el suicido con arma de fuego, el cual aparece junto a un elemento onírico-simbólico; la pareja de ancianos. Si atendemos a las leyes implícitas en la naturaleza misma del filme, sí es lícito porque en las primeras escenas esa misma pareja de ancianos ya jugaban un papel simbólico, aunque en un sentido inverso. Existe un continuo coherente, en el que cada pieza juega su papel.Con estos ejemplos, hago notar como Lynch construye su universo onírico de manera no caprichosa, pero sí muy juguetona, quizá demasiado y a menudo da la impresión de ser una creación improvisada a impulsos intuitivos, los cuales no siempre acertarán a dar un significado coherente para el espectador. Pero es el mismo espectador quien debe hacer el resto del trabajo, es lo que exige la película, lo cual la eleva a categoría de obra de arte si atendemos a su naturaleza exclusiva surgida de una mente de singular creatividad. Su carácter de obra de arte radica, en definitiva, en la infinitud de su significado, ya que éste se extiende hasta la infinita intuición del espectador. Lo complicado de "Mulholland drive" no es la historia que cuenta, sino la estructura y los elementos usados para contarla, lo cual deriva en una mixtura explosiva aunque no tan excesiva como parece (sin dejar de serlo), y desde ese prisma más industrial que meramente artístico (es decir, el prisma sometido a unas reglas y convenciones según un modelo comercial y también estético), "Mulholland drive" presenta algunos problemas que impiden que sea una película perfecta. Algunos de sus problemas tienen su origen en la concepción original del producto, pensado para ser una serie de televisión y extenderse a lo largo de muchos capítulos, lo cual explica que hayan cosas que no encajan o parte del metraje sobre el que mejor hubiera sido meter tijera.En cuanto a los personajes, como ya hemos dicho, buena parte de ellos tienen una función simbólica (los dos ancianos, el hombre oculto en el rincón, el cowboy) y todo el peso restante recae en los dos perfiles femeninos, ambos manejados con bastante soltura y en ocasiones protagonizan escenas cargadas de una penetrante sensualidad.En lo formal, y terminando, la película triunfa en un grado excelso. Desde el uso del color, los interiores lujosos en contraste con la aspereza de una habitación de viejo motel, el interior de un teatro, la luz que acompaña el mundo ilusionante de Betty en contraposición a los tonos más oscuros del mundo de Diane, todo esta milimétricamente calculado para ejercer la óptima representación visual en cada uno de los estados o niveles oníricos. En otros pasajes, se alcanza una atmósfera onírica mediante pequeñas oscilaciones circulares en los travellings y planos secuencia que señalan un rostro, una calle o los interiores de una habitación, creando esa sensación de sueño que abarca todo el contenido y el estilo de esta singular pieza maestra que puede que no guste a todo el mundo, pero lo que esta fuera de toda discusión es su originalidad y el hecho de ser la expresión de un cineasta único.
Lynch construye su universo onírico de manera no caprichosa, pero sí muy juguetona, quizá demasiado y a menudo da la impresión de ser una creación improvisada a impulsos intuitivos, los cuales no siempre acertarán a dar un significado coherente para el espectador.
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Hay películas que tienes ganas de ver para poder criticarlas, no para ponerlas a parir, si no todo lo contrario. Yo suelo oir por las tardes a gomaespuma, cuando vuelvo del trabajo, y llevaba tiempo oyendo como alababan su propia película. Llevaron a los de la banda sonora, habló la misma Cándida, y todo parecía de maravilla. Así que estaba deseando que llegase el momento para ponerla por la nubes y hablar de una deliciosa comedia vital y energética. No se por qué sigo picando en lo mismo de siempre, en fin.La película trata sobre una señora llamada Cándida que vive feliz a pesar de su vida miserable. Un hijo drogadicto, otro esquizofrénico y una que sale poco pero mejor que no saliera, es el edulcorante de su vida de eterna limpiadora. La trama transcurre linealmente sobre un momento extraido de su vida, que ha sido este como podría haber sido otro.Mirad, si os tengo que ser sincero, la película me ha parecido una mierda. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón, dado que ese mujer me enamora y me enternece a partes iguales. Pero la película que han hecho sobre ella no vale un pimiento. Para empezar, no es una película, es un simple devenir de sucesos, a cada cual más triste, pero sin un comienzo lógico y un final increible (que me da igual que sea real, la realidad supera a la ficción y no me lo creo). Es un drama, pero un drama muy gordo, contado desde el filtro Fresser que tan poco me gusta a la hora de hacer cine. Y los chistes no son tales, sinceramente me pareció que toda la gracia era reirse de lo mal que habla esta pobre mujer, cosa que me pareció muy cruel. Eso no es humor, y la gente se reía de eso, no de las situaciones. Salvando el momento que va a recuperar el televisor, el resto no es gracioso, si no muy triste.Resumiendo, homenajear a una persona que ha vivido cosas que nadie debería vivir no es garantía de un buen producto. Las películas hay que trabajarlas mucho más, hilar un argumento de película, no de documental, hacer que los personajes parezcan reales (que aunque lo sean, no lo parecen), etc.
Homenajear a una persona que ha vivido cosas que nadie debería vivir no es garantía de un buen producto. Las películas hay que trabajarlas mucho más, hilar un argumento de película, no de documental, hacer que los personajes parezcan reales (que aunque lo sean, no lo parecen), etc.
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La cartelera es como una caja de bombones, siempre te comes primero los que no traen envoltorio y son más atractivos, para al final, cuando sólo quedan los de forma rectangular y envoltorio anodino no te queda otro que degustarlos. Con la película esta pasa lo mismo, no he visto ninguna promoción de la misma, pasa de puntillas frente a truños mayúsculos de aspecto atractivo, pero desde luego que las vapulea con virulencia. Mi recomendación, veanlá, en el cine o del videoclub, pero veanlá, en compañía o solos, pero hacedme caso y vedla, seguro que os gusta.La película trata sobre un tipo que se llama Caín que vive en un barrio céntrico de una gran ciudad, que ha visto como su población ha pasado de ser una envejecida colonia española a una sinfonía de inmigrantes de varios paises con sus culturas y tradiciones propias. Caín es gordo, buenazo, algo alelado, carnicero y un perfecto perdedor. Por contra, tiene un hermano llamado Abel que es todo lo contrario, un triunfador de la vida casado con la mujer que amaba Caín y con dos hijas, que en un desliz deja embarazada a una chica musulmana. Para más enredo, esta es vecina de Caín. Total, que como Abel la rechaza, esta se trata de suicidar, momento en el que la familia de ella descubre que está embarazada. Caín, para salvaguardar a su hermano, decide decir a todo el mundo que él es el padre y asumir con todo.Mirad, yo no soy sabio de cine, ni prácticamente tengo ni idea del mismo, pero sólo se que si termina una película y nos levantamos bailando al son de la banda sonora, riendo y saltando, quiere decir que la película nos ha encantado (o que nos hemos fumado un canuto gigante, que no es el caso). Tiene esa frescura de las películas de comedia españolas, pero de las que se hacían antes, sin grandes pretensiones más que mostrarnos una pequeña historia, insignificante para el devenir de la Humanidad, pero que nos cala en lo más profundo del corazón. No creo que el director pretendiese mostrar una imagen de la inmigración en España ni mucho menos, simplemente cuenta una historia moderna, y en la actualidad hay inmigrantes conviviendo entre nosotros. Y cada vez más, por lo que se pueden contar historias como estas, en las que se mezclan culturas y formas de ver el mundo con la mayor naturalidad posible.Resumiendo, deliciosa comedia que te hará reir, sufrir, llorar, emocionarte y dar rienda suelta a tus emociones sin ningún problema. Nos demuestra que no son necesarios grandes despliegues de medios, ni actores de renombre para hacer grandísimas películas. Nos ha encantado.
Deliciosa comedia que te hará reir, sufrir, llorar, emocionarte y dar rienda suelta a tus emociones sin ningún problema. Nos demuestra que no son necesarios grandes despliegues de medios, ni actores de renombre para hacer grandísimas películas. Nos ha encantado.
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Es difícil no ir a una película de Christofer Nolan con enormes expectativas, pero es injusto. Este film esta bien construido y funciona pero no es Memento. Es como si ya conoces su mejor truco, muy difícil salir impresionado. Pero es divertido ver a alguien jugar con la línea de la narrativa con el talento que él tiene. Es una experiencia satisfactoria aunque no acabo de estar segura si es coherente.Mi escena favorita de The Prestige Es mejor no saber nada de esta película antes de que empiece, pero es muy importante poner atención. Es una estructura compleja pero fluida, como debe ser un truco. Parece fácil pero a la vez no logras entender cómo funciona. Cuando descubres el secreto te das cuenta lo sencillo que es y luego no puedes verlo sin darte cuenta, se pierde la magia. Aquí lo que interesa son los trucos.La novela en la que esta basada el guión también debe ser una estructura compleja, eso se nota en las escenas en que cada uno de los magos protagonistas lee el diario de su rival, algo que es difícil que funcione traducir al cine pero seguro fue un truco ágil en literatura.Michael Caine nos recuerda que es importante poner atención cuando empieza la película. Su interpretación es tan buena que él se roba toda la atención de cada escena en la que participa. También es un gustazo la aparición de David Bowie como científico superpoderoso.El problema es que por momentos el film se pone un poco repetitivo. Da muchas vueltas sobre la misma idea. Y parece no confiarse de haber dejado claro su mensaje así que al final se vuelve un poco parlanchín. Pero es divertido y te atrapa en su juego. Al final quien sabe sea demasiado truco y sin la suficiente reverencia por la magia. Pero se balancea la experiencia y no deja de ser un espectáculo recomendable.
Al final quien sabe sea demasiado truco y sin la suficiente reverencia por la magia. Pero se balancea la experiencia y no deja de ser un espectáculo recomendable.
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Hay momentos en los que Rocky Balboa me recuerda a ese viejo que se pone a mirar las obras y le explican al capataz que el edificio se va a caer porque el cemento no cuaja y como se derrumbe el muy bastardo con trece familias dentro el que se va a cargar el mochuelo es él. Se le mira al pobre señor con afecto y simpatía pero por lo general, nos solemos pasar sus opiniones por el forro de los cojones. Rocky Balboa no es la resurrección de Stallone (nacido en 1946), y menos aún cuando regresa a una saga que inició personalmente hace más de treinta años (30, thirty, SIETE OLIMPIADAS). Pero sí es una película que no ofende a nadie, correctísimamente interpretada, con un buen guión y, por encima de todo, una espléndida fotografía y que supone un regreso al tono realista del primer film y buena parte del segundo (hasta que Adrian se despierta del coma, en Rocky II, y lo primero que le dice a su marido es que aniquile a Apollo Creed, a partir de ahí, la saga Rocky se convierte en Portaventura).Adrian no ha podido engañar a la muerte otra vez. Se nos ha muerto de cáncer y Rocky Balboa sigue en su pequeño mundo y viviendo del pasado, como Walter Sobchak. La clientela acude a su restaurante para escuchar sus batallitas, su cuñado Paulie sigue trabajando en la misma fábrica de carne, su hijo se ha pasado al lado oscuro y se ha hecho broker de bolsa (podría haber sido periodista, casi peor) e intenta reconstruir su vida con la chica que le mandó a la mierda en la primera entrega, Marie, ahora divorciada y con otro chaval a cuestas. En esto que llega el salto de fe: un programa de ordenador determina que, en sus viejos tiempos, hubiera sido capaz de acabar con el invicto campeón del mundo de los pesos pesados, Mason ?The Line? Dixon. El pifostio mediático que se genera fuerza al Potro italiano a volver al ring y ahí le tenemos de nuevo. Gonna Fly Now, escaleras, sudadera y pantalón gris incluidos."Tengo 60, pero a ver quién saca la vena como yo."Los primeros tres cuartos de hora del film son un coñazo en el buen sentido. Rocky habla con Marie. Rocky habla con Paulie. Rocky habla con su hijo. Su hijo habla con su padre. Rocky habla con el hijo de Marie. Se compra un perro nuevo. Y venga a recordar a Mickey (el viejo sordo que le entrenaba hasta que le empujó Mr. T y se murió en la tercera -Port Aventura, recordemos-), y la pista de hielo, y el gimnasio, y el bar antiguo, y que coñazo monumental. Sin embargo, como todas estas escenas están muy bien rodadas, y parece que destilan emociones genuinas, el público que de verdad sepa que Rocky siempre fue una saga sobre un pobre saco de hostias que se negó a caerse cuando se lo decían, con sus dos cojones, sentirá una lagrimita de nostalgia. Hay momentos realmente buenos, como todo lo relacionado con Adrian y Paulie, así como las conversaciones con Marie (muy buena, Geraldine Hughes) y otros completamente innecesarios y que se podrían haber cortado, con el peligro de convertir el film en un mediometraje (todo el rollo del hijo, interpretado por el funesto Milo Ventimiglia, que no se entera de la realidad que le rodea y si no ahí está la ultrasobrevalorada Heroes para demostrarlo).Lo que funciona en esta parte es el sentido clásico de Stallone y la magnífica fotografía de J. Clark Mathis, que recuerda mucho a lo que hacía Robert Richardson en Casino, con colores por todas partes y fuentes de luz de no se sabe dónde, que amenazan con provocar ceguera a los actores. Sly lleva en este negocio del cine más de lo que yo llevo en este mundo y joder que si se nota, porque incluso el diálogo más aburrido está tratado con el mimo y cuidado suficiente para que nos llame la atención. Además de vez en cuando siempre están los chistecitos de Rocky ("Me siento como un canguro, con todas estas cosas en el bolsillo"), hilarantes de puro malos que son. Todo está tratado con mucho mimo y eso no es malo, pero si lo alargas demasiado, será insoportable. Y es justo en ese momento en el que Stallone decide poner en marcha el tren con la estructura que todos los devotos conocen: entrenamiento, montaje musical, previa y a darse de hostias. Destacar sobre todo la presencia de Tony Burton, en el papel de Duke, entrenador del fallecido Apollo Creed que se casca el mejor monólogo de la película ("?le vas a dar el viejo trauma por golpe contundente de toda la vida") y ver a Stallone, como Donkey Kong, lanzando barriles para ganar fuerza, que es lo único que le queda ya que el tal Dixon es un milagro de la genética y te pega cuatro hostias antes de que tu cuerpo perciba la primera.Y durante unos gloriosos cinco minutos, Rocky Balboa tiene las mejores escenas de boxeo vistas en años. No es decir mucho, dado que el género no abunda, pero esos cinco primeros minutos, con una planificación televisiva (logo del pay per view incluido) valen por todos los de Ali. Stallone sigue pareciendo boxeador como yo jugador de curling, pero Antonio Tarver es una mala bestia y aunque canta cuando se esconde el puño para no dejar a Stallone incapacitado el resto de su vida, ?Magic Man? sabe moverse (principalmente, porque ha sido campeón del mundo de peso ligero). Entonces Stallone director la caga por completo, comienza a hacer cosas raras con la cámara (blanco y negro, cámara superlenta, degradados, montaje a lo Michael Bay). Para alguien que ha intentado mantener un tono sosegado y con los pies en la tierra a lo largo del film, es una contradicción."¡Potoma!"¿Y sabéis qué? Al peo. Mejor quedarse con el final donde gane o pierda, todo el mundo aplaude a Rocky y la saga llega a una feliz conclusión, sin "nada en el sótano", como dice Stallone, y con la sensación de que nos hemos librado de un verdadero desastre, por el corazón y el empeño que se ha puesto en el rodaje. Rocky Balboa es de lo mejorcito que ha hecho en años y provoca las ganas de retroceder en el tiempo al espectador de ventitantos, que se crió con lo mejor del cine de acción de los ochenta, y ahora no puede sino llorar al ver el espectáculo que dan esa panda de capullos que se hacen pasar por héroes de acción. A esos les subía yo al ring, para que les fostiara Tito Rocky (y si falla, siempre me queda la opción de saltar yo? y mi amiga Fergie, la motosierra).
Durante unos gloriosos cinco minutos, Rocky Balboa tiene las mejores escenas de boxeo vistas en años. No es decir mucho, dado que el género no abunda.
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Una hazaña lo de Clint Eastwood. 76 años y aún dando mucha guerra con "Banderas de nuestros padres", un ejemplo de su sabiduría, buen gusto y clasicismo a la hora de filmar. Brindándonos espectáculo y cine de autor a la vez. Como nunca habíamos visto antes en sus películas, combina las secuencias más intimistas con la acción a lo grande. Necesario para mostrar el doble conflicto, o los dos frentes abiertos durante II Guerra Mundial: uno en primera linea de combate, con millares de jóvenes muriendo; y el otro en las propias ciudades y pueblos de la nación, sitiados y resistiendo contra el enemigo (caso, por ejemplo, de Francia), o alejados del disparo de bombas y ametralladoras (caso de los EE.UU.), pero con la imperiosa necesidad de recaudar las inmensas cantidades de dinero con las que costear todo el material de guerra.El film se abre con la escena de un soldado sólo, desorientado y atemorizado en medio de un desértico terreno de batalla, oyendo los gritos de auxilio y los estruendos del combate.Sin héroes ni villanos.El episodio se corresponde con la pesadilla de un hombre mayor que aún se despierta de golpe con las pesadillas del pasado, aislado y desamparado por los traumas de semejante experiencia.Las primeras imágenes y diálogos constatan la que será la mirada del cineasta. Poco después, una voz "en off " concreta esta visión: "Hay muchos imbéciles que creen saber lo que es la guerra, sobre todo aquellos que no han estado en una. Les gusta las cosas bien claritas: buenos y malos, héroes y villanos. De eso también hay, pero la mayoría de las veces no son los que nosotros creemos".Se nos muestra la heroicidad de las fuerzas norteamericanas durante la invasión de la isla de Iwo Jima en 1944, isla volcánica y punto estratégico. Y a unos villanos a los que hay que derrotar, por supuesto, por el bien de la humanidad: los japoneses. Espléndidas son las imágenes de los cañones y fusibles nipones surgiendo casi de la nada, de entre los fortines y túneles, como si fueran un enemigo fantasmagórico, una amenaza que acecha a los protagonistas en unas escenas dignas del género fantástico.Pero en realidad no hay héroes ni villanos. Los combatientes yanquis reconocen que, por mucho que se hable de patriotismo, libertad y otras cosas, su lucha es por supervivencia o compañerismo. Tampoco hay villanos, pues los japonenes son vistos con un cierto respeto. Para completar esta visión pronto tendremos "Cartas desde Iwo Jima", lo mismo pero desde la perspectiva japonesa, y la de los perdedores.En forma.Luego está el otro frente, el de políticos y militares enfrascados en la misión de vender millones de bonos de guerra con los que financiarse. Aquí interviene todo el circo mediático y político ensalzando ante la opinión pública a tres de los seis supervivientes que levantaron una bandera norteamericana en el monte Suribachi.La necesidad de iconos y héroes convirtió a tres jóvenes en ídolos. Pero también eran héroes que dudaban de su condición, que creían traicionar a los auténticos héroes, usurpándoles honores a sus compañeros muertos en el campo de batalla. Y héroes con fecha de caducidad, que muy poco después pasarían a ser unos don nadie. Y nisiquiera los artífices de manipular y vender su imagen podrían ser considerados como villanos. Recaudar muchísimos dólares cada día era imprescindible. El equipaje, el armamento o el combustible, no aparece de la nada.Eastwood logra en gran medida reunir y transmitir los temas y matices propuestos, con una extraordinaria fotografía, de colores apagados, encuadres de una plasticidad pictórica y un diseño de producción que nos mete de lleno en la época y el momento.También nos hace tomar distancia, y buscar la reflexión, con una estructura del relato que avanza y retrocede en los hechos, que incluso no nos permite identificar cómodamente a otros secundarios, héroes y mártires anónimos, lanzados a un destino fatuo, y sólo recordados por los sollozos de sus madres.Puede que el apartado de interpretaciones sea más anodino que el deseable, o que su ritmo y brillantez sea irregular, sobre todo en su tramo final, pero Eastwood sigue (muy) en forma.
Puede que el apartado de interpretaciones sea más anodino que el deseable, o que su ritmo y brillantez sea irregular, sobre todo en su tramo final, pero Eastwood sigue muy en forma.
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Todo el mundo queire aprovechar el éxito y las ganas de cine fantástico por navidad, creadas por la saga de "El señor de los anillos". De ahí que las pasadas navidades se estrenase "Las Crónicas de Narnia", que amenaza con convertirse en un serial bastante largo, y estas navidades nos haya llegado este "Eragón" del que tenemos el consuelo que sólo hay tres novelas. Habrá que irse acostumbrando, ya que no será la última película del mismo estilo que nos llegue."Eragon" supone el debut en la dirección de Stefen Fangmeier, antiguo supervisor de efectos visuales. Y a tenor de lo visto parece claro que su aventura ha sido, cuando menos, poco afortunada. La dirección es muy plana, carece de vida, de personalidad y, por su culpa, a la película le falta la garra y la fuerza que debería tener.No es que el guión fuese una maravilla, porque se trata a fin de cuentas de una remezcla de elementos de "El señor de los anillos" y de "Star Wars", pero con una dirección potente hubiese sido otra cosa. Al menos, tal vez no hubiese tenido el aspecto cutre que tiene, detalle terrible en una película que se vende como una superproducción navideña llena de efectos especiales y heredera de hitos como los ya mencionados.Menos mal que Jeremy Irons pasa por allí y nos ofrece algún momento de actuación carismática, a medio gas porque su personaje no da para mucho, pero por encima de sus compañeros. Djimon Hounsou y John Malkovich pasan por ahí pero poco se les ve, mientras que a Robert Carlyle se le ve más pero la verdad es que resulta un pelín penoso.Lo que resulta un desastre total es la elección de Edward Speleers como actor principal. El chaval es guapetón, no se puede negar, pero actuar no es lo suyo. Es difícil comprender que una mujer como la interpretada por Sienna Guillory pueda interesarse por tan poquita cosa (por algún motivo desde el primer momento que le ve, le mira como si se lo fuese a cepillar allí mismo). Es tan malo el actor principal que el dragón actúa mejor que él.Por otro lado tiene la virtud de no ser excesivamente larga, apenas dura una hora y tres cuartos, ni pretenciosa de forma que como entretenimiento para una tarde tonta podría valer. Vista en grupo y con disposición a reirse de ella, seguro que mejora.
Por otro lado tiene la virtud de no ser excesivamente larga, apenas dura una hora y tres cuartos, ni pretenciosa de forma que como entretenimiento para una tarde tonta podría valer. Vista en grupo y con disposición a reirse de ella, seguro que mejora.
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Es terrible ver una película que te gusta y no poder contar nada para no desvelar demasiado. Eso me pasa con 'The Prestige', la nueva flamante película de Christopher Nolan, que adapta la novela del mismo título de Christopher Priest. Un tratado sobre obsesiones que mueven e incluso pueden poner en peligro vidas, pero también una estupenda incursión en el mundo de la magia y los mecanismos, psicológicos y físicos, que maneja. Y además, una reflexión sobre el arte de entretener y su fin último, condensado en una sola frase, que tampoco voy a revelar.Muy convincentes Jackman y Bale, excelentes Michael Caine, Andy Serkiss y David Bowie, y Scarlett Johansson, Rebecca Hall y Piper Perabo reducidas a poco más que meras comparsas por el argumento, pero con algunas escenas de lucimiento (mención especial al momento corpiño de Scarlett Johansson, en el que creo recordar que también pasaba algo en la película).Tremendas la fotografía (Wally Pfister) y la dirección artística (Nathan Crowley and Kevin Kavanaugh), al servicio de la narración y no al contrario, como en otros casos.Como único fallo gordo una tendencia a la sobreexplicación que empieza a ser pandémica en el cine mundial, a mi entender, claro. Eso y que algunos se confundan y se crean que lo importante en este truco de magia es descubrirlo más que disfrutarlo. Un 8'5.
Un tratado sobre obsesiones que mueven e incluso pueden poner en peligro vidas, pero también una estupenda incursión en el mundo de la magia y los mecanismos, psicológicos y físicos, que maneja.
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Entretenido producto destinado a los más pequeños, en el caso de consumidores nacionales, y a extranjeros profanos en cultura española.Fiel a sus objetivos como panfleto publicitario de esta España nuestra, este título de los creadores de P3k: Pinocho 3000 y El Cid, la leyenda nació como aportación de la industria de animación patria a la Exposición Universal de Aichi 2005.Los nipones debieron quedar encantados ante las aventuras de un samurai en estado de hibernación durante casi cuatro siglos, perdido en el tiempo y ajeno a los cambios. Yohei, que así se llama el disciplinado defensor de las buenas artes, despierta en la Sevilla del siglo XXI y se pueden imaginar el shock que sufre al comprobar como la Expo del 92 marcó un punto de inflexión en la capital andaluza. Una trama un tanto forzada provoca que una peculiar trouppe comandada por este personaje, que a su vez homenajea al manga, recorra la península ibérica y arribe en las islas Baleares. Este viaje incluye paradas no sólo turísticas, sino también morales, al fomentar los principios de fraternidad y respeto al medio ambiente y preconizar la eterna lucha entre el bien y el mal: basta con ver las primeras acciones del quijotesco samurai, que le llevan a plantarse delante de un dragón enfurecido que no es otra cosa que el AVE Madrid-Sevilla a punto de llegar a la estación de Santa Justa. Este curioso ejemplo de animación a la japonesa, con un ritmo más bien pausado y muchos efectos especiales, constituiría por sí solo un prodigio en la animación española, aunque acaba lastrado por las continuas referencias "de folleto" en un intento de difundir la España de hoy. Y, a pesar de que "el octavo país industrial del mundo ya no cree en leyendas", sus nuevos moradores -nos referimos a los más jóvenes- sí que deberían contemplar este largometraje didáctico que exalta, de manera nada sutil, las excelencias de la gastronomía mediterránea, la cultura del vino y los progresos tecnológicos a través de sus singulares protagonistas.
Constituiría un prodigio pero acaba lastrada por ser un folleto de difundir la España de hoy
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El universo de Javier y Guillermo Fesser es el más atípico de nuestra filmografía. Desde 'Aquel ritmillo' o 'El secdleto de la tdompleta' hasta 'El milagro de P. Tinto' han sabido construir una especie de tebeo gigante donde el Hombre de la Bombona, el chapuzas, los marcianos y el narrador tipo NO-DO tienen una entidad propia, y el humor tontorrón e ingenuo se disfraza de surrealismo y resulta altamente efectivo. Todo esto para decir que sí, que me gusta mucho el trabajo en cine de los Fesser hasta 'P. Tinto'No obstante, cuando salen de su territorio, los resultados bajan considerablemente. 'Las aventuras de Mortadelo y Filemón', pese a su brillante aspecto, no pasaba de ser una colección de viñetas que llegaban a marear al más pintado. Y 'Cándida' reincide en los mismos errores, más uno añadido: la dirección corre a cargo de Guillermo Fesser, que es claramente el menos dotado de los dos hermanos para ponerse tras la cámara. La verdad, pasar del ritmo hipervitaminado y el barroquismo de uno a la parsimonia y falta de atrevimiento del otro ya sería suficiente como para pensarse ver esta película. Pero, lamentablemente, hay más.El argumento de 'Candida' podría ser tan simple como "Cosas que le pasan a una señora que tiene que sacar adelante a su familia a base de fregar suelos". Porque, sencillamente, la narración como tal no existe. Javier Fesser adapta el libro de la entrañable empleada del hogar a trompicones, con una excusa argumental que supongo está basada en la relación entre Cándida y Guillermo Fesser (en la película convertido en un estresado y antipatiquísimo presentador de A3TV, deficientemente encarnado por Jorge Bosch), pero que acaba siendo más increíble que la saga de los P. Tinto. Presenta personajes para luego olvidarse de ellos, tras soltar un par de chistes sobre ellos. Alarga innecesariamente la resolución de la trama principal, hasta rayar en la ñoñería. Nos intenta vender la historia de una redención y nunca pasa más allá del relato de unos pijos con mala conciencia. No he leído el libro, pero ¿realmente la vida de Cándida no da para más?Del capítulo de interpretaciones, mejor no hablar. Se da por supuesto el amateurismo de la protagonista (aún así, es la que más airosa sale) y de varios secundarios, pero de verdad que lo de Jorge Bosch no tiene nombre. Hasta Raúl Peña (ex UPA Dance) le da credibilidad a su yonqui con los cuatro trucos que todos podemos aplicar a ese tipo de personaje, seamos o no actores. Pero es que lo de el tal Bosch es penoso, siendo además él el personaje con el que se debe identificar el espectador medio.Y dicho todo esto, podría decir que es una de las peores películas que me he echado a la cara en mucho tiempo. Pues mire usted, no es así. Simplemente porque Cándida, ese personaje que rescataron Gomaespuma de su gris anonimato, se eleva por encima de todo lo malo que tiene su "biopic" y consigue lo que no pudo conseguir ni Viggo Mortensen en 'Alatriste', por ejemplo: que te olvides de todo lo malo y te rías no de ella, sino de su peculiar visión de la vida. Y que no salgas de la sala con sensación de estafa manifiesta. Y que perdones, al menos por casi dos horas, todas las meteduras de pata a su alrededor. Cándida (y con ella, todas las Cándidas que en el mundo han sido) se merecía un homenaje, sin duda, pero uno mucho mejor que este.Ñoña, inconexa y aburrida, pero merece la pena ver en acción a la Cándida. Un 5.
Ñoña, inconexa y aburrida, pero merece la pena ver en acción a la Cándida.
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Viendo películas como ésta, te das realmente cuenta de porqué Clint Eastwood le gana la batalla a directores como Martin Scorsese en la ceremonia de los Oscar.No sólo porque logra realizar una película maravillosa en la que la calidad tanto del guión como de la historia, supera e incluso consigue que el trabajo de los actores, por muy bien hecho que esté, se vea desbordado por la trama y la maestría con la que está dirigida esta película. Sino porque además, Clint Eastwood se atreve a profundizar con algo muy difícil que es fundamental en la vida y en la historia americana como es el orgullo y a criticar la búsqueda de héroes en algo tan cruel como es la guerra.Desde el principio, se muestra la intencionalidad de la película a través de los testimonios de las personas que formaron parte de esa foto tan famosa del levantamiento de la bandera americana en la batalla de Iwo Jima, eso para mi es novedoso, ya que en la mayoría de las películas nos sueltan una moraleja insulsa al final que resulta casi de chiste y que en la mayoría de esas ocasiones podrían habersela ahorrado. Después podemos observar, detalles que nos recuerden mucho al principio de Salvar al soldado Ryan y al ser el señor Spielberg, uno de los productores, no me extrañaría que algún consejo o sugerencia se haya mostrado en la película. Pero como cosas destacadas, subrayo sobretodo las dos principales por las que recomiendo esta película:Una magnífica dirección del señor Eastwood, no solo por sus planos de cámara, a cual más arriesgado. Sino por venir acompañado de una fotografía extraordinaria y una manera de enfocar una película bélica de una manera muy distinta a las que veníamos observando habitualmente que resulta una visión original muy de agradecer. Cada vez, el señor Clint Eastwood me demuestra su versatilidad a la hora de dirigir temas de diversa índole y que se está convirtiendo, sino lo es ya, en uno de mis directores favoritos.Y sobretodo un guión, que confirma que la relación Paul Haggis- Clint Eastwood, resulta de lo más productiva y sorprendente. A través de numerosos flash-backs, nos van relatando la historia de esa frivolidad, sin perder ni un segundo el ritmo de la trama y sin hacer perder el hilo de lo que está ocurriendo al espectador. Esto, unido a unos magníficos diálogos que consiguen hacerte pasar de la risa al llanto de una escena a otra, logran que el mensaje de la película llegue de forma directa y sin titubeos con escenas superflúas que no llevan a ningún lado.Si le tengo que añadir alguna pega, sería una música deficiente que en algunas ocasiones no acompaña a lo que está sucediendo en algunas escenas y una utilización un tanto deficiente del ordenador en algunas escenas de la batalla en las que se nota bastante que las escenas no son reales.Y ya para finalizar, os la recomendaría sin ninguna duda por tener la oportunidad de ver algo diferente en cine bélico y además con un mensaje interesante. Se ha convertido en una de mis películas del año y espero que haya más.
