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"Straw dogs", balazo a las convicciones de la conciencia ilustrada y a siglos de esfuerzo "humanizador" (¿Porqué excluimos a la violencia de nuestro bagaje psicológico y biológico como especie si ésta siempre ha conformado nuestra humanidad?), terremoto narrativo en pos de unas consecuencias punzantes en soberbio desarrollo de una específica atmósfera de odio indeterminado, deshumanización en un bucle de encuentros desafortunados y auspiciados por un clima de tensa ambiguedad. Como cuando presientes al lobo oculto en las sombras y basta con esperar a que el cúmulo de acontecimientos estalle en una verdad terrible. Pesadilla urbana, historia de un héroe insospechado, radiografía de la violencia.Muchas inspiraciones y variados apuntes merece y destila el visionado de esta impecable película de Sam Peckinpah, una impresionante construcción de un conflicto social de ideas y formas, de principios frente a los instintos y de lo que nos lleva a desprendernos de toda convención.La idea parte de algo así como un western en un marco urbano, perfilando un film coral en el que se dan cita distintos personajes-modelo: el americano y su esposa residentes en un hogar apartado, la banda de maleantes, el jefe de la mafia, el representante de la ley, la víctima y el verdugo inocente. Resulta asombroso comprobar como, incluso fundamentando la tipología de personajes en clichés muy manidos, logra superar y agrandar esa dimensión hasta un espectro de gestos, pensamientos y emociones humanas de enorme amplitud. El personaje central, el enclenque americano interpretado por Dustin Hoffman, firme defensor de la ley y la racionalidad, esta dotado de una enorme complejidad, complejidad construida con un ambigüo parecer, una indeterminación en el enfrentamiento contra las adversidades que progresivamente desemboca en una metamorfosis casi espeluznante, generada por una acumulación de hechos violentos que obligan a una improvisada reestructuración de los esquemas mentales. Lo espeluznante del asunto es el camino recorrido desde la contención y frialdad inicial (corrección en las formas actitudinales y evitación de conflictos) hasta un climax final de auténtica locura (valor y destrucción, dando rienda suelta a los impulsos).Lo significativo a este respecto es que la estructura y la construcción de la historia son tan milimétricamente precisas que da la impresión de inevitabilidad predestinada desde lo que en el inicio ya era una situación potencialmente destructiva (cuya conclusión queda esbozada en un presentimiento tras la muerte de un gato y la primera toma de armas para ir de caza, representación de una violencia disimulada pero latente), y aquí se refuerza la complejidad del personaje central, pues resulta difícil determinar hasta qué punto sus actos responden a un mero impulso según unas circunstancias excepcionales o bien son el fruto de lo reprimido y en última instancia liberado con una malévola sonrisa de satisfacción.En una película como esta, la violencia no es solo ingrediente básico de la acción, es también un sustento formal; el montaje usado para ensamblar la secuencia de los primeros fotogramas sirve ya de aviso de cara a lo que se avecina en el último tramo. Y el mismo montaje ya es, de partida, declaradamente violento (una tumba, el cementerio, niños que juegan en el cementerio, un perro rodeado de niños, miradas tensas y furtivas, sexo insinuado, etc) . En el tramo final, ese montaje frenético de rostros, sangre, muecas grotescas, armas, transmite lo que ya de inicio estaba latente y que de igual forma se manifiesta en un corpus de imágenes, planos rápidos, rostros, miradas de dureza e incertidumbre. El solapamiento que se produce entre el montaje de los primeros instantes de la cinta (en el que se insinúa un potencial desarrollo acerca de las posteriores escaramuzas sexuales y violentas ) y el montaje en su tramo final es lo que confiere el significado de la misma; lo que primero se esboza en potencia, culmina en hecho. La contención es la que inspira vida y dinamismo al despliegue llevado a cabo entre parte y parte.El elenco secundario, lejos de quedarse en un mero "relleno" , gracias a un magistral ejercicio de construcción de personajes, se extiende hasta una humanidad punzante y real como la vida misma; véase la escena de la violación, mezcla -dichosa redundancia - de violación sexual y verdadero acto amoroso, en la que el mismo varón instigador del acto, por unos instantes, siente compasión y aprecio por y ante la situación de angustia sufrida por su compañera, pidiéndole que no le obligue a hacer uso de la brutalidad, la cual terminará por ceder y plegarse a una relación que va mucho más allá de un forzado acto sexual. Y no digamos ya la dudosa malignidad de un cabezilla borrachín motivado por la desaparición de su hija.No hay tópicos, sino una humanidad que abarca toda la radiografía de actos truculentos. Aquí, ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos, y por ello nos encontramos ante un filme soberbio en la realización, ritmo y montaje, en la creación de una atmósfera (enrarecida) de inquietud sostenida de principio a fin, y, además de todo eso (que ya es bastante), un fondo de enorme complejidad, abierto a muchas lecturas e interpretaciones en lo referente a la ley, el orden, la defensa de los oprimidos, el tomarse la justicia por su mano, el debate en torno a un posible uso legítimo (?) de la violencia.No es una película que intente justificar la violencia. Tampoco pretende denunciarla. Como ya se ha apuntado, la película va mucho más allá clavando su mirada en una exhaustiva y escrupulosa exposición de hechos (con una minuciosa cadena de causas y efectos de una lógica bastante contundente, sin negar que siempre puede discutirse si la transformación final del personaje central es creible o demasiado forzada), apuntando a muchas direcciones pero sin manipular el punto de vista del espectador a favor de ninguna en concreto.¿Qué significa esa sonrisa final y la despreocupación por el camino desconocido?. La mirada de Peckinpah es de una crudeza atonal: las cosas, sencillamente, son como suceden. Allá cada cual con su conciencia. Y sin perder de vista que es el sentido de responsabilidad consciente del protagonista ante el peligro de apaleamiento de su accidentado huésped lo que le mueve a usar la violencia para protegerlo, en nombre de la razón y tras el asesinato del único representante de la ley. ¿O eso solo es una excusa?. Devastadora.Para terminar, una reflexión de parte de un cinéfilo desesperado: "Perros de paja" es cine comercial, a pesar de su madurez intelectual y lo ambigüo de su significado último. Nos narra una historia que en sus líneas más superficiales puede ser entendida por todo tipo de público y que mantiene el suspense sin altibajos. Y ahí quería yo ir a parar; es un perfecto ejemplo de cine comercial de gran calidad artística, algo muy difícil de encontrar en la cartelera actual. Y desde aquí pido y exijo al dios del cine que castigue a los instigadores del actual conformismo y mecanización banal que guian el proceso de creación y producción del cine de hoy, carente de valores intelectuales o artísticos. Se cuentan historias interesantes, pero no van mas allá del tópico. "Perros de paja" esta construida con estereotipos, pero manejados con soltura y multidimensionalidad. ¿Es tan difícil?. En nuestros días, cuando uno va al cine, tiene la impresión de que siempre le estan contando la misma historia con los mismos clichés. Y yo ya estoy harto.
Muchas inspiraciones y variados apuntes merece y destila el visionado de esta impecable película de Sam Peckinpah, una impresionante construcción de un conflicto social de ideas y formas, de principios frente a los instintos y de lo que nos lleva a desprendernos de toda convención.