Os la recomendaría sin ninguna duda por tener la oportunidad de ver algo diferente en cine bélico y además con un mensaje interesante. Se ha convertido en una de mis películas del año y espero que haya más...
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Todos los años se estrena una película por navidad que pretende arrastrar a los cines a todos aquellos que no estén viendo películas de acción, aventuras, dragones voladores o dibujos animados.Si el año pasado la vencedora entre este tipo de cintas fue "La joya de la familia", este año le ha tocado el turno a "The Holiday", la nueva película de la directora Nancy Meyers, firmante de "¿En qué piensan las mujeres?" y "Cuando menos te lo esperas".La sinopsis oficial (resumida) es la siguiente: Un poco antes de Navidad, Iris (Kate Winslet) y Amanda (Cameron Diaz) deciden que necesitan alejarse lo máximo posible de sus respectivos novios (Rufus Sewell y Edward Burns) así que acuerdan intercambiar sus casas durante dos semanas. Al poco de instalarse en casa de Amanda en California, Iris traba amistad con Arthur (Eli Wallach), un famoso guionista de la era dorada de Hollywood, y con Miles (Jack Black), un compositor. Mientras, en Inglaterra, Amanda conocerá a Graham (Jude Law), el hermano de Iris?No podemos olvidar que estamos ante una película cuyo único cometido es entretener. No hay aquí pretenciosidad alguna. Es una comedia romántica convencional. Pero bien hecha.En ese sentido, el guión sigue los patrones típicos de la comedia romántica con la particularidad de estar contando dos historias en paralelo. Se le puede achacar el ser un poco largo de más (aunque viendo la película uno no se dé cuenta), el no haber dibujado mejor el personaje de Jack Black y el no haberse atrevido a que el personaje de Jude Law fuese un crápula con todas las de la ley, para lo cual tienen que sacarse de la manga algo bastante inverosímil.A nadie se le escapa tampoco que gran parte del atractivo reside en los actores protagonistas. En este caso diré que cumplen todos a la perfección aunque, como ya insinué antes, poco puede hacer Jack Black con un personaje tan falto de contenido. Me gustan especialmente Kate Winslet y Eli Wallach, dos grandes actores de generaciones muy diferentes y alejadas, cuya relación es la más hermosa de todas las de la película.En resumen, una entretenida comedia romántica con la que pasar un buen rato sin complicaciones ni exigencias pero totalmente respetuosa con la inteligencia del espectador.
Una entretenida comedia romántica con la que pasar un buen rato sin complicaciones ni exigencias pero totalmente respetuosa con la inteligencia del espectador.
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"Ratónpolis" (Flushed Away) es una producción Aardman dirigida por David Bowers y Sam Fell. Cuenta la historia de Roddy (Hugh Jackman en la versión original), una rata de la alta sociedad que, tras caer a las alcantarillas desde el baño de su casa, vivirá múltiples aventuras y descubrirá una vida muy diferente a la que conoce.Aardman es un nombre asociado, hasta ahora, con el cine de animación con plastilina. Es la factoría creadora de los largometrajes "Evasión en la granja" y la oscarizada "Wallace y Gromit: La maldición de las verduras" así como de los cortometrajes de estos últimos personajes o la serie de televisión "Creature Comforts".Por eso, su salto al largometraje de animación 3D por ordenador, era esperado con curiosidad e ilusión por los aficionados. El resultado, sin ser decepcionante, no creo que colme demasiado dichas ilusiones.Comenzando por los defectos diré que, aunque en el diseño de personajes se ha intentando mantener el estilo visual de la compañía, en el pase a las 3D se ha perdido parte de la esencia. La habitual transgresión genérica no está aquí presente y falta algo de frescura y originalidad.En otras palabras, "Ratónpolis" es bastante más convencional que sus predecesoras y parece nacer con la voluntad, por otra parte respetable, de arrasar en las taquillas. Eso sí, sin renunciar a unos criterios de calidad y a unos toques de humor bastante británicos y que proporcionan algunos de los mejores momentos de la película.Esos defectos se ven compensados, para mí, por un par de virtudes bastante importantes. La primera de ellas es el acelerado ritmo de la película, casi diría que demasiado elevado si nos ponemos quisquillosos, que la convierten en una experiencia francamente entretenida aunque algo apresurada.Añadámosle, además, un guión divertido pese a no ser nada innovador y obtendremos una película de animación de agradable visionado pero que no pasará a la historia ni se quedará demasiado tiempo en nuestra memoria. Tal y como está el patio eso la deja en un nivel algo superior a la media pero lejos de la brillantez a la que el cine de animación puede llegar.
Película de animación de agradable visionado pero que no pasará a la historia ni se quedará demasiado tiempo en nuestra memoria.
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La animación con plastilina siempre ha sido una cosa mágica e increible. Puede ser supermala en cuanto a argumento, pero sólo pensar que alguien ha creado esas maravillas con lo mismo que a tí sólo te sirvió para hacer "churros" superlargos manchando la mesa a tu madre, ya pone los pelos como escarpias. Pues esta película es al revés, con animación, han hecho dibujos de plastilina. Curioso.La película trata de una mascota ratón que vive con una niña rica. Por motivos que desconocemos,se marchan y se queda él como rey de la casa en el peor momento posible. Una rata de alcantarilla se cuela por los desagües y trata de instalarse en la casa. Como es lógico, esta gana y expulsa a nuestro "fino" amiguito al mundo de Ratónpolis, donde luchará por volver a la comodidad de su hogar.La cosa, a decir verdad, no ha estado mal. Mi media calabaza dice que es un infierno y roncaba al tercer fotograma, todo sea dicho. Pero a mí no me ha parecido tan floja. Cierto es que la historia es muy para mozalbetes, pero tiene giños graciosos para los mayores, como las continuas referencias a James Bond (tan de moda ahora) o la sutil inclusión de Desafio Total (premio para quien la vea). El argumento no es mucho peor que cualquiera de acción de actores reales, con su introducción, su nudo y su desenlace, pero en vez de explosiones y desafios a la física, tenemos golpes e ingenio para resolver los problemas. Mención aparte merece la animación, dado que han conseguido que los dibujos parezcan muñecos de plastilina,¿era necesario? Hombre, no lo se, pero original si que es.Resumiendo, película de animación enfocada a un público menudo. Acción y humor en una grabación original y sorprendente, que nos muestra que el cine de animación puede hacer superproducciones igual de efectivas que las de seres de carne y hueso. Y seguro que más baratas.
Película de animación enfocada a un público menudo. Acción y humor en una grabación original y sorprendente, que nos muestra que el cine de animación puede hacer superproducciones igual de efectivas que las de seres de carne y hueso. Y seguro que más baratas.
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¡Qué le corten la cabeza! -pensaba yo ayer mientras salía del cine tras ver la última obra de Sofia Coppola- y no me refería precisamente a la ya decapitada María Antonieta sino a la autora de tal disparate.La película comienza con un interesante rigor histórico (que nos muestra que en ese sentido, sí se han hecho los deberes) pero el desarrollo narrativo se centra demasiado en algunos aspectos que pueden resultar aburridos para el espectador (la mitad de la narración se dedica a explicarnos el hecho constatado de que no consumaron el acto sexual hasta pasados varios años de matrimonio). Por otro lado, la directora ha indicado en más de una entrevista que la intención era mostrarnos que la soberana no era una idiota sino una mujer inteligente que conservaba su lado humano, pero en la película lo único que vemos es una niñata que se dedica exclusivamente a tomar pasteles a todas horas y a beber champagne junto a sus amigas de la Corte. (Obviaré el comentario de la faceta humana de Maria Antonieta y su esposo ya que no creo que la Coppola sepa lo que es pasar hambre).El problema principal de la película es que se ha valorado el diseño y la imagen en detrimento del argumento, es por ello que tenía la sensación de estar viendo un videoclip en vez de un largometraje: la escenas de Maria Antonieta y sus amigas en un palacete de retiro me traían reminiscencias de una famosa campaña de publicidad en la que nos preguntaban a qué olían las nubes.En cuanto a la banda sonora, la gran polémica, tengo que decir que no me pareció ni estridente ni de mal gusto. Son pocas las canciones pop que aparecen y sinceramente, no desentonaban en el ambiente, de hecho, no me hubiera extrañado que la parejita de moda, Almodovar y "Pe", apareciesen en medio de tanta movida, eso sí, movida parisina.Como remate final, en un mundo tan guay crecer no es sinónimo de envejecer, de hecho tanto Maria Antonieta como Luis tienen exactamente el mismo aspecto cuando se casan (ella quince años y él dieciséis) que cuando huyen de Versalles (treinta y cinco y treinta y seis, respectivamente).
¡Qué le corten la cabeza! -pensaba yo ayer mientras salía del cine tras ver la última obra de Sofia Coppola- y no me refería precisamente a la ya decapitada María Antonieta sino a la autora de tal disparate.
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"Película con truco". A estas alturas de temporada, cuando según la publicidad ya ha sido vista por no sé cuantos millones de espectadores, no creo que pase nada porque hablemos de película con truco. Y, sin embargo, el hecho de que antes de estrenarse se hicieran referencias en todas las reseñas a su relación con "El golpe" y otras películas por el estilo, condicionan su visionado.Personalmente me gustó. En buena parte, imagino, porque procuro ir al cine libre de prejuicios, me sumerjo en la película y disfruto de la historia sin intentar anticiparme a la misma, sin buscarle cinco pies al gato, dejándome engatusar por director y guionista. Si la peli es buena, disfrutaremos con las sorpresas y los giros del guión, con la evolución de los acontecimientos y los personajes, etc. Si no, efectivamente anticiparemos lo que va a pasar. y nos aburriremos mortalmente.En este caso, aún sabiendo que era una película de trucos y que había magia e ilusionismo. disfruté con el sorprendente final. Me gustó la forma de contar la historia y me identifiqué con ese torturado ilusionista enamorado al que su magia no consigue proveer de lo que más necesita, desea y añora: el verdadero amor de su vida. Desde aquellos papeles en "El club de la lucha" y en "American History X", Edward Norton me parece uno de los actores con mayor poder de seducción del momento. Con su carita de niño bueno, pero travieso; de sano muchachote torturado; de duro deportista con inquietudes artísticas y mucho mundo interior; en "El ilusionista" está sensacional. Como colosales están los secundarios, ese detective con ínfulas y, sobre todo, ese príncipe conspirador, ilustrado y sádico. Quizá le hubiera hecho falta alguna que otra arista más a éste último, pero para estar ante una insólita película de 90 minutos, es mucho lo que ésta nos cuenta.Y Viena, una de las capitales más seductoras de Europa que estaba en pleno auge en los tiempos en que transcurre una película más que interesante y que ha sido un éxito bestial de taquilla. sin tener los atributos usuales para ello: ni sexo ni violencia. Ahora se estrena otra película mágica, de la mano del equipo que resucitó al moribundo Batman ?lo que tiene mérito y es de agradecer- Christopher Nolan y Christian Bale. Aunque lo tendrá difícil para meterse a tantos espectadores en el bolsillo como "El ilusionista", este reto del cine de magos resulta de lo más interesante y estimulante.Estaremos atentos a las pantallas.
Personalmente me gustó. En buena parte, imagino, porque procuro ir al cine libre de prejuicios, me sumerjo en la película y disfruto de la historia sin intentar anticiparme a la misma, sin buscarle cinco pies al gato.
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Christopher Nolan es un cineasta atípico para los tiempos que corren, en los que las personas intentamos no salirnos del camino que tenemos marcado, y hacer lo que se espera de nosotros. Esa regla se aplica a muchos cineastas, encasillados por propia voluntad en algún género en concreto, lo cual no es necesariamente algo malo. Pero hay unos pocos que con cada nuevo trabajo intentan hacer algo diferente a lo anterior, y los hay que además de intentarlo, lo consiguen. Christopher Nolan pertenece a este último grupo.Aunque también hay que decir que la capacidad que tiene Hollywood de producir proyectos con una temática similar al mismo tiempo es asombrosa, y qué mejor ejemplo que dos largometrajes sobre magos como El Ilusionista y El Truco Final (El Prestigio). Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale) son dos magos que desde jóvenes han competido entre sí. Un hecho trágico los enfrentará definitivamente, y ninguno de los dos podrá descansar hasta encontrar el truco definitivo con el que imponerse. Tomando la novela de Christopher Priest, Nolan realiza un intenso retrato de la obsesión humana y la destrucción que acarrea. El realizador británico toma la historia, y con su particular narrativa la transforma, la hace suya, y como si de un prestidigitador se tratara, le da la vuelta por completo en el tercer acto, el prestigio. El Truco Final (El Prestigio) tiene un gran comienzo, aunque hacia la mitad de la cinta, ésta decae ligeramente, y no logra remontar en ningún momento. También es cierto que algunas cosas parecen forzadas, que hay varios personajes desdibujados (especialmente el de Scarlett Johansson) que parecen meros elementos decorativos. Quizás el peor defecto del film es lo previsible que se llega a volver en su segunda mitad, ya que las grandes sorpresas finales son adivinadas fácilmente por los espectadores más avezados. Por su parte, las interpretaciones son buenas, aunque destaca especialmente Hugh Jackman, que realiza su mejor trabajo (junto al de Scoop) hasta la fecha.El Truco Final (El Prestigio) es, en líneas generales, una más que aceptable película de intriga, que a pesar de su excesiva duración no aburrirá a nadie, aunque será recordada como un trabajo menor de Christopher Nolan.
El Truco Final (El Prestigio) es, en líneas generales, una más que aceptable película de intriga, que a pesar de su excesiva duración no aburrirá a nadie, aunque será recordada como un trabajo menor de Christopher Nolan.
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Todos los años, en los meses de Enero y Febrero, las carteleras de los cines españoles se llenan con una ingente cantidad de títulos procedentes de Hollywood, la mayoría de ellos con aspiraciones a los Oscar, o al menos, realizados teóricamente para aspirar a ellos. Por este motivo, no es de extrañar que apenas haya estrenos de películas españolas durante los primeros meses de cada año, ya que éstas esperan calentando motores hasta que llegue Marzo y con él el Festival de Málaga. Pero siempre hay algunos valientes que intentan hacer frente a la avalancha norteamericana, y Felipe Vega es uno de ellos.Daniel (Adolfo Fernández), profesor de música y pianista, y Ana (Blanca Apilánez), galerista, atraviesan una crisis de pareja tras más de veinte años de vida en común. Daniel se ha ido a vivir solo y quiere el divorcio. Ana se resiste a aceptar la realidad. El malestar repercute en su hija Mónica (Bárbara Lennie), que, después de acabar sus estudios de periodismo, está especialmente sensible al no encontrar trabajo. Felipe Vega es un cineasta muy personal y dotado de una gran sensibilidad, como ya demostrara en su anterior trabajo, esa pequeña gran historia que era Nubes de Verano. Con Mujeres en el Parque, Vega y Manuel Hidalgo (su coguionista ya habitual) van un paso más allá y hacen un retrato de la separación, sobre las crisis que pueden afectar a una persona y cómo éstas repercuten irremediablemente en los demás. Se trata, sencillamente de un retrato del alma humana, de una parte oscura y a veces turbulenta. La mayor virtud del film es la sensación de realidad que transmite, con unos personajes auténticos y cercanos, que cualquier espectador podrá reconocer con facilidad. Vega no juzga a sus personajes pero sí los examina con lupa, analizándolos hasta la extenuación, para mostrar, como decíamos antes, una faceta del alma humana sin adornos ni florituras. Prescindiendo de partitura original, la música de Chopin sirve de vehículo preciso para hablar por los personajes, decir lo que ellos callan, en definitiva, para transmitir todo tipo de sentimientos al espectador. Sin embargo, la cinta tiene algunos defectos, como los altibajos del guión, lo que provoca que la historia decaiga y pierda intensidad en algunos momentos. A ello no ayuda precisamente el estilo de narración de Vega, pausado y calmado, que llega a ralentizarse en exceso. Al tratarse de una historia que se basa en sus personajes, la labor de los actores es fundamental. Y todos responden dando lo mejor de sí, realizando trabajos excelentes, llenos de naturalidad y realismo, y contribuyendo a esa sensación de verdad que transmite el film. Destaca especialmente la joven madrileña Bárbara Lennie, con una interpretación limpia y de gran contención emocional.Mujeres en el Parque es una buena película, que disecciona a unos personajes para mostrarlos tal y como son al público. Sin embargo, se queda a medio camino de la excelente película que podría haber sido, lo cual siempre es una verdadera lástima.
Mujeres en el Parque es una buena película, que disecciona a unos personajes para mostrarlos tal y como son al público. Sin embargo, se queda a medio camino de la excelente película que podría haber sido, lo cual siempre es una verdadera lástima.
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Todas las emociones son previsibles. Todas las esperanzas. Y los miedos. Las contradicciones alientan un mundo imperfecto, inexacto, cómplice de todas las barbaries y de todas los prodigios que se han ejecutado en su frágil resistencia al giro, pero el mundo sigue girando y la retórica del giro ( de la complicidad en lo bueno y también en lo malo, de ese concepto abstracto de panteísmo integrador ) es útil para dar alguna luz a este sencillo ejercicio de cine muy semántico, forjado en torno a la moralidad de unos personajes necesariamente inestables, varados en la comunicación, hechos a decir y a escuchar, aunque no digan o no escuchen: quizá un signo de estos tiempos.Felipe Vega y el guionista Manuel Hidalgo ofrecen una película limpia, sincera a más no poder, un universo de parejas que nunca caen en conflictos manidos por la abundante oferta de ese cine de relaciones personales, de parejas a lo Woody Allen, que se entregan y se rechazan, que se hurgan hasta dar con la clave que los redime de su hastío existencial. El cine de Vega ( recordemos la estupenda Nubes de verano ) va a caballo entre lo cotidiano y lo maravilloso y no se da a sus personajes su halo personal: los deja volar, libres; los filma con asepsia enorme, dejándoles triunfar y equivocarse. El pequeño drama generacional planteado no da una solución a los problemas: los expone sin frivolidad, los acerca a la sensibilidad de quien, pasmado, observa cómo todo se articula bajo la fría capa de la incomunicación, que a veces viene vestida de soberbia o de hipocresía o de debilidad.Está inmensa la actriz Blanca Apilánez. Lástima que el final, algo ridículo, aleje la impresión última de la pura excelencia. Tampoco colabora cierto desalojo formal en escenas que entendemos clave ( la escena del bar con los clientes que acaban yéndose ).
Película limpia, sincera a más no poder. El cine de Vega va a caballo entre lo cotidiano y lo maravilloso y no se da a sus personajes su halo personal: los deja volar, libres; los filma con asepsia enorme, dejándoles triunfar y equivocarse.
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No defrauda Almodóvar con este ejercicio de cine en estado puro, un relato costumbrista, vibrante y conciso, en el que rebosa el humor, y eso que habla de la muerte.Deja el listón bien alto, recuperando un tono con el que impregnó títulos característicos de su primera etapa, quedando bien visible la autocita a ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, en concreto a la madre que viene a solucionar asuntos pendientes, y al humor ácido de Entre tinieblas.Los planos de Almodóvar, estudiados al milímetro, suelen ser cuadros vivos. Pocas veces un plano concentra tanto como los primeros, con todas las mujeres del pueblo en el cementerio, adecentando las tumbas de cara al día de los difuntos. Las vestiduras de las hermanas protagonistas anticipan el acento colorista y luminoso que dominará todo el metraje, lleno como siempre de símbolos eternos en su filmografía (la maternidad, los hospitales, la vecina, etc.) y alguno nuevo, como la mesa camilla.Nos regala un coro formado por seis personajes contundentes. Por medio de ellos dibuja a las mujeres que recuerda de su niñez en La Mancha, pero lejos de proponerles un fiel reflejo, las asimila y refunde, introduciéndolas en un relato redondo, sorprendente por sus portentosos giros. Entiéndase este apunte como todo lo contrario a los devaneos que le hicieron errar en La mala educación.Muestra a sus personajes femeninos en toda su intensidad aunque un tanto idealizados, de ahí la soberbia interpretación de Penélope Cruz. Su rol ejerce de columna vertebral aunque ella pone mucho de su parte, dejando atrás su mejor trabajo hasta el momento, el de No te muevas. Consciente de que las marujas españolas tienen algún fleco o connotación peyorativa, Almodóvar ha convertido a Cruz en una casalinga italiana, un ama de casa con carácter y glamour, una mezcla entre la belleza racial de Sophia Loren y el porte atlético de Silvana Mangano.La acompañan en sus viajes del pueblo a la ciudad -y viceversa- una cercana, y distante al mismo tiempo, Lola Dueñas, Chus Lampreave aprovechada al máximo y una correctísima Yohana Cobo que no se amohína ante tanto portento junto ?su presencia en las situaciones surrealistas sirve de anclaje al lado más terrenal de Almodóvar-. Nos cansaremos de oír que Blanca Portillo, "ese animal cinematográfico", es el gran descubrimiento de Almodóvar para la pantalla grande. Lo cierto es que su aportación a la carrera de la actriz es similar a la que en su día hizo a la de Leonor Watling con Hable con ella (y Alejandro Amenábar a la de Dueñas con motivo de Mar adentro). Y no es otra cosa que apuntalar, con mucha destreza, el regreso al celuloide de una actriz que ya era grande en televisión y cine (no olvidemos El perro del hortelano y El color de las nubes) y, sobre todo, enorme en teatro.Se reencuentra el manchego con las situaciones cotidianas pero llevadas a un extremo histriónico y muy divertido. Cuenta para ello con una de sus musas, con la que hizo sus seis primeras películas. El fructífero y agradecido trabajo de Carmen Maura otorga una dimensión especial, dejando en anécdota (o sueño surrealista, según se mire) una interpretación que en manos de otra actriz hubiera sido un tanto arriesgada.Bajo una primera apariencia de fábula, Volver es un delicioso trozo de la vida real, un retrato con envidias, rencillas entre hermanas, rencores a flor de piel, luto, teléfonos móviles, zapatillas y rebequitas, muchas rebequitas. Un guiño a la España más tradicional, al barrio y al pueblo en el que hemos crecido la mayoría de nosotros.
Delicioso trozo de la vida real, retrato con envidias, rencillas y rencores a flor de piel
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Cualquiera que haya visto una película del finés Aki Kaurismäki sabe qué clase de cine hace: un universo triste y desolado, un páramo urbano lleno de rostros hieráticos, una tragedia tras otra, enteramente un valle de lágrimas al borde del Círculo Polar Ártico, como si figuradamente la noche de seis meses durara eternamente en aquella inhóspita (en cuanto a clima: en bienestar social nos da sopas con honda al resto del orbe?) tierra. "Luces al atardecer" no desmerece en absoluto de esa sensación que transmite todo el cine de Kaurismäki, con "La chica de la fábrica de cerillas" (ver crítica en CRITICALIA) como película-insignia de su filmografía y de sus intenciones temáticas y estéticas; estamos, pues, ante una historia deprimente, para la que conviene ir "puesto" de Prozac. Al protagonista le pasan todas las desdichas imaginables, y eso que no se da cuenta de que la cura a su soledad está tan cerca: vigilante jurado (vamos, "segurata", como se dice coloquialmente en España) despreciado por sus compañeros es inesperadamente cortejado por una chica que le busca una ruina por orden de su jefe, un capomafia sin aspecto alguno itálico pero con los mismos escrúpulos (o sea, ninguno?) que sus colegas sicilianos. Entretanto, nuestro pobre infeliz no verá lo que tiene ante sus ojos: el amor, tan próximo, tan callado? Filmada con la hierática austeridad espartana típica de Kaurismäki, con esos rostros de mirada torva, esos escasísimos diálogos, ese pálido microcosmos de un Helsinki permanentemente en penumbra, no defrauda a sus seguidores, y deja algunas perlas de desoladora belleza: véase la excepcional escena en la que la silente amante del protagonista (que aún no sabe de ese amor) se entera de que su adorado segurata sale con otra: las luces de su pequeño kiosko de venta de salchichas se irán apagando, una tras otra, hasta oscurecerse el cubículo totalmente, como el propio ánimo de la vendedora de perritos calientes, al conocer la triste nueva de la pérdida de su amado. No es ésta una película precisamente para pasar el rato: hace falta estómago (no por que haya escenas duras, sino por su falta de condimento, de especias que la hagan más sabrosa) y mucho espíritu cinéfilo. Pero también es cierto que es cine inhabitual, del que habría que proteger si estuviera en peligro. Claro que, afortunadamente, Kaurismaki sigue haciendo cine periódicamente; es lo bueno que tiene esto de gastar menos en presupuesto que Chiquito en ansiolíticos?
Filmada con la hierática austeridad espartana típica de Kaurismäki, con esos rostros de mirada torva, esos escasísimos diálogos, ese pálido microcosmos de un Helsinki permanentemente en penumbra, no defrauda a sus seguidores, y deja algunas perlas de desoladora belleza.
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Anunciada como el final de la trilogía del dolor del tandem guionista-director formado por Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu, al fin he podido ver la que será, con toda probabilidad, una de las películas más nominadas en los oscars de este año."Babel", nos cuenta varias historias entrelazadas que tienen como epicentro un desgraciado accidente: unos niños en Marruecos disparan y hieren a una turista americana (Cate Blanchett) que está de viaje con su marido (Brad Pitt).Lo diré sin rodeos: la película me gusta pero me ha decepcionado. Tras todas las críticas positivas que había oído sobre ella, alabándola como gran ejercicio narrativo, poesía en imágenes o genial guión me esperaba más. Me alegro de que guionista y director hayan decidido no hacer más trabajos conjuntos porque creo que es hora de que ambos vuelen por separado antes de que empiecen a resultar demasiado repetitivosMe gusta la forma de dirigir de Iñárritu, y estoy de acuerdo en que crea imágenes de una gran belleza, apoyadas también en una magnífica fotografía y una buena banda sonora. Sabe crear tensión emocional y dramática con muy pocos elementos en una escena; algo esencial en un buen director.Los actores están todos soberbios, especialmente inspiradas Adriana Barraza en su papel de cuidadora de los hijos de la pareja estadounidense y Rinko Kikuchi como sordomuda. Es una pena que en España la película se emita doblada porque no sólo deja de tener sentido el título, el mensaje y muchas escenas sino que, además, nos perdemos una parte muy importante de dichas interpretaciones. Creo que Franco lleva muerto el tiempo suficiente para que nos carguemos una de sus primeras leyes "culturales" sin demasiados remordimientos, ¿no?Volviendo al tema que nos ocupa, en mi opinión el principal problema es el guión. Me parece una buena idea, la del acontecimiento aparentemente intranscendente que, en una especie de efecto mariposa, da lugar a todos los acontecimientos del film, pero creo que hay cosas que están demasiado cogidas por los pelos.Y no me refiero, sólo, a que haya elementos difíciles de creer, que también es un handicap en una película que no se vende como una fábula (cosa que hacía muy bien "Crash", por ejemplo) sino como un retrato "realista" y profundo sobre el problema de la incomunicación y la falta de entendimiento. Me refiero a que, en realidad, la historia de la japonesa no tiene una relación clara con la historia central aunque, a cambio, puede que sea la más angustiosa de todas y la que más engancha al espectador. El propio director debía ser consciente de ello al reservarle el maravilloso plano final de la función.También me parece que el personaje de Gael García Bernal no tiene mucho sentido y casi todas sus acciones parecen inexplicables. Me temo que tanto el personaje como sus extrañas decisiones no son otra cosa que un recurso facilón del guionista para complicar más la situación.En el terreno de lo anecdótico comentar que algún problema debe de tener Arriaga con la masturbación porque tanto en su guión para "Los 3 entierros de Melquiades Estrada" como en este caso, la masturbación precede a la tragedia. ¿Hay algún psicólogo en la sala?En definitiva, la película está bien dirigida, bien interpretada y resulta suficientemente entretenida, pero está lejos de ser la obra maestra que muchos pregonan. Una cosa son las intenciones o el mensaje y otra muy distinta el resultado artístico.
Bien dirigida, bien interpretada y resulta suficientemente entretenida, pero está lejos de ser la obra maestra que muchos pregonan. Una cosa son las intenciones o el mensaje y otra muy distinta el resultado artístico.
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Felipe Vega es un cineasta de ya larga trayectoria, pero sin un solo éxito (ni siquiera pequeño) de taquilla; viendo su última película, "Mujeres en el parque", se comprenden las razones: narra bien, cuenta una historia más o menos cercana, pero el guión es lamentable, con familia de clase media en trámite de separación, su única hija, y las muchas veces que se reúnen (por cierto, casi siempre ante una mesa con comida: ¿por qué no la han titulado "Mujeres en el restaurante"? Hubiera estado más fundamentado?) para hablar de sus neuras. De lo que se deduce nuevamente, como ya sabíamos, que escribir guiones al alimón con escritores (en este caso con Manuel Hidalgo, a pesar del pedigrí cinéfilo de éste ?hace un cuarto de siglo fue crítico en la revista Fotogramas, entre otros medios?) no es buena idea, porque ya se sabe que el conocimiento que tienen los escritores del mundo es a través de la literatura, que será muy artístico, pero desde luego poco real. Un indigesto final en plan folletín al modo de Guillermo Sautier Casaseca, con hijos y padres postizos y sobrevenidos, no termina precisamente de mejorarlo. Y es que Felipe Vega, además de hacer cine sobre gente cercana, debería procurar que esa gente parezca, a ser posible, habitante de la Tierra, no de Marte?
Narra bien, cuenta una historia más o menos cercana, pero el guión es lamentable y un indigesto final en plan folletín al modo de Guillermo Sautier Casaseca, con hijos y padres postizos y sobrevenidos, no termina precisamente de mejorarlo.