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El camino del cine sudamericano está empedrado de obstáculos, pero inevitablemente prospera, se aúpa al balcón internacional y acaba siendo cine desetiquetado, huérfano de clichés localistas, aunque sus guiones hablen de lo que tienen cerca y retraten la vida que tienen enfrente.Ciudad de Dios es una obra maestra del cine sudamericano o del cine brasileño, pero nos da igual la nacionalidad. La hubiese querido suya un Peckinpah en horas altas o el Scorsese con el brío de los setenta. No sabemos si asistimos a una acelerado sesión de cine de gangster al uso o a un western sincopado con escenarios urbanos de un siglo XX ya casi finiquitado.Los más de trescientos personajes de la novela de seiscientas y pico páginas de Paulo Lins, que no he tenido el gusto de leer, pero que imagino adictiva y deleitosa como la cinta, dan para un metraje holgado que Meirelles conduce con sobriedad, sin caer jamás en la gratuidad de mostrar una violencia efectista, desarmada de contexto, instrumentalizada y golosa para el accidental espectador que crea estar viendo un videojuego de venganzas y de ambientes turbios a lo Tarantino.Impresiona la verosimilitud de lo que estamos viendo. Uno está muy acostumbrado a ver cine norteamericano y a concederle méritos, prestigio y medallas sin ningún margen de incertidumbre: pues Ciudad de Dios es probablemente la película más creíble que este cronistahaya visto en mucho tiempo.Relata sin recato ni comedimiento el nacimiento del crimen organizado en Ciudad de Dios, un barrio de Río de Janeiro. El relator, el ojo omnisciente, el demiurgo de esta historia coral, griega, en ocasiones, es Buscapé, un niño que se decide al margen de la delincuencia y que se sabe, en el fondo, sensible, tierno, artista. Nada de estas etiquetas que se arroba desde bien comenzada la película se torcerán un ápice: Buscapé fatiga la favela: un mundo de armas, de narcotráfico, bandas sometidas a códigos de conducta estrictos y policías comprados pueblan su universo.Se articula en tres partes bien diferenciadas, que pueden verse sin solución de continuidad o hiladas en la trama que nos muestra. Cual Rayuela cortazariana, los elementos referenciados acuden a una cinematografía bien conocida, de la que se alimenta y a la que tributa un homenaje sencillo, crudo, casi invisible, pero reconocible si se manejan similares claves. Está el neorrealismo italiano ( yo vi el blanco y negro de las películas de De Sica en muchos episodios ). Está el western ( hay una épica de la revancha, de la persecución, del destino como único símbolo reconocible en la vida de todos sus personajes ). Está Coppola, muy tangencialmente, y su Padrino triunfal. Está Tarantino, de manera inevitable, con su locura urbana, con su vértigo de sangre y de espesura gramatical.Tres decadas van pasando por la pantalla: todas contienen un sello de la casa: cámara en mano, interrupción deliberada de la consumación de una escena para terminarla más adelante, a conveniencia de la creatividad artística y del montaje. Buscapé va viendo cómo su mundo se va desmoronando: cómo sus amigos van cayendo y de qué forma se resuelve a ras de calle las diferencias entre sus vecinos. Él sólo tiene una cámara: sus ojos son la cámara y la lente nos va entregando imágenes sorprendentes, alucinantes.Impresiona, por inusual en el cine europeo o ( más aún ) americano, el concurso de niños y de adolescentes como vulgares rateros o drogadictos o asesinos. Es Brasil: es la favela. En esto estriba la sutil diferencia entre los modelos hollywoodienses y el sudamericano. El Sur, este Brasil violentísimo, también existe: y ahora lo sabemos con más sólida evidencia, con una truculencia más nítida. Únicamente hay que seguir la vida de Zé Pequeño, uno de los personajes fundamentales de la historia, para comprender la dura vida en los suburbios de la pobreza en este Brasil ocupado por la miseria y por la supervivencia a todo precio, con todo el riesgo.Lins cuenta en su novela: "Otro viento, sin patria ni compasión, se llevó la risa que este suelo me dio, este suelo al que llegaron unos hombres con botas y herramientas a medirlo todo, a marcar la tierra. Después vinieron las máquinas, que arrasaron las huertas, espantaron a los espantajos, guillotinaron a los árboles, terraplenaron el pantano, secaron la fuente , y esto se convirtió en un desierto (. ) Surgió la favela, la neofavela de cemento, formada de bocas y siniestros silencios, con gritos desesperados en el correr de las callejuelas y en la indecisión de las encrucijadas ".La naturaleza, probablemente, fue sustituida por el progreso. Y con él, concluyo, vino la pistola, la droga, el odio y la oscuridad, aunque todo se pinte con una luz enorme, nítida, perfecta, moteada de vida.
Metraje holgado que Meirelles conduce con sobriedad, sin caer jamás en la gratuidad de mostrar una violencia efectista, desarmada de contexto, instrumentalizada y golosa para el accidental espectador que crea estar viendo un videojuego de venganzas.
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Tiene El ilusionista trazos de cine de muchísima altura y contiene momentos donde esa excelencia es nítida y manifiesta. Por otro lado, El ilusionista es una película de talante comercial, pertrechada tras un argumento comercial y serenamente dibujada, montada y ejecutada como una película enteramente comercial. Que la comercialidad sea una lastre para lo sublime nos hace restar epítetos a esta cinta de Neil Burger, aunque bien mirada, contemplada con ese regusto de haber pasado dos horas de placer en una sala de cine, El ilusionista es un producto nobilísimo, ameno en todas sus máscaras, que tiene algunas, y fácilmente recomendable para dos tipos de públicos: aquél que no se pierde ninguna golosina y va al cine por obligación ética ( y éstetica, y moral, y vital ) y aquél que no va nunca. Para ése último, está El ilusionista y, a lo mejor, se le cuela el gusanillo de dejarse caer de cuando en cuando por una sala de cine: son oscuras, tienen magia, tanta como la del escenario en la que Eisenheim ( Edward Norton ) obra sus prodigios e inoculan en el espectador un veneno lento, cuanto más lento, más imperecedero.Muy inteligentemente terminada, a pesar de que en algún momento pareciera que todo se vaya a ir al garete, El ilusionista convence por una propuesta lúdica, sentimental y humana competente, creíble ( a pesar de la fantasía de las mariposas, de los pañuelos que desaparecen y de las emanaciones espectrales que pueblan el escenario del mago ).La historia es buena, bien armada de trucos, en la pantalla, en el guión, en las palabras que se dicen y en los gestos que se hacen: homenaje a la magia, en estos tiempos de sobrio minimalismo o de fuego de artificio infográfico en las propuestas cinematográficas que llaman al público al cine. El ilusionista queda en un meritorio término medio, en un limbo de dignidad para que todos paledeemos, sin alardes, sin la floritura del gourmet cinéfilo que a todo le pone peros, una cinta (insisto) encantadora, y la palabra tiene fondo y una paloma vuela el cielo de la página y deja caer un ornitorrinco.Lastrada, en su demérito, por una historia política no excesivamente clara ( tampoco es su propósito: no podría serlo ), la cinta se deja querer por la absoluta claridad expositiva a la hora de desgranar la historia: da igual que al indagar un poco en la Historia se aprecie que Burger mienta un poco. El cine o la literatura manipulan la realidad a su antojo: la deforman, la amplifican, se arroban el legítimo derecho a especular y aquí, eso está meridianamente claro, hay especulación, y mucha.Concluyo con una última reflexión: Paul Giamanti, a este paso, va a ser mi actor favorito. Edward Norton está bien ( sin más ) como el ilusionista enamorado y Jessica Biel, la amada, es un florero bonito en una mesa rococó. En estos tiempos en que no se hacen películas de época, ésta va a hacer época. Por escasas.
Queda en un meritorio término medio, en un limbo de dignidad para que todos paledeemos, sin alardes, sin la floritura del gourmet cinéfilo que a todo le pone peros, una cinta (insisto) encantadora.
23
Llegan las navidades y las productoras sacan sus mejores galas para llenar los cines con nuestros pequeños retoños. Lo malo, en muchos casos, que se centran en livianas peliculillas, que no incitan al público adulto a acompañar a sus hijos. Con esta película has conseguido una mezcla que no tengo nada claro que convezca a mayores ni a niños. Para niños creo que da algo de miedo y los mayores no están receptivos a recibir varapalos. En fin.La película trata sobre un pingüino emperador que, aun siendo huevo, se le cae a su padre. Por este motivo nace con una peculiaridad, no sabe cantar como el resto de su especie, pero tiene un don para el baile. En la sociedad en que vive no está nada bien visto, y es marginado y discriminado. Un día, por azares del destino, conoce a otro tipo de pingüinos, que se comunican de un modo distinto.Me ha encantado esta grabación, y por varios motivos. Por un lado, la calidad gráfica es impresionante, rozando la perfección. En muchos momentos, se puede dudar si vemos una cinta de animación o un curioso documental. La banda sonora, aspecto que nunca menciono, me ha resultado muy adecuada, de esas que obligan a tu compañero de butaca a llamarte la atención para que dejes de seguir el compás con el pie. El argumento no es nada flojo, pasando de una película estilo Billy Elliot hasta terminar con la épica del Señor de los Anillos. Para terminar, me gustaría resaltar dos aspectos que la hacen una película muy especial, la sútil (bueno, no, es sutil) crítica que hace a las religiones organizadas y jerarquizadas, y por otro lado el repaso que da a los seres humanos en cuanto al mantenimiento de los recursos naturales y cuidado de la naturaleza. Muy grande. Uy, que no se me olviden los amiguitos "cubanos" que encuentra, que tienen unos diálogos para oir a parte.Resumiendo, tremenda película de animación que no dejará indiferente a nadie. Podremos emocionarnos, alegrarnos, reirnos, jalear, cantar y bailar sin ningún tipo de rubor. Anímense, lo pasarán bien.
Tremenda película de animación que no dejará indiferente a nadie. Podremos emocionarnos, alegrarnos, reirnos, jalear, cantar y bailar sin ningún tipo de rubor. Anímense, lo pasarán bien.