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Parece ser que todo largometraje tocado por la mano del antes actor y ahora director Mel Gibson viene acompañado de una gran polémica. Ya ocurrió con la controvertida "pasión de Cristo" y ahora regresa a nuestras pantallas con Apocalypto, de la que algunos intentan tildar de racista.La cuestión principal es que la película es, ante todo, una historia de acción y, en ningún caso, creo que intente presentarnos un ensayo sobre las principales causas del declive del gran imperio maya (y no la desapación de la civilización maya como he leído en algunos artículos). Así y todo, los datos que muestra la narración no son falsos, a saber; los mayas practicaban sacrificios humanos (extirpaciones y decapitaciones) e incluso los autosacrificios (perforación de algunas partes del cuerpo para así sangrar). De esta forma, creían alimentar a los dioses, algo que era necesario para que el hombre se alimentase, a su vez, de los productos creados por los dioses. También es cierto que en el último periodo del imperio la población estaba dividida en provincias independientes y, por lo tanto, con distintos órganos políticos, administrativos y militares. De lo que se deriva que las luchas entre distintas provincias era algo factible. Tampoco se anda muy despistado cuando se nos indica que había excasez de recursos naturales y la población estaba enfermando (es una de las teorías más aceptadas por los antropólogos para explicar el ocaso de este gran imperio).¿Qué no se habla de los adelantos que demostraron los mayas en materias como las Matemáticas o la Astronomía? Pues no porque no aportaría nada a la narración, simplemente no era necesario. Vuelvo a decir que esto es una película y no un documental del Nathional Geographic. ¿Qué muestra una imagen sangrienta de los mayas? Pues ni más ni menos sangrienta que la mayoría de las civilizaciones en el siglo XV. ¿Piensan ustedes, acaso, que todos los españoles se dedicaban a colonizar islas y asesinar a nativos? ¿Como española debo escandalizarme cada vez que veo una película sobre Hernán Cortés? (y más cuando los ingleses masacraron aún más pero de ellos nada se dice).Dicho esto, ya que lo creía necesario, Apocalypto (que en griego significa "yo revelo") es una estupenda película de acción, eso sí, con un alto contenido en violencia (no en vano, nos habla del secuestro de una aldea, su posterior tortura y humillación y, ante todo, del coraje de un hombre por salvar a su familia de la muerte). Al igual que en La pasión de Cristo los diálogos se produciran en la lengua nativa acorde a la situación geográfica e histórica, en este caso, el maya yucateco; no obstante, la imagen cobrará mucho más fuerza que la palabra siendo esta última usada con discreción pero con intensidad.Se han cuidado con detalle los escenarios naturales así como la adaptación física de los actores dentro del ambiente geográfico (de hecho, muchos de ellos son nativos de Méjico); si a esto le sumamos que las caras de los actores no son muy conocidas, la suma integración de los elementos nos hará sentir la historia con más realismo.En resumen, cuando una película te hace olvidar que estás en una sala de cine y casi te da la sensación de que eres tú la que estás huyendo para salvar la vida, es que esa película es buena, polémicas aparte.
Cuando una película te hace olvidar que estás en una sala de cine y casi te da la sensación de que eres tú la que estás huyendo para salvar la vida, es que esa película es buena, polémicas aparte.
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Me es muy difícil poder clasificar esta película, porque sin duda toca unos cuantos géneros: drama, comedia, crítica social. Lo indudable es que "Cándida" se presenta como un personaje ciertamente entrañable, y cuenta mucho el saber que aquí la protagonista no interpreta, es tal cual, y su historia está muy acorde con su tiempo de estreno. Nos habla de gente perdida y un angel de la guarda que no tiene que llevar coletas ni pronunciados escotes.Para aquellos que hemos seguido al dúo Gomaespuma desde hace ya bastantes años esta película nos resulta familiar. Familiar por el tipo de humor que utiliza, la forma de sostener los diálogos, las frases aparentemente incoherentes entre sí, y a la vez por ver en pantalla a esa señora que nos ha estado deleitando con sus críticas imposibles. Con toda razón, los que acudan a ver la película sin pasar por dicho filtro previo se encontrarán algo desubicados al principio y tal vez no logren entender del todo a la protagonista, pero esto no quita que hacia el minuto 5 ya nos tenga comiendo de su mano.Cándida, al igual que en la realidad, afronta la dureza de su vida familiar a través de la bondad y la entrega sin cortapisas. Tiene un hijo drogadicto (Raul Peña) y otro loco de remate (Victor Sevilla), trabaja para una condesa del tres al cuarto que le racanea hasta el estropajo, y comienza a velar por el señorito Pablo, un presentador de la tele con caótica vida personal. El objetivo de Cándida será el mismo para todos: hacerles la vida lo más agradable posible a costa de sus riñones.El director de "Cándida", Guillermo Fesser, 50% de Gomaespuma y hermano de Javier -"Mortadelo y Filemón"- Fesser, tiene un humor muy especial, y lo canaliza de forma extraordinaria a través de todos los personajes del film, creando ese mundo donde la protagonista reparte cariño y mucha ternura. No tan colorista e histrionico como su hermano, Fesser baja un peldaño hacia las situaciones más reales y duras como la drogadicción del hijo menor, la irresponsabilidad de una hija algo ligera de cascos, una vecina que recibe palos todos los días y unas jornadas maratonianas de una asistenta que se conforma sólo con su tele.Lo mejor, es que al final se me erizaron los pelos y el nudo de la garganta no se me iba. Lo peor también hay que mencionarlo, y es que el film hacia la segunda mitad pierde el rumbo por completo. Tal vez alargar en exceso la relación de Cándida y el señorito Pablo hace que pierdas al final el eje sobre el que recaía la película al principio. Un final muy conformista y muy blanco, quizás demasiado para tanta pena que acarrea la protagonista.Por cierto, algo que caracteriza a los hermanos Fesser es la música escogida para sus películas. Un vez más, las canciones aumentan en 100 las intenciones del director y dan una calidez al film que es muy dificil de conseguir con exitos de los 90. La versión de Pitingo del Gwendoline de Julio Iglesias es impresionante.A pesar de todo, "Cándida" me ha supuesto el mismo revulsivo que fue "Babel", y por dios no me crucifiqueis porque no las estoy comparando. Me refiero a que unas lagrimitas nunca vienen mal, y a que una historia de gente corriente del barrio de 500 metros más allá es como el cocido que te tomas tras dos semanas comiendo spaguetti: un calentito para la cabeza.
Fesser, tiene un humor muy especial, y lo canaliza de forma extraordinaria a través de todos los personajes del film, creando ese mundo donde la protagonista reparte cariño y mucha ternura.
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Nunca hay mago sin truco. El engaño que provoca la magia en la mente y en la visión del espectador necesita siempre de una pequeña ?trampa?, una ?artimaña? para conseguir el efecto pretendido de fascinación e ilusión.Ese truco, que es vital para un mago, también lo necesita una película para crear el mismo efecto. Cuántas veces hemos hablado de lo previsible que ha sido un filme y de la decepción que nos hemos llevado al presenciar algo ya conocido. Es decir, utilizando un simil muy apropiado para la ocasión, le faltaba lo que llamamos ?la magia del cine?. Esta esperada cinta de la que os hablo también tiene truco, no sólo en su título. Como ocurre en todo espectáculo de cualquier ilusionista, el éxito de la función depende de la habilidad del artista para hacer inexplicable aquello que en realidad tiene explicación racional; y de la predisposición del público para dejarse engañar.La preciosidad con la que he ido al cine no se ha dado cuenta del engaño de la película hasta su desenlace final. Sin embargo, yo he visto el truco a los 10 minutos de empezar el filme, aunque la confirmación de que era lo que yo pensaba ha ocurrido pasada una hora. Os imaginaréis entonces dónde ha quedado mi fascinación e ilusión por este número de magia.Sin embargo, apropiándome de las palabras del personaje interpretado por Michael Caine, diré que todo gran truco de magia consiste en tres actos: 1) la presentación, donde el mago muestra algo que parece ordinario, pero, por supuesto,? no lo es. 2) la actuación, en la que el mago hace que lo ordinario se transforme en algo extraordinario; y 3) el prestigio, la parte con los giros inesperados, donde ves algo impactante que nunca habías visto antes.Aunque para mi el prestigio de la película se ha convertido en el primer acto, la presentación y la actuación que hace Chris Nolan y compañía me ha encantado.El punto fuerte es la rivalidad de los dos magos protagonistas, Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale), amigos que se respetan mutuamente hasta que un acontecimiento fatídico los hace enemigos encarnicados. Desde ese mismo instante comienza un enfrentamiento despiadado entre ambos por acabar mutuamente con sus carreras, más obsesivo por parte de Angier, intentando para ello descubrir el secreto del exitoso número de Borden del transportador de personas.Me ha sorprendido gratamente la forma en la que Nolan cuenta la historia. Es una manera poco convencional, y en mi opinión muy acertada, de relatar una trama que exigía juegos de manos para hacerla imprevisible: el argumento está claramente estructurado en los mismos tres actos a los que hacía referencia anteriormente, con un montaje desordenado pero con orden (puede parecer contradictorio pero cuando veáis la película lo entenderéis) y con continuas recurrencias a los flashbacks. Algo fresco y distinto a lo ya conocido.Quizás en los primeros minutos de la película este planteamiento puede resultar confuso, pero pasado un poco más de un cuarto de hora de metraje uno se sitúa perfectamente en el hilo de la historia y comprende la forma en la que está montada. Esta técnica utilizada por Nolan crea sin duda una expectación por saber qué parte de la trama contará a continuación, lo cual la hace más atractiva.Visual y técnicamente no tiene peros. Una buena ambientación victoriana, con un Londres de época en continuos cambios, sitúa a la perfección los sentimientos de obsesión, destrucción y traición que frecuentan la película. Puede que el filme falle también en la profundidad de las relaciones de los personajes secundarios con los protagonistas, y por algún que otro lapsus de guión; pero aquí lo que realmente importa es el terrorífico ?tú a tú? de Jackman y Bale, recogido con maestría (los actores tiene bastante culpa de ello), con lo cual ese detalle se hace prescindible.Las estrellas del filme aportan la magia. Jackman transmite palpablemente la obsesión enfermiza de su personaje y es agradable ver que sin adornos licántropos también es un actor con presencia escénica. Eso sí, hasta que aborde de nuevo su rol de Lobezno tendremos la oportunidad de testear aún más sus dotes artísticas. Siento no ser más explícito porque si entro en detalle os dejo un spoiler como una casa de grande.De Bale otro tanto de lo mismo. Tampoco puedo extenderme mucho al hablar de su interpretación, por motivos que igualmente entenderéis cuando veáis la película, pero sólo diría que su trayectoria profesional está alcanzando un pico muy alto por sus excelentes cualidades como actor.En cuanto a los ?secundarios? reconocibles, Michael Caine, en su papel acólito de Cutter, el ingeniero-representante de Angier, está a su nivel habitual. Siempre llena la pantalla, y nunca defrauda (por lo menos a mí).Respecto a Scarlett Johansson, quienes vayáis al cine sólo por ella os llevaréis un chasco porque tiene un personaje de poco provecho como la Srta. Olivia, ayudante de Angier; un par de exhibiciones recatadas de mercancía pectoral y curvas, y dos o tres escenas de cierta importancia, saldadas con una buena actuación, es lo único que encontraréis.David Bowie, interpretando a Nikola Tesla, pasable. Andy Serkis, como Alley, del montón.Para concluir, un consejo: disfrutad de esta cinta con una abierta predisposición a ignorar su truco, porque seguro que os sorprenderéis.
Para concluir, un consejo: disfrutad de esta cinta con una abierta predisposición a ignorar su truco, porque seguro que os sorprenderéis.
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Me ha dicho un pajarito por ahí que en este blog no se critican las películas de animación con el punto de vista adecuado: el de un niño.Incluso he leído un comentario en una de nuestras entradas en el que una lectora vaticina casi acertadamente que no tenemos churumbeles (algunos sí) por la forma en la que escribíamos sobre la noticia en cuestión.Puede ser cierto; en primer lugar, por algo evidente: los redactores de este blog ya no somos unos niños, aunque yo particularmente tengo algo de ?kid-adult?; y, en segundo lugar, porque es tal la avalancha que sufrimos en los últimos años de películas de animación de corte exclusivamente adulto, o de temática entremezclada entre talludita e infantil, o únicamente destinada a niños, que ya uno pierde la perspectiva.Así que movido por el sano tirón de orejas, me decidí ir a ver ?Arthur y los Minimoys? con la intención de ser objetivamente un pequeñín y ponerme en situación. Cubilete grande de palomitas, un par de chocolatinas, una bolsita de gominolas, y una botellita de agua (las bebidas refrescantes de cola me dan gases; qué le voy a hacer, no puedo engañarme tanto).Y la verdad es que la película, mezcla de imágenes reales y CGI, me ha parecido entretenida, ideal para que la veáis con vuestros hijos (quien los tenga). El argumento facilita mucho las cosas: Justo cuando su abuela (Mia Farrow) está a punto de perder la casa en la que vive, Arthur (Freddie Highmore), un niño de 10 años, recuerda que su abuelo le había hablado de un gran tesoro oculto en la tierra de los Minimoys, un universo de pequeños seres fantásticos que viven en armonía con la naturaleza, un mundo tan lejano y sin embargo tan cercano e invisible al ojo humano.Decidido a salvar a su abuela, Arthur conseguirá la llave para entrar en él y allí conocerá a la princesa Selenia y a su hermano Betameche. Juntos buscarán el tesoro escondido y deberán enfrentarse al diabólico M, en una aventura trepidante.Me encanta la estética de videojuego que tiene esta película. Luc Besson y su equipo han conseguido crear para el filme un mundo animado muy cercano a su público de destino, con un look cuidadísimo. Todos los personajes CGI están diseñados con detalle, pero sin ser hiperrealistas, dándoles una personalidad a cada uno de ellos fácilmente reconocible. La princesa Selenia es una preciosidad.No pude evitar acordarme de ?Los Diminutos? en muchas de las escenas que se desarrollan en el fascinante mundo de los Minimoys, lo cual ha sido una virtud porque para mí los recuerdos de esa serie de televisión son absolutamente agradables.Quizás la decisión de no unir en una misma escena imágenes reales con CGI desconcierta incluso al más pequeño espectador, ya que el cambio de varios planos de animación a otros con actores de carne hueso, sin aparente continuidad, descoloca un poco. Salvo algún que otro desliz argumental, el guión está a buen nivel, manteniendo una tensión aventurera dirigida con claridad a no dejar descanso ni al niño más despistado.En cuanto a los actores principales, sólo tengo palabras excepcionales sobre Freddie Highmore. Es una máquina de actor, ojalá mantenga esa magia que transmite cuando pase por la adolescencia y llegue a la madurez, porque si es así estaremos ante un crack de la historia del cine; en cuanto a Mia Farrow, siento decir que es prescindible, porque cualquier otra actriz de su misma quinta podría haber hecho este papel.Como no puedo evitar tener la edad que tengo, los defectos que veo como adulto de esta película son los siguientes: la trama es tan rápida, que no profundiza en los personajes, ni de carne y hueso, ni animados, con lo cual hay veces que se pierde el hilo argumental. El metraje de la película, una hora y media escasa, puede que sea una de las razones de este defecto.Por otra parte, aunque el filme está destinado a niños entre 4 y 13 años, hay ciertos momentos con un componente sexual incómodo y no muy apropiado para un público infantil (aunque hoy en día la infancia es muy corta).Con todo lo explicado, puedo decir sin riesgo a equivocarme que si vais con vuestros hijos al cine a ver ?Arthur y los Minimoys? pasaréis una tarde divertida. Eso sí, disfrutadla con el espíritu y los ojos de un niño.
Si vais con vuestros hijos al cine a ver ?Arthur y los Minimoys? pasaréis una tarde divertida. Eso sí, disfrutadla con el espíritu y los ojos de un niño.
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Si tuviese que definir en una palabra a "Babel" diría: emocional. Es una película de sentimientos, de relaciones humanas, de miserias humanas y de tragedias, al fin y al cabo. Tras pasarme las últimas semanas viendo películas vacías y con contenidos burdos, "Babel" ha supuesto todo un respiro cinematográfico. Respiro por saber que aún se hace cine que cuenta historias importantes.Iñarritu, que ya mostró parte de su entender en "Amores Perros" y "21 gramos" ha llegado con "Babel" a articular una película con vidas cruzadas a priori inconexas. Al atraparte tras los primeros fotogramas vas entendiendo que Marruecos, Mexico y Japón no están tan lejos como piensas. Tal vez recuerde en algo a "Crash", por cuanto el drama rodea la vida de cada uno de los personajes que integran el film, pero no os confundáis, en "Babel" no se cuentan historias de racismo y prejuicios, en "Babel" se cuentan historias de seres humanos llegados a límite, de la frustración, de la irresponsabbilidad y de la tristeza.Susan (Cate Blanchett) y Richard (Brad Pitt) viajan por Marruecos, sin embargo no llegamos nunca a saber porqué están ahí, y qué les ha llevado a ese punto del planeta. Sin embargo eso no es lo importante, sino que su relación, de por sí frágil, se pondrá a prueba tras un dramático accidente, en el que se verá implicada una familia autóctona del país. En Japón, Chieko, una chica sorda, pasa sus peores momentos: aún es virgen, busca desesperadamente el amor, y debe lidiar con la fatal muerte de su madre, lo cual afecta a ella y su padre en diferentes versiones. Por último, en San Diego, dos niños quedan al cuidado de una sirvienta mejicana, la cual, a la vista de la larga permanencia de sus padres fuera, tomará la decisión de llevarse a los niños a la boda de su hijo en Mexico con un final digno de infarto.Me gustaría alargarme más en la sinopsis, pero sería desvelaros aspectos del film que prefiero queden en sorpresa, al igual que me ocurrió a mí al iniciar el film. Sin duda, todos los personajes toman decisiones, equivocadas y con consecuencias fatales en la mayoría de los casos, pero no son decisiones que no tomaramos ninguno de nosotros. Sin duda, el relato de la cuidadora mejicana y los niños americanos me pone la piel de gallina, ya que pienso lo fácil que es confiar en alguien que puede meter la pata hasta el fondo. El relato en Marruecos demuestra la sencillez de un revés fortuito y el de Japón me transmite la tristeza de no saber si quien nos rodea está en plena caída libre.Muy a mi pesar, y tras varios desencuentros con Brad Pitt debo reconocer que está que se sale en las manos de Iñarritu. Consigue mantener una tensión dramática, como debe ser, durante todo su segmento y su derrumbe final mucho dista de esas lágrimas irrisorias de "Leyendas de Pasión". No me extrañaría que entrara en los boletos de la academia para los próximos Oscar. Su mejor contrapunto es Cate Blanchett, de la que sí puedo decir que pocas veces me defrauda. Rinko Kikuchi, quien interpreta a la chica sorda japonesa realiza la actuación más triste que he visto en los últimos años, y hablo de tristeza emocional. Esta chica está echa polvo y lo trnasmite sin decir una sola palabra.Nada importa que en "Babel" se cambie del marroquí al inglés, después al español y después, al japonés. Iñarritu hace que todo esos idiomas fluyan como uno sólo para enseñarnos que el lenguaje es sólo palabras fonéticamente distintas, ya que el alma humana tiene los mismos claroscuros seas de donde seas. Es magnífica, y como tal, es uno de los mejores productos realizados este año. Se aconseja ver y se aconseja, sobre todo, SENTIR.
Si tuviese que definir en una palabra a ?Babel? diría: emocional. Es magnífica, y como tal, es uno de los mejores productos realizados este año. Se aconseja ver y se aconseja, sobre todo, sentir.
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Del Sr. Clint Eastwood esperamos cada vez más y más. Quien nos iba a decir que aquel Harry el Sucio se convertiría en todo un referente cinematográfico en el siglo XXI. Apuntando maneras, allá por el 92 con la multioscarizada "Sin Perdón", Eastwood ha sabido dotar a su carrera de un efecto crescendo, con cota máxima en "Million Dollar Baby", y que culmina hasta la fecha en el ambicioso proyecto de Iwo Jima: "Banderas de nuestros Padres", la cual aterriza primero, y la próxima "Letters from Iwo Jima" que llegará algo más tarde.Tras pincelar estos antecedentes iré al grano: "Banderas" está concebida para convertirse en un clásico, a pesar de que dudo si será ésta la parte del duo Iwo Jima que quede como recuerdo más notable. Desde el primer fotograma hasta el último Eastwood busca la película bélica más conmovedora de los últimos años, y ello no por ser bélica, sino por contar el sentimiento más mezquino de los yanquis a la vez que se libraba la 2ª Guerra Mundial: la necesidad de héroes a toda costa. Con todo ello, es una película patriótica, con una porción de la historia de América que no se si a todos interesará.Realmente, cuando comencé a ver el film no sabía exactamente qué me contaría el director, si serían escenas de combates al estilo cruel de "Salvar al soldado Ryan", o las cicatrices de guerra en seres desdichados como en "El Cazador". En "Banderas" se entrelazan ambos esquemas, y debo decir que lo hace de forma magistral. Flashbacks, un narrador, falsas entrevistas, todo lo que permita a Eastwood moverse de adelante hacia atrás y viceversa, para finalmente completar la historia de forma perfecta."Banderas de nuestros Padres" cuenta la historia de los seis hombres que, en la colina de Iwo Jima, en pleno fragor de la 2º Guerra Mundial, colocaron la bandera americana, siendo inmortalizados de por vida. Conviritiéndose la fotografía en todo un icono de guerra, 4 de ellos volverán a los Estados Unidos para hacer un gira promocional en busca de fondos para la guerra. Los recuerdos de los compañeros caídos, y la dificultad de erigirse en "famosos" por nada cambiará el rumbo de sus vidas.Debo confesar que me sorprendió gratamente encontrarme en medio de la trama con una crítica tan feroz a la sociedad americana que eleva a los cielos a gente que realmente no hace nada. No significa que los 6 hombres que ondearon la bandera estuvieran de vacaciones, sino que realmente ni se colocó estando en batalla, ni hubo muertos mientras la ponían, ni nada de riesgo, algo que, desconociendo por completo la historia americana, me hizo especial gracia.Así, mis escenas favoritas son las de los tres soldados haciendo todo un "tour" espectáculo para conseguir que la gente comprara bonos de guerra. La relación tan fría que les une, a pesar de haber compartido muertos en combate, y John Slattery, la figura del "manager", implacable, egoísta y todo un individuo execrable, le da una dimensión a la película que hace de los soldados aunténticos peleles, sin que pierdan a su vez el lado más emotivo de su debilidad, muy difícil de conseguir cuando se supone que debe de haber más violencia de por medio.¿Todo es tan bueno?, pues no. A pesar que en conjunto toda la trama está perfectamente encajada, las interpretaciones no llegan a la calidad del guión. Partiendo de la base que desde el principio me cuesta distinguir a Hank de Harlon y de Doc y de no-se-quien-más con tanto casco hasta las cejas, Ryan Phillipe está demasiado tieso, a Paul Walker casi ni lo distinguimos, Jamie Bell tiene escaso tiempo de pantalla y quien más peso dramático tiene en el film, el indio Adam Beach, no lo borda precisamente. Por otro lado el metraje, otra vez, es excesivo para lo que cuenta. Son 2 horas y 15 minutos, y vale que "Piratas 2andPrime; dura más, pero quien dijo que "Piratas 2andPrime; era corta. Como siempre, es mejor lanzar una película con intenciones de Oscar con un metraje digno de Oscar. Sin embargo en algunos momentos la acción se relantiza de forma innecesaria.Los que vais buscando una película de guerra sin compasión vais a salir muy defraudados de la sala. Tal vez ahí radique su fracaso en taquilla. El público creyó que vería vísceras y sangre, y en realidad Eastwood muestra mucho más corazón.De lo que sí estoy seguro es que, con un precedente como este, "Letters form Iwo Jima" va a ser excelente, porque Eastwood se alejará de tanta banderita y sentimiento patriótico para centrase en la visión japonesa del conflicto, y eso, en manos de este director es algo que no quiero perderme.
La película está concebida para convertirse en un clásico, a pesar de que dudo si será ésta la parte del duo Iwo Jima que quede como recuerdo más notable.
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Que me devuelvan mi dinero. Acabo de asistir a la proyección de un nuevo experimento cinematográfico el cual no conocía, se trata de llamar tu atención estrenando un film llamado "Marie Antoinette" (aquí "María Antonieta. La reina adolescente"), y dirigido por Sofía Coppola, pero en verdad compañeros, cuando estás sentado en frente de la pantalla, te enchufan dormidina a través de un guión, que juraría está conformado por tres folios.¿Dónde queda la Coppola de "Lost in Translation"?, pues aquí está, pero radicalizada a un 100%. No os miento cuando os digo que hasta bien pasados 25 minutos no se escucha la voz de Kirsten Dunst. Tampoco os miento cuando digo que tienen que pasar otros 20 para que se completen 3 frases seguidas. Sofía Coppola ha pretendido contar la historia de una adolescente, princesa y después reina, que se supone no es muy diferente a las demás: despreocupada, fiestera y, contando con posibles, una derrochadora del copón. Sin embargo, con todos estos elementos, la historia es lenta, sin emoción y aburrida en la mayor parte de su metraje.En el film se cuenta la historia de cómo María Antonieta pasó sus años en el Palacio de Versalles, centrándose en algo tan estúpido cómo la actitud del Luis XVI por no tocarla un pelo. La Revolución Francesa se toca de pasada, y hechos tan importantes como el ajusticiamiento del Rey, la de la propia reina o un aspecto tran truculento cómo el que la cabeza de la mejor amiga de María fue empalada y expuesta a la propia reina deben ser de escasa importancia para la directora. Muy al contrario, Coppola se dedica a perfilar una reina estúpida y de encefalograma plano. Posiblemente, y a fin de meterle algo de caña al asunto Sofía Coppola ha decidido adornar todo el conjunto con música de New Order, saliendo de dicha unión la escena más significativa de toda la película, en la cual María y su corte se desmadran en los salones de Versalles como si de una rave se tratara. Aún así, si tengo que tirarme hora y media para verla, que me la pongan en el trailer y ya estamos. ¿Son necesarias dos horas en total para contar el espíritu juerguista de la protagonista? , le gustaba la ropa, la bebida, el juego y el sexo, y aún así la forma de contarlo es la más pretenciosa que he visto en mucho tiempo. Buscando algo de historia de la reina de Francia me encuentro con "mira cómo se lo pasa la tía en su palacio".Si hay una cosa por la cual no se puede tachar a la directora es que falte detallismo. La imagen y el ambiente del film está conseguidísimo, recordándome bastante a la estética que tenían varias escenas de "Lost in Translation", por cuanto Coppola se recrea una y otra vez en gente parada y cómo se mueve todo a su alrededor, pero una vez más, la trama lo revienta todo. La falta de interés sexual del marido de María se lleva más tiempo del necesario y después de un rato, toda esa estética versallesca tan hermosa al principio se convierte en algo redundante y cargante.Si hay que opinar de las interpretaciones del film, ahí va: Kirsten Dunst da la misma profundidad a su personaje que a un cenicero. No sé si la propia Coppola es la responsable de que no se ahonde más en el personaje histórico, pero tanta despreocupación y pasotismo por el interior del personaje no es creíble si tenemos en cuenta que María Antonieta no pasó a la historia por vanal. Jason Scwartzman, el marido de María, pasaba por allí. Le dijeron:"ponte un traje de época y haz de pusilánime". Lo borda en ambos cometidos, y la química entre ambos personajes es la que tiene que ser: nula. La única que merece mi atención es Asia Argento, y aún así su interpretación es plana.En conclusión, "María Antonieta. La reina adolescente" ha supuesto para mí casi dos horas de imágenes preciosas sin contenido alguno. Sin trama, sin guión, sin palabras. Una auténtica relajación para mis músculos con resultados básicamente soporíferos. Si pasáis de la acción constante, ésta es vuestra película. Para mí es una tomadura de pelo. ¿No salió la Coppola abucheada de Cannes??.
Dos horas de imágenes preciosas sin contenido alguno. Sin trama, sin guión, sin palabras. Una auténtica relajación para mis músculos con resultados básicamente soporíferos.
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El viernes vi, por fin, Paradise Now, una película que, sin ser una obra maestra, me parece lo suficientemente interesante como para merecer ser recomendada. Llevaba ya mucho tiempo oyendo hablar de ella, y una nominación a los Oscar me parece un buen argumento a favor (en la categoría de película extranjera, porque en las demás no uso a la Academia como referente de nada). La verdad es que, salvo un par de cosas, me gustó bastante. La historia trata de dos jóvenes palestinos que son elegidos para llevar a cabo un atentado suicida. Punto. No contaré más. El caso es que siempre oímos hablar de estas cosas en las noticias y creo que no llegamos a hacernos a la idea de que lo que hay detrás de estos actos son personas, personas como cualquiera de nosotros, con sus miedos, sus preocupaciones y sus sueños. Paradise Now consigue que lleguemos a ver a los protagonistas como gente real, que duda y que reflexiona; y, aunque no estemos de acuerdo con ellos, podemos llegar a entender sus porqués. Es tan difícil ver que lo que hay detrás de las noticias internacionales no es una especie de "masa indefinida". La película consigue que nos demos cuenta de que, en realidad, no somos tan distintos, que todos sufrimos y todos queremos (¡y uno de los protagonistas usa exactamente el mismo cepillo de dientes que yo!). Por desgracia, tuve que verla doblada, y resultó de lo más extraño escuchar a palestinos con la misma voz que actores norteamericanos. En su contra se puede decir que podría profundizar un poco más en otros personajes que ofrecen visiones diferentes del mismo conflicto, y que el ritmo falla un poco. En un momento crucial, la película comienza a ser algo lenta y aburrida, cuando precisamente debería transmitir las emociones más intensas. De todas formas, se agradece la oportunidad de ver algo así, que toca un tema tan delicado con sensibilidad y que consigue que lo veamos de una manera diferente. Una escena para recordar: uno de los dos protagonistas está grabando uno de esos vídeos reivindicativos de los atentados suicidas, y recuerda comentarle a su madre dónde tiene que comprar el filtro para el agua. Dulce, absurdo y trágico al mismo tiempo. Id a verla. Merece la pena.