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Comentar una película como El Perfume, el nuevo trabajo del realizador alemán Tom Tykwer, es una tarea difícil. Desde su publicación a mediados de los ochenta, la obra escrita por el también alemán Patrick Süskind se ha convertido en uno de los libros más vendidos y queridos de la historia, con una ingente legión de admiradores, además de haberse ganado fama de inadaptable. Me gustaría haberme podido leer el libro antes de ver la película porque considero que es necesario, no para analizar el film estrictamente sino porque la posterior lectura de la novela se ve marcada irremediablemente por el recuerdo de la adaptación cinematográfica. Por otro lado, la lectura previa de una novela suele dañar el visionado de su versión en celuloide, pues nuestros anhelos se suelen ver defraudados. Durante la historia del cine hemos asistido a infinidad de adaptaciones, en las que se suele cumplir que cuanta más entidad tiene la novela más fallida suele ser la versión cinematográfica y viceversa. Así, películas como Tiburón o El Padrino superan ampliamente a las novelas que adaptan, tanto en calidad como en el recuerdo de la gente, mientras que otras como La Historia Interminable resultan fallidas e insuficientes en comparación con su original literario. Un caso aparte sería El Código da Vinci, pues una novela que se suponía por muchos (no por mí) poco más que un guión dispuesto para ser adaptado en la mayor prontitud, devino en una película tediosa y farragosa, aunque eso sí extremadamente fiel al libro, pues el guionista apenas se molestó en adaptar la novela al terreno cinematográfico.Así pues, con tantos negativos precedentes, la película de Tykwer tenía las de perder y, afortunadamente no ha sido así, pues, si bien, no puedo compararla con la novela, el film alemán resulta muy estimable y satisfactorio, con una excelente factura y para nada dependiente del texto original.El Perfume narra la vida de Jean Baptiste Grenouille, un joven huérfano en la Francia del siglo XVI poseedor de un sentido del olfato extraordinario. Asistimos a su nacimiento y crecimiento, mientras pasa de un dueño a otro y descubre y desarrolla su asombrosa capacidad para los olores, hasta que finalmente descubre un perfume por el que se obsesiona.Dicen los que han leído la novela, que el autor consigue que huelas lo que describe en el libro, usando únicamente las palabras y el poder de la imaginación. Tykwer consigue también algo similar a base de potenciar otros dos sentidos: la vista y el oído. Así, el director se fija mucho en los detalles, haciendo planos muy cercanos, maximizando lo que vemos en pantalla, como queriéndonos mostrar su esencia. Mientras la música, compuesta entre otros por el propio director resulta etérea y obsesiva, muy inspirada y con momentos inspiradísimos. En general el acercamiento de Tykwer resulta muy clásico, planos largos y montaje pausado, sin recurrir a la saturación. Además salpica la narración con ciertos momentos visuales oníricos, haciendo más fluida la narración en un film que dura cerca de dos horas y media. La dirección sólo flaquea en la escena más controvertida de la película: la orgía orquestada por la Fura dels Baus. Esta secuencia resulta sorprendente e inesperada pero fallida en su resolución.El guión por otro lado, si bien no es sobresaliente, sí tiene la virtud de resultar 100% cinematográfico, sin pagar excesivos peajes en la traslación de la novela. En el plano positivo destaca la presentación de personajes, lo bien dibujados que están y en el negativo, quizás, la poca profundidad. Nunca llegamos a comprender del todo a Grenouille, al motor de sus acciones y el espectador ha de poner algo de su parte, tampoco demasiado, para completar ciertos huecos.A nivel de actuaciones Ben Whisaw cumple con creces en su difícil papel de Grenouille, así como la bellísima Rachel Hurd-Wood como su objeto de deseo (si bien no tiene demasiado margen para desarrollar adecuadamente el personaje, más allá de su imponente presencia física). Las dos estrellas de la función Dustin Hoffman y Alan Rickman también cumplen con su cometido, sobre todo el primero, pues su personaje tiene un mayor peso y el particular físico del actor americano se adecua perfectamente. Mientras que Rickman poco puede hacer con el personaje que interpreta.Los apartados técnicos resultan excelentes, sobresaliendo la dirección artística (que consigue que te olvides que el film está rodado en gran parte en Barcelona), como la música, magnífica, una de las mejores obras del año sin duda.En resumidas cuentas El Perfume resulta una película estimulante, muy atractiva, con una excelente factura y una gran historia a la que quizás le falta más profundidad.Un detalle final a destacar es que la película es una coproducción de varios países, España entre ellos, que funciona como pocas veces suelen hacerlo este tipo de productos, que se ven muy afectados por las tensiones entre los diversos productores.
Una película estimulante, muy atractiva, con una excelente factura y una gran historia a la que quizás le falta más profundidad.
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Me declaro fan de las películas de James Bond. Lo reconozco. Me trae recuerdos de mi descubrimiento del cine de la mano de Sean Connery en Desde Rusia con Amor y eso hace que sea más tolerante que el resto con los desvaríos que estaba sufriendo la serie. Sin embargo, creo que soy bastante justo si digo que este es el mejor Bond en años y el resto de opiniones que se pueden encontrar en la red de redes así lo avalan.La llegada de Casino Royale a los cines no ha estado acompañada del ruido publicitario que venía precediendo al estreno de las anteriores películas protagonizadas por Pierce Brosnan. Esto, unido a la presentación de Daniel Craig como el nuevo Bond, rubio con los ojos azules, auguraba el definitivo batacazo de la serie. Sin embargo, tanto el nuevo protagonista como los nuevos aires que ha tomado el universo Bond han servido de revulsivo y podemos hablar de la mejor entrega de la saga desde hace mucho tiempo. Daniel Craig encarna a un agente primerizo, pero con la dureza que requiere el puesto. Sigue siendo todo lo chulo que tiene que ser Bond pero con mucha menos sofisticación. Se acabó el Martini agitado pero no removido y el flirteo poético con las chicas Bond. Tanto los diálogos como el personaje, que sangra mucho más de lo habitual para ser James Bond, son creíbles. Eso no significa que la película en sí sea creíble, porque una de las premisas de la serie es que lo que ves tiene que ser increíble. Lo que ocurre es que hay diferencias entre el esto es increíble pero tanto me da y el esto es increíble. ¡joder que no llega! Casino Royale tiene unas cuantas escenas de esas que te hacen agarrarte a los brazos de la butaca y eso significa que el personaje te ha llegado y que estás viviendo a través de sus ojos.Acompañando a un sorprendente Daniel Craig, tenemos a Eva Green (Soñadores de Bertolucci) como chica Bond, que en esta ocasión es algo más que un par de tetas con piernas. El maloso de turno es Mads Mkkelsen y resulta muy convincente, sobre todo en las escenas de la partida de poker. Por lo demás, el resto de clichés que uno puede esperar de un peli de Bond están aquí: un arranque de infarto, persecuciones, explosiones, ciudades, giros en la trama,. No es que el guión sea un prodigio, pero cumple las expectativas y no se hace largo, cosa que ocurría en las anteriores entregas. Echo de menos la aparición de R, pero es uno de los lastres que han dejado atrás para aligerar un paquete se estaba volviendo muy pesado.En definitiva, el bueno de Pierce Brosnan parece un abuelete si lo comparamos con el Bond de Craig, mucho más duro y menos sofisticado. La apuesta de los responsables de Casino Royale ha sido bajar al superagente de los altares y darle una paliza de realidad, y el resultado no puede ser más prometedor.
Un Bond tan chulo como siempre pero mucho menos sofisticado revive la serie de sus cenizas.
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Yo soy de esas personas que no ven caiga quien caiga, no sólo por el bajón de calidad que han tenido desde que se fue Wyoming, sino porque realmente lo paso mal viéndolo; me dan ataques de vergüenza ajena. Es por ésto que Borat no me llamaba nada de entrada. La idea de un hombre haciéndose pasar por un reportero de Kazajstán recorriendo Estados Unidos con la idea de ridiculizar a su país y al país visitado era difícil que me hiciera gracia. Tiene algún momento curioso, como la confusión de una tortuga con un perro, y otros momentos reveladores de cierta forma de pensar estadounidense, como las declaraciones del cowboy del rodeo contra los homosexuales, o que los vendedores de armas y de coches ni se inmuten cuando Borat les dice que los quiere para matar judíos, cualquier cosa con tal de vender.Pero aparte de que no me gustaría ya si la película fuera realmente un documental hecho con cámara oculta, imaginar un cámara rodando ciertas secuencias revelan que todo, o casi todo, es una completa farsa. Estoy convencido que Pamela Anderson sabe perfectamente cuál es su papel en la película antes del momento del autógrafo y que todo está preparado, igual que los supuestos judíos que les alquilan una habitación. Vamos, que es una peli de la que no me creo nada y que está a la alutura de las estupideces de Jackass.
A la altura de las estupideces de Jackass.
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Todos los años hay alguna película pequeña, de poco presupuesto, sin pretensiones y con caras poco conocidas que se hace un hueco en los gustos del público y de la crítica y acaba incluso metida en varias nominaciones a los oscars. No sabemos si será el caso (lo digo por los oscars), pero lo cierto es que esta es una película que se puede recomendar, igual sin mucho entusiasmo pero con la seguridad que gustará a todo el mundo.La peli narra las aventuras de una familia americana en horas bajas que tiene que llevar a la niña a un concurso de belleza. Esta sencilla excusa argumental sirve para que nos riamos durante poco más de hora y media del estilo de vida americano basado en ganadores (winners) y perdedores (losers). Todos los miembros de esta peculiar familia son unos fracasados que tendrán que aprender a vivir con ello y convivir entre ellos. El tipo de familia y la sátira presentada de la familia media americana es paralela a la que conocemos de las series de televisión Malcom o Los Simpson, sólo que en esta peli todos tienen aspiraciones de ganador que se ven frustradas.Todo el elenco está estupendo, desde el padre y la madre, que son los más conocidos (Greg Kinnear y Toni Collette, respectivamente), hasta el abuelo drogata (Alan Arkin), el tío gay (Steve Carell) y el hermano mudo (Paul Dano). Pero la que está increíblemente excelente es la pequeña protagonista Abigail Breslin, quien llora como no he visto llorar a otro niño en el cine.En definitiva, una peli divertida, tierna y a la vez devastadora con el estilo de vida americano que vale la pena ir a ver para pasar un buen rato.