Sin ser una obra maestra, me parece lo suficientemente interesante como para ser recomendada
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Y, como no podía ser de otra manera, aquí llego yo hablando de esta palícula. Ya recordaréis que hablé en su momento de este libro (y, si no, buscad en Yo Friki de abril 2006) y lo puse por las nubes: en efecto el libro era bastante bueno (no hay nada como el Señor de los Anillos, pero libros como ese sólo hay uno). quizás por eso la película me ha parecido tan mediocre. Volvemos otra vez a un asunto importante: ¿a quién se le ocurre resumir semejante libro en una hora y cuarenta minutos?. La historia en butaca pierde muchísima solidez: te dejan de explicar un montón de cosas. Aparecen personajes mal representados (¿En qué aldea de Alagaësia perdieron los cuernos los úrgalos?¿desde cuándo la elfa parece medio enamorada de Eragon?. y suma y sigue), por no hablar del "peazo" trono que tiene Galbatorix.Tampoco explica de dónde sale Durza, el nombre de la dragona se lo pone Eragon, no se lo inventa ella (de hecho, en el libro se le da cierta importancia al nombre, ya que era el nombre de una dragona muy famosa en la historia de Alagaësia), por no hablar de que Saphira lleva constantemente la contraria a Eragon (y, por supuesto, no es "lo que diga el rubio", como dicen en la película). Hablemos de otra cosa: ¿a que nadie que no se haya leído el libro sabe de dónde sale el poder de la magia?: no lo voy a decir aquí por si alguien aún tiene intención de leer el libro, ya que es una de las cosas que hacen que el libro tenga consistencia y, de hecho será importante en la segunda parte: de todos modos, si alguien tiene curiosidad, que me pregunte en el apartado "comentarios" y le contestaré). En resumen, que el guión ha sido bastante chapucero.Y ahora llega la pregunta obligada: ¿y si alguien me dice que no ha leído el libro ni tiene ganas de hacerlo?, pues en ese caso la película te va a encantar, porque como la base del guión es buena, para aquel que no sepa todo aquello que falta, le va a gustar.Otro punto: hablemos del lugar donde se ocultan los vardenos: hay que reconocer que la imagen mental que el escritor (Christopher Paolini) dejó en mi mente de tal lugar, ¡no se corresponde en absoluto con el escenario en el que luego se desarrolla la batalla del final de la película! (que yo sepa, los vardenos vivían dentro de una especie de "montaña hueca", no en una especie de valle con un puente cutre de madera en medio).En resumen: si no has leído el libro, probablemente la película te guste. Si ya has leído el libro, probablemente la película también te guste, pero saldrás bastante decepcionado en comparación a cómo aquél te hace vibrar.
Y ahora llega la pregunta obligada: ¿y si alguien me dice que no ha leído el libro ni tiene ganas de hacerlo?, pues en ese caso la película te va a encantar, porque como la base del guión es buena, para aquel que no sepa todo aquello que falta, le va a gustar.
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Buenas tardes, queridos lectores. aquí llega de nuevo vuestro querido colega y vecino. o sea, yo. Hoy venimos a hablar de cine. La verdad es que llego un poco tarde pero, con todas mis disculpas, no he podido escribir antes por aquello de "cuestiones laborales". Vamos a hablar de una alianza que, por desgracia y muy a mi pesar, me parece a mí que no se va a hacer tan famosa como algunos esperábamos.Hablamos de una historia fundamentalmente de ciencia ficción, al menos a mi entender, ya que (como alguien me dijo por ahí): ¿pero no era de terror?. pues la verdad es que lo intenta, pero de miedo da más bien poco, salvo por un par de sustillos de bajo nivel (claro que, desde que vi en una gran superficie la película de "Estallido" clasificada como de terror, me creo cualquier cosa). La verdad es que yo fui al cine con intención de ver otra película, pero cuando vi que la susodicha no estaba y, sin embargo, acababan de plantar en cartelera "La alianza del mal", dije: pues esta también tenía yo ganas de verla, ya que anunciada en TV se veían un par de escenas que tenían muy buena pinta. Pues bien: lo cierto es que los efectos no están mal, si bien tampoco es que sean maravillosos, pero el guión es desastroso. no sé cómo se puede perder en la nada una idea que, aunque repetida, podía dar tanto de sí para unos frikis como nosotros. Se trata de una serie de familias, los "hijos de Ipswich", que generación tras generación van pasándose unos "poderes" de padres a hijos. Estas familias están unidas no sólo por la amistad, sino también por semejante secreto, ya que en la época moderna fueron perseguidos y asesinados por brujería. Unos supuestos poderes de este calado y un típico reparto de adolescentes (supuestamente adolescentes, porque dudo que alguno tenga menos años que yo) guaperas, aunque estén ya muy vistos, podrían haber dado más de sí, claro que con poco más de hora y media de duración todas las buenas intenciones quedarían en nada (¿acaso algún productor y/o director se piensa que una buena película que no sea infantil puede desarrollarse en tan poco tiempo?).Por cierto, ya que tengo una página conjunta con mis colegas, aprovecho para quejarme: ¿A quién se le ocurre que poner el cine a seis euros es una buena idea?¿De verdad se piensan que está la economía para arriesgarse de nuevo a ir a ver una película de la cual te quepa duda alguna? A partir de ahora, y con los precios a los que están poniendo los cines (y quede claro que ya sé que en Madrid o Cataluña será todavía más caro, lo cual me parece aún más escalofriante) me da la sensación de que más de uno nos vamos a repensar muy mucho si vamos a volver a ir al cine (¿y serán capaces de decirme ahora que el número de clientes no ha bajado?, porque eso sí que no me lo creo), excepto para ver auténticos peliculones (o sea, uno de cada mil.).Puesta ya aquí mi queja, paso a resumir el asunto: la sinopsis ya os la he comentado y, aunque me ha parecido poco, la verdad es que no puedo contaros más sin riesgo de estropearos la película (lógicamente, en una peli de hora y media, poco más hay que contar). En resumen, que podéis esperar pasar el rato con ella, pero que desde luego yo, de haberlo sabido antes, no habría ido a verla al cine ni de broma.
Podéis esperar pasar el rato con ella, pero que desde luego yo, de haberlo sabido antes, no habría ido a verla al cine ni de broma.
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A ver. cómo escribir esto sin que alguno de los creadores de la película se lo tome a mal. bah, no puedo. 'Mujeres en el parque' me pareció aburrida, descuidada y, lo que es peor, parece hecha solamente para su director y su guionista.Sinopsis oficial:"Daniel, profesor de música y pianista y Ana, galerista, atraviesan una crisis de pareja tras más de veinte años de vida en común. Daniel se ha ido a vivir solo y quiere el divorcio. Ana se resiste a aceptar la realidad.El malestar repercute en su hija Mónica, que, después de acabar la carrera de periodismo, está especialmente sensible al no encontrar trabajo, tarea a la que se dedica junto a su novio, David.La música parece ser la única actividad que centra y sosiega a Daniel, un hombre incómodo consigo mismo y con los demás, y que mantiene una relación que dista bastante de ser perfecta con Clara, una mujer casada que despierta la curiosidad de Mónica.Una noche, Mónica vive un embarazoso e incomprensible episodio en el que se ve envuelta junto a Daniel, Ana y Clara."Mi sinopsis:"Daniel y Ana están en proceso de separación, y no se comunican demasiado bien. Mónica, su hija, no encuentra trabajo, y tampoco se comunica bien. Cuando intenta reconstruir su relación con su padre, conoce a Clara, su amante, con la que tampoco se comunican bien ni ella, ni su padre. El único que parece no sufrir problemas de comunicación es David, novio de Mónica. Una pena que esté rodeado de tanta incomunicación. Todos ellos pasean por el Retiro"Felipe Vega, director, y Manuel Hidalgo, guionista, afirman haberse centrado en los personajes a la hora de crear 'Mujeres en el parque', y aseguran que son los propios personajes los que, con total libertad, configuran la historia. Lo primero me lo creo, porque es verdad que sus personajes principales son absolutamente coherentes con su naturaleza, de principio a fin: vamos, que progresión, la mínima. Daniel (Adolfo Fernández), Ana (Blanca Apilánez) y Clara (Emma Vilarasau) conforman un triángulo amoroso monocorde, inexplicablemente falto de tensión. Mónica (Bárbara Lennie) debería ser el reactivo para que por fin salten chispas, pero se queda demasiado tiempo en la posición de simple observadora. David (Alberto Ferreiro) es un mero accesorio para revelar que Mónica copia la conducta de su padre. Del resto de secundarios, mejor no hablar, porque son simples resortes de guión para que los personajes puedan contar algo de sí mismos. En resumen: Vega e Hidalgo no cuentan una historia, sino que muestran las miserias de personajes cercanos a ellos, quizá, pero enormemente ajenos a mí, por ejemplo.En el plano técnico se refleja también la prioridad de director y guionista: la mayoría de las secuencias de la película son diálogos estáticos entre dos personajes, la mayor parte de ellos sentados, y resueltos a master/plano/contraplano. La otra mitad de secuencias son paseos por el parque del Retiro y alrededores, que ilustran, supongo, la incomunicación de estos personajes. Hombre, no digo yo que hagan travelling circulares, pero si la narración de por sí era ya inexistente, el ritmo se resiente hasta el desmayo. O la cabezada.No todo es negativo. Las interpretaciones son ajustadas, pero los personajes son tan contenidos que los actores a veces rozan el hieratismo. En general están correctos, destacando Bárbara Lennie en la parte positiva, y un chaval muy hostiable haciendo de alumno del profesor de música en la parte negativa.Pero lo peor de todo no es ni el estatismo, ni la sobriedad (¿pobreza?) visual, ni la sensación de que me estén contando algo que a mí no me interesa. Lo peor es que los últimos veinte minutos se dedican a intentar darle una explicación a la disfuncionalidad de todas estas relaciones, con un giro digno de culebrón y totalmente fuera de lugar. Vaya tela, tanta sobriedad y luego me vienen con éstas.En fin, que yo me aburrí y mucho, y que aún no sé quién esperan los responsables de la película que sea su público. Un 4, por las interpretaciones.
Mujeres en el parque me pareció aburrida, descuidada y, lo que es peor, parece hecha solamente para su director y su guionista.
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El thriller, las películas de intriga y de misterio no han sido históricamente muy cultivadas en el cine español, a pesar de que en los últimos años se está tratando de remediar eso. Y la mayoría de estos trabajos no tienen nada que envidiar a las grandes producciones extranjeras, ya que en cuanto a inteligencia y originalidad se sitúan muy por encima. El cine español está perdiendo poco a poco sus complejos frente a otras cinematografías, y ha demostrado la capacidad de abordar todo tipo de géneros y salir airoso del desafío. Ahora, son los espectadores los que deben olvidar los prejuicios en contra de las películas españolas diferentes, y con ejemplos como La Caja Kovak, la empresa no debería ser muy complicada.Daniel Monzón dirige su tercer largometraje, después de una historia fantástica, El Corazón del Guerrero y una comedia disparatada, El Robo Más Grande Jamás Contado. El cineasta propone con La Caja Kovak un thriller psicólogico que no toma al espectador por tonto, lo cual, aunque a simple vista pareciera un logro evidente, es digno de elogio hoy en día. La secuencia de los créditos iniciales es una buena muestra de lo que puede esperarse de la película. David Norton (Timothy Hutton), un reputado escritor de ciencia ficción viaja a Mallorca a dar una conferencia, pero en el transcurso de su estancia, sufrirá una terrible pérdida. Con la ayuda de Silvia (Lucía Jiménez), una chica joven y enérgica, David intentará descubrir los extraños acontecimientos que se desarrollan en la isla, y cuyo responsable parece ser un anciano llamado Kovak (David Kelly). Daniel Monzón sumerge al espectador en una historia inquietante y laberíntica, y no lo suelta hasta que aparecen los títulos de crédito. La Caja Kovak es un film de intriga y misterio realizado con el mismo espíritu de los grandes clásicos del género, y es honesto consigo mismo, ya que ofrece lo que promete, sin trampa alguna. Poco a poco, la cinta va aumentando de intensidad, y al mismo tiempo, la atmósfera que crea Monzón se vuelve más angustiosa, atrapando por completo al espectador, dejándolo sin aliento y a total merced de los vaivenes de la trama. En ningún momento Monzón recurre a lo fácil, a la truculencia gratuita, a los sustos o la casquería. Mención especial merecn los últimos treinta minutos de La Caja Kovak y su intenso clímax. Técnicamente, el film es sobresaliente, al igual que la labor interpretativa de Timothy Hutton, Lucía Jiménez y David Kelly, que bordan sus papeles bajo la atenta dirección del mallorquín.La Caja Kovak es una película de intriga notable, que cumple con su función a la perfección, mantener intigrado al público hasta el último momento, y se trata de un excelente ejemplo de la buena salud artística que vive el cine español.
La Caja Kovak es una película de intriga notable, que cumple con su función a la perfección, mantener intigrado al público hasta el último momento.
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La magia de Viena a principios del siglo diecinueve esta allí aunque sepas que fue filmada en Praga. La película se siente como si fuera de otra época porque juega con la ilusión de efectos ópticos, como deformaciones de lente y desenfoques, que le dan otra textura. Para los efectos especiales de los trucos de magia se uso la tecnología de la época. Podría decirse que es magia real, pero sabemos que es ilusión. Es más es cine, y por supuesto que también hay efectos digitales pero han sabido moderarse y crear un encanto.Paul Giamatti es el inspector Ulm, el narrador de esta historia bastante convencional. Se obsesiona con Eisenheim, el ilusionista, y quiere descifrarlo. Ulm es hijo de un carnicero y amigo del príncipe. Eisenheim es hijo de un ebanista y la prometida del príncipe es su gran amor de la infancia. El príncipe tiene sus propios planes para destronar a su padre. Al usar la magia para desenmascarar su arrogancia se empiezan a despintar los límites entre el arte y la realidad.Ed Norton interpreta a Eisenheim con su mirada golpeada que se hace cada vez más oscura. La magia empieza con radiantes naranjas y se va ensombreciendo hasta llegar a espectros del más allá. La música Phillip Glass subraya los tonos sombríos.La película tiene resonancia aunque sea humilde. Combina elegantemente intriga, romance y magia entre humo y espejos. Esta basada en el relato corto de Steven Millhauser. Hasta la tipografía de los créditos finales es encantadora.
La película se siente como si fuera de otra época porque juega con la ilusión de efectos ópticos, como deformaciones de lente y desenfoques, que le dan otra textura.
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Después de ver la estupenda Lost in translation, uno podía tener esperanzas muy altas con el nuevo proyecto de la hija de Francis, Sofia Coppola. Al menos, yo las tenía. Pues resulta que su nuevo proyecto, para ella, el cierre de la triología de la incomprensión, se basa, no en la historia de unas hermanas jóvenes ni en dos individuos perdidos en Tokyo, sino en la vida de María Antonieta, la que en su momento fue reina de Francia. Esta asombrosa decisión, según ella, se basa en el retrato de una joven incomprendida en la corte con un estilo propio de la directora. Para mi, se basa en el retrato de un ser incomprendido en una corte que no comprendía a nadie y en el exceso de pasteles, encajes y flores. Pero ante todo, María Antonieta presenta una delicada puesta en escena (prácticamente perfecta), unas actuaciones formidables, una fotografía preciosa y una música elegida con un gusto exquisito.El guión quizás presente un ritmo excesivamente lento y repetitivo, pero ya me diréis qué más se puede contar de la vida de una adolescente que vive de pasteles y encajes. Así que lo que se hecha a faltar son relaciones más profundas entre la corte, debates políticos (aparecen, pero muy superficiales)? En mi opinión, creo que Coppola podría haber sacado muchísimo más provecho, no de la jovencita, sino de todo lo que le rodeaba, aunque no le perteneciera. Vale, es entretenido y cool grabar pasteles, zapatos (¡atentos a las All Stars!) y encajes, pero creo que la directora de Lost in translation podría haber llenado este vacío que tanto se nota en la historia. Aunque es cierto que el guión no es malo, ni mucho menos. Me refiero a que puede que sea un tanto vacío, pero mal estructurado no está. Pese a su lento ritmo y algún que otro bajón, es un film totalmente innovador y cautivador. Aunque esto, creo que se debe más a su estilo que no al guión.Pasteles austriacos, flores, vestidos y rock and roll.Algunos criticarán el estilo de la hijísima de Coppola diciendo que es vacío, pijo y desmesurado. ¡Pero vamos a ver! En sus películas, para mi, lo que más influye es el estilo. Así que entras o no entras. Yo entré en Lost in translation, y me quedé maravillado. Su segundo largo transcurría en el siglo XXI, o sea, que no era un film de época. María Antonieta, evidentemente, sí lo es. Y uno se preguntará: ¿cómo plasmará su modernísmo estilo en un film de época?. Pues muy sencillo. La cuestión está en tener buen gusto para añadir música moderna en escenas de época y hacerte creer que la sociedad no ha cambiado tanto. Y para mi lo consigue. Es más, el estilo popero del film es lo que más me atrae. Quizás en ocasiones se exceda (sobretodo con mostrar zapatos y vestidos) pero es que realmente es de lo que vivían ese conjunto de "animales" de la corte. Aunque he de decir que lo mejor de todo es la música. Aparecen canciones de New Order, The Cure o Gang of Four, y todas ellas son excepcionales (destacando Celebration, del primer grupo). Aunque también se introduce música del siglo XVIII, supongo que para no cargar demasiado al personal. Sin duda, la mejor escena con música moderna es la del baile de máscaras, con una canción de Siouxsie and the Banshees, totalmente incréible.Se le ha acusado a Sofia Coppola de no retratar al pueblo (que en esos momentos estaba tocando la pobreza). Yo creo que lo retarta poco, al igual que la corte y los sucesos políticos, pero también pienso que la escena clave del film es esa en que María Antonieta asume su derrota mostrándose ante el pueblo, que pretende asesinarla. Es una escena excelentemente rodada y que cuenta más de lo que parece, al igual que el delicado y arriesgadísimo plano del cambio de cuadro (quien la haya visto ya sabrá a qué me refiero). Así que, en definitiva, he de decir que la película falla cuando se excede y en cambio, cuando resume un hecho importante en una pequeña secuencia, es cuando resulta más increíble.Otro punto absolutamente destacable es la sublime interpretación de Kirsten Dunst. Su papel, pese a contener sentimientos totalmente vacíos, está interpretado con maestría y sentido común. Sin duda, la actuación de esta chiquilla se merece algun premio, aunque dudo que se lo den. También son estupendas las apariciones de Jason Swartzman y Judy Davis (¡qué envejecida está!), en unos papeles totalmente diferentes pero muy peculiares.En conclusión, podría afirmar que María Antonieta es bastante mejorable, tanto en el aspecto de la solidez del guión como en la, a veces aparente falta de sentimientos que hay detrás de las cámaras. Pese a todo, tiene un diseño de producción admirable y un estilo con un gusto exquisito.
María Antonieta es bastante mejorable, tanto en el aspecto de la solidez del guión como en la, a veces aparente falta de sentimientos que hay detrás de las cámaras. Pese a todo, tiene un diseño de producción admirable y un estilo con un gusto exquisito.
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La cuestión puede ser: ¿te esperabas o no te esperabas un final como éste? Si te lo esperabas es que eres un tío muy listo. Y no digamos ya si te lo esperabas desde el principio: un genio. Desde que dejaron de publicar la revista "Cábala", la gente necesita películas como esta para decir lo lista que es.Yo no soy listo, no sé mucho de geometría, ni mucho de historia, como el de la canción de Sam Cooke, pero hay personajes que me caen bien. El personaje de Hugh Jackman me gustaba cuando quería devolver la afrenta. Era interesante cuando convierte la rivalidad en el único hilo que mueve su vida. Luego se pierde.El problema de estos directores tan cerebrales como Nolan es que ponen la historia al servicio de una idea, de un truco. Puestos a elegir, prefiero el truco de "El ilusionista" que está al servicio de la historia. Y tampoco me gustó mucho "El Ilusionista". Lo único que puedo decir a favor de Nolan es sabe contar una historia complicada. Es una historia en tres tiempos que esconden una sorpresa, y sin embargo no pierde al espectador.El personaje de Michael Caine es el del sabio, él guía a los magos y les explica lo que es el prestigio. Es la tercera parte del truco, la que devuelve la magia a la realidad, la que hace que vuelva a aparecer la cordura. El prestigio es la parte que le falta a la película.
La cuestión puede ser: ¿te esperabas o no te esperabas un final como éste? Si te lo esperabas es que eres un tío muy listo. Y no digamos ya si te lo esperabas desde el principio: un genio.
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No sé si el hecho de ser una persona extraña y solitaria me ha hecho adorar las películas que hablan sobre la relaciones sociales; las idas y venidas de un grupo de seres algo atontados y, sobre todo, muy egoistas, conocidos habitualmente con el nombre de humanos. Sin embargo, también he de reconocer que cuando un largometraje de estas características no cumple un mínimo de espectativas, el resultado es más negativo que con otro tipo de géneros menos pretenciosos.Algo parecido pensé cuando vi Mujeres en el parque, la última obra de Felipe Vega. Un supuesto drama que narra la crisis sentimental de una pareja y la repercusión que conlleva este problema sobre el entorno más cercano: su hija. La intención del director ha sido la de añadir realidad sobre el tema y en algunos aspectos lo ha conseguido (algún que otro diálogo, la interpretación de Bárbara Lennie, las urbanizadas imágenes de Madrid) pero el problema principal se sitúa en la falta de profundidad y de búsqueda, sobre todo, porque hablamos de sentimientos.Como remate, para intentar salir del paso, el final gira sospechosamente y da la sensación de que con este truco se intenta cubrir la falta de investigación creativa pero, lo único que se consigue es aumentar la incredulidad a una historia que se supone muy real. Tampoco queda muy claro la existencia de ciertos personajes y su importancia en el desarrollo de la historia (el estudiante pesado que desborda a Mónica con preguntas y que cuando comienza a mostrarnos su interior desaparece -y es una pena porque es uno de los personaje más interesantes- o el amigo con aspiraciones a violador de Ana).La verdad es que me encantan las películas sobre las relaciones íntimas entre las personas pero si uno no va a ser capaz de hacer un buen trabajo es mejor recurrir a otros grandes clásicos ya que siendo peores te aportarán más beneficios en taquilla (musicales con gente que nos sabe cantar, comedias con humor casposo, películas con muchos desnudos y poco argumento, dramas de sufridas viudas sin dinero que van al mercado con un traje de Gucci y moño de peluquería, etc.).
La verdad es que me encantan las películas sobre las relaciones íntimas entre las personas pero si uno no va a ser capaz de hacer un buen trabajo es mejor recurrir a otros grandes clásicos.
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Si hiciéramos un símil entre el cine y la magia, podríamos sacar muchísimos parecidos.y por supuesto, diferencias. 'The Prestige' es cine con magia, y con truco. Una buena historia, que nunca deja de lado los personajes, y que te da todo lo que se pretende: entretenimiento.El problema está en que parece que desde un principio, nos están diciendo que estamos ante dicho truco. Un truco, todo hay que decirlo, que parece más bien una sucesión de ellos.pero que es relativamente fácil darse cuenta de él en el transcurso del film. ¿Y si no? Mejor, más disfrutaras de la cinta.Dos magos londinenses del siglo XIX, a raíz de la trágica muerte de la mujer de uno de ellos, comienzan una lucha por acabar con la carrera (y la vida) del otro. Argumento quizás simple para algunos, pero que con la presentación que Nolan hace del film, y gracias a sus protagonistas (gran reparto), hace que el film sea algo más que interesante, hasta el punto de ser altamente recomendable, eso sí, para un mero disfrute del cine 'mágico'.Un aspecto destacable de esta última película del realizador Christopher Nolan es su continuo interés porque el espectador esté atento a la pantalla. Como un truco de magia, sí. Y aunque al principio el ritmo pueda ser algo lento, y de hecho, es posible que le sobre algo de metraje, la expectación aumenta gracias a unos buenos golpes de efecto por parte del director, del guión, la excelente ambientación y la calidad de las interpretaciones: Hugh Jackman y Christian Bale están a la altura, así como Michael Caine (como siempre), aunque bien es cierto que el papel de Scarlett Johansson no es tan importante como para su lucimiento (¿o precisamente sólo fue para lucirse?).The Prestige es una película que entretiene, y puesto que está concebida como tal, creo que no merece más juicio que el pretendido. Y cumple, con nota, su objetivo.
The Prestige es una película que entretiene, y puesto que está concebida como tal, creo que no merece más juicio que el pretendido. Y cumple, con nota, su objetivo.
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Se pueden hacer buenas películas de buenos libros, aunque nos extrañe. Y se puede hacer siendo fiel al espíritu y los personajes y traicionando la letra todo lo que haga falta para que el producto cinematográfico, que jamás eliminará al libro de donde arranca, pueda entenderse por sí mismo y sea, en su propia estructura, una obra que se aguante sola. Es lo que han hecho Christopher Nolan y su hermano Jonathan con la obra de su tocayo Christopher Priest: una adaptación seria y rigurosa que no tiene ningún empacho en simplificar la historia de la novela, recortándola en lo preciso y despojándola de subtramas secundarias, para centrarse simplemente en la historia de la obsesión compartida de dos magos y sus continuas fintas en busca de una venganza que no tiene sentido más allá de la búsqueda del enfrentamiento por el prestigio. Planteada casi como una obra teatral en su falta de aire escénico, casi siempre en enclaves cerrados que remiten a los escenarios o las bambalinas donde los dos magos (o sus ingenieros o los científicos) realizan sus representaciones y sus entrenamientos, El prestigio (absurdamente pretitulada en España "El truco final", me imagino que porque lo mismo el nombre de la peli recuerda a cierto barco hundido del que convenientemente luego no se quiso acordar nadie) supone un duelo escénico entre Hugh Jackman y Christian Bale, convertidos cada uno en reflejo del otro y, en jugoso juego narrativo, en espejos de sí mismos. Ayuda bastante que un gigante interpretativo como Michael Caine preste la serenidad necesaria y se agradece que, despojada la historia de subterfugios narrativos, la presencia de las tres mujeres en escena (incluida la bella Scarlett Johansson) sea adecuadamente secundaria. Sin renunciar a la técnica narrativa de flashbacks desbarajados que tan buen resultado dio en Memento y en Batman Begins, aquí las fintas dentro de las fintas posibilitan a la perfección el juego de diarios y descubrimientos, pases de birlibirloque estructurales que pueden desconcertar a quien no esté en el ajo de la narración desde el principio. Porque, como bien avisan las imágenes y la voz en off de Michael Caine, todo está a la vista y la narrativa propia del cine ya nos muestra, casi al principio, entre los canarios, cuál es el gran misterio del truco del Hombre Transportado. La graduación de la historia mejora el clímax del libro, y se centra a la perfección en la aparición de Nikola Tesla, quizá demasiado sobriamente interpretado por un severo David Bowie, o quizá yo esperaba ver algo más cercano a Ziggy Stardust. Aunque se insinúa en alguna línea de diálogo, habría sido interesante ver algunas de las obsesiones compulsivas alimenticias del propio Tesla en la escena del almuerzo. Con planos que en algún momento remiten al Drácula de Coppola (la llegada a Colorado recuerda poderosamente a la llegada de Jonathan Harker a Transylvania, y en algún paseo por Londres uno casi puede ver que cerca anda Mina Murray en el cuerpo de Wynona Rider), la tensión dramática se acumula en una narrativa intensa, casi a contrapelo en el cine de hoy. Quizá se pierde un tanto el referente cuántico tongue-in-cheek al gato de Tesla y su ciencia adelantada al tiempo, por lo que el espectador sin duda creerá que estamos viendo un nuevo truco de magia. Confinado adrede a un aparente papel secundario (quizá en el libro su personaje tiene más fuerza), Christian Bale cede buena parte del metraje y la actuación a un magnífico Hugh Jackman, quien no sólo es capaz de interpretar fugazmente un doble papel, sino que, cambiando su pose e imagino que levemente su físico, da la impresión de ser en efecto otra persona: habrá que esperar al DVD para escucharlo declamar a Enrique IV en su borrachera continua. Sólo hay que fijarse con atención para darnos cuenta de que estamos ante la primera gran película del año.
Estamos ante la primera gran película del año. Una adaptación seria y rigurosa que no tiene ningún empacho en simplificar la historia de la novela, recortándola en lo preciso y despojándola de subtramas secundarias.
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Buf, que miedo de cartel, con todos los de la montaña rusa muertos y con cara de dar susto. Uf, que mal rollo. Aunque si le hubieran puesto a alguno una nariz de payaso hubiera sido más adecuado para la película que nos atañe.La película trata de un grupo de estudiantes que terminan el bachillerato (o sea, de los que tienen veintitantos e intentan aparentar que no llegan a la mayoría de edad) y se preparan para la fiesta de graduación. Antes de la misma, deciden ir un grupúsculo al parque de atracciones a montar en una montaña rusa tremenda. Cuando están montados en ella, una chica tiene una premonición y ve que todos van a morir. Monta un lío de narices y consigue que varios de sus amigos se bajen de la noria. Instantes después, todos los que no bajaron mueren al descarrilar la vagoneta. A partir de aquí, la muerte busca incansablemente (y con mucha imaginación) resarcimiento ante la osadía de arrebatarle de sus frías manos a esas almas pecadoras. ¿Os suena el argumento?Bueno, la primera tuvo su gracia. La segunda, venga, vale, aceptamos barco como animal acuático. Joder, pero la tercera es infumable. Se enclava dentro del género "¿Es de risa, es de miedo o es una gilipollez?", que por otra parte es un género con grandes títulos en la actualidad. Los actores son patéticos, salvandose las dos que salen en pelotas por aquello que un desnudo siempre alegra la vista. Las muertes son una risa, de lo absurdas y rebuscadas que son (la del negro cachas es graciosísima). Y el argumento es demasiado lineal. Además, como ya sabes de que va la vaina, no te sorprende para nada en ningún momento.Resumiendo, un mojón de a kilo con el que puedes echar la tarde con los amigotes en casa (cuando salga en DVD) mientras os inflais a pizzas y cervezas un resacoso día de domingo. Ir al cine a ver esto merece que os devuelvan la entrada.
Ir al cine a ver esto merece que os devuelvan la entrada
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Tercera incursión de Steven Spielberg en la segunda guerra mundial, popularmente aclamada en los últimos ocho años desde su estreno como una de sus obras maestras y una de las mejores películas bélicas de todos los tiempos, lo cual es un error, empecemos por ahí. "Saving private Ryan", no solo no es una obra maestra sino que podría decirse que es una de las películas más insustanciales, pretenciosas y fallidas de la filmografía del "rey midas" de Hollywood. Una filmografía, dicho sea de paso, tan sorprendente y prodigiosa como irregular.Y sin embargo, estamos hablando de uno de los mejores narradores de los últimos cuarenta años, un cineasta que ya, por méritos propios, forma parte de la iconografía básica del séptimo arte. Por ello, el soldado Ryan , siendo un producto que no alcanza la altura de sus pretensiones, tampoco deja de ser un filme brillante, plagado de grandes momentos que lucen la maestría de una orquestación visual y escenográfica propia de la antología. Antológica es la secuencia inicial, de unos veinte minutos de duración, por la creación de un clímax de realidad desnuda y desgarrada, el "hiper-realismo" con el que Spielberg inaugura un estilo imitado en producciones recientes: "Banderas de nuestros padres" o "Hijos de los hombres". Nunca se filmó la crudeza del campo de batalla de la manera en que lo hizo Spielberg , y el hecho de que determinadas secuencias constitutivas de un estilo fundacional -en el marco del cine de masas - hayan sido motivo de imitación las convierten en un pequeño clásico contemporáneo.Spielberg es un maestro a la hora de dar espectáculo, no nos cabe duda, y el soldado Ryan es, ante todo, un espectáculo desarrollado en un marco de cine bélico. El problema es que pretende ser una reflexión discursiva sobre la contienda y los dilemas en torno a la ética humana y el código deontológico militar. Y, en palabras del propio Spielberg, también quiere ser una película anti-bélica, lo cual ya resulta hilarante. Ya lo hemos insinuado en el anterior comentario: Spielberg no es un intelectual, no esta capacitado para abordar problemas ideológicos de una cierta complejidad. Spielberg es un crío dotado de una gran imaginación visual y se mueve muy bien en el terreno del espectáculo, del dibujo contundente de perfiles emocionales y sentimientos de desamparo en ámbitos como la fábula ("Inteligencia Artificial), la ciencia ficción ("Encuentros en la tercera fase") o el melodrama más clasicista ("El color púrpura"), por poner ejemplos.Pero desde luego, no tiene la suficiente madurez intelectual como para saber lo que es una película antibélica. El antibelicismo, en cine, implica una mirada fría y distante que nos muestre el despropósito y el absurdo de la guerra, vaciando el espacio y el contenido visual de símbolos, justificaciones y representaciones colectivas en torno a la contienda . Y lo que hace Spielberg es todo lo contrario; quiere mostrarnos el horror de la guerra, pero no ceja en querer convencernos de que todo tiene una justificación, de que hay una recompensa y un mérito. Así pues, de entrada, "Salvar al soldado Ryan" muestra la incoherencia y la superficialidad propias de un niño que se enfrenta a un discurso ante el cual no tiene los suficientes recursos.El tema y la historia, fijémonos en la simpleza: hay que salvar a un soldado porque lo manda el jefe del estado mayor (por la gloria de los héroes patrios y de sus respectivas mamaítas) y le encargan la misión a otro grupo de soldados que se pasan toda la película preguntándose si merece la pena sacrificar sus vidas por la vida de un solo soldado. O lo que es lo mismo, pero cambiando el marco humano de referencia, plantearse la cuestión de si es ético y moralmente legítimo matar a cien hombres sabiendo que estas salvando la vida de otros muchos, ya sean doscientos o el cómputo de toda la civilización occidental, en defensa de la cual, un suponer, se libró la contienda. Spielberg se posiciona sin rubor, manipulando al espectador sin ningún atisbo de sutileza; la conclusión es que toda guerra o acto de muerte es justificable si se hace en nombre de ciertos valores institucionales y, sobre todo, en nombre de la humanidad colectiva o individual. En el caso individual del soldado Ryan, el sacrifico de John Miller (Tom Hanks) es un motivo para que Ryan justifique las muertes de sus compañeros con aquello de "dime que he sido una buena persona". Spielberg utiliza casi tres horas para hablarnos de estas simplezas.Merece el caso remarcar el insulso y excesivo metraje, son casi tres horas para un desarrollo muy estático y una estructura demasiado repetitiva. Dicho espacio temporal queda totalmente desaprovechado ya que sus personajes apenas evolucionan. Véase su personaje central, simplemente efectúa un recorrido espacial, pero su porte, sus gestos y sus decisiones -cargados de distintos matices, como veremos - son los mismos al final que al inicio. Los secundarios no pasan de ser un relleno, por otra parte, bastante efectivo. Esto responde a la verdadera naturaleza del filme; una excusa para filmar muchas escenas de acción y para que todo el mundo aplauda las excelentes virtudes de Spielberg en el manejo de la cámara, la angulación, el ritmo, la puesta en escena.En cuanto a guión, demasiado a menudo se cae en un dramatismo facilón y zafio: como en la escena del soldado que quiere llevarse y proteger a la niña: "es que me recuerda a mi sobrina".No obstante, el discurso es bienintencionado, se justifica la guerra pero se pretende que la guerra haya servido a un fin noble: ya que aquellos hombres sacrificaron sus vidas por nuestro bienestar y en defensa de nuestro estilo de vida y de unos valores ilustrados, por lo menos, seamos buenas personas. En fin.El discurso es tan panfletario, evidente y simplista, que termina por malograr la impecable factura visual y técnica.Con todo, estamos ante un producto espectacular y brillante, con momentos soberbios, pero irregular en su conjunto. Lo mejor de la función, sin duda, es su personaje protagonista, John Miller, un perfil dotado de un gesto amargo y contradictorio en su disposición de jefe militar y ser humano protector y responsable de la seguridad de sus muchachos. Durante todo el filme se debate entre el deber según el código militar y los sentimientos hacia sus pupilos. Hay una escena soberbia -probablemente la mejor, auténtico lujo interpretativo -que refleja toda la dimensionalidad del personaje: tras la muerte de uno de sus muchachos, causa inmediata de su innecesario empeño en cubrir terreno según un objetivo exclusivamente militar, vemos a Miller en soledad intentando reprimir las lágrimas, en lucha consigo mismo entre la parte humana y la del militar sujeto a un código deontológico. En ese sentido, Miller representa la complejidad de un personaje atormentado que juega a dos bandas irreconciliables. Es John Miller, en definitiva, el perfil humano que le da personalidad y versatilidad cinematográfica al filme, el único que verdaderamente nos remite a ese sabor clásico de John Ford.En síntesis, Salvar al soldado Ryan no es una gran película de Spielberg, es un producto superfluo, pero sí es un gran espectáculo visual y un entretenimiento de consumo fácil a modo de película de aventuras provista de un discurso ceñido a los dogmas institucionales norteamericanos.No entramos a valorar si dichos dogmas institucionales son buenos o malos, útiles o ineficaces, legítimos o ilegítimos, justos o injustos ( ese no es nuestro objetivo). Lo que nos preocupa y ocupa es que Spielberg se limita a "copiarlos" e incorporarlos en un discurso plano, con lo cual muchos cinéfilos dirán -sobrados de razones - que esta película es un acto de propaganda en 163 minutos.En el lenguaje del cine, la imagen que abre la narración y la imagen que la cierra juegan un papel decisivo. Pues bien, aquí se empieza con un plano de la bandera de los estados unidos de américa y se termina con un plano de la misma bandera. Agárralo por donde puedas.
No es una gran película de Spielberg, es un producto superfluo, pero sí es un gran espectáculo visual y un entretenimiento de consumo fácil a modo de película de aventuras provista de un discurso ceñido a los dogmas institucionales norteamericanos.
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Ojos caídos, mirada triste, boca torcida y aspecto, a pesar de los años, y golpes, aún fornido y bonachón. Vuelve Stallone a desenterrar del baúl de los recuerdos al púgil más célebre de la ficción cinematográfica. Y más que dedicarle un mausoleo, su personaje sigue vivo y con ganas de pelea, por lo que le dedica un monumento, a si mismo, a los hechos y a las personas amadas del pasado. Los incondicionales de la saga "Rocky" se lo van a pasar bien.En su jubilación, el doble campeón del mundo de los pesos pesados ya no se dedica a repartir tortazos en el ring, pero sí a repartir consejos entre amigos, conocidos y a todo aquel que se cruze buenamente en su camino, aunque no venga a cuento. También a relatar una y otra vez sus batallitas del pasado a desconocidos admiradores o clientes de su restaurante, que si viene adrede porque se incluye en el menú de su "Adrian?s".Y tiene su gracia que una película que durante la mayor parte de su metraje está filmada de un modo realista y callejero vaya destelleando visos de cariz fantástico hasta entrar de lleno en el terreno más increíble durante su tramo final. Cuando el legendario Rocky Balboa, de casi 60 años, se enfunde el calzón y los guantes de nuevo para aguantar no sólo el tipo en el cuadrilátero sinó también para darle caña a un rival mucho más joven e invicto, una máquina de repartir leñazos vanidosa y poco popular llamada Mason "The Line, Dixon, encarnado por Antonio Tarver (campeón actual y real de los pesos medios), y que aún no había dado con la horma de su zapato.Nunca sientas que se ha terminado.Para Rocky, el combate ayudará a dejar atrás el vacío por no poder volver a demostrar lo que realmente uno fue y es, y a un hijo tontorrón y acomplejado por la larga sombra de su padre.Rocky nunca tira la toalla. Su atrevimiento formal llega a echar mano del blanco y negro, ?travellings? y ?zooms? rápidos; imágenes quebradas, estilo añejo o realización televisiva, emulando una retransmisión por televisión. Por ello, y por todo el conjunto, "Rocky Balboa", el ?potro italiano VI?, se erige en uno de los productos más ?trash? de la cartelera. Pura serie Z que puede llegar a suscitar sus simpatías y a la que, en su decadente visión del espectáculo, incluso le viene como anillo al dedo tener a Las vegas como escenario del enfrentamiento final.Las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia, inmortalizadas en el primer Rocky, son objeto de un homenaje especial; y la también famosa música de Bill Conti, y el "Gonna fly now", se tornan más pausados y melancólicos, hasta estallar en su euforia ante la inmininente llegada de la pelea final.Pero yo me quedo con ese perro abandonado y viejo que acoge el protagonista, interpretado por Baskis, el mismo can propiedad de Stallone; y con esos primeros planos de un Rocky envejecido, gorra en ristre y acaso derrotado por los años y recuerdos. Y poco más.
El ?potro italiano VI?, se erige en uno de los productos más ?trash? de la cartelera. Pura serie Z que puede llegar a suscitar sus simpatías.
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Anoche me hicieron un trucazo que todavía estoy dándole vueltas. Asistí a la 'otra' peli de magos de la temporada, la buena. Ya saben, hay veces que se juntan en cartelera un par de peli que van de lo mismo: Buscando a Nemo y El Espantatiburones, Antz y Bichos, Armaggedon y Deep Impact, Salvaje y Madagascar. casi siempre son películas infantiles, pero esta vez ha sido una película muy adulta: El Truco Final (El Prestigio) que ha ganado por goleada a El Ilusionista.La película, con una brillante caracterización y ambientación nos presenta la rivalidad de dos magos. y hasta aquí puedo leer, porque realmente es muy dificil comentar algo de esta película sin destripar alguna de las sorpresas y giros que tiene el guión de la película, pero si os puedo decir que tiene una fotografía espléndida, unas actuaciones por parte de Hugh Jackman y sobretodo por parte de Christian Bale muy buenas, y además sale Scarlett Johansson, Michael Caine. y David Bowie! Realmente necesario su visionado.La historia juega al equivoco durante todo el metraje, cuando crees algo, resulta que es todo lo contrario, y lo que creías creer resulta ser una ilusión que luego se transformará en el comienzo de un nuevo truco. que algunas veces sale bien, y otras veces lo descubrirás a la mitad. La dirección es correcta, muy en el estilo de Nolan y la música cumple su cometido: no se la aprecia.En definitiva, un Nolan de transición entre Batman Begins y The Dark Night que deja muy buen sabor de boca a los fanes, que somos muchos.
Anoche me hicieron un trucazo que todavía estoy dándole vueltas. Asistí a la 'otra' peli de magos de la temporada, la buena.
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El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York. Ésa es la definición poética de la teoría del caos, también conocida como efecto mariposa. Y "Babel", una ideal original de González Iñarritu y Guillero Arriaga, parte de una premisa tan sencilla como inquietante: un cazador agradecido regala su arma a su guía de montaña. y ese sencillo gesto afectará y trastornará la vida de cuatro familias para siempre.Chester Himes, por su parte, en la introducción a su maravillosa "Un ciego con una pistola" partió de una anécdota que le había contado un amigo suyo, Phil Lomax. Según su amigo, "un ciego había disparado con una pistola contra un hombre que le había abofeteado en el metro y había matado a un espectador inocente que leía tranquilo su periódico al otro lado del paseo. Y pensé: maldita sea, igual que las noticias de hoy, las revueltas en los ghettos, la guerra en Vietnam, los actos masoquistas en el Medio Oriente. Luego pensé en alguno de los líderes de voz estridente que incitan a nuestros vulnerables hermanos del alma y les hostigan para que se hagan matar, y por último pensé que toda violencia desorganizada es como un ciego con una pistola".Breton, padre del surrealismo, sostenía que el acto surrealista por excelencia consistiría en salir a la calle armado de una pistola y disparar indiscriminadamente contra la multitud. ¿Puede ser el arranque de "Babel" un ejemplo del surrealismo globalizado en que estamos sumidos en este arranque del siglo XXI?Las imágenes de unos turistas en el Atlas marroquí, viendo el paisaje desde las ventanas de un autobús, como los astronautas miran el espacio exterior, como si estuvieran en un zoológico, pero al revés, metidos dentro de su jaula de cristal para protegerse de un entorno hostil; son un perfecto ejemplo de ese surrealismo que desemboca en una bala perdida, absurda, imposible y sin sentido que desencadena una imprevisible sucesión de acontecimientos ligados entre sí por la casualidad, la fatalidad y una caótica a la vez que precisa secuencia de causa-efecto tan improbable como cierta.Paul Bowles se llevó al profundo sur de Marruecos a los personajes de "El cielo protector" para enfrentar su vacío existencial con el vacío de un espacio yermo y fronterizo en el que comienza el África negra, pobre, desconocida y sin esperanzas. Arriaga e Iñarritu hacen lo mismo con esos padres que buscan la soledad entre la multitud para sobreponerse por la pérdida de un hijo. Y ese empeño casi les cuesta la vida, a ellos y, paradójicamente, a sus otros dos hijos, que viven confortablemente en la moderna y próspera San Diego."Babel" es una película fronteriza que habla del silencio, la incomunicación, el choque de culturas, la globalización, la contradicción y la insatisfacción. Es una película antidogmática, sin buenos y malos. Es una película que bebe del surrealismo, del existencialismo y de la mencionada teoría del caos. ¿Hemos evolucionado realmente? ¿Hacia dónde? ¿Tiene sentido nuestra vida?La parte japonesa de la historia es la que está temáticamente más cogida por los pelos, pero resulta muy ilustrativa en ese sentido. Si los espacios abiertos del Atlas pueden ser áridos y opresivos, nada más angustioso que la profunda e insondable soledad que se puede sentir en una habitación, en un restaurante, en una plaza o en una discoteca, espacios todos ellos rebosante de gente.Como todas las películas de episodios, y ésta lo es, por mucho que las tres historias vayan ligadas, hay fragmentos más conseguidos que otros. Personalmente, quizá porque me identifico con el paisaje, estéticamente me gusta la parte marroquí de la historia y, humanamente, me emociona el personaje de esa nanny mayor a la que, entre todos y casi sin que ella pueda hacer nada, le complican y joden la existencia. Sin embargo, la historia nipona se termina haciendo un tanto cansina.El personaje de la chica sordomuda y su honda pena se hacen un tanto largos. Curiosamente, sin embargo, es la parte que mejor conecta con el anterior trabajo del mexicano, una de las once historias de la película de cortometrajes que otros tantos directores de todo el mundo filmaron sobre los atentados del 11-S, en la que los rascacielos, el silencio artificial y el salto al vacío adquieren todo el protagonismo.Estamos ante una gran película ultracontemporánea que, aún no siendo perfecta, está narrada con la premiosidad que la historia requiere, poniendo los sentimientos en un primer plano. Una película que no deja indiferente a nadie y que, una vez vista y anunciado el divorcio entre Arriaga e Iñarritu, nos deja la incógnita del camino que seguirán las dos partes de un binomio extraordinario que, con esta "Babel", al igual que con "Amores perros" y "21 gramos" ha puesto el listón muy alto, poniendo en imágenes ese tempus fugit que acompaña al ser humano desde que el hombre es hombre.
Una película que no deja indiferente a nadie y que, una vez vista y anunciado el divorcio entre Arriaga e Iñarritu, nos deja la incógnita del camino que seguirán las dos partes de un binomio extraordinario que, con esta ?Babel?, al igual que con ?Amores perros? y ?21 gramos? ha puesto el listón muy alto.
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La caja Kovak tiene en común con "El silencio de los corderos" que el malo acapara un protagonismo peligroso. Aunque Timothy Hutton tenga el privilegio de salvar a la chica, es en realidad el malo, Kovak, quien urde la historia, es él quien manda, incluso en el final. El malo es un malo caricaturizable, un malo algo escaso con ese afán de ser personaje de un libro, pero tiene un punto inquietante cuando él mismo quiere ser el malo. Daniel Monzón le ha dado un verdadero revolcón a Pirandello y a "Niebla" de Unamuno. El personaje habla con su narrador, y no se conforma con obligarle a escribir su final. Cada vez me gustan más los planos secuencia virtuosos. La chica está en la ducha y oye la melodía fatal; la camara sale de la habitación por la ventana, desciente hasta el bar sin un corte, sigue al camarero y de repente se gira para que veamos como la misma chica ha caido sobre la terraza. Uno se siente apabullado por la idea, por las imágenes y, si quiere, también por el truco de rodar semejante toma sin cortes.Se trata de un buen thriller. Está contado con una baraja limpia, sin marcar, en la que el director va sacando naipes cada vez más asombrosos, y con un desenlace que no se desinfla como un farol. El desenlace es hollywoodiano, le dice al protagonista que no puede ser un observador. Monzón, igual que tantos otros, ha querido hacer un thriller a la altura de Hollywood, y hay que decir que en ningún momento ha hecho el ridículo, lo cual es mucho decir. Viendo películas como esta uno no pierde la esperanza de que el cine español empiece a tomarse a sí mismo en serio.
Viendo películas como esta uno no pierde la esperanza de que el cine español empiece a tomarse a sí mismo en serio.
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Esta vez Javier Fesser hermano de Guillermo, en la producción de la película (Javier, no Guillermo, que me lío), compone una película que aún bebiendo de las fuentes de los Fesser, es una tragi-comedia, dura, ácida y a la vez muy divertida, donde nos presentan la vida de una mujer hecha a si misma, de principio a fin.Tremenda la interpretación de Cándida, que sin saber apenas leer, interpreta de manera magistral un papel basado en su propia vida, le acompañan los tipicos secundarios que estamos acostumbrados a ver en televisión, sobre todo a Jorge Bosch.La película se divide en dos partes, principalmente separadas por un toque que en algunos momentos roza la genialidad (el principio, rápido, divertido, fresco), con un final tan sumamente almibarado que parece que nos encontremos en un "reality".Aún asi, siempre se puede decir aquello de "me gustó más el libro" ¿verdad? Ale, ahora todos a comprar "Cándida, memorias de una asistenta: Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien".
Aún asi, siempre se puede decir aquello de "me gustó más el libro" ¿verdad? Ale, ahora todos a comprar "Cándida, memorias de una asistenta: Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien".
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Simple comedia, con algún que otro puntillo, que explora la base de un episodio de los clásicos Warner, uno en el que Baby Herman (famoso por su reaparición en "Quien engañó a Roger Rabbit") se mete en casa de unos señores que le confunden con un bebe. Tras esta locura estan los hermanos Wayans, famosos por sus entregas de "Scary Movie" o "Dos rubias de pelo en pecho", en el plantel de secundarios destacar la presencia de la rubia Brittany Daniel, a la que hemos visto en infinidad de comedias. La película desde luego no pasará a la historia, puesto que de principio a fin es lo más absurdo, rallante y zafio que uno puede esperar, pero en fin, son 90 min. entretenidos, que, a priori, se olvidan como se visionan. Consumo rápido y poco más.
La película desde luego no pasará a la historia, puesto que de principio a fin es lo más absurdo, rallante y zafio que uno puede esperar, pero en fin, son 90 min. entretenidos, que, a priori, se olvidan como se visionan. Consumo rápido y poco más.
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Buenas, hacía tiempo que no me quedaba anodadado ante el título de una película. Resulta que esta se llama en inglés "The prestige", cuya traducción puede ser "El prestigio". Vale, pues ya está, con decir de qué va ya está el pescao vendido. Pues no, han tenido que cambiar el nombre para jodernos la sorpresa final. Me recuerda a la peli esa de miedo que se debería haber llamado "El hijo de la Rosamary" y la llamaron "La semilla del diablo", cuando bien podría haber sido "A la Rosa Mary se la ha follao el diablo". Ver para creer.La película trata de dos aprendices de mago que por cosas que pasan se separan. Bueno, por cosas que pasan y por que uno hace algo que al otro le sienta como una patada en los mismos testículos. Total, que se lo montan por su cuenta, pero como son los dos mejores de Londres (y de Europa y del Mundo mundial) pues dedican parte de sus esfuerzos a putear al otro. Por cierto, nada más empezar parece que uno mata al otro ahogándolo, que se me había olvidado. Je, je.Tengo que reconocer que, para variar, no me enteré demasiado bien. El uso del flashback me mata totalmente, y como se pasan media peli cambiando su aspecto para putear al otro, pues no me entero. Pero como mi medio calabacín si que se entera me guía con sabiduría. Lo primero es comentar que la película es larga, y se hace larga. Además como sabes que al final hay una traca tremenda (que no tranca) pues te pasas el rato pensando qué será. La ambientación es más que correcta, y la trama está muy lograda. Me sorprendió gratamente la inclusión de Nikola Tesla, y saber que los magos de esa época contaban con ingenieros que les montaban todos los tinglados.Resumiendo, larga película sobre los tejemanejes de los magos, que sería increiblemente sorprendente si simplemente hubieran traducido el título original. Aún así, el producto final es de muy alta calidad, a pesar de los bajones en el ritmo que nos amuerman.
Larga película sobre los tejemanejes de los magos, que sería increiblemente sorprendente si simplemente hubieran traducido el título original. Aún así, el producto final es de muy alta calidad, a pesar de los bajones en el ritmo que nos amuerman.
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Si no fuera por Kirsten Dunst (adorable hasta el delirio) ni me molestaría en hacer esta crítica. Esperaba encontrarme con algo absolutamente transgresor, ya que tengo muchas esperanzas puestas en la pequeña Coppolina, tan sagaz e intuitiva no solo para dirigir sino para interpretar. Pero aparte del maravilloso vestuario, la dirección de arte (Sobresaliente) y la fotografía de la mano de Lance Acord (Lost in traslation y próximamente "Wild in the Streets"), lo que es el film, no es que sea lento, es que es soporífero. El reparto es genial, de hecho la dirección de actores es otra cosa a destacar. Creo que no había otro actor mejor que Jason Schwartzman (Lo vimos en Spun y lo veremos en el 2008 para "The Fantastic Mr. Fox") para recrear esa cara de gilipollas que tenía el rey delfín.Y lo más superior de esta peli es que cuenta con el Genial, el espléndido, el inigualable, el Sexy, el irrepetible, el regio: David Bowie siiiiiiii Estad atentos por que David interpreta a Nikola Tesla, aunque os parezca mentira, este hombre que es mi amor platónico desde que tengo uso de razón tiene en su haber más de 130 películas.Aunque en cierto modo (léase BSO) la película apuesta fuerte, no consigue sorprendernos y si nos deja con la boca abierta es por los bostezos que puede provocarnos.Esperaba un final algo más desgarrador, ya que de hecho El delfín y la delfina de Francia, fueron decapitados en la guillotina, no entiendo por qué esto no se muestra en la película. Acabando con una romántica y familiar huída en el carruaje real. Quizás Sofía quiso quedarse con la parte bonita del cuento?Creo que la difusión mediática del film no es acorde con lo que luego se muestra, "Sexo", "Alcohol", vamos por dios?haberlos haylos pero a un nivel muy sútil diría yo.
Esperaba encontrarme con algo absolutamente transgresor. Creo que la difusión mediática del film no es acorde con lo que luego se muestra.
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El Prestigio (Me niego a llamarla el "El Truco Final" es absurdísimo) es un film que nos muestra como puede transformarnos la obsesión hasta el punto de convertirnos en personas en las que jamás creímos poder llegar a convertirnos.Dos artistas, dos magos, enfrentados con un único final, ser el mejor. Pero hay batallas en las que no hay vencedores ni perdedores sino la destrucción que deja a su paso el combate en la que todos pierden y ganan algo.Esto de ver a Batman (Christian Bale) y Lobezno (Hugh Jackman) convertidos en magos es la caña. Personalmente tengo una gran debilidad por Christian (Para mi gusto el batman más creíble y mejor interpretado de la historia), Su interpretación como Borden es magnífica, rozando ligeramente la psicopatía. Miradas afiladas con el acero de las mejores espadas, que se te clavan en las pupilas y no te dejan ver nada más que no sea ese karma que desprende todo él en cada escena. En esta ocasión no puedo despellejar a nadie, pues ya he dicho que los actores están tremendos todos, como tremenda está siempre la voluptuosa y sexy Scarlett (aprende Pataki), que está correcta en todas sus intenciones.Aunque en cierto momento la escena de los pajaritos, puede empezar a desvelarnos cual es la doble cara del asunto, podría incluso haber pasado inadvertida, pero se insiste demasiado en el tema de los dobles "Ese truco es solo posible con un doble" lo cual ser convierta ya en predecible, cosa que no acaba de gustarme del todo, otro ejemplo son frases como "A nadie le importa el de la caja" creo que no son necesarias, que como digo siempre llega un punto en el que insulta a la inteligencia del espectador.A más de uno les parecer á un peliculón, yo lo voy a dejar en una película buena que recomiendo ver. Como anécdota durante los primeros minutos del film podemos contar con la presencia de Piper Perado (Violet en Coyote Ugly) que tras bodrios como George and the Dragon empezará a despuntar en los próximos proyectos que tiene para el 2007 y el 2008.
Dos artistas, dos magos, enfrentados con un único final, ser el mejor. Pero hay batallas en las que no hay vencedores ni perdedores sino la destrucción que deja a su paso el combate en la que todos pierden y ganan algo.
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Por Dios, que ojazos que le han puesto en el cartel a esta muchacha. Sino fuese porque luego tiene una mala leche que parece que le hayan insertado una guindilla en salva sea la parte, le pediría una donación ocular.La película trata de una muchacha que vive en un circo recluida, por sus extrañas habilidades. Un día, por los avatares del destino, se escapa del circo matando a medio rodaje (ajustando el presupuesto). Entonces aparece un grupo, perteneciente a la sociedad Brimstone, que liquida a los que quedan y comienzan a buscar a la supuesta vampira que ha liado todo el pollo. Al final resulta que ella es una Dhampir (folleteo entre humana y vampiro) y la quieren en su grupo. Su misión, matar al vampiro más pujante del momento. Y luego hay una cosa de recolección de trozos de vampiro que es muy graciosa.Tenemos ante nosotros otra más de vampiros, con la novedad que el agua les mata (deben oler a gloria bendita). Sacada de un comic, la película no aporta mucho al género. Tenemos a una protagonista que quiere matar a un supervampiro por motivos lógicos, un grupo que también quiere hacerlo y en la otra parte, el vampiro que quiere dominar el mundo. ¿Novedades? Ninguna. Con lo que tenemos un guión que ya nos conocemos, con unos personajes que no matan y una resolución final sorprendente aunque absurda. La estética oscura se ajusta bastante bien a lo que esperas de un comic, así como la banda sonora. Pero a decir verdad, es bastante mala.Resumiendo, más vampiros, más casquería fina para una película que no aporta nada de nada. Si eres fan del género posiblemente la adores, sino, déjala pasar como en el mus.
Más vampiros, más casquería fina para una película que no aporta nada de nada
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Si cuando hablábamos de "El código Da Vinci" nos parecía que supeditar el filme al libro -y, por tanto, no diferenciar y no entender que cine y literatura utilizan distintos recursos estilísticos- era el peor de los errores y, en consecuencia, el resultado daba un ripio, aquí tenemos un intento de meter cinco libros en un todo fílmico de ciento cuarenta minutos. y hacer época en la historia del cine español. Una castaña, vamos, lo tiene todo para serlo. Pero, ¿qué es Alatriste?. Porque yo, sinceramente, no percibo ninguna claridad de ideas en ése sentido por parte de sus perpetradores.Si quieres hacer una gran película es indispensable tener muy clara la idea, el concepto y el estilo. Y "Alatriste" se queda a medio camino de varias cosas, sin llegar a crear la esencia y el significado absolutos en ninguna de ellas. ¿Es una película de aventuras?. Algo de eso quiere ser, pero desarrollar el clima y el tono propios de la aventura (el entretenimiento sin altibajos, el espectáculo, la odisea del héroe que se sitúa en el epicentro de todas las tramas y vericuetos que lo envuelven) es incompatible con ese ritmo tan lento, con arengas que no vienen a cuento y entorpecen la acción (probablemente en el libro original de Pérez Reverte hacían su papel, pero aquí son un lastre) y, sobretodo, con la ausencia de una estructura eficaz que desarrolle y explique vínculos emocionales, motivos, causas y efectos de los hechos, acciones o pensamientos de los distintos personajes y en las distintas situaciones que se nos presentan, demasiado a menudo, sin que sepamos porqué o sin que el espectador tenga un motivo para interesarse por la fortuna o los infortunios de unos y otros. Es decir, la narración es bastante deslavazada, aunque quizá no tanto como parece, caso de que clasifiquemos el filme bajo otro concepto distinto al de "cine de aventuras"."Alatriste" también puede entenderse como mosaico de una época o un caprichoso documental de historia-ficción en la que el personaje principal sirve de hilo para el argumento y como excusa para desarrollar una rica escenografía y toda la variedad de perfiles desprovistos de esencia propia que van apareciendo en la pantalla con el único fin de darle juego. En definitiva, la película funciona un poquito mejor si la considero un "mosaico de época", no tanto si es una película de aventuras. (En cambio, Los duelistas, tiene algo de las dos cosas y lo resuelve bastante mejor, por cierto). Pero aún así, insisto, la película de Díaz Yanes no convence porque en ningún momento llega a encontrarse a sí misma, narra historias y narra la historia de un villano-héroe, pero le falla la idea fundamental que defina claramente todo el desarrollo y el sentido humano de aventura (próximamente hablaremos de "El capitán Blood", para explicar con más detalle lo que quiero decir con esto). Si a la ausencia de un contenido debidamente articulado en el desarrollo le sumamos el tedio producido por el ritmo lento, por innecesarios planos largos, escenas que pasan con lentitud pero que no aportan nada a la narración, y el pésimo uso de la elipsis (yo creía que la elipsis era un método para ahorrarse partes prescindibles que el espectador puede presuponer, no para romper la estructura y la fluidez narrativa), podríamos llegar a una conclusión: es una muy mala película. No obstante, se salva de la quema por un brillante uso de los recursos técnicos y una loable discreción del director: digamos que la cámara de Yanes no arriesga ni un centímetro más allá de lo convencional, pero mantiene la dignidad en casi todo el metraje, dirige bien las escenas de batallas ( y con esto lo único que estoy diciendo es que no lo hace peor que Peter Jackson, por ejemplo, lo cual tampoco tiene mucho mérito, dicho sea de paso) y sabe crear una cierta atmósfera con una adecuada puesta en escena. La fotografía, la dirección artística, los vestuarios, la acertada banda sonora, los esporádicos momentos de tensión emocional, etc, terminan por devolverle la dignidad a una película que siendo bastante floja, insustancial y vacua, no llega a ser tan desastrosa, según se ha escrito en las últimas semanas.De lo que no me cabe duda es que "Alatriste" terminará siendo un producto intrascendente en el ámbito español y , más aún, en el internacional; un producto meramente anecdótico, interesante como representación de "nuestro siglo de oro" y para verla en familia admirando las dignas representaciones de ilustres personalidades históricas como Quevedo, el conde duque de Olivares o el Rey Felipe. Pero para eso creo yo que hubiera sido mejor hacer una serie de televisión de treinta capítulos.