Divertida, tierna y a la vez devastadora con el estilo de vida americano. Vale la pena ir a verla para pasar un buen rato.
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Casi todos, pequeños y mayores, disfrutarán si van al cine buscando esta ácida revisión de la fábula del patito feo.Del total de espectadores se descuelgan los espectadores que odian el género musical, porque sí, los animalitos que pueblan este remoto paraje antártico, se enamoran los unos a los otros cantando. Y no se trata de un tema aislado, de un canturreo, ya que amor hay, y mucho.Dejando a un lado este punto, notable aspecto que condiciona el argumento, no nos cuentan nada nuevo. Aún así se trata de una recomendable e impecable producción debido a que el interés no radica en el contenido sino en la forma de contarlo. George Miller, después de firmar la trilogía Mad Max y los dos títulos de Babe, el cerdito valiente, retoma el clásico cuento del patito feo, cambiando patos y cines por otros palmípedos más australes.Los somete a un intenso trabajo de animación digital, a partir del trabajo de bailarines profesionales. El resultado te mantiene ensimismado buscando detalles: el plumaje, las formas del hielo, los gestos de los humanos. Las posibilidades de las nuevas técnicas de captación de movimiento están revolucionando el sector de la animación, haciendo cada vez más fina la barrera entre el mundo real y el artificial, pero no podemos olvidarnos de que cada plano lleva días e incluso meses de trabajo.En la línea de musicales protagonizados por humanos, como Moulin Rouge, las aves cantan y nos llevan por terrenos abonados con un exceso de moralina. Cada pingüinito ?los emperadores, no los ?latinos?- tiene su Canción del corazón, aunque el protagonista nos ha salido más bailón que Fred Astaire. Aquí está la diferencia, sobre la que giran todos los dilemas del relato. No se nos pasa por alto la carga de crítica medioambiental que propone Happy Feet, aunque no hacia las causas que provocan el deshielo de los casquetes polares. De eso se encarga el amigo Al Gore en Una verdad incómoda.
Recomendable e impecable producción debido a que el interés no radica en el contenido sino en la forma de contarlo.
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Cuando vi el trailer de Syriana pensé dos cosas, que era una película muy política (tema que faltó en el 2005 en los films en general) y que ojalá no se tiñera del autobombo norteamericano que la echaría a perder. Pues bien por fortuna o no, no se cumplieron ninguna de las dos cosas.Es difícil hacer un resúmen de la historia en pocas líneas? Un agente del gobierno norteamericano accidentalmente "pierde" el paradero de un misil, una corporación de Estados Unidos hace todo lo que está a su alcance para fusionarse con una petrolera árabe y cuando digo todo es TODO. A su vez interconectado con una sucesión en el gobierno de los Emiratos y los avatares personales y laborales de un asesor de inversiones que el destino quiso que estuviera plantado en el medio.Syriana es la típica película en la que cada dos o tres escenas aparece al pie de pantalla una impresión indicando el lugar del mundo en el que transcurre la acción, de más está decir que llega un punto en el que cruzas los dedos para poder seguirle el ritmo. Por supuesto como todo thriller político en el que tienen que explicar muchas cosas y delimitar los bandos, la cantidad de diálogos es espesa. Por momentos parece que hará agua en cualquier momento pero no, es que uno le puso la concentración necesaria. A veces uno cae en la satisfacción de ver pasar por la pantalla a los grandes elencos, en Syriana están disponibles George Clooney, Jeffrey Wright, Matt Damon, Christopher Plummer y Chris Cooper y cada uno hace exactamente lo que tiene que hacer. Aunque lamento que los personajes sean tan chicos y no terminen de delinearse, nunca se sabe muy bien cuál es el verdadero motor que genera las acciones, si son de los buenos o de los malos, lo que pensándolo bien no está del todo mal.El gran punto en contra que puedo criticarle es el núcleo del guión. Según leí en Estados Unidos las mejores críticas de la película fueron por lo crudo de la historia y por mostrar con coraje un detrás de la escena furioso en torno a los manejos del petróleo. Parece que ellos son los únicos habitantes del planeta que lo desconocían, entonces desde ese punto de vista cualquier cosa que se diga es arriesgada. En este punto la historia peca de pretenciosa.Una escena que me pareció excelente es cuando uno de los capos de la corporación discute con el abogado que le insinúa que los "favores" y presiones no son tan buenas ideas como parecen respondiéndole que: "La corrupción es nuestra protección. La corrupción es lo que nos mantiene a salvo. La corrupción es por lo que usted y yo estamos pavoneando aquí en lugar de pelearnos entre nosotros por sobras de carne en las calles. La corrupción es por lo que ganamos."Eso sí, esta película no está para premios, no jodan.
Esta película no está para premios, no jodan
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Vi esta película en el Art Futura, y parece que no tiene todavía fecha de estreno en España, aunque en Francia hace meses que está en DVD. La primera sorpresa que me llevé es que la supuesta "versión original" que nos pasaron era en inglés, y en los títulos de crédito aparecían Daniel Craig (sí, el nuevo Bond), Catherine McCormack, Jonathan Price y Ian Holm. Me extrañó porque yo pensaba que esta película, al igual que A Scanner Darkly, había sido rodada y después rotoscopeada, pero no, la peli es en 3D, usando motion capture para los movimientos y un render especial que crea el efecto blanco y negro. Si vamos a la página de la wikipedia de la peli, observamos que Daniel Craig sólo ha puesto la voz en inglés, un tal Patrick Floersheim, la voz francesa y Robert Dauney los movimientos. Nada más y nada menos que tres actores para un mismo personaje. El efecto, visualmente, es impresionante, aunque acaba cansando la vista.La peli es como un James Bond futurista, no me extraña la elección de la voz de Craig para la versión inglesa. En el año 2054 unos científicos parecen haber descubierto la fuente de la eterna juventud, y una empresa quiere guardar el secreto para usarlo en su propio beneficio. Nuestro protagonista, el inspector Karas va descubriendo cosas que la empresa intentará evitar que salgan a la luz.La trama es compleja y está explicada de forma algo confusa, y, a pesar de la cantidad de (buena) acción (impresionante la persecución de coches a la orilla del Sena) y de que no pasa de 1h40and#8242;, se me hizo larga. El uso de la técnica de blanco y negro en máximo contraste (o sea, sin grises) me parece igual de gratuito que la rotoscopia de A Scanner Darkly. Pero aceptando la técnica como una novedad en el mundo de la animación 3D, me interesa algo más. También hay que decir que hay un uso restringido de los grises (en transparencias, por ejemplo) y algunos colores perfectamente justificados en ciertos momentos de la peli.Un interesante experimento que con un guión y estructura menos compleja y más entendible hubiera estado mejor.
Un interesante experimento que con un guión y estructura menos compleja y más entendible hubiera estado mejor.
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Desde el principio defendí la elección de Daniel Craig como el nuevo James Bond, siempre y cuando eso implicase un cambio de rumbo en la serie. Pues bien, una vez vista "Casino Royale", las sensaciones son buenas y, pese a los defectos, hay una clara conclusión: habemus Bond."Casino Royale" es, ante todo, un nuevo comienzo del personaje y muy bien podría haberse titulado "Bond Begins". Como en el "Batman Begins" de Nolan aquí también se aprecia la voluntad de hacer algo diferente y original con el personaje. Hay un cuidado especial por darle un sentido narrativo a varios de los elementos típicos de la serie: la aventura inicial antes de los créditos o el uso de la sintonía Bond en el momento adecuado.La gran diferencia con la cinta de Nolan es precisamente eso: el director. Martin Campbell está muy muy lejos de Christopher Nolan y eso la película lo nota. No es que Campbell lo haga mal, de hecho es posiblemente su mejor trabajo, pero con otro director podríamos estar hablando de algo grande.La película está dividida en tres grandes actos muy claramente diferenciados. En el primero de ellos está concentrada casi toda la acción de la película y, aunque entretiene, no da respiro al espectador, resultando casi demasiado largo. Eso sí, hay que reconocer que es muy espectacular (y eso que no recurre a los típicos gadgets).El segundo acto es más pausado y desarrolla los personajes. No penséis que por ello es más aburrido porque no es así. Es un placer para un seguidor de la saga Bond, asistir a su nacimiento, sentirle más real, más creíble, sin perder por ello el halo de mítico superagente invencible.El tercer acto es la conclusión de la historia y lo que menos me gusta de la película porque el clímax final no está tan logrado como debería, hay cierta confusión en la acción y alguna decisión defícil de entender. Eso sí, el último minuto es impagable y deja a uno con muchas ganas de ver una nueva película con Craig como "Bond, James Bond".En resumen, sucede con esta película algo que no debería sorprendernos. Hay un buen guionista dando los retoques finales al guión (Paul Haggis, firmante de los guiones de "Million Dollar Baby" y "Crash") y unos buenos actores (entre los que destacaría a Judy Dench, Eva Green y un inspirado Daniel Craig).En la ecuación del gran cine sólo haría falta un buen director y ahí es donde tienen que echar el resto los productores. Si el próximo Bond está dirigido por un director de los buenos, de los que tienen personalidad propia, estoy seguro de que será el mejor Bond de la historia. "Casino Royale", si no lo es, se queda muy cerca.
Si el próximo Bond está dirigido por un director de los buenos, de los que tienen personalidad propia, estoy seguro de que será el mejor Bond de la historia.
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Que gordo está Van Kilmer, madre mía, si casi no cabía en el plano. Y eso por no mencionar al clon de Fernando Alonso que sale trantando de dar cordura al guion de ciencia ficción que tiene la película. Por cierto, lo de Deja vu lo habrán puesto por que les molará la expresión, dado que la cinta no tiene nada que ver con los deja vus, ¿no?La película trata de un brutal atentado que sufre la ciudad de Nueva Orleans, aún sin recuperarse del varapalo del huracán Katrina. Un ferry lleno de militares explota causando medio millar de víctimas. Un policía que se encarga del caso descubre un cuerpo, encontrado una hora antes que la explosión que parece haber muerto en la misma. Tirando del hilo, llega a ser reclutado por un grupo del gobierno que parece tener el poder de ver lo sucedido días antes, exactamente cuatro días y medio.Bueno, no se bien que decir. Yo puedo con las películas de chinos voladores, con las de marcianos, con las de superheroes, etc, pero con las que pretenden ser serias y patalean la física elemental, no puedo. Y eso me ha pasado con esta. Toda la película está basada en la dichosa máquina que nos muestra los sucedido días atrás y hay un momento en que la cosa se despendola y no me parece nada seria. Luego hablan de los viajes en el tiempo y ya me repatean. Por lo demas, es una cinta de acción con algunas explosiones y tal, camuflada por una investigación policial algo liviana. No es muy mal, pero no puedo con ella.Resumiendo, película de acción pseudocientífica y criminal que hace imprescindible dejarse el cerebro en casa. Como hagas como yo y te cuestiones todo lo que pasa, terminará y seguirás diciendo "amos hombre".
Película de acción pseudocientífica y criminal que hace imprescindible dejarse el cerebro en casa. Como hagas como yo y te cuestiones todo lo que pasa, terminará y seguirás diciendo "amos hombre".
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El director Martin Campbell, que ya nos entretuvo (y mucho) con "La Máscara del Zorro" y "La leyenda del Zorro" entre otras, nos sorprende ahora con una nueva secuela del agente secreto más famoso James Bond. Anteriormente ya dirigió "GoldenEye" bastante menos afortunada que la actual "Casino Royale".Sinceramente fui al cine a ver esta película prácticamente obligada, ya que además de no gustarme para nada ninguno de los 007 anteriores (concretamente GoldenEye me pareció un aburrimiento colosal), pero tengo que reconocer que me encontré con una grata sorpresa.Martin Campbell se ha dejado la piel en este film (imagino tras la cagada de la anterior secuela), nos ha contado la historia de un Joven Bond que se estrena como agente doble cero, con sus errores su sudor en el pecho (arf arf), en fín, más humano y lo que digo siempre "creíble". ¿y quién es el nuevo macizorro? Ai nenas se trata de Daniel "morritos" Craig (aaaaaa tengo debilidad por los rubios), un actor la mayoría de las veces secundario, que con 47 películas en su haber, todavía no había tenido la oportunidad de mostrarse en su máximo esplendor como ocurre en esta película. Si hijas mías, está de toma pan y moja? Desde luego y con gran diferencia el mejor James Bond que ha conocido esta leyenda (a pesar de que se lleva toda la peli haciendo morritos).Y ¿quién es la compañera de este semental? (anda?que estáis deseando que empiece el despelle) pues ¡Eva Green! Recuperada de la calvicie que azotaba su cocotera en "El reino de los cielos" se convierte en una pavisosa chica bond. Eva es una gran grandísima actriz, nos gusta, la respetamos, nos enamoró en "Soñadores" tiene una belleza peculiar (Voy a obviar la parte en la que digo que en su frente podemos jugar tranquilamente a la pelota Vasca), pero? sinceramente no es el tipo de actriz que yo hubiera escogido como chica-bond, no pega nada, vamos y mucho menos desde que ha adelgazado tanto que tiene la mirada esa de "estoy haciendo una dieta que te cagas y quiero pan pan pan" es decir los ojos desencajados por el hambre, mucho mejor en "Soñadores", Eva, nos gustas con curvas? Este papel, era para Evangeline Lily (Perdidos) o para Vahina Giocante (Lia dice), esta si que hubiera sido una espectacularísima chica-bond, sobre todo tratándose de interpretar a Vesper?en fin a lo mejor es que Martin quería darle un toque de sosez a este personaje.Casino Royale transcurre con buen ritmo, mantiene un interesante pulso con el espectador durante la partida de poker. Un guión muy acertado para mostrarnos como James se convirtió en Bond. Finalmente destacar a la impecable Judy Dench, una actriz a la que se debería homenajear urgentemente y que repite junto con Daniel en la continuación de "Casino Royale" cuyo estreno está previsto para el 2008 y que llevará el nombre de "Bond 22", todavía está por confirma chica bond y resto de elenco.
Casino Royale transcurre con buen ritmo, mantiene un interesante pulso con el espectador durante la partida de poker. Un guión muy acertado para mostrarnos como James se convirtió en Bond.
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Quizá esperaba una crítica más demoledora del sistema tradicional americano. Quizá esperaba reírme más con esta surrealista historia que se vende como una comedia políticamente incorrecta pero que no es mucho más que una sucesión de gags escatológicos que caen en el ridículo absoluto y en el mal gusto (incluso llegó a recordarme a Jackass en algunos momentos).Para el que todavía no lo conozca, Borat Sagdiyev es un personaje ficticio de la televisión británica interpretado por Sacha Baron Cohen. Borat se considera el segundo periodista más famoso de Kazajstán al que envían a EEUU para aprender sobre su cultura y su sistema político. Así arranca la surrealista pelicula, cuyo objetivo máximo parece ser criticar los valores más tradicionales y profundos norteamericanos. Un tipo de lo más peculiar cuyas aficiones se basan en el ping-pong, la lucha libre, bailar música disco y disparar a perros.Borat es un personaje polémico, sobre todo porque constantemente manifiesta su antisemitismo, su descarada misoginia (las mujeres sólo son para él meras prostitutas su intolerancia y falta de respeto ante cualquier tipo de colectivos (se atreve a meterse incluso con los disminuidos). Sin embargo, Sacha Baron Cohen es judío. Por ese motivo los defensores de Cohen dicen que la actitud de Borat no se puede considerar racista sino que encarna una parodia sobre el antisemitismo en la sociedad americana. Lo que no está tan claro es si público mayoritario que acudirá a los cines a ver la película, el de los adolescentes, se lo tomará como una parodia o si la historia contribuirá a reforzar los estereotipos y los prejuicios que puedan tener con respecto a los países del este europeo.Personalmente, lo que más me ha gustado no ha sido tanto el humor escatólogico ni las payasadas sino el hecho de que Sacha Baron Cohen, con su personaje, pone en evidencia la hipocresia que se respira en la sociedad norteamericana y sirve como vehículo de reflexión acerca de lo que consideramos como sociedad civilizada. La escena en la que Borat se encuentra en medio de la apoteósica celebración de una reunión de católicos fanáticos es para estremecerse si nos paramos a pensar en que son los mismos individuos que votan a Bush en las elecciones presidenciales y los que se exasperan ante el fanatismo islámico. El sistema de entrevistas irreverentes adoptado por el atípico reportero consigue sacar a relucir las más bajas miserias de los americanos.La última broma reside en la contradicción de que la película está arrasando en la taquilla norteamericana, precisamente el lugar al que la historia se dirige su crítica. Lo cierto es que el personaje no puede dejar indiferente a nadie, pero no sé hasta que punto merece la pena gastarse el dinero de una entrada de cine para ver semejante canallada.
No sé hasta que punto merece la pena gastarse el dinero de una entrada de cine para ver semejante canallada. Borat: ¿El nuevo Torrente de Kazajistán?
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Brick es noir adolescente, pieza rara de concurso de fin de carrera para un director talentoso y con vicio para ensamblar lo que, en principio, se antoja harto difícil: cine negro clásico y cine de instituto juvenil a la americana. Brick no exhibe las estridencias previsibles por ser una obra amateur (casi) y por plantear un discurso tan arriesgado. Se abastece de un muy sólido planteamiento de cine negro, trufado del acné de la juventud hormonada con pins en la solapa y posters de ídolos del rap en la chapa de la taquilla del instituto.Más que la calidad estética de Brick, interesa aquí su gesta, su ministerio sencillo de propósito cumplido: no puede haber maledicencia a la hora de valorar su calado en el público, aunque uno sepa, a ciencia cierta, que estas desviaciones de la norma no van a hacer caja ni engolosinar a productores ávidos de plata que ven precuelas y secuelas, merchandising de hamburguesería y camisetas para agosto en todos estos productos de nuevo diseño cuyo resultado final es (siempre) desconcertante.Tampoco el espectador va a hacer durar en su memoria este desfile de matones, niñas ricas y gente, por lo general, abiertamente siniestra ( el personaje del spielbergiano Luke Haas, ya remozado en adulto con perspectivas ).El ingenio de Rian Johnson hace que las pesquisas de su protagonista, muy alambicadas, retorcidas en ocasiones, nos parezcan más importante que el descubrimiento de las razones por la cual su novia haya aparecido muerta. Personajes inacabados, imperfectos: jóvenes sin lirismo, enquistados en una sociedad sin emociones en la que van dejándose vivir, lastrados por no se adivina qué oscuros vicios, percibidos como una extensión forzada del cine de adolescentes talluditos, gamberros, irreverentes, de vuelta de mucho y sin haber vivido todavía apenas nada.Dejo caer, como sin querer, la última piedra en el estanque: Brick es una película creativa: aparenta claridad y es turbia, farragosa: sacrifica la elemental exposición de los acontecimientos por un dibujo disgresor de la clase social que se empeña en retratarnos, desfiguradamente.Bien mirada, no entusiasma, y bien pudiera. Yo entiendo a quien este fallido experimento le haya reportado júbilo y entretenimiento en el mismo lote. A mí, muy por el contrario, me produjo una intensa zozobra, aburrimiento a ratos, placer únicamente por momentos.Hasta el mcguffin se adivina incompetente. Será que no tuve arrestos para dejarme conducir por su bizarro argumento.
Pieza rara de concurso de fin de carrera para un director talentoso y con vicio para ensamblar lo que, en principio, se antoja harto difícil: cine negro clásico y cine de instituto juvenil a la americana.
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Aún perdura en mi memoria esa trágica escena final de "Alemanía, año cero" (1948) de Rossellini. Con la emoción más contenida, en color, y dejando que la procesión vaya por dentro, nos topamos con esta Bosnia-Herzegovina, año 11, la de un país en construcción, marcado por las todavía recientes secuelas de una guerra que les dejó más de 100.000 muertos, casi dos millones de exiliados y unas 40.000 mujeres violadas por los ultranacionalistas serbobosnios.Y entre sus ruinas, inmobiliarias y humanas, como en esa Alemania de la postguerra, empieza una reconstrucción que afectará a generaciones enteras.No esperen ningún festín cinematográfico en "Grbavica", más bien sus imágenes son grises y cotidianas, en ese ir y venir en el populoso barrio de Sarajevo que da título a la película. Ello y el lamento de una directora, la debutante Jasmila Ebanic, que nisiquiera podía conseguir una cámara de 35 mm. y un laboratorio con el que rodar y realizar la postproducción de la película.El precio de un viaje."Grbavica" definitivamente no marcará a ninguna nueva generación de cinéfilos. Está hecha con más voluntad y empeño que medios e imaginación. Es el grito no por silencioso, menos sentido, sobre un pasado violento y una convivencia difícil, marcada por la humillación y el resentimiento.Su historia es tan simple como la de una madre, Esma (Mirjana Karanovic), viuda de guerra, que intenta hacer lo imposible para reunir los 200 euros que vale una excursión escolar para su hija, Luna Mijovic (Sara), de doce años. Una cuota que le saldría a mitad de precio si pudiera certificar que su marido es un ?shahid?, un mártir de la guerra, pero que ella, por algun misterio, no puede conseguir.Y es la historia de una adolescente rebelde con causa, Sara, que empieza a notar los primeros efectos del amor en un guión que, por otra parte, elude la vulgarización de este aspecto en la que caen la mayoría de producciones comerciales de consumo rápido.Esencialmente portentosa es la interpretación de Esma, actriz habitual de Emir Kusturica, que sabe transmitir todos los detalles de cariño, hastio o indignación que conlleva. Sobre todo en algunos momentos, reveladores, de su personaje.Millares de Esmas.Esma, una viuda aún atractiva, que pese a ello se niega a erotizarse, como le aconseja una compañera suya de la discoteca donde trabaja, para atraer hombres o clientela. Esma, una madre entregada, pero que parece no soportar demasiado bien el contacto físico con su hija, por ejemplo, tumbadas en el suelo mientras juegan, o cuando la muchacha decide cortarle las uñas. Esma, una mujer frágil pero que sin embargo reacciona enfurecida contra su pretendiente, el matón Pelda (Leon Lucev), cuando la defiende de una agresión, porque ella odia la violencia más que nada.Y como ella, miles. Aunque sólo se nos muestren unas pocas, las que se reunen en un local del barrio para intentar exorcizar pesadillas que ojalá ninguno de nosotros tenga que despertarse jamás.Perdida entre sus rostros, esa chica de doce años, encantada de tener una pistola entre sus manos, de besar por primera vez a su noviete, pero que también comienza el doloroso camino hacia la comprensión, y eso también significa madurez."Grbavica" es una de esas películas que tal vez nos haga acabar con la cabeza agachada, pero vale dedicarle 90 minutos de nuestra vida.
Tal vez nos haga acabar con la cabeza agachada, pero vale dedicarle 90 minutos de nuestra vida.
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Hace ya algunos meses que avisamos de la necesidad de crear un nuevo género o subgénero en el cine, el de las películas navideñas. Ante la crónica, y si continúa mucho más se convertirá en terminal, escasez de ideas originales en Hollywood (ya sea por falta de propuestas originales o porque nadie se atreva con ellas), todo tipo de films prefabricados proliferan como setas. En Estados Unidos la fiebre por la Navidad raya en la locura colectiva, y la meca del cine, como difusora en ocasiones de los valores norteamericanos, se dedica a vender al resto de infelices su visión de las fiestas. Una visión donde todo es de color de rosa, la gente ríe por las calles y no hay ningún atisbo de desesperación o preocupaciones.Y para más inri, si la encargada de transmitir dicho mensaje en una película es Nancy Meyers, conocida pastelera, el resultado final puede ser verdaderamente devastador. En su anterior trabajo, Cuando Menos te lo Esperas, demostró su habilidad para edulcorar una cinta que durante su primera hora era amena y en contadas ocasiones, divertida. Es improbable que tal vez, sólo tal vez, Jack Nicholson y Diane Keaton colaboraran en la potabilidad de la película. Pero volvamos a lo que ahora nos ocupa, a estas Vacaciones; Amanda (Cameron Diaz) e Iris (Kate Winslet) son dos mujeres que no tienen prácticamente nada en común, salvo que ambas han sufrido desengaños recientes en sus relaciones amorosas. A través de internet, deciden intercambiarse las vidas, tomándose unas merecidas vacaciones. La propuesta es bastante simple, como cabía esperar, el guión no hay por donde agarrarlo, carece de gracia alguna, lo cual tratándose de una comedia romántica no debería ser motivo de asombro. Los personajes son de encefalograma plano, por no hablar de las situaciones, tan previsibles como si el espectador tuviera una bola de cristal en sus manos. Por si fueran pocos los alicientes para echar a correr y no mirar hacia atrás, las más de dos horas de metraje son capaces de derribar al espectador más curtido en semejantes lides El colmo es todo lo que rodea al personaje de Elli Wallach, una verdadera subtrama de ayuda al prójimo y superación made in USA. Ante semejante panorama, nada pueden hacer Cameron Diaz y Kate Winslet, ausentes de principio a fin, ni un perdido Jude Law.Pero hay que reconocer un punto a favor de Vacaciones. Ante la cercanía de los excesos alimenticios de las fiestas navideñas, aquellos que acudan al cine saldrán con las arterias tan dulcificadas, que el sólo hecho de ver unos turrones o mazapanes les provocará sudores fríos y unas impulsivas ganas de poner tierra de por medio.
Cuando el cine se toma unas vacaciones. La fiebre por la Navidad raya en la locura colectiva, y la meca del cine, como difusora en ocasiones de los valores norteamericanos, se dedica a vender al resto de infelices su visión de las fiestas.