La película de Díaz Yanes no convence porque en ningún momento llega a encontrarse a sí misma, narra historias y narra la historia de un villano-héroe, pero le falla la idea fundamental que defina claramente todo el desarrollo y el sentido humano de aventura.
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De lo que se habla en María Antonieta es del preámbulo glorioso de la Revolución francesa, hito en la Historia de la Humanidad, episodio donde la razón debate su encarnizada lucha contra sus monstruos, pero el lenguaje de Soffia Coppola se traviste de convenciones, se frivoliza y se erige como chabacana traca de petardería de feria de lo que, en otras manos, hubiese dado una sinfonía con una masa orquestal apabullante, sublime y, en su artificio, coherente, lírica. Nada de eso hay en este ejercicio de marketing de la hija del maestro Francis Ford.María Antonieta no es, empero, una mala película. Alone in the dark, que tuve el insufrible pecado o capricho de ver hace unos noches, lo es en grande sumo. El film pseudobiográfico de esta niña convertida en reina desde su Austria de vals hasta el París ardiente de ideas sacrifica la hondura psicológica de unos personajes, por fuerza, ricos, en aras de provocar ( y lo consigue ) con dosis mayestáticas de glamour, como si todo, al cabo, deviniese un largo ( dos horas ) videoclip a la MTV como aquél estupendo de Queen llamado It's a hard life.Kirsten Dunst, la reina infante, es voluntariosa, delicadamente chic, abandonada como una silla refinada en un salón versallesco, nunca mejor escrito, felizmente inestable en su mundo de protocolos, pelucas y trajes de cincuenta kilos, eficiente bajo su peinado de impresión.El personaje, rebajado a banal adorno, asiste a un ir y venir de cuadros de época, sazonados por un insólito hilo musical, provocador y agradable, pero a todas luces inapropiado.No es, bajo ninguna circunstancia, una puesta al día (necesaria) del género por más que hayamos depositado tantas esperanzas en la confianza de que Soffia Coppola, vista Lost in translation, iba a hacer una película de mayor nombradía, limitándose a construir una insoportable, por barroca, pintura de época, sin antecedentes en el último cine comercial, hecha con descaro, pero desatinada, supeditándolo todo al ruido de las lentejuelas, al pasmoso palacio que vemos una y mil veces, rodado en desconcertantes y hermosísimos ángulos. La tristísima soledad de la reina, su escoramiento a un perfil moderno de fémina sometida por las estrictas convenciones de la sociedad, queda en craso experimento de excéntrico resultado. Las peripecias del argumento, en suma, tampoco convencen: se pierden en la costura de los trajes, en el brillo de las lámparas.
La tristísima soledad de la reina queda en craso experimento de excéntrico resultado. Las peripecias del argumento, en suma, tampoco convencen: se pierden en la costura de los trajes, en el brillo de las lámparas.
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Alfred Hitchcock adentrándose en "La dimensión desconocida" (The twilight zone). Así podría definirse la nueva propuesta del excrítico de cine Daniel Monzón poniendo en serios apuros y trastadas a un novelista de ciencia-ficción, David Norton (Timothy Hutton), mientras descansa en Mallorca.Un fan fatal, una melodía fatídica, el suicidio inexpicable de la gente que le rodea y una conspiración laberíntica orquestada por el propio Monzón y el guionista Javier Guerricaechevarría, a quien toma prestado de Álex de la Iglesia.Apasionado y simpatiquísimo en persona, Daniel Monzón, como director, me había dejado con la boca abierta, ¡por lo mala que era!, con "El corazón del guerrero". En cambio, su anterior título, la comedia cleptómana "El robo más grande jamás contado" poseía un ritmazo, realización e interpretaciones brillantes.Un modelo de comedia, si no fuera que, por motivos de trabajo, también fueron exactamente 25 minutos, los últimos de la película, los que vi. ¡ Hay que ver lo que ganan algunas películas con un montaje abreviado!.Una caja de sorpresas.Así que imagínenese mi predisposición a enfrentarme con esta nueva propuesta y todo su metraje de casi 2 horas. Pero hete aquí, nos topamos ante una película de factura tan cuidada como elegante, un ritmo pausado pero no cansino y con un guión menos previsible de lo que cabría suponer.Y ello a pesar que no todas las ataduras de los cabos sueltos siempre resulten verosímiles en este rompecabezas, que incluso sabe resolver las secuencias de mayor tensión, como en el interior de las coves del Drac, con una corrección dignísima (¡ese pañuelo enredándose en el motor de una lancha!).Creo que este invento protagonizado por Lucía Jiménez y Timothy Hutton, le gustaría más a que a Rod Serling que a Hitchcock. Lo peor es que pese a lo ingenioso de algunos de sus ideas, quede la sensación de un producto olvidable. Pero, sea en cine, o recuperándola en DVD, no dejaría escapar esta oportunidad de comprobar que los cineastas de aquí también saben narrar buenas historias con sabor a misterio.
Alfred Hitchcock adentrándose en ?La dimensión desconocida?. Así podría definirse la nueva propuesta del excrítico de cine Daniel Monzón.
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Tengo una especial fijación por este tipo de cine, no lo puedo evitar, sé de antemano que será una mierda de película, que acabaré odiando, y que en cada minuto de proyección estaré maldiciendo a diestro y siniestro todos y cada uno de los detalles de la misma, pero sin embargo, un extraño duende me empuja a visionarla (y después criticarla).Pues bien, enésimo avance a las "Buddy Movies" tan en auge en la primera mitad de los 90 y que tuvo su máximo explendor en películas como la saga "Arma Letal", "Colegas a la fuerza" e incluso, y aunque en menor medida "Superdetective en Hollywood", ahora, que todo vive una segunda juventud tenemos a Samuel L.Jackson haciéndo el papel de siempre, y a Eugene Levy, idem de lo mismo, en esta insulta comedieta, que dura unos justos 83 min. y que se visiona, se másca y se digiere casi como el personaje de Levy en pantalla, la digestión es tal vez lo menos importante, dada la simpleza de la misma.El mayor aliciente esta en una banda sonora que no deja de sorprender, y la participación del actor inglés Luke Goss, famoso en su momento por el duo musical Bross que ahora se ha pasado al cine de acción (le recuerdo en "Blade II", por ejemplo como vampiro).En fin, resumiendo, que poco más se puede añadir, una comedieta simple, de consumo rápido, lineal hasta la saciedad que no aporta nada, pero que a los que nos vemos empujados, no se sabe muy bien porque extraña fuerza interior, deja poco, por no decir nada a la imaginación. ¡Hasta los chistes son básicos!
Una comedieta simple, de consumo rápido, lineal hasta la saciedad que no aporta nada, pero que a los que nos vemos empujados, no se sabe muy bien porqué extraña fuerza interior.
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Hay películas que tienen un valor añadido el cual hace que suban un poquito de nivel. En este caso, ese valor añadido que nos encontramos es que está basada en hechos reales. Es más, al final de la película, cuando salen las letras y la gente se levanta y no te dejan ver el reparto, salen escenas "reales" de la vida de los muchachos que se reflejan en la cinta. Resulta muy curioso pensar que las escenas, que en muchos casos son algo "absurdas", no son tanto y realmente han sucedido.La película trata de un trabajador de un reformatorio en EEUU. Al parecer el 75% de los que pasan por el sistema penitenciario de este país antes de cumplir los 18, al convertirse en mayores de edad vuelven al mismo, y el porcentaje de muertos violentamente también es escalofriante. Total, que él decide que esto ha de cambiar, y que el problema que tienen estos muchachos se puede resolver con la disciplina de un deporte de equipo. Así que une a chavales con caracterísitcas muy diferentes, y en casos de bandas rivales, para formar un equipo de futbol americano.Mirá que cuando ví el tema me suponía que iba a ser un rollo muy grande. Cuando mi medio melón chino se durmió en la primera charla que les da, pensé para mí mismo "esta es buena". Y es que se pasan toda la película con discursos rollo Braveheart, pero con menos ropa. La historia está bien, contada en profundidad, pero con muchos momentos deportivos. Los personajes son bastante creibles, aunque las situaciones que se plantean nos resultan muy lejanas aquí en Europa. Pero oye, si es una historia real, será que son verdad.Resumiendo, película deportiva carcelaria de superación, en la que un jugador retirado coge a unos despojos de la sociedad para convertirlos en personas de provecho. Pasaría con más pena que gloria de no se por que es una historia real, además de tener un desarrollo sobrio aunque largo.
Película deportiva carcelaria de superación, en la que un jugador retirado coge a unos despojos de la sociedad para convertirlos en personas de provecho. Pasaría con más pena que gloria de no se por que es una historia real, además de tener un desarrollo sobrio aunque largo.
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¿Han conocido alguna vez a alguien que ponga la otra mejilla reciba una bofetada?Se lo pregunto porque si la respuesta es sí, es probable que el conocido sea el protagonista de "Luces al atardecer", una película con pretensiones pseudos-intelectuales y que, por lo tanto, al resto de los mortales, alejados de la mano divina de ver el arte donde no lo hay, nos podrá resultar bastante aburrida.El argumento se podría resumir de la siguiente manera: un hombre que se lleva muy mal con todo el mundo pero no porque cante las cuarenta a todos los borderlines que encuentra en su camino, él simplemente no hace nada. Se sienta y ve la vida pasar, que se ríen de él, pues vale, que le pegan, pues vale, que le engañan, pues vale, que sólo hay una persona que lo quiere, pues pasa de esa persona. En fin, como ven lo que se dice un tipo inteligente. A esta historia tan interesante se le suma la gran expresividad de sus actores, facciones estáticas que al igual que los pechos de silicona, da igual cómo estén, dónde estén y con quién estén, ellos siempre permanecen iguales.Eso sí la fotografía es muy bonita y el protagonista es muy mísero, muy mísero, ¿y ya por eso se debe suponer que la película es buena? Yo, personalmente, para ver imágenes estancadas de gente muy mísera prefiero darme una vuelta por el Museo del Prado y observar las Pinturas Negras de Goya (aunque eso sí, el argumento resulta más interesante y crítico).¡Ah! Por cierto, si conocen alguien así, díganle que cambie porque hace bastante daño a la condición humana.
¿Han conocido alguna vez a alguien que ponga la otra mejilla reciba una bofetada? Se lo pregunto porque si la respuesta es sí, es probable que el conocido sea el protagonista de ?Luces al atardecer?.
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Confirmando a Christopher Nolan como uno de los cineastas más interesantes y talentosos del cine actual, The Prestige aborda el mundo del espectáculo y temas relacionados como la fama, la competitividad entre hermanos de vocación y el precio-sacrificio que supone alcanzar ciertas metas de originalidad y su consecuente asombro reflejado en los rostros del público. El mago y su magia entendidos como arte; mostrar hechos insólitos pero sin explicar el secreto con el fin de mantener la sensación de misterio y maravilla. Según reza el eslogan final, es preferible desconocer el secreto.El mayor mérito de la película radica en su aroma clásico, un sentido del suspense muy en la línea de Edgar Allan Poe, posee un toque tenebrista que, por momentos, resulta bastante perturbador. Dichas tinieblas ,cargadas de un cierto romanticismo, son un efecto claro de la estética usada por Nolan en la puesta en escena, la fotografía, la acertada banda sonora y un estilo visual a medio camino entre lo sobrio y lo barroco. Creando, pues, una gran ambientación de aromas románticos, nos narra una historia oscura, y se acerca a los distintos temas con un desaforado pulso obsesivo. Resulta inevitable acordarse de "Los duelistas" de Ridley Scoot, ambas producciones comparten temas y formas, y podría decirse que "The Prestige" es una transposición de la misma historia a una época y un marco social distintos. La obstinación obsesiva es el tema principal de la obra, una obsesión que abarca todo el ámbito de esa especie de mundo freak en el que los magos van tejiendo los secretos y las reglas del juego. Lo cierto es que Nolan, mediante su lenguaje visual y su llamativo sentido del montaje y del ritmo, adopta un cariz poético: podemos definir la película como un siniestro, juguetón y punzante poema sobre la magia y sus excepcionales efectos en las mentes tanto del espectador como de los propios magos. En el sentido indicado, la película es bellamente poética. Pero ante todo, "The Prestige" es un entretenimiento brillante, el cual, en líneas generales, consigue mantener al espectador pegado a la butaca esperando la resolución, si bien tiene partes bastante prescindibles y el interés decae por momentos. Por otro lado, también tiene un problema palmario; la historia, en sí misma, no es original, y tampoco sorprende. El final es bastante decepcionante por previsible y carente de imaginación tanto en la forma de resolverlo como en el elemento argumental que explica toda la red de enigmas que se han ido exponiendo a lo largo de 140 minutos.No tiene demasiado sentido configurar la narración de cara a sorprender al espectador con un estallido final (el verdadero truco final) de sorpresas.siendo que la sorpresa -para un espectador mínimamente atento - no es tal, se le ve el plumero desde la primera hora de metraje. Así pues, la película resulta fallida en su propósito final. No hay truco porque no hay originalidad. Éste es un lema que forma parte del texto explícito de la película pero que, sin embargo, el propio Nolan -tal vez porque se inspira en un libro bastante mediocre, tal vez porque sus excesos en el uso de saltos temporales terminan por perjudicar a la historia -, no es capaz de llevar a cabo el efecto de maravilla. Sus trampas se le notan demasiado a menudoResumiendo, lo que hace interesante a esta película es el modo de estructurar la narración (el cual da pie a un divertido juego de pistas y sugerencias), la absorbente puesta en escena y el vigor de su clasicismo, pero la historia se desinfla en su parte final, precisamente cuando debió engrandecer y poner esa rúbrica definitiva propia de los grandes filmes. Por un lado, es una gozada narrativa. Por otro, nos deja con un sabor a medias. El tratamiento de los personajes, a pesar de que cuenta con magníficas interpretaciones masculinas, es demasiado abrupto. Y, se quiera reconocer o no, en el aspecto humano, en el corazón verdadero de la historia, la película es demasiado tosca y mecánica. Cuando llega el final, sencillamente, se oye el previsible chirriar de la maquinaria y se descubre que no es tan buena película como parecía, sin dejar de ser una gran narración que cuenta con muchas virtudes.
Se quiera reconocer o no, en el aspecto humano, en el corazón verdadero de la historia, la película es demasiado tosca y mecánica. Cuando llega el final, sencillamente, se oye el previsible chirriar de la maquinaria y se descubre que no es tan buena película como parecía, sin dejar de ser una gran narración que cuenta con muchas virtudes.
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Recortes de mi vida va a un ritmo frenético y tiene una banda sonora alucinante. Nunca se detiene a dejar claro si es una comedia, pero tiene que serlo. Da risa y menos mal porque sino el punto melodramático sería insufrible. Pero reprime el impulso de hacer un chiste fácil y de burlarse de sus personajes; lo que es valiente.Es el relato autobiográfico del desencanto de un niño con su madre. Basada en las memorias de Augusten Burroughs que ya son best-seller. Pero Burrows tiene un rol más bien pasivo en su loca juventud. De niño tiene el afecto de su madre y comparte felizmente su protagonismo. No reciente sus extravagancias hasta que ella lo abandona en casa de su psicoanalista con una familia digna de caso de estudio psiquiátrico. Solo ver sus tratos sucios en la cocina hace que uno mejore su autoestima.Annette Bening interpreta a la madre-diva con delirio de poeta. La terapia le empeora bastante su situación. Cae en manos de un psiquiatra que la lleva a peor con el psicoanálisis y el valium. Bening es magnifica y la neurosis solo resalta su belleza.Todo el elenco es bueno lo que es importante por que todos los personajes son un tanto peculiares. Aquí todo el mundo proyecta sus sentimientos y descarga su ira; todo el tiempo. A veces las cosas se le van de las manos a la película y hay momentos más bien forzados. Pero es una obra de mucho valor. El mismo Burrows ni siquiera se preocupa por hacer un cameo disimulado simplemente aparece al final de la película para hacer un guiño a la cámara. Quien sabe sobrepasada la terapia puedes desahogarte escribiendo una novela, tal vez el cine sea una venganza muy dulce. Pero no se le debe negar su momento en la luz.
Recortes de mi vida da risa y menos mal porque sino el punto melodramático sería insufrible. Pero reprime el impulso de hacer un chiste fácil y de burlarse de sus personajes; lo que es valiente.
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Zathura, en contra de las críticas de mucho pseudo-intelectualoide soberbio que circula por ahí, me ha parecido una película estupenda y logradísima, tanto para los niños como para los adultos que todavía son capaces de disfrutar de una aventura llena de imaginación, bien contada, con grandes dosis de buenos efectos especiales, humor, sorpresas y ternura y, por encima de todo, amena, sin decaer en ningún momento. Algunos amantes del arte y ensayo o animación manga para chiquillos tildarán de cursi el mensaje de fondo sobre las buenas relaciones entre hermanos (o entre cualquiera de nuestros semejantes), pero a mi me parece un valor añadido en medio de tanta violencia gratuita que rodea a los más pequeños últimamente y que tan poco les aporta.Fantástico y entrañable el diseño del tablero de juegos. La casa volando me recuerda al nostálgico film "El Mago de Oz" que fue en su momento un canto a la imaginación y a los sueños. Destaca la buena actuación de los chavales, y me atrevo a asegurar que muchos críos se verán identificados con multitud de escenas! Hay un divertido equilibrio entre carcajadas y sustos.En fin, que los auténticos críticos en este caso son los niños, y sólo hay que escuchar sus entusiastas comentarios cuando termina la película. No se pierdan a la salida del cine las caras y las palabras de los chavales que tengan cerca. Seguramente se sorprenderán.
Una delicia de película para el público infantil
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Babel es la tercera en una trilogía que comenzó con Amores Perros el año 2000 y continuó con 21 Gramos en 2003. Tres películas, separadas tres años entre sí, contando tres historias cada una. En todas ellas una casualidad, un accidente, hace que se crucen las vidas de sus protagonistas, que de otra manera hubieran recorrido de forma separada. Es la parábola de la mariposa del caos hecha realidad: un cazador japonés regala un rifle a un guía marroquí y, años después, este rifle desencadenará una serie de sucesos que acabarán afectando a personas en varias partes del mundo.En Babel Iñárritu, su director, vuelve a usar el montaje para dotar de fuerza al magnífico guión de Guillermo Arriaga. Las tres historias se cuentan a trozos, de forma desordenada en el tiempo, aunque en ningún momento el espectador pierde de vista lo que está ocurriendo. Sin embargo, no ocurre en Babel como en 21 Gramos, donde el montaje estaba por encima de un guión que contado a la manera clásica no hubiera resultado tan interesante. En Babel sus tres protagonistas se encuentran en mundos hostiles, solos y frustrados por no poder romper las barreras culturales, sociales y físicas que les impiden comunicarse con los demás. En estas situaciones una mirada o un abrazo dicen mucho más que las palabras y comprueban que, debajo lo que hay a la vista, todos somos iguales.Babel es una película construida con silencios, por lo que la interpretación de los actores es fundamental para dar credibilidad a la historia. Y lo cierto es que no hay nada que objetar. Tanto Brad Pitt, como la mejicana Adriana Barraza y la japonesa Rinko Kikuchi se han metido en la piel de sus respectivos personajes y el espectador entra de lleno en la historia. La película cuenta con varios momentos de gran fuerza y, pese a tener tintes de tragedia, finalmente deja un sabor agridulce. El trabajo de localización es muy destacable y los escenarios en Marruecos, México y Japón son estremecedores.En resumen, Babel es un broche perfecto para esta trilogía que arrancó hace tres años, con Alejandro González Iñárritu dirigiendo y Guillermo Arriaga como guionista, aunque siguiendo muy de cerca todo el proceso creativo. De hecho, parece que a partir de ahora van a trabajar por separado, y muchos son los que piensan que juntos suman más que por separado. Pero eso lo dirá el futuro. De momento, hoy podemos disfrutar de esta interesante cinta.
En Babel sus tres protagonistas se encuentran en mundos hostiles, solos y frustrados por no poder romper las barreras culturales, sociales y físicas que les impiden comunicarse con los demás.
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Siempre se ha dicho que hubo dos Hitchcocks: el primero, el de su etapa británica, antes de cruzar el charco; y el segundo, evidentemente, el que durante años trabajó en la por entonces rutilante meca del celuloide.Conocido por su predilección por determinadas actrices con las que llegaba a obsesionarse, es sin duda su maestría en la recreación de ambientes y entornos cargados de suspense lo que le ha llevado a pasar a la historia con la categoría de mito.Sospecha no es precisamente uno de sus títulos más afortunados. El hecho de tener que haber visto una versión coloreada (parecía por momentos escenas de un videojuego), tampoco ha ayudado, pero la copia que ha caído en mis manos tenía ese "regalito" incorporado, y por más que rebusqué en las opciones del DVD, no hubo manera de quitarle el tinte.Básicamente, es una película que tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera es más comedia que otra cosa, ya que simplemente nos muestra la cara amable de un vividor, un viva la vida de esos que subsisten a costa de dar sablazos a unos y otros, escudándose en un buen apellido y una presencia más que correcta. Después, empieza a dejarse entrever otra persona distinta que subyace bajo la apariencia de frivolidad, y que genera desconfianza en su propia esposa, hasta el punto de hacerla temer por su vida. Sin ser, como he dicho antes, una de sus obras más afortunadas, destaca la magnífica interpretación del siempre fabuloso Cary Grant y la tremendamente emotiva Joan Fontaine, especialista en dotar a sus personajes de una enorme intensidad emocional y expresiva. Joan recibió el Óscar por su trabajo en Sospecha en el año 1941, venciendo curiosamente a su hermana, la también conocidísima actriz Olivia de Havilland, que optaba al galardón por su interpretación en "Si no amaneciera". Esto motivó una enemistad entre ambas que duraría muchísimos años. Joan Fontaine, que en la actualidad vive totalmente retirada de la vida pública (tiene más de noventa años) es una de mis actrices favoritas, y en mi opinión siempre ha gozado de un reconocimiento muchísimo menor del que se merece. Aunque eso es arena de otro percal.Volviendo a la película, llama la atención la combinación un tanto extraña de escenas más o menos solemnes con otras de carácter más liviano, o la incursión de ciertos chascarrillos no del todo afortunados en momentos inoportunos. También choca un poco la alternancia entre diálogos vibrantes, rápidos, y cargados de energía con otros excesivamente lánguidos.La productora impuso a Hitchcock un determinado final que no desvelaré para aquellos que no hayan visto la película, que distaba del que el director deseaba darle al filme, según confesó el propio director años más tarde a otro genio de la pantalla, Truffaut.Reitero que no es de sus títulos más afortunados, pero aun así merece la pena verlo, y el simple hecho de ver en pantalla a sus protagonistas es todo un deleite para el espectador.
Una de las obras menos afortunadas de Hitchcock, a la que salvan de la mediocridad la genialidad de Cary Grant y la encantadora Joan Fontaine.
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Hay mucha gente que dice que la televisión es una mierda y que nunca dan programas interesantes. Yo no creo que sea así, aunque si que es cierto que la cantidad de anuncios hace que me lo piense mucho antes de aventurarme a ver una película por la tele. Hay programas buenos y muchas veces podemos ver películas que ya están descatalogadas de todos los sitios. Y una de estas fué Karate Kid, que en navidades me cogí al peque, y en lo que él estaba a su rollo, yo me ví por enésima vez a Larusso y al Miyagi dando cera y puliendo cera. Eso si, la escena final la vió adquiriendo conocimientos para defenderse en la guardería.La película trata de un chaval adolescente que se muda a una nueva ciudad con su madre. Total, que en su afan por hacer amiguitos se acerca a la muchacha más guapa de la zona. Por supuesto, esta ya está siendo cortejada por el chulo más chulo de la localidad, que casualmente es un sanguinario karateka adolescente, con lo que le curten el lomo. En estas, cuando está a punto del colapso el pobre Daniel, descubre que el mozo de las tareas de donde vive (no tiene menos de 60 años) sabe algo de karate, por lo que comienza sus enseñanzas, sin mucha fe.¿Qué voy a deciros de una película que han repuesto unas mil veces? Pues muchas cosas. Para empezar que independientemente de la calidad de la misma, creó una tendencia muy interesante y que muchos otros títulos han seguido. Las películas del corte de "chico nuevo se acerca a chica de malo, este le curte y el nuevo tiene que luchar contra todos para lograr a la chica y salvar el pellejo". Por otra parte, esta película causó un gran impacto en nuestras adolescentes vidas, ¿quién no ha dicho pulil cela, dal cela? ¿O quien no ha repetido hasta la nausea el gesto de la garza con dispares resultados? Son muchas cosas pra una sola película.Resumiendo, imprescindible película sobre superación, respeto a los mayores, tenacidad y demás valores bastante olvidados por la sociedad. Puede parece un poco pastelón, pero en la época desde luego marcó a una generación.Momentos para el recuerdo:Cuando le explica Miyagi a Daniel San, frente a una fila enorme de coches, el concepto "dar cera - pulir cera".Cuando tras dejarle el suelo de la casa niquel, le explica para que ha servido todo.Miyagi curtiéndoles el lomo a los Cobras."A la rodilla" le indica el profe malo.La curación que le hace Miyagi a Daniel.La patada de la grulla en la escena final.
Imprescindible película sobre superación, respeto a los mayores, tenacidad y demás valores bastante olvidados por la sociedad. Puede parece un poco pastelón, pero en la época desde luego marcó a una generación.
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Antes de nada, felicitar a todos mis lectores el año nuevo que acabamos de estrenar. Espero este año estar al mismo nivel que el año pasado, o que por lo menos os siga gustando lo de que leeis. Bueno, resulta que estábamos viendo la programación televisiva, con varias películas interesantes cuando mi medio calabacín ha comentado que no había visto Braveheart. Tras tres descargas al corazón y media hora de respiración asistida he recobrado el sentido. ¿Qué mi medio calabacín no ha visto una de mis películas preferidas? Rápido doctor, un cilindro extraplano vía dvd y tres horas de necesitades sondadas.La película trata sobre William Wallace, un señor escoces que vive durante la invasión inglesa de hace una pila de años. Total, que el vive feliz siendo un niño cuando la vida le da un revés en todo el morro y se hace adulto en cuestión de seis fotogramas. El muchacho se recupera, pero como la vida es muy perra, y el rey de Inglaterra más, comienzan a suceder cosillas que hacen que el pedazo de escoces este monte una de cagarse la perra coja, hasta finalmente gritar "Libeeeeeeeeertad" y hacerme saltar del sofá a buscar unos cuchillos de la cocina y liberar yo solito Escocia. No digo más.Puff, los pelos como escarpias se me ponen. Os voy a confesar algo, sólo pensar en la película se me nubla la vista, se me cae el moquillo y una emoción recorre mi cuerpo. La película lo tiene todo, todo lo que puedo esperar de este género histórico - bélico - biográfico o como se desee nombrar. Es muy emocionante, con momentos que ponen la piel de gallina, como la primera rebelión o el increiblemente emotivo final. Otros momentos muy dramáticos, de traición y amores rotos. Y momentos de acción que con los medios actuales no se alcanza ni a imaginar algo así. Bueno, y por no hablar del uso de la fotografía o de la banda sonora. No se, no tengo palabras para describir una película así.Resumiendo, una de mis cinco películas preferidas. Desde luego, tiene la palabra que más veces habré podido gritar cuando me emociono "Libeeeeeeeeertaaaaaaaaaaad". Nos podrán quitar nuestra vida, pero no podran robaros nuestra libertad!!!Besitos.P.D: Mira que el Mel Gibson no me gusta nada, pero desde luego me emociona en este papelón.P.D.2: Oí un día que tiene la escena en que más culos desnudos salen de la historia del cine, no se si será verdad.P.D.3: Lagrimones como balan de cañón surcan mi rostro mientras escribo estas líneas.Momentos para el recuerdo:Cuando entra en el pueblo a lomos de su caballo como para rendirse y comienza el solito la rebelión.Las dos venganzas de los dos maridos.El mostramiento de nalgas (tambien llamado calvo) que les hacen a los ingleses.El encuentro, en el centro de la batalla, de los irlandeses con los escoceses.Cuando el padre del melindre tira a su amante por la ventana.La traición en el campo de batalla de los nobles.La escena de la batalla contra la caballería pesada, cuando Wallace dice "Quietos, quieeetos, quieeeeeeeeetos" más que por la escena en sí, por la fotografía en ese momento.La traición en el castillo de los nobles.El primer discurso de Wallace, referido a los enemigos "(..) estarán dispuestos a cambiar toda una vida por este día, por una oportunidad, sólo una oportunidad de volver aquí y decirle a nuestro enemigo nos puede quitar la vida, pero nunca nos quitará ¡nuestra libertad!"Por supuesto, con los pelos como escarpias y el pene como mastil de velero bergantín, cuando está sufriendo la tortura y todo el mundo grita "clemencia" y él, con el último suspiro que le queda en el pecho grita "Libeeeeeertaaaaaaad" matando así al hijo de puta del rey.El discurso final de Bruce "En el año del Señor de 1314, patriotas escoceses, hambrientos y en inferioridad numérica, atacaron los campos de Bannockburn. Lucharon como poetas guerreros. Lucharon como escoceses. Y se ganaron su libertad". Pufff, tremendo.
Una de mis cinco películas preferidas. Desde luego, tiene la palabra que más veces habré podido gritar cuando me emociono "Libeeeertaaaad". ¡Nos podrán quitar nuestra vida, pero no podran robaros nuestra libertad!
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En este contundente biopic histórico con aires mesiánicos, Mel Gibson firmó la que probablemente sea su mejor película ( que tampoco es decir tanto teniendo en cuenta la mediocridad del resto de su obra) y -al igual que Kevin Costner con su "Bailando con lobos" - vino a recuperar para el gran público el sabor del cine épico desplegado con todo lujo de medios y con un tono elegíaco bastante idóneo para su historia sobre el libertador escocés, si bien es verdad que no se puede decir que "Braveheart" sea una película compleja. El caso es que, si contemplamos el conjunto del resultado final, tampoco es que la complejidad fuese un requisito indispensable para ser la gran película que es.La idea sobre la que se articula la globalidad del relato es un perfil heroico que aglutina la fuerza física con la estrategia y la inteligencia en la batalla, sumándose la fe en unos ideales llevados a sus máximas consecuencias, lo cual origina una rebelión perpetrada incluso por los que en un principio se movían por intereses egoístas y no dudaban en ejecutar la más vil de las traiciones. Ese aire mesiánico viene constituido con el valor de William Wallace en los últimos instantes de su vida: el resolutivo grito de LIBERTAD ( inclusive la postura del crucificado), a esas alturas del metraje y en el contexto de una situación en la que ya todo se ha vuelto en contra de sus posibilidades tras una larga e intensa trayectoria de hazañas, victorias y amarga traición, contiene una honda significación emocional, de liberación en el espacio íntimo del héroe y de impulso y fe en los grandes ideales para los seres de su entorno cercano. Wallace, con su enorme y poderosa obstinación, venciendo al dolor y al miedo, deja una semilla de esperanza.Gibson no es un cineasta ni personal ni genial, pero apoyado en un guión sólido, con una estructura eficaz y honesta, y con una dirección entre sobria y correcta, configura un drama histórico en el cual -a fines prácticos - no sobran ni faltan piezas. Los personajes viven, reaccionan, se equivocan, sienten deseos de libertad, flaquean en su fe, caen en la debilidad de la traición, se arrepienten, reflexionan, pierden o ganan según las impresiones y/o hechos que se derivan de cada acto o palabra de Wallace. Éste, causa de un guión perfectamente estructurado, se sitúa siempre en el centro a partir del cual se articula toda la trama. Una trama no compleja, pero tampoco mecánica. Siempre hay un margen para la reflexión entre los hechos, de cierta sutilidad en las decisiones de Wallace y quienes forman su entorno, ya sean amigos o enemigos. Por tanto, sin ser una obra redonda, la narración tiene vida, espíritu humano y un cierto sentido lírico de la épica, lo cual es consecuencia no tanto de una buena realización como de un buen guión. Cuando uno tiene una buena historia que contar, si a ello le añades la cuidada estructura del guión, casi todo lo demás viene hecho.No es un filme redondo: se puede detectar un trato demasiado estereotipado a la hora de caracterizar los perfiles de los distintos grupos enfrentados; los esclavos revolucionarios son brutos, sucios y valientes y a los ingleses dominadores se les otorga un cierto aire afeminado, lo cual resulta un tanto simplista y vulgar. Y en otro orden de cosas, Gibson compagina su esmerado estilo visual , muy loable en muchas secuencias de batallas, con planos cutre-salchicheros de telefilme: los dichosos primeros planos (o también planos medios) ralentizados en escenas de especial importancia dramática. Ese tipo de planos y secuencias ralentizadas son el recurso fácil del cineasta que no sabe enfatizar lo dramático más allá del mero efectismo. Gibson no es Orson Welles y su propia narración le pone en evidencia cuando requiere de mayor profundidad. El hecho es que nos está narrando una historia sostenida en un argumento de obra maestra: el grito final de libertad, aun con su potente significación dramática y el simbolismo de la posición en cruz, tendría una mayor expresividad visual (y, en consecuencia, valor y profundidad cinematográfica) si Gibson hubiese colocado la cámara en una posición en la que el perfil humano y espiritual de un William Wallace agonizante cobrase un significado más sutil que lo que se deriva de un simple juego de primeros planos y secuencias ralentizadas. ¿Qué tipo de angulación, perspectiva o posición de la cámara sería la idónea para tal fin?. Ni lo sé ni me incumbe, esa es una labor y un reto para la imaginación visual de un director de cine. Lo que sí sé es que el modo usado por Gibson es intrascendente y poco expresivo en su forma, si bien el fondo tiene por sí mismo gran fuerza dramática y con ello el espectador puede sobradamente intuir la tragedia de lo representado.Al fin y al cabo, el cine no solo es lo narrado, sino, sobretodo, la inteligencia, la perspicacia o la creatividad de un artista que juega con su instrumento, la cámara y sus enormes recursos como ventana abierta a un mundo de representaciones , en este caso, la representación de alguien que antepuso un mundo ideal a las inmediatas consecuencias de la realidad. Y eso exige y requiere algo más.
Gibson no es un cineasta ni personal ni genial, pero apoyado en un guión sólido, con una estructura eficaz y honesta, y con una dirección entre sobria y correcta, configura un drama histórico en el cual -a fines prácticos - no sobran ni faltan piezas.
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Despreciada ya a priori, debido a su título, por muchos que ni se tomarán la molestia de verla o informarse, ha llegado a nuestro país "Banderas de nuestros padres" de Clint Eastwood.Como ya es sabido, se trata de la primera parte de un díptico, que se completa con "Letters from Iwo Jima" y que pretende contar la historia de la batalla de Iwo Jima desde el punto de vista estadounidense y japonés.En realidad, la batalla y todo lo que rodea a la colocación de la bandera protagonista de la famosa foto de Joe Ronsenthal no son, era de esperar viniendo de Eastwood, sino un pretexto para contarnos otra cosa.Lo que nos cuenta el guión de William Broyles Jr. y Paul Haggis, basado en el libro de James Bradley y Ron Powers, es una historia sobre cómo los gobiernos construyen falsos héroes y de cómo se sirven de ellos para sus propósitos. Y en ese sentido, no podría ser más clara: a los gobiernos les importan un pimiento las personas o, mucho menos aún, la verdad.Pero también es una historia sobre otro tipo de heroismo: el de la lealtad a tus compañeros que te puede llegar a hacer dar tu vida por ellos, que no por tu país. Mostrando la otra cara de la moneda, el lado humano, Eastwood compone todo un canto al compañerismo.Recurrre para ello, alejándose voluntaria y claramente del modelo "Salvar al soldado Ryan" con el que algunos la comparan equivocadamente, a saltos temporales nada confusos que nos permiten no cansarnos nunca, ni de las escenas en los Estados Unidos ni de las del campo de batalla. Gracias a esta estructura, la película arranca con rapidez, lo que hubiese sido imposible de haber estado contada de forma lineal.Porque, repito, la guerra no es más que una excusa para lo que Eastwood nos quiere contar. "Banderas de nuestros padres" está mucho más cerca temáticamente de "El hombre que mató a Liberty Valance" que de "Salvar al soldado Ryan". De hecho, las referencias a John Ford (director de la citada obra maestra) llegan a ser evidentes en una escena con una mecedora, metáfora fordiana de la unión familiar, en primer plano durante unos segundos. Ni que decir tiene que la dirección de Eastwood es tan elegante como siempre.Puestos a buscarle las cosquillas a la película podemos argumentar que, pese a que todos los actores cumplen a la perfección, no hay ninguna interpretación maravillosa que destaque sobre las demás. Pero la verdad es que hay dos explicaciones a eso: la primera es que estamos en una película coral en la que no tendría mucho sentido que unos destacasen sobre otros y la segunda es que tuve la desgracia de ver la película doblada (si somos los que mejor doblamos del mundo no me quiero imaginar cómo serán los peores).También resulta un poco extraña la forma de introducir el personaje de James Bradley, hijo de John "Doc" Bradley (Ryan Phillippe), protagonista también de una escena un pelín forzada que parece estar ahí con el propósito de hacernos llorar (y en verdad lo consiguió conmigo).Pero dejando de lado esos pequeños defectillos, se trata de una estupenda película que no hace sino constatar que Eastwood está en su mejor momento como director.
Una estupenda película que no hace sino constatar que Eastwood está en su mejor momento como director.
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Shawn Levy, director, a saber "La pantera rosa", "Doce en casa" (y su posterior secuela), o la curiosa "Recién casados", dirige a Ben Stiller, Robin Williams, Carla Gugino, Dick Van Dyke, Mickey Rooney, Bill Cobbs (al que muchos recordaremos por su aparición en "Demolition Man"), en esta entretenida comedia deudora de "Jumanji" o la más reciente "Zathura".Me ha llamado especialmente la atención la actriz Mizuo Peck, que interpreta el papel de la india Sacajawea, no sé porqué, creo que ese rostro nos acompañará en las próximas películas que vayamos viendo en pantalla.Entiendo perfectamente que la película haya triunfado en los USA, puesto que entretiene de principio a fin, con un ritmo tan intenso en el que no deja de ocurrir cosas en buena parte del metraje, por otra parte, es de agradecer, la presencia, para mi no siempre agradable, de Owen Wilson, y es que, a este "tiparraco" le he empezado a coger cierta ojeriza por sus estúpidas comedias cortadas, casi siempre, por el mismo patrón.Cierto es que en este tipo de películas uno no puede pedir más de lo que aparece en pantalla, entretenimiento, un guión donde las cosas ocurren porque sí, y la sensación que uno tenía una tarde, en su niñez donde jugaba con igual manera con indios, romanos, tanques y dinosaurios.En fin, una más que agradable comedia para una tarde invernal.
En este tipo de películas uno no puede pedir más de lo que aparece en pantalla, entretenimiento, un guión donde las cosas ocurren porque sí, y la sensación que uno tenía una tarde, en su niñez donde jugaba con igual manera con indios, romanos, tanques y dinosaurios.
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En el cartel de la película, parece que Truman esté preparado en la barrera para que le tiren una falta. Ahí, agarrandose la zona urogenital con esa mano floja y amanerada que sujeta un eterno cigarro. Por cierto, qué sensual era el tabaco antes, ¿no?La película trata sobre el periodo de tiempo en la vida de Truman Capote, que invirtió en escribir su obra maestra "A sangre fría". Un día, Truman lee en un periódico un horrible asesinato acometido en un pequeño pueblito. Se marcha al pueblo a escribir un artículo, pero tras conocer a los supuestos asesinos, Capote se involucra excesivamente en lo que él ve como un tremendo filón literario.La verdad que la película me ha defraudado bastante, dado que me esperaba algo más emocionante, y la vida que nos muestran de Capote es muy aburrida. Nos enseñan la obsesión que llegó a alcanzar por esta historia, y nos perfilan como debió ser este escritor. Pero la verdad que no llega a enganchar, se hace larga y no comprendes bien la perra que le da por este crimen. La actuación del actor que encarna a Truman es muy buena, destacando también el doblaje español que hace totalmente repelente a este señor. Los asesinos también hacen muy bien su papel, pero es que la historia no es tan interesante como para casi dos horas.Resumiendo, un tostón largo sin sobresaltos para una siestecilla corta (o meditación larga). Supongo que como película será una maravilla, pero para el espectador de palomitas y encefalograma plano (yo) se hace infumable.
Como película será una maravilla, pero para el espectador de palomitas y encefalograma plano (yo) se hace infumable
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En los últimos años, pocos directores han apuntado tantas maneras al poco de echar andar su carrera como Christopher Nolan. No sé me ocurre una carta de presentación más rotunda como el haber dirigido y escrito Memento, una cinta original, cerebral y con un poder de seducción que, al poco tiempo de estrenarse (año 2000), la convirtió en una película de culto de forma instantánea. Es lógico que las ofertas más atractivas y adineradas le llovieran justo después de este fenomenal éxito. Su siguiente trabajo, otro thriller con personajes en situaciones angustiosas, ya contó con actores de talla sobresaliente como Al Pacino. Insomnia es una película interesante, pero de escasa brillantez. A este filme le siguió su debut en una superproducción con Batman Begins. Nolan demostró de nuevo su capacidad para hacer arte con casi todo lo que toca, tenga o no miles de millones tras de sí. Por todo lo contado había depositadas tantas expectativas en El truco final (The Prestige), y por eso mismo, algunos nos hemos quedado con la miel en los labios esta vez.La película se limita a ofrecer el típico juego de muñecas rusas en el que el espectador va conjeturando qué se esconde al final de cada giro argumental. Los más avezados resolverán el juego de engaños con mayor anticipación que otros, pero la sensación de todos al término de la larga función creo que equivale a haber completado un complejo sudoku. Ni siquiera termina de enganchar la historia de amistad devenida en odio entre dos de los mejores magos de su tiempo. Y pese a que todos sus elementos artísticos (interpretaciones, vestuarios o fotografía) rallen a una altura más que estimable, a uno le queda la sensación de haber asistido a una cinta excesivamente fría y sólo preocupada por esconder celosamente todos sus recovecos argumentales.Resulta curioso que esta cinta haya coincidido con otra de similar contexto como El ilusionista y que, en ambos casos, la magia haya brillado más bien por su ausencia. Parece que, tras tanto empacho de trucos, en ninguno de los dos trabajos hemos logrado ver el ansiado prestigio que todo gran mago debe ofrecer al término de su actuación.
Los más avezados resolverán el juego de engaños con mayor anticipación que otros, pero la sensación de todos al término de la larga función creo que equivale a haber completado un complejo sudoku.
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Hay películas por las que sentimos una serie de fascinación (¿por qué siempre que escribo esta palabra me acuerdo de un tema de R.E.M. que se llama Fascinating?) personal, una magia que las envuelve, películas que, a priori no han venido acompañadas de la consabida y me atrevería a llamar "sacrosanta" campaña de promoción, de esas que nos entran por los ojos, que nos atiborran la mirada y que hacen que finalmente caigamos en la tentación de visionarlas aunque al principio no estuviéramos interesados en ellas ¡No que va! Me refiero a pequeñas películas, tiernas, intimistas, grandes, sin embargo, que nos llenan mucho más que las de grandes estudios y grandes presupuestos, cifras astronómicas y similares. Y quiero hablar de "Pequeña miss sunshine" de Jonathan Dayton y Valerie Faris , que sinceramente ha sido para mi todo un descubrimiento fílmico y una de las grandes películas del pasado 2006. Ganadora del premio del público en el último festival de S.Sebastian e interpretada por Steve Carell, Toni Collette, Greg Kinnear, Alan Arkin, Beth Grant, Paul Dano, Abigail Breslin, hermana del joven actor infantil Spencer Breslin. Una vez que he podido visionarla, debo decir que la película es alucinante, de estas que te llenan de principio a fin, es cierto que es una maravilla que te envuelve y que no sabes como expresar la impresionante sensación que te acompaña, amor, placer, complicidad, cariño hacia los personajes. Sin embargo es estar ahí viendo como suceden las cosas y disfrutando como loco con lo que va sucediendo, lentamente, sin prisa pero sin pausa. Finalizando, hazte un favor a los sentidos y échale un ojo, que sin lugar a dudas ¡merece la pena! Por una vez en la vida ¡Hazte caso y hazme caso!
Película, tierna, intimista, grande, sin embargo, que nos llena mucho más que las de grandes estudios y grandes presupuestos, cifras astronómicas y similares.
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Me cuesta mucho comentar esta película, para empezar, no se bien qué decir a modo de introducción. Los que ya me conoceis sabeis que soy de lágrima fácil, así que no se si la anécdota que os voy a contar os ilustrará o no, pero os la cuento. La última vez que me atreví a ver entera esta película aún vivía con mi madre. Estaba yo sentado en el sofá, con los ojos hinchados y enrojecidos y se me acercó mi madre y me dijo "¿por qué te gusta sufrir?". Es una de esas frases que se te quedan en la memoria grabadas para siempre. No se si fué por eso, pero no la he podido volver a ver nunca más.La película nos cuenta la vida de Oskar Schindler, un empresario sin escrúpulos, que ve un filón en la invasión que hace Alemania de Polonia al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Como tiene contactos en las altas esferas, logra una fábrica en la recién invadida Krakovia. Una vez allí, tras haber "contratado" una partida de trabajadores judios, comienza a darse cuenta de las atrocidades que se están cometiendo y decide dedicar sus esfuerzos a salvar a la mayor cantidad de presos posibles.Cómo decía antes, no se bien que decir, dado que esta película me supera en todos los ámbitos. Como todas, tiene sus detractores que buscan en la falta de veracidad su mayor punto de apoyo. Bien, me da igual que la película esté basada en hechos reales o no. No importa, creo que está por encima de los hechos. La emotividad y los sentimientos que consiguen que afloren en el espectador, en este caso yo, no se pueden describir con palabras. Esa sensación de angustia extrema, ese sufrimiento por personas de ficción basadas en personas reales, esa alegría por los pequeños logros, esa emoción, esa indignación por los sucesos, ese compendio de sentimientos pocas películas logran transmitirlos.Resumiendo, imprescindible drama que desata en el espectador las sensaciones más básicas. Nada que pueda escribir conseguirá que ningún lector sea capaz de acercarse a la emotividad que evoca. Para ver una vez y no martirizarse más.No tengo palabras.Besitos.P.D: Joder que llorera me ha dado así de repente.P.D.2: Dice una leyenda urbana, que no se si es cierta, que se grabó íntegramente (a excepción del abrigo rojo) en blanco y negro por el excesivo coste que tenía grabarla en color.Momentos para el recuerdo (o no):* La escena de las duchas, cuando no se sabe si saldrá agua o gas.* Cuado Oskar coge a un niño para explicarle que los necesita para pulir las balas por dentro.* Al final de la película, la traca final en que los judios le dan la despedida y él, emocionado, se pregunta que a cuanta gente más podría haber salvado con ese coche, o con esa joya.* La escena del beso a la muchacha judía.* El momento en que la arquitecta judía dice que están construyendo el edificio mal y el comandante la mata, para acto seguido decir a sus subordinados que hagan lo que ella había dicho.* La cinta trasportadora de cadáveres.* Aunque sea dentro de la anterior, tiene su propio impacto, la niña del abrigo rojo, que sólo sale dos veces pero se te graba a fuego en la retina.* La "nieve" sobre Krakovia.* El "juego" del comandante de disparar con el rifle telescópico.* El momento en que descubren que los trenes con hombres y mujeres se han separado.* La última secuencia, en que supervivientes e hijos de supervivientes ponen piedras sobre la tumba de Oskar.
Imprescindible drama que desata en el espectador las sensaciones más básicas. Nada que pueda escribir conseguirá que ningún lector sea capaz de acercarse a la emotividad que evoca. Para ver una vez y no martirizarse más.
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Curioso este Marc Forster. En apenas cinco años ha firmado cuatro películas tan diferentes como 'Monsters ball' (denso drama racial), 'Finding Neverland' (biopic edulcorado), 'Stay' (thriller convencional) y su último estreno, 'Stranger than fiction' (tragicomedia absurdo-romanticona). Y en tres de ellas sus protagonistas (Halle Berry, Johnny Depp y Will Ferrell en ésta última) han sonado fuerte como candidatos al oscar (Berry se lo llevó). Sin duda, un tipo con talento para la dirección de actores, ojo para la elección de proyectos y versatilidad para adaptarse a cualquier empresa.Con 'Stranger than fiction', Forster explora terrenos ya familiares para todos nosotros gracias a Charlie Kaufman: personajes excéntricos, situaciones absurdas y reflexiones sobre la vida, el destino y también sobre el oficio de escribir, en concreto sobre la relación entre creador y personaje, entre demiurgo y criatura. ¿Puede un personaje escapar al control de su padre literario, o todas y cada una de sus acciones vienen dadas por la impronta que éste le adjudicó? O visto desde el otro lado, una vez que ha creado a "alguien", ¿qué derecho tiene el escritor para decidir por él?Harold Crick es un tipo gris, solitario, sin objetivos en la vida. Un buen día, una voz en off comienza a narrar su día a día. Es el comienzo de una búsqueda, la búsqueda del fin último de la existencia de Crick.Sí, la verdad es que como sinopsis no vale un carajo, pero es que realmente la trama principal se puede resumir en eso, y para revelaciones ya está el trailer (si aún no lo habéis visto no lo hagáis, fusila dos tercios de película). La originalidad del guión de Zach Helm está en que a la vez que somos testigos de la absurda miniepopeya de Harold Crick (efectivo y sobrio Will Ferrell), asistimos también a las miserias del proceso creativo con la historia paralela de Kay Eiffel (excelente Emma Thompson), escritora bloqueada. Las historias se complementan para crear una especie de variante amable de 'El show de Truman', que arranca con decisión apoyándose en la labor de Ferrell y se desinfla un tanto al pasar el efecto sorpresa, para después discurrir por caminos amables en exceso (para mi gusto, ojo).La parte buena de 'Stranger than fiction' es que se deja ver perfectamente, sin ofender ni aburrir a nadie. Buenas interpretaciones (a los principales añadir un divertido Dustin Hoffman, una chispeante Maggie Gyllenhaal, una algo sosaina Queen Latifah y un pasado de vueltas (qué raro) Tom Hulce), interesante aspecto visual (a cargo de su hombre de confianza, Roberto Schaefer), y un curioso uso de la música (de The Clash a Vangelis pasando por Maxïmo Park) conforman una atractiva mezcla.La parte mala es la simplicidad de su trama principal y la excesiva calma con que se desarrolla todo alrededor de Crick, salvo divertidos momentos puntuales. Se echa en falta una mayor tensión dramática que ayude a sacar la historia de las manidas cuatro esquinas de la comedia romántico-fantástica. Quizá algo más de humor negro habría venido bien.'Stranger than fiction', otra disfrutable película de Marc Forster, pero nada que vayas a recordar de aquí a fin de año. un 6'5.
La parte buena de 'Stranger than fiction' es que se deja ver perfectamente, sin ofender ni aburrir a nadie. La parte mala es la simplicidad de su trama principal y la excesiva calma con que se desarrolla todo alrededor de Harold Crick.
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Basada en hechos reales acaecidos en 1980, cuando Sudáfrica se desangraba dominada por la minoría blanca y en pleno Apartheid, Atrapa el fuego narra la historia de un hombre blanco al que la fatalidad del destino hace descubrir que mirar para otro lado cuando tienes la injusticia delante te convierte en cómplice silencioso y en potencial víctima futura. Es un concepto que define perfectamente la máxima que popularmente se atribuye a Bertolt Brecht, pero que pertenece a un sacerdote víctima de los nazis llamado Martín Nimoeller, y que reza lo siguiente: "Primero vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por mí, pero para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".La película pretende transmitir el grito desgarrador de un pueblo que sufrió oprobio y humillación durante décadas de subyugación. Y lo hace con un poco de populismo demagógico, licencia tomada sin duda para intentar aumentar la recaudación en taquilla. Siendo una medida totalmente lícita, también es cierto que le resta algo de solemnidad al relato, si bien el producto final es bastante interesante y no es osado vaticinarle posibilidades de optar a la dorada estatuilla. Muy buena, como de costumbre, la interpretación de Tim Robbins, uno de esos multimillonarios de izquierdas de los que se fotografían con Fidel Castro pero repudian un apretón de manos de personas como Ruiz Gallardón (mano que por cierto no ha firmado ninguna pena de muerte) y que suele trabajar e implicarse en proyectos de este tipo, que combinan política y cine de calidad. Y de camino, todo sea dicho, embolsarse algunos millones de dólares en su cuenta corriente.
Amargo relato, basado en un hecho real, que nos hace comprender que el silencio ante la injusticia puede llegar a ser tan malo como ella misma.
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Fundada sobre la prolífica serie B o Z del gore italiano y sobre la jocosa ciencia ficción marciana de los primeros cincuenta en los Estados Unidos, El ejército de las tinieblas ejerce de bisagra entre la aversión visual de la primera ( vísceras, sangre, mutilaciones ) y el romanticismo doméstico, cutre y barato de la segunda ( con su imaginación narrativa, con su marketing de cine matinal de barrio ).Raimi obvia la seriedad que luego exhibió en Spiderman ( 1, 2 y ahora 3, suponemos ) o Darkman, por poner dos ejemplos gratos para este cronista, para darnos una ración de terror a lo Monthy Python con gags dignos de un buen Mel Brooks. Y para que este collage de elementos salga meridianamente decente termina plagiándose a sí mismo ( ole ) y haciendo chacota fina de su Posesión infernal ( altamente recomendable si queremos ver cine de terror asqueroso de calidad ) o la ya citada Darkman, que es evasión, cómic rupturista y, sobre todo, no olvidemos, caja, ring, ring.Bruce Campbell es el actor fetiche de Raimi y lo estruja estupendamente en esta película. Bien metido en el papel de Ash ( Ceniza ), el viaje del Tiempo que acaba en el Medievo y debe asumir una función heróica, profética, que redimirá a los habitantes del Castillo y, al tiempo, a él mismo. Tampoco hay psicología profunda de personajes o trazados finísimos de la moral de la época. No hay personajes. No hay época.Robar el Necronomicón, el libro del Mal atribuido por Lovecraft a un apócrifo árabe metido a Fausto, por encima de la resistencia que un ejército de esqueletos: de eso se trata. ¿ Esqueletos ? Sí, mandíbulas, coxis, omóplatos, fémures bailando como en el Thriller de Michael Jackson en un homenaje estupendo al clásico de Haskin, Jasón y los ARgonautas.Yo disfruté muchísimo en esta escena esplendorosa por la que ya vale la pena ver el film, pero hay más: hay un tributo desenfadado al cine medievalista de capa, espada y torreón, inyectándole modernidad: insuflándole un punto de modesta grandilocuencia que se advierte, sobre todo, en los primeros veinte o treinta minutos. Luego la película decae, pero eso ya lo sabíamos.El mérito es la mescolanza de dos géneros aparentemente dispares, no juntables: el cine de época ( la medieval, claro ) y el terror cuasigore sin que ninguna pierda enjundia.Hay que ver El ejército de las tinieblas porque es digna, fácilmente arrumbable al cajón de los ratos perdidos en una sala, en este caso un sillón orejero de casa, pero divertida, sólida y noble si se sabe contextualizar el film en un orden necesariamente paracinematográfico, mestizo, fuera de normas.
Hay que ver El ejército de las tinieblas porque es digna, divertida, sólida y noble si se sabe contextualizar el film en un orden necesariamente paracinematográfico, mestizo, fuera de normas.
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Seguramente todos los presentes podríamos hablar con soltura acerca de la figura de John Fitzgerald Kennedy, sin embargo, es posible que tuviésemos más dudas si tuviéramos que hacer lo mismo con su hermano menor: Robert Francis Fitzgerald Kennedy.No se preocupen, si les ha entrado curiosidad por conocer más sobre este personaje histórico, pueden contar con la inestimable ayuda de veintidós personajes ficticios que nos presenterán a Bobby de una forma sutil e inteligente. No nos aburrirán con una biografía llena de datos y jeroglíficos; sus propias vidas, sus ideas y sentimientos girarán entorno al mensaje que el aspirante a presidente lanzó a la población norteamericana.Es éste, sin duda, el mayor acierto del largometraje: llegar hasta lo más profundo de un individuo, lo que realmente forma su ser, sus ideas y sentimientos pero, además, todo ello transmitido a través de las historias íntimas de un grupo de personas que coinciden por diversos motivos en el hotel Ambassador. Y no se crean que son historias lejanas: amor, infidelidad, juventud, vejez, aspiraciones, decepciones; lo bueno y lo malo de la vida con un objetivo en común: tener ratos de felicidad.Espectacular reparto actoral que no ha decepcionado a nadie, todos y repito, todos, están exquisitos y en su justa medida. Eso sí, les ayuda un guión sólido que viene aderezado con ingeniosos diálogos que nos harán disfrutar de ciento veinte minutos en los que podremos observar los cambios políticos que acontecieron en la sociedad norteamericana de los años sesenta. Todo esto se realizará de una forma ágil, dejando atrás barroquismos innecesarios, amigos siempre de la falta de creatividad. Quizás -y este es un apunte muy personal que no llega a la categoría de crítica- yo hubiese acortado el discurso final de Robert Kennedy y, de esta forma, se hubiera conseguido un resultado más conciso.Nominada a dos globos de oro como mejor película y mejor canción original, finalmente no obtuvo ninguno; algo que aún no puedo enteder, sobre todo, en el primero de los casos ya que fue Babel la que obtuvo el galardón a la mejor película dramática, siendo ésta última un claro ejemplo de cómo contar una historia acerca de sentimientos de forma caótica y kafkiana, algo de lo que, afortunadamente, huye Bobby.
Nominada a dos globos de oro como mejor película y mejor canción original, finalmente no obtuvo ninguno; algo que aún no puedo enteder, sobre todo, en el primero de los casos ya que fue Babel la que obtuvo el galardón a la mejor película dramática.
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Desquiciante. Hard Candy es un thriller psicológico que cuenta la historia de una venganza. La cruel venganza de una adolescente a un fotógrafo que considera culpable de acoso sexual. La película habla acerca del peligro de la red para muchos menores que se ven sometidos al acoso de pederastas o pedófilos. Pero en este caso, es el acosador quien se convertirá en presa de su "víctima".Hayley y Jeff se conocen a través de una chat. Jeff tiene 30 años y Hayley es sólo una niña pero eso no impide que queden para conocerse. El título de la cinta, Hard Candy (Caramelo Duro) es un término coloquial que se utiliza en Internet para designar a chicas menores de edad. Ese encuentro en casa del fotógrafo marca un punto de inflexión en la película tras el cual se convierte en todo un thiller cargado de sadismo psicológico cuyo ambiente es asfixiante sobretodo gracias a las brillantes interpretaciones de Patrick Wilson y Ellen Page. Los sarcásticos diálogos ?a ratos monólogos- que mantiene la protagonista con el fotógrafo actúan como motor de la acción de la historia. Es sorprendente cómo la película llega a provocar asco, malestar, incomodidad, quizás hasta náuseas y todo ello sin que haya ni un solo plano explícito ni desagradable. Las imágenes sugieren más que muestran, juegan con el espectador, despiertan el pánico y el terror por lo que nunca se ve.Se trata del primer film como director de David Slade, quien cuenta con una notable experiencia dentro del mundo de la publicidad y de los videoclips. Y ese estilo publicitario se nota sobre todo en planteamiento estético de la película (planos cortos, imágenes muy nítidas, etc.) Es frecuente el contraste de colores rojos (del vestuario de la niña) y el juego cromático entre la pared de color rojo y la sangre. Además, la niña va vestida con un atuendo rojo cual caperucita, pero en este caso el cuento se invierte y es caperucita la que se merienda al lobo. La película logra atrapar la atención del espectador sin necesidad de recurrir a efectos especiales, ni cambios de escenarios (prácticamente la totalidad de la historia se desarrolla en el piso del fotógrafo) y con poquísimos personajes (la mayor parte del metraje la ocupan la pareja protagonista). Para enganchar al espectador su mayor baza es el diálogo entre los dos personajes, unas conversaciones que mantienen en vilo a aquel que está siguiendo la historia.El inicio quizá es algo forzado ya que los personajes se dan a conocer de forma superficial y el thriller se plantea de forma algo brusca. Pero a continuación, el ritmo se desarrolla de forma radicalmente más lenta ?que no tediosa- pero logrando que el espectador se mantenga en tensión en la mayor parte del metraje. Una historia que juega con la psique del expectador, hasta llegar hacérselo pasar realmente mal aunque sin ver una gota de sangre mas allá de algún rasguño. Otro punto a su favor es que no señala a ninguno de los dos personajes como bueno o malo. Por momentos no sabemos quien nos resulta más terrorífico: la adolescente con tintes psicópatas o el fotógrafo que se entretiene fotografiando niñas desnudas. La película se limita a mostrarnos a ambos para que sea el espectador quién juzgue.El final es algo confuso puesto que no quedan totalmente claras las justificaciones de los actos de los protagonistas. Existe una carencia de motivos realmente entendibles que no muestran los protagonistas, ya que Hayley parece actuar simplemente por despecho, sin que lleguemos a comprender sus motivaciones reales. Si bien se dejan entrever algunas justificaciones de su modo de actuar, también es cierto que los motivos no son del todo creíbles. Pero aunque la historia tiene algunas carencias en cuanto a verosimilitud (las conversaciones maduras de la niña son más propias de una universitaria que de una estudiante de colegio), lo cierto es que esa falta de realidad no impide que el espectador se sumerja en la angustiante atmósfera y llegue a introducirse de lleno en la historia.