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De forma bastante rigurosa nos relatan la historia de la familia italiana considerada como la más corrupta de la historia, por sus traiciones, incestos y asesinatos.La película es entretenida aunque en ocasiones es complicado seguir el hilo de los acontecimientos, en especial cuando el joven Cesar de Borgia se lanza a la conquista de territorios italianos. El ritmo cronológico es algo caótico, llega a perderse la noción del tiempo que va pasando.Queda reflejado que Lucrecia de Borgia, parecía una santa, y no es precisamente así como se la recuerda, pues fué complice de asesinatos, traiciones e incestos. Incluso ella misma participó en algunos de esos asesinatos. Cierto es que entre sus contemporáneos fue recordada como un instrumento de su padre y hermano para obtener los fines que perseguían.Destaco especialmente las metamorfosis del joven actor Sergio Peris, aunque no me encaja demasiado en el papel de malo que tiene en este filme. Supongo que su mirada mantiene algo de inocencia y no le veo haciendo de sádico despiadado.Finalmente tengo que reconocer que no me he aburrido viendo la película, aunque tampoco es un filme que me haya fascinado, quizas sea que la historia no me gusta demasiado, y si he de ver algo así, prefiero historias épicas. Además, se nota el bajo presupuesto, me hubiese gustado ver alguna de las luchas en campo de batalla, pero supongo que eso hubiese encarecido bastante la cinta.
Se nota el bajo presupuesto, me hubiese gustado ver alguna de las luchas en campo de batalla, pero supongo que eso hubiese encarecido bastante la cinta.
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El cine se caracteriza precisamente por ser un arte donde abundan todo tipo de géneros. Historias.hay muchas. Y también de todo tipo. Y en lo que respecta al cine negro, por supuesto que las hay. Pero, ¿cuanto tiempo hacía que no se escribía y sobre todo dirigía tan bien un largometraje así? ¿Y con esas fantásticas interpretaciones?Camino a la Perdición es cine negro. Cine puro. Sam Mendes parece que cuando hace una película, lo hace a lo grande. Y a decir verdad, lo consigue.¿Por qué? Porque tiene una trama interesante. Porque le acompaña una banda sonora adecuada. Porque tiene una fotografía excelente. Porque sabe aprovechar todos los recursos. Porque sabe lo que hace.Y a pesar de que el inicio pueda ser algo lento, desde el momento en que comienza la historia, este ritmo pausado cuenta con momentos de grandísima intensidad y emotividad. Los detalles son magníficos. Los fans y no fans del género la disfrutaran pues Mendes sabe cómo combinar la imperante seriedad del film con toques geniales, propios de los grandes, con una relación paterno-filial que guía la historia, y que a pesar de la marcada frialdad, consigue emocionar.La manera de rodar y de contar la historia es tan perfeccionista, que lleva a pensar que el director realmente hizo con la película lo que quiso, tal y como la veía en su mente: aprovechó al máximo el guión de David Self, y le dio un toque ya personal, pues tras ver su última dirección en Jarhead, se puede decir que la huella del director es considerable en sus films. Y la verdad, es que precisamente mal no le ha ido: parece que podrá hacer de cada película que dirija, magníficas obras.Y es que uno de los pilares del film es el apartado de interpretaciones. Cuenta con un lujoso reparto, en el que cada uno de los intérpretes borda su papel. Excelente Paul Newman, gran Jude Law y correctísimo Daniel Craig. Pero sin lugar a dudas, la mejor de todas es la increíble actuación de Tom Hanks, que se marca su mejor registro hasta la fecha, lleno de expresiones y gestos realmente admirables, convincentes, y a los que no todos pueden llegar. Una agradable sorpresa. Todo un acierto.Porque en realidad, estamos ante una de las mejores películas de cine negro de los últimos tiempos. Todo un lujo. Una obra de arte. Cine de verdad.
Camino a la Perdición es cine negro. Cine puro. Sam Mendes parece que cuando hace una película, lo hace a lo grande. Y a decir verdad, lo consigue.
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Un nuevo biopic nos llega a la gran pantalla. Y otro biopic, como no iba a ser de otra manera, ganador de un Oscar. Parece que existiera un extraño acuerdo con la Academia mediante el cual tuviera que acudir obligada por año, al menos, una película de tales características. Ya se ha convertido en una constante que, dicho sea de paso, empieza a aburrir. Amén de ser indicativo de la preocupante falta de ideas que denota, lo cierto es que, muchas de ellas, suelen llegar con una calidad muy dudosa, solamente sustentadas por la presencia de una llamativa interpretación o recreación del personaje famoso en cuestión.Pero a lo mejor con "Capote" es un poco distinto. Aunque, realmente, no tanto. Una vez más, la biografía (o cierta porción de ella) de un personaje famoso o que despierta curiosidad, se nos narra de un modo que se acerca peligrosamente al tono telefílmico. Lo cierto es que la persona de Truman Capote era lo suficientemente excéntrica y curiosa como para despertar morbo e interés en un público deseoso de obtener datos que expliquen el por qué de sus actuaciones. Por ello, "A Sangre Fría", el archiconocido libro creado por el personaje que nos ocupa, podría ser un acompañamiento ideal al film para exprimir el jugo de Capote al máximo. Realmente, a no ser que se sea un acérrimo interesado en conocer al detalle los devaneos del hombre, no se necesita el libro para adivinar el devenir del film. Truman Capote no era tan excéntrico o imprevisible como él nos hacía creer. Era, simplemente, un ególatra autocomplaciente que se crió con el abandono por compañero y elevó su persona a un estatus que ya, y por mucho que él pretendiera identificarse con gente que le hacía recordar su terrible infancia para ganarse un mayor reconocimiento, no le permitía situarse en la posición del afectado.Con la automasturbación como abanderada, Capote tenía permitido (más bien estaba en posición para ello) manipular cual marionetas a esas personas que formaban parte de la sociedad más baja, que mataba por sobrevivir. Podía usarlas para acrecentar su ya desproporcionado ego y lograr una historia que jamás sería olvidada y posicionaría su nombre en los anales de la historia analítica: narrar la más cruda realidad con todo lujo de detalles, superando incluso a la ficción más encarnizada.Realmente, la película está filmada de una forma un tanto fría y seca, que logra cierto carácter aséptico y no la posiciona en ningún bando en concreto. La cámara observa y analiza las confesiones de sus protagonistas. Pero también es cierto que, en su afán por tratar de comprender al personaje, cae un poco en su propia trampa. Capote está tan bien retratado que no podemos evitar sentir diversos sentimientos hacia su persona.Desde la más profunda repulsa a un ser tan egoísta y oportunista, hasta cierta lástima. Aunque no logra que sus actos sean cubiertos con la manta de su destino incierto. Un destino, por otro lado, muy previsible. Porque, en esencia, no es más que la enésima cantinela que enfrenta al pobre y al rico, confrontando al mismo tiempo sus sentimientos y siendo condenado, al mismo tiempo, por los mismos.No era de extrañar que alguien tan inestable emocionalmente como Capote terminara sucumbiendo al peso del alcohol y a la condena de sus propios actos por traicionar sus más profundos sentimientos en pos de lograr elevar su orgullo por encima de la media. Y Philip Seymour Hoffman detalla de una forma asombrosa la construcción dramática de Truman Capote.El actor realiza un estudio minimalista y detallado casi hasta la perfección del personaje. Concluyendo con una cercanía tan asombrosa como peligrosa, debido al riesgo de ser tachado como simple imitador. De todas formas, el trabajo es obvio y el Oscar más que merecido, no simplemente por éste papel sino por el definitivo reconocimiento a su versátil y asombrosa carrera como segundón excepcional. Quién no recuerda al genial y asombroso gay en "Boogie Nights" o al enfermero de "Magnolia". Paul Thomas Anderson siempre ha reconocido el inmenso talento de uno de los mejores y más versátiles actores del panorama actual.En definitiva, y si exceptuamos el trabajo de Philp Seymour Hoffman, la película se nos queda en un mero documento interesante de la que es, seguramente, la porción vital más importante (por las consecuencias) del personaje de Capote. El resto de personajes no están perfilados debidamente y la historia se diluye un poco con el análisis del protagonista. Todo termina en un lastre carente de interés y excesivamente plano, frío y, en esencia, fallido. Su carácter de telefilme y su construcción irregular provoca un bache un tanto complicado de superar en relación al "tempo" del film. Hasta el propio Truman Capote llega a aburrir.
Hasta el propio Truman Capote llega a aburrir
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No son pocas las películas, ni los libros, que se han hecho sobre historias judías de la época nazi. Pero a pesar de esta abundancia, lo cierto es que nos encontramos, particularmente y con el permiso del resto, con dos grandísimas películas. Una de ellas es "La Lista de Schlinder", de Steven Spielberg. La otra es "El Pianista", de Roman Polanski. A pesar de que las dos son verdadero cine, me inclino por la segunda.Es curioso que ambos directores tengan orígen judío. O no. Pero lo cierto es que, gracias a esa faceta, ambos consiguen conectar profundamente con el espectador. Y a pesar de que el tema invita a ello.es indudablemente su calidad como directores lo que llega a calificarlas como tal."El Pianista" es cine en estado puro. Te impresiona, te impacta, te hace sentir.vivo. Numerosas y conocidas son las historias de judíos que vivieron el Holocausto. Pero hay muchas maneras posibles de transmitirlas y Roman Polanski lo ha hecho de la mejor posible.Polanski nos cuenta la historia del gran pianista polaco Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) quien, como millones de judíos, sufrió las consecuencias del nazismo. La película nos muestra, desde la visión de una sola persona, la vida en el gueto de Varsovia y su posterior supervivencia. Sin pérdida de detalle, todas las crueldades se nos muestran como lo que son, o como lo que fueron, realidad.El gueto visto desde dentro, con toda su dureza. Es inevitable no sentir una fuerte conexión con el protagonista a medida que avanza la historia. Ya no sólo por la grandísima interpretación que supuso a Adrien Brody el Oscar a mejor actor y su consagración como tal, sino también por ver las situaciones que ha de soportar.que ha de vivir y que el director ha sabido plasmar de manera tan brillante, llevándole a conseguir también el Oscar por dicha dirección.Se sirve de sus propias vivencias para añadir mayor detalle y realismo a la película pues muchas de las escenas que aparecen en el film, cuando Szpilman y su familia son trasladados al gueto, fueron vividas por el propio Polanski.La película puede dividirse en dos mitades: la primera, magnífica, más centrada en la vida en el gueto, en intentar transmitir cómo era, a través de las vivencias de nuestro pianista y su familia. En la segunda parte, igual de espléndida, Szpilman pasa a ser el centro de la historia: vemos el transcurrir de los acontecimientos desde sus ojos, escuchamos por sus oídos (algo en lo que el director pretende hacer hincapié, como cuando pierde momentáneamente la capacidad auditiva al explotar una bomba cercana), en definitiva, nos hace sentir lo que él siente, vivir lo que él vive.Y lo consigue. Y no sólo con la dirección técnica y personal que el director le imprime, sino también por tener a un actor de la talla de Adrien Brody, quien se tomó tan en serio el papel, que aprendió piano para interpretar algunos fragmentos de las obras de Chopin que aparecen en el film, perdió 15 kilos y llegó incluso a vender parte de sus bienes y vivir solo para sentir, al menos de manera aproximada, lo que vivió Spilzman. Los gestos, la voz.tantos son los detalles que Brody interpreta tan brillantemente que hacen que la película gane enteros, aunque ya los tuviera ganados.Mención especial merece la música. La BSO del film es exclusivamente de obras de Chopin, cuyas notas románticas y cargadas de drama añaden el toque perfecto para la ya de por sí impresionante ambientación de la película. Las melodías del compositor son fantásticamente interpretadas por Janusz Olejniczack, y encaja en todas y cada una de las situaciones vividas por Szpilman, hasta el punto de conseguirse una perfecta identificación entre ambas.En definitiva: la conjunción Polanski/Brody hacen que "El Pianista" sea una de las mejores películas e interpretaciones de la última década.
Una joya del cine. Una de las mejores películas de la última década. La conjunción Polanski/Brody hacen que que "El Pianista" sea una de las mejores películas e interpretaciones de la última década.
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Me habían hablado maravillas de esta película, y a decir verdad, es todo un regalo, especialmente en esta época tan comercial y superficial.eso sí, en cierto sentido, y muy a mi pesar, me decepcionaron algunas cosas, pues me esperaba una verdadera obra maestra y me encontré con una bellísima película aunque no tan bien montada.A decir verdad, es una historia de guión impecable en cuanto a su contenido y su forma de presentarlo. Sin lugar a dudas, el título de la película nos muestra el mensaje que se transmite: lo más bonito del film es la actitud intachable y loable del padre (grandísimo Roberto Benigni, que demuestra su buen hacer en la comedia, en un papel que le valió para conseguir el Oscar al mejor actor), que consigue crear verdadera emoción en el espectador.Pero justamente, lo que me defraudó fue la manera en que se montó: hay ciertas escenas en las que se nota demasiado que estamos ante una película, ante ficción, y no creo que sea eso lo que busque la película precisamente. Me explico: ¿no les parece que determinadas reacciones son mostradas a cámara demasiado exageradas? ¿poco naturales? Me refiero a algunas como las caras de sorpresa constantes de Dora, la mujer de Guido, cuando éste hace sus apariciones: es como si se rodara sólo un plano en el que se ve la cara de sorpresa, y luego continúa la película. La verdad es que no queda bien, y hace que pierda un poco. Los toques de comedia tienen su gracia, aunque la inmensa mayoría son predecibles, lo cual no quiere decir que pierda, pues como ya he dicho, en su conjunto la película es genial.También considero poco creíble ciertas cosas: el que nunca encuentren al niño (incluso cuando escapa y está en la zona donde tienen trabajando a los judíos), que consigan hablar por el megáfono sin que haya ningún guardia. Y la verdad es que, la película no quiere mostrar la crueldad al pueblo judío durante la II Guerra Mundial, al menos no tanto como en otras (léase dos obras de arte como 'La Lista de Schlinder o El Pianista').De hecho, y vuelvo a repetir, 'La vida es bella' se caracteriza por ser una película preciosa, valiéndose mucho de las escenas del niño para hacernos sentir verdaderamente admiración a la figura de Guido y una increíble pena por la situación por la que han de pasar. Se trata de un film imprescindible, que se podría haber convertido en una verdadera obra maestra si no fuera tan exagerado y pretencioso en algunos momentos.Pero en serio, les aseguro que me gustó bastante, especialmente por tratar la historia del holocausto desde un punto de vista totalmente diferente..tanto, que parece que por lo que tienen que pasar Guido y su hijo no afecta al conjunto del pueblo judío, sino que se centra exclusivamente en ellos.
Un punto de vista diferente del Holocausto... no demasiado creíble pero que constituye todo un canto a la vida.
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Magnífica película de Paul Haggis. Excelente guión (merecidísimo Oscar al mejor guión original), que aborda el racismo de manera directa, real, sin tapujos. y desde todos los puntos de vista: no son los blancos los capullos siempre, también los negros se automarginan (me refiero a los diálogos de los jóvenes negros, o a la "compra" del inspector, cuando él mismo dijo antes que no "le iba a comprar como a un negrito".Montaje perfecto, con una combinación de historias, a cada cual mejor, con unas interpretaciones fantásticas (¡Sandra Bullock y Brendan Fraser actúan de verdad!), y con un final a la altura, con el que sin duda los espectadores reflexionarán sobre el total de la película.Escenas memorables (para aquellos que la hayan visto: la de la niña cuando sale de su casa.) y los ya mencionados guión e interpretaciones, hacen de esta película una de las mejores de los últimos años.Eso sí, la única pega que le podría poner es que en algunos casos puede pecar de pretenciosa, quiero decir, como si realmente el director supiera que está haciendo una buena película y quisiera demostrarlo. Por eso, mi puntuación final es de 9.Sin duda, salí del cine realmente contento.y mira que últimamente es difícil.
Magnífica película. La única pega que le podría poner es que en algunos casos puede pecar de pretenciosa.
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Cuando vas en avión, puedes hacer pocas cosas. La gente principalmente, intenta dormir. Otras leen. Y el resto, ve películas. Yo opté por esto último ayer, aprovechando que la compañía aérea con la que volaba (paso de hacer publicidad, que me paguen si eso xD), me puso "La Joya de la Familia".¿Y con qué me encontré? Pues con un film realmente ñoño, inverosímil, y con situaciones realmente.absurdas. La trama es típica: chico presenta chica a su familia. Pues de aquí han cogido lo suficiente para un metraje que se basa en situaciones tontas, sin gracia, y realmente poco creíble.Los personajes parece que tienen una desgana interior y exterior durante toda la película. Como si realmente les diera pena aparecer en ella. Es que realmente es sosa.y además ¿quién se va a creer esos sentimientos repentinos? Quien la haya visto creo que sabe a lo que me refiero.Desde aquí le pregunto a Diane Keaton, que jamás en su vida leerá este blog, pero me da igual, por qué eligió aparecer en esta comedia predecible. Y como ella, el resto de reparto, aunque quizás alguno tenía ganas de aparecer en comedias comerciales sin ningún tipo de profundidad.porque mira que la podría haber tenido, ¡pero no! No se vayan a creer que iban a ir por ahí.
Film realmente ñoño, inverosímil, y con situaciones realmente...absurdas. Comedia insípida en la que es difícil reírse.
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Estamos ante una peli desconcertante incluso para los que estamos acostumbrados a ver cine negro clásico. No es tan difícil imaginar un detective privado solitario, sin familia y con pocos amigos, o una femme fatale autodestructiva. En un ambiente de cine en blanco y negro de los años cuarenta estos personajes son normales. Pero cuando nos ambientan la historia en un instituto de secundaria, con asuntos de drogas, asesinatos y venganzas, pues desconcierta. Cuesta creer cómo el empollón de la clase se mete a investigar un turbio asunto en el que su exnovia se ha metido con los malosos de la clase. Claro que nos la podrían haber explicado como un episodio de Beverly Hills, 90210, pero si tenemos una historia de cine negro y unos personajes de cine negro, y, encima, hacemos un homenaje al cine negro clásico, pues hay que contarla como si fuera