La película logra atrapar la atención del espectador sin necesidad de recurrir a efectos especiales, ni cambios de escenarios y con poquísimos personajes.
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Lo bueno de los artistas es que pueden llegar a provocar amores, odios pero casi siempre curiosidad. Hay quien odia a Almodóvar. Y quien lo venera. Hay quienes tratamos de ver sus películas sin influenciarnos por el revuelo que crea él como personaje (que dicho sea de paso, es un impresentable). Y sin prejuicios (aunque ver el trailer criminal es un shock) fui a ver su última película. Como Hable con ella me pareció una absoluta maravilla y no llegué a ver La mala educación porque nadie me había hablado bien de ella, quise satisfacer mi curiosidad con su Volver.Que conste que lo mejor de Volver es su título: vuelve a su tierra, vuelve a sus temas de siempre, vuelve a demostrar que tiene gusto musical, vuelve a sus actrices fetiche? y el verbo se conjugará en tiempo futuro ya que volverá a la Academia, volverá a ganar Goyas, volverá a ganarse reputación internacional?La película es inclasificable, como bien dice mi compañero de HL (aunque no comparto en absoluto la puntuación) Estoy familiarizado con el mundo "manchego" que retrata, por eso veo que uno de los puntos más flojos de la película es hacer recaer en una glamourosa Penélope Cruz el peso de la protagonista. Vamos, que a partes iguales está fuera de lugar y en otras consigue emocionar. De hecho, y eso los especialistas me lo podrán decir, Cruz está iluminada de forma distinta. Vamos, como hacían con las divas de Hollywood. ¿Alguien sabe los detalles del contrato de Pe como actriz? Recuerdo perfectamente cuando me comentaron lo prolijo y complejo que era el contrato y las condiciones de Salma Hayek para meterla en La gran vida, de Antonio Cuadri.El aspecto más atractivo del film es el "fantástico". El de la siempre fantástica Carmen Maura. Conciliar una historia con ese elemento (no especifico más porque creo que sería un spoiler) es genial y le da a la película un peso originalísimo, poco visto en nuestro cine. Las actrices están muy bien dirigidas. Lola Dueñas hace un buen trabajo, así como Blanca Portillo y Chus Lampreave (que sabe a poco y que debería haber sido más cómico).Almodóvar vuelve a hablar de las mujeres y las convierte en las absolutas protagonistas de su relato; no duda en volver a sus constantes del "hombre cabrón que sólo vive para atormentar". La música de Alberto Iglesias la veo desubicada, pero funciona bien por momentos. La fotografía de Alcaine es notable y el montaje de Salcedo muy acertado.Una película interesante, bastante irregular en su ritmo y pretensiones, pero de las más originales y personales del cine español actual.Sin ir más lejos, creo que el mejor análisis de la película (bastante pormenorizado y con spoilers) es el de Mambotaxi, ferviente admirador de don Pedro.
Almodóvar vuelve a hablar de las mujeres y las convierte en las absolutas protagonistas de su relato
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Ganadora en la última edición del festival de Sitges, "Hard Candy" se presenta como una obra seria, dura, casi teatral, con solo dos personajes y siempre en el mismo escenario, donde la acción ocurre englobada en el terror psicológico y donde tanto la victima, como el verdugo, cambian a cada rato, y uno no sabe muy bien de que lado posicionarse.Respecto a las interpretaciones, ambas (tanto la de Patrick Wilson como la de Ellen Page) son MAGISTRALES, ambos aportan la dosis necesaria de Cordura/Locura que exigen sus personajes, tal vez, la única nota discordante es que no nos da tiempo (en apenas 90 min.) a profundizar en la vida de los personajes, no conocemos sus inquietudes, ni tampoco el motivo que les lleva a actuar de esa manera.Tal vez, uno de los fallos que tiene el guión, son algunas situaciones un tanto "ridículas" que aparecen casi en los últimos 15 min. de metraje, intentando darle un aire de película de "Teen-terror" que no necesita, por lo demás, un agobiante y "teatral" Thriller que te mantiene pegado a la butaca de principio a fin.
Tal vez, uno de los fallos que tiene el guión, son algunas situaciones un tanto "ridículas" que aparecen casi en los últimos 15 min. de metraje, intentando darle un aire de película de "Teen-terror" que no necesita.
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Debo admitir y lo digo casi con verdadero bochorno, que no recordaba si había visto esta película y que cada vez que alguien me hablaba de la obra maestra de Spielberg me encogía de hombros y me rascaba la cabeza pensativo (es que no recuerdo si la he visto) era lo que repetía una y otra vez, asi que como hay que poner remedio a las cosas y hay que ver las películas que no se conocen, hoy que disponía de tiempo más que suficiente (al final de tres horas que dura la misma la he tenído que ver casi en 5) y, claro pues lógicamente me he quedado gratamente satisfecho. El horror algo de una manera tan clara que se puede oler, sentir, mascar y respirar casi en los 180 minutos de metraje, de una manera patente, que te lleva del suspiro al llanto, del mosqueo al disgusto y que no te deja con la conciencia tranquila, es cierto que películas sobre el holocausto judío se han hecho cientos y que es un tema bastante "mascado" pero esta (realizada en 1993) deja de manera ejemplar el papel de Oskar Schindler, un empresario Aleman que decide agarrar el toro por los cuernos y tratar a los judios como lo que son, personas humanas y no como "animales" (como les trataban los nazis). Me es complicado hablar, casi con lágrimas en los ojos y con la piel de gallina, después de como me ha dejado esta película, friamente de lo que me ha trasmitido (vaya dos días que llevo !Caramba!) pero sin lugar a dudas hay muchas escenas en las que Spielberg sabe transmitir "algo" que pasa de la pantalla hacia el corazón del espectador y se queda ahí, sentado, callado y de manera patente durante el tiempo de proyección, las caras, los gestos, la esperanza pasajera. Excelentes las interpretaciones de Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes, además de todos aquellos actores (sin nombre) que hacen un GRAN papel (asi, en MAYUSCULAS) por que te dejan con la boca abierta y la carne de gallina durante toda la película. A destacar también la banda sonora de John Williams, que transmite de manera excelente todos los momentos de la película. Es la típica película que cuando termina "deja poso", vamos como decía mi padre, "que algo queda y eso es lo que importa" sé que tal vez sea de las últimas personas sobre la faz de la tierra que no habían visto esta película, asi que sobran las recomendaciones.
El horror algo de una manera tan clara que se puede oler, sentir, mascar y respirar casi en los 180 minutos de metraje, de una manera patente, que te lleva del suspiro al llanto, del mosqueo al disgusto y que no te deja con la conciencia tranquila.
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Tercera (y por ahora última) entrega de las aventuras de los personajes que Bryan Singer llevó a la gran pantalla hace ya 6 años, ahora con el relevo de Brett Ratner como director, y con parte del elenco protagonista de las dos películas anteriores; es cierto que se nota aún el "quehacer" en producción de Singer, puesto que conserva su potencial y/o estilo narrativo, además del visual, aunque, por otra parte, ¿Acaso Ratner tiene algún tipo de estilo propio? En esta entrega todo se tilda un poco más dramático que en las precedentes, asistimos pues a la desaparición de varios héroes a los que de un modo u otro habíamos cogido cariño en sus anteriores apariciones en pantalla, es esta cinta pues, el más que posible cierre a la saga (aunque luego haya más de un Spin Off protagonizados por Lobezno, o por cualquier otro integrante de la patrulla X).Los actores normales, ni mucho ni poco, ni para volverse locos (que decían los "Hombres G") y es que salvo los debutantes, a la mayoría de los actores se les vé cómodos en un personaje que llevan ya 6 años acercando al público, por cierto, ¿la hermandad de mutantes malignos de donde los han sacado? ¿Es lo mismo ser mutante que ser hortera? Antes de terminar, no me gusta nada el score que John Powell ha compuesto para la película, con un aire dramático de "Telefilm de Antena 3" que raya el absurdo, me gustaba más el de John Ottman de la segunda entrega, especialmente la "suite" que abría la película y el CD y que servía casi de "fanfarria" de esta saga de Marvel.
En esta entrega todo se tilda un poco más dramático que en las precedentes, asistimos pues a la desaparición de varios héroes a los que de un modo u otro habíamos cogido cariño en sus anteriores apariciones en pantalla.
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La sensación que con la que me he quedado al acabar de esta película es extraña. Por una parte me ha gustado, tiene cosas muy interesantes, la dirección es muy buena, Cristopher Nolan es un gran director, a pesar de haber dirigido una de las peores películas que he visto en mi vida, Insomnia. Como casi siempre en el cine actual veo el problema de siempre, el guión, que cojea demasiado. El desarrollo es demasiado confuso, el guionista, esperando resolverlo todo al final, confunde al espectador mediante trucos, malos trucos diría yo. Esa confusión está latente durante toda la película y en muchos momentos incomoda bastante porque piensas que no te estas enterando de la película. Al estar la historia contada mediante flashbacks, la confusión es todavía mayor, sobretodo para personas que no están acostumbradas a ver cine partido en trozos y mostrado luego de la forma en que el guionista quiere. Yo personalmente me sentí durante muchos momentos del metraje totalmente perdido, y la verdad, no me parece que en una película como está esté bien liar al espectador de esa manera.En cuanto actuaciones quiero expresar mi descontento con Christian Bale, que hace uno de los peores papeles de su carrera, totalmente fuera de lugar, falso y falto de expresión, para más INRI el doblador de este actor es malo de verdad. En cuanto al resto nada que destacar, correctos, Michael Caine lo hace bien pero personalmente no me gusta ese actor. David Bowie actúa poco pero lo hace bien aunque gustaría haberlo visto en versión original para verlo de otra forma.Otra cosa que no me ha gustado nada es la ambientación, la recreación de la época, hasta que no pasó un buen rato de la película no sabía si se encontraban en los años 60, a principios del siglo 20 o a mediados del 19, por lo tanto más desconcierto para el espectador. Los vestuarios no ayudan mucho, bastante mal en ese aspecto también.Hay muchísimas cosas que hubiese cambiado de esta película, el desarrollo en si no me ha gustado, y el final me ha parecido precipitado y absurdo, y sobretodo los dos últimos segundos podían habérselos ahorrado, penoso de verdad. En definitiva, una película de ciencia ficción que debe ser tomada como tal. Seguramente uno de los problemas puede ser que no te esperas ver cine de ciencia ficción, yo esperaba algo diferente, no sé, en mi opinión podría haber sido una gran película pero que se ha visto frustrada por , o un mal guión, o estar basada en una novela que no acaba de funcionar llevada al cine. Durante toda la proyección estaba dando vueltas a la cabeza sobre como hubiese desarrollado yo la película, y me parecían mucho mejores que las que al final se llevaron a cabo, claro que eso ya es muy personal, pero es que tenía esa sensación todo el rato, como pensando que se estaban equivocando haciendo eso.Hay una parte que me pareció totalmente ridícula, hay un momento en que, para hacer un truco, el actor que interpreta Hugh Jackman busca un doble. Curiosamente en poco tiempo encuentran en una taberna a un tío que es clavado a él, tan clavado a él que se interpreta a si mismo, una chorrada sin ningún sentido. Para encontrar a un doble puedes tardar meses, hacer cientos de castings, no se encuentra en un día, y menos uno tan clavado a ti que seas realmente tú. En mi opinión podían haber cogido a otro actor, alguien con un leve parecido y luego cortarle el pelo igual, vestirlo igual, o maquillarlo, lo que sea antes de coger al mismo actor.Decepcionante solo a medias, por lo menos es entretenida y tiene algunos aciertos. Con un segundo visionado puede ganar. o perderlo totalmente todo. no se si arriesgarme..
El desarrollo es demasiado confuso, el guionista, esperando resolverlo todo al final, confunde al espectador mediante trucos, malos trucos diría yo.
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El cerebro de un espectador de cine debe ser de vez en cuando reseteado, al igual que los ordenadores. Nos llegamos a acostumbrar a un nivel de calidad, que todo nos parece malo. Por eso hay personas que, movidas por la bondad hacia sus semejantes, graban estas cosas para bien de la Humanidad. Así, los que la vemos, reiniciamos nuestra visión crítica y apreciamos más lo que vemos habitualmente. Ya me pasó con "Como humo se va" y me ha vuelto a pasar con esta.La película trata de un piso compartido por cuatro variopintos personajes, tres de ellos unidos por la marihuana. Con el dinero que le da el único no fumador, uno de los habitantes del piso compra una pipa de agua (llamadas Bong) de segunda mano, que según la revista High Times está maldita y su anterior dueño murió. Obnubilado por la belleza de dicha pipa, la colocan en el salón tras fumar de ella. Al día siguiente, tras una delirante erotico festiva secuencia, uno de los compañeros aparece muerto en el sofá.Mi medio calabacín se durmió en los títulos del comienzo, justo al ver que salían plantas de marihuana. Bueno, más concretamente cuando le reconocí que era del señor Chong (el de Como humo se va). Bueno, la película no llega ni a la calidad como para denominarse así. El guión es tremendo, mostrándonos como un bong asesino quiere dominar al mundo soltando sus humos. Todo esto nos permite al final una charla patriótica que parodia grandes títulos que no puedo mezclarlos en la crítica de este engendro. Los actores, evidentemente, son más malos que la carne de perro. Mención especial hay que hacer a los efectos especiales, que nos traslada a las más antiguas películas de serie B, donde la imaginación lo suplía todo.Resumiendo, engendro infame creado por y para porreros impenitentes. Supongo que para qué haga gracia hay que estar muy fumado, aunque tengo que reconocer que hubo un par de momentos que me hicieron reir. Además salen mujeres en cueros que bailan sensuales danzas.
Engendro infame creado por y para porreros impenitentes. Supongo que para qué haga gracia hay que estar muy fumado, aunque tengo que reconocer que hubo un par de momentos que me hicieron reir. Además salen mujeres en cueros que bailan sensuales danzas.
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"Algunos de los peligros previstos que se han excluido de la lista de accidentes en los argumentos que parecen demasiado poco probables para causar un desastre terminal a nivel global son: llamaradas solares, supernovas, explosiones o fusiones de agujeros negros, explosiones de rayos gama, implosiones del centro de la galaxia, supervolcanes, pérdida de biodiversidad, acumulación de la contaminación atmosférica, pérdida gradual de la fertilidad humana, y varios panoramas religiosos sobre el día final." (Nick Bostrom, director del Instituto del Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford).Alfonso Cuarón es un tipo bastante peculiar, capaz de abordar todo tipo de películas, como la entretenida "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban", de darle una nueva revisión a la obra de Charles Dickens con "Grandes Esperanzas" o hacer su obra más personal hasta la fecha, la road-movie "Y tu mamá también". Supongo que nadie apostaba por "Hijos de los Hombres", más allá de varios adelantos que despertaban nuestra curiosidad.En mi caso, al verla relativamente tarde con respecto a su estreno, ya estaba predispuesta a encontrarme con algo bastante bueno, pero todo lo que presuponía se queda corto. Es (y lo siento enormemente por Marty y los suyos) lo mejor del año (a falta de ver "Babel" y "Banderas de nuestros padres" y algún que otro estreno más, que como esto siga así no voy a tener números para puntuar mi valoración).La historia es sensacional y terrorífica: hace 18 años que la sociedad está abocada a la extinción, por razones desconocidas (ni falta que hace conocerlas) la Humanidad ha perdido la capacidad de procrear. Con semejante historia ya tendríamos suficiente para una película interesante, pero Cuarón incluye otros males globales como consecuencia directa a ese problema y también derivados de la nuestra, la de ahora, la del 2007 recién estrenado: la inmigración, la pobreza, el terrorismo, el control militar, la guerra y la desesperanza ante un futuro incierto. Y Cuarón lo aborda todo desde un prisma pesimista y espectacular, cargado de verismo. Nos involucra en la historia, participamos en la película, sentimos. La narración es hermosa. También es capaz de incrustar la cámara en las escenas más impactantes de la cinta, dándole piernas para correr entre el caos y la muerte, y haciéndonos a todos protagonistas de la barbarie.Y para sacar adelante esta joya de la ciencia ficción planta al carismático (y muchas otras cosas) Clive Owen, para que sea él quien nos guíe en el camino a Tomorrow, dándole vida como un gran héroe corriente. Y además regala un pequeño papel a Michael Caine, dejándonos las secuencias más entrañables y cómicas del film. El caso de Julianne Moore es diferente, su momento está tan bien rodado que no importa en absoluto no poder disfrutarla el resto del film. Cada secundario (Chiwetel Ejiofor, Claire-Hope Ashitey, .) funciona como un puzzle, nadie sobresale más de lo necesario, la estrella es la película como un todo.Hijos de los hombres es la excusa perfecta para amar el cine.
Hijos de los hombres es la excusa perfecta para amar el cine. Funciona como un puzzle, nadie sobresale más de lo necesario, la estrella es la película como un todo.
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Prometía ser la tormenta del apocalípsis y, al final, Apocalypto de Mel Gibson ha visto como los nubarrones ocultan los relámpagos. O dicho de un modo menos estupendo, como la polémica multicultural y bienintencionada que la rodea ha exagerado las expectativas que Apocalypto puede cumplir. ¿Hay motivos de racismo en Apocalypto? Sí, si es lo que quieres encontrar. ¿Es en cambio un canto étnico a la preservación indígena? Quiere serlo, pero no lo consigue sin ambajes. ¿Es violenta? Por supuesto. Cuando luchas con mazas de piedra es natural que salten sesos. Pero no lo es ni mucho menos en comparación a otros productos que se regodean en la casquería y que nadie piensa en prohibir. Finalmente: ¿Es Apocalypto una gran película? El mote que recibe el protagonista cabe aplicarlo al conjunto del film: Casi.Garra de Jaguar (el fantástico debutante Rudy Youngblood) es un joven cazador que vive junto a su familia y su tribu en la jungla. En una partida de caza encuentran a una comunidad de refugiados desplazados de sus tierras por guerreros mayas. Poco después el propio poblado de Garra de Jaguar es atacado. Este consigue poner a salvo a su familia de la masacre ocultándoles en una sima, pero es capturado y llevado para ser sacrificado en la capital. Por el camino será testigo de la degradación de la civilización Maya y de siniestros presagios de destrucción. Una serie de circunstancias propiciarán su huída, y la persecución despiadada y vengativa de los guerreros que le capturaron.Realmente la premisa no es excesivamente compleja. Por eso sorprende su duración, dos horas para una "película de persecución" (tal y cómo la definió el propio Gibson) de las cuales la caza apenas ocupa la segunda. La primera es una larga presentación de la idílica vida de la comunidad selvática, entre costumbrismo y bromas garrulas; después, es una presentación detallada de la civilización maya incidiendo tanto en lo espectacular como en lo degenerado. Cuando llega la acción, al espectador le pilla un tanto ahíto. Y el ritmo de la caza no acaba siendo todo lo frenético que se esperaría: el "cazador cazado" consigue llevarlos a su terreno mientras sus adversarios van cayendo uno a uno de forma no especialmente sorprendente. Algunos incluso por casualidad, por lo que no estamos hablando exactamente de Depredador.En lo que de verdad deslumbra Apocalypto es en el aspecto visual. Los guerreros mayas tatuados y cubiertos de quijadas humanas resultan ser mucho más aterradores que los Uruk-Hai de Peter Jackson. Sin embargo, tanta intensidad acaba resaltando a las claras que la película tiene poco que ofrecer más allá de lo evidente. Y del maniqueísmo sale el tufillo. Los mayas son crueles, sádicos, brutales y supersticiosos. Sus líderes les manipulan sin disimulo. La única cualidad redentora que parecen demostrar, la del amor paterno, esta basada en términos de violencia y sólo sirve para justificar la persecución como algo personal. Representan la civilización y son malos sin más, algo exagerado incluso para una película de acción. Gibson no tiene ninguna necesidad de ser neutral, pero se ceba en lo negativo hasta desfigurarlo. ¿Para qué se molesta en darles nombres, si sólo vamos a saber de ellos por la IMDB?Mel Gibson es un tipo con serias obsesiones. Las del martirio y las del horror bélico parecen ser predominantes, visto lo que expresa en sus películas y en otras circunstancias más turbias. Siente que tiene que comunicar un mensaje y le cuesta salir de él: algunas escenas están directamente calcadas de Braveheart y La Pasión. Y como suelo decir de él, no sabe ser sutil: cree que tiene que presentar las cosas en blanco y negro, y acaba trabándose en su propia ambigüedad. Este el caso de Apocalypto y su desafortunada conclusión, que deja en el aire la intención de Gibson. ¿Esos hombres blancos que aparecen pertrechados de cruces y armaduras significan la salvación o una nueva era de horror en la que los verdugos serán ahora las víctimas? Lo que se presentaba con simpleza acaba dejando al espectador confuso. Y ni siquiera se lo habrá pasado tan bien como esperaba.
Prometía ser la tormenta del apocalípsis y, al final, Apocalypto de Mel Gibson ha visto como los nubarrones ocultan los relámpagos. O dicho de un modo menos estupendo, como la polémica multicultural y bienintencionada que la rodea ha exagerado las expectativas que Apocalypto puede cumplir.
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Tremenda polémica tengo conmigo mismo por esta película, así que no me extrañaría que esta vez los palos estuvieran muy repartidos.No he visto "La Pasión de Cristo", y creo que nunca lo haré. No es por motivos religiosos, es que sencillamente me molestó en su momento que Gibson convirtiera en fenómeno de marketing un film que nada debería tener de blockbuster. Aún así, no me interesa su punto de vista de la muerte de Cristo y tengo tanto derecho de evitarla como el que se niega a ver "Los Bingueros" de Pajares-Esteso. Por eso llego "virgen" a "Apocalypto", por cuanto esa técnica de "cuento lo que me da la gana y como me da la gana" de Gibson la he conocido en una película que se me antoja perfecta en cinematografía pero que toca los co*** por sus incorrecciones constantes.Si habéis estado en México sabréis que la excursión más imprescindible del viaje es la ciudad de Chichen Itza, y que en su trayecto en bus un guía muy simpático intentará explicarte en tiempo récord la historia de la civilización Maya. Mel Gibson ha hecho lo mismo que hizo mi guía, pero le ha añadido violencia, salvajismo, angustia y un final del todo cabreante. Aún así, no hay ni un solo minuto de la película que me haga despegar los ojos de la fantástica historia que el director me cuenta a través de los infortunios de su protagonista, Jaguar, y eso que dura unas 2 horas y 10, que a mí se me pasaron volando.El argumento os lo voy a contar de forma muy sencilla: Jaguar Paw. Este es nuestro héroe y su vida, y no pienso adelantar absolutamente nada del argumento porque tengo comprobado que cuanto menos sabes más sorprendente es cada lance del film. Eso sí, por los ojos de Jaguar vais a ver un trocito muy pequeño de toda una civilización y una cultura, pero también una masacre, una esclavitud y una forma de vida que (ahora viene el follón) Mel Gibson ha mostrado en su peculiar estilo, y quizás no sea el más correcto.Por eso, dividamos el concepto del film entre cine y corrección histórica. En cuanto al cine, no tengo peros alguno: guión sólido por sus cuatros costados, acción continua sin escenas de relleno, actores desconocidos que te sumergen de lleno en una cultura que parece más viva que nunca, escenarios naturales impresionantes, recreaciones de vestuario impecables y unos últimos 40 minutos, a los que llamaré "tras el Jaguar" que añado a mis favoritos de por vida. Hay cuatro escenas claves sobre las que descansa el resto del metraje, (poblado, travesía, ciudad y escapada) y son tan necesarias que no cabe pensar que la historia se alargue de forma absurda. De todo ello es artífice sin duda Mel Gibson que como director de cine está demostrando que su técnica va en sentido ascendente?ahora, como historiador, tiene ganada una paliza segura.Ahí vamos con la corrección histórica. No dudo en absoluto que Gibson no se haya documentado, es más, me parece que se ha empapado hasta la extenuación; sin embargo, ésto es como los periódicos en la actualidad: cada uno cuenta la misma historia desde el punto de vista que más le conviene. Gibson busca descaradamente el factor morbo-violento de lo que está contando. ¿Fueron los Mayas tal y como el Sr. Gibson lo cuenta?; pues es cierto que cometían sacrificios, pero el director no escenifica "un" sacrificio sino una auténtica orgía de gritos, oraciones, sangre y mutilación, ahí es nada. Aunque por otra parte, nuestro héroe también es Maya, y aún así es nuestro héroe; por tanto, ¿no es la típica historia de buenos y malos dentro de un mismo grupo racial?.Que Gibson se ha pasado por la torera las aportaciones realizadas por los Mayas a todo su futuro, seguro que sí. Que Gibson retrata a esta cultura como si fueran los caníbales de "Las Colinas tienen Ojos", también; pero tened en cuenta que Mel Gibson no le debe nada a este pueblo, y ha contado su película tal y como la siente. Recordemos que en "Mision Impossible II" nos colocaron a las falleras al lado de un paso de Semana Santa. Sé que no es lo mismo, pero así se puede explicar que un director americano no tenga que ser fiel al máximo con unos antepasados que en definitiva no le importan nada.Atención a la escena finalísima del film. Motivo de cabreo para nuestros amigos mexicanos. Podremos comentarla en los post y así no desinflar todavía a quien quiera acudir al cine a verla. Si tengo que mojarme, me mojo: "Apocalypto" es una de las mejores películas que ha dejado el 2.006, y si olvidáis el ánimo de polemizar con su director, la vais a disfrutar como se merece.
Apocalypto es una de las mejores películas que ha dejado el 2.006, y si olvidáis el ánimo de polemizar con su director, la vais a disfrutar como se merece.
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María Antonieta es una peli de Sofia Coppola. Las vírgenes suicidas y Lost in translation eran pelis de Sofia Coppola.¿No te dijeron nada? ¿No te gustaron? Entonces pasa de la reina francesa, porque es más de lo mismo.En el caso de que te hiciesen tilín, (a mi me lo hicieron, especialmente la segunda), te lo pasarás en grande viendo el show de "De niña a ¿mujer?" que se marca la dupla Coppola/Dunst a costa del histórico personaje.¿Recordais Clueless (Fuera de onda) ? Pues María Antonieta se le parece mucho: es la historia de una niña rica y caprichosa a la que todo le importa una mierda y solo piensa en peluqueros y zapateros. Y en soldados suecos bien dotados, héroes de guerra a poder ser.A nivel histórico la película NO APORTA ABSOLUTAMENTE NADA, pero es que la historia es lo de menos en el film. Y yo que lo agradezco a pesar de las dos horas porque, ¿se imaginan una María Antonieta de, por ejemplo, Anthony Minghella, con sus 214 minutos?Bueno. Decía que la historia o mejor dicho, la Historia es lo de menos. Esto va de fiestas, champán, fresas, perros y excesos en general, no olvidemos que comienza con un tema punk (por cierto, me encantan su principio y su final) y con un plano de la Dunst que te entran unas ganas de levantarte de la butaca y saltar a la pantalla..Demuestra que la peli no va de nada el que se tome una hora y pico en mostrar como se aburría la reina y luego, en un visto y no visto los acontecimientos se precipitan utilizando unas elipsis de lo más heavy, en especial la del nacimiento de su retoño.El caso es que yo me lo he pasado en grande durante la mayor parte del metraje, sea porque me gusta como me cuenta las cosas esta mujer especialista en colocar la cámara al lado de la vetanilla de todo coche o carromato, ya sea en Japón o en Versalles, o sea porque utiliza la música de manera ejemplar y salgan unas All-Star tiradas en el suelo, al loro. No te voy a negar que el episodio de María Antonieta en. "María Antonieta granjera" está a punto de tirar por tierra todo, pero es que luego se recupera. Y me gusta mucho el final. Ups, eso ya lo había dicho.
Bueno. Decía que la historia o mejor dicho, la Historia es lo de menos. Esto va de fiestas, champán, fresas, perros y excesos en general, no olvidemos que comienza con un tema punk. Epopca.
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Decía hace ya algunas semanas una de las habituales columnistas del diario gratuito ADN, que ver una película de cine Español es reirse con nuestro humor y disfrutar de nuestras miserias, de ahí que tal vez la última película de David Trueba haya servido para sentirme identificado con esta propuesta, puesto que partiendo de varios puntos en común de un servidor con la historia planteada en la pantalla, uno ya tiene sobre la cinta una opinión bastante contraria a lo que he podido leer sobre la misma.Samuel y Eva llevan 8 años juntos (igual que un servidor y su media naranja), se plantean una vida juntos (idem), y aunque aún no han dejado de ser unos críos tienen que afrontar de manera independiente los problemas que hasta ahora ni tan siquiera conocían (idem), ella más asentada, más firme, con los pies en la tierra, (idem) y él un puto desastre, un soñador que piensa que todo se puede arreglar mañana y que sigue haciéndo cosas de cuando era un más que tierno adolescente, debe encarar ahora un destino que casi se le viene encima (idem), si a eso le unimos una madre autoritaria casi tendríamos la historia de mi vida llevada a la gran pantalla, sino, siempre podéis recurrir a las opiniones vertidas en Filmaffinity (excelente web a la que le debo una disculpa) y valorar si os merece o no acudir a verla.Una vez que os he dado "la chapa" paso a comentar un poco la película, David Trueba compone una comedia (con ciertas gotas de dramatismo), basada en su propia experiencia y protagonizada por Pilar López De Ayala y Alejo Sauras, este último se está encasillando en su papel televisivo de "hijo del fiti" y es complicado separarle de esa imagen, por su parte Pilar López de Ayala empieza a ser con permiso de muchas otras, uno de los rostros más bellos (y populares) del cine español, sus apariciones en la cinta estan plagadas de momentos únicos, y siendo incluso la más "cabal" de la película, sus intervenciones dejan lo mejor de la cinta de Trueba.La película esta plagada de cameos, y desde el de Neus Asensi, pasando por muchos de los amigos de Trueba (incluso la perra de su hermano Fernando), se nota el "buenrollo" en la realización de la misma; mención aparte necesitaría la espléndida Concha Velasco, que luce tan guapa y glamurosa como antaño. (Además cumple años el mismo día que yo).En fin, hay que abogar de vez en cuando por el cine "made in Spain" y esta cinta, sin duda es una muy buena propuesta.
Hay que abogar de vez en cuando por el cine "made in Spain" y esta cinta, sin duda es una muy buena propuesta
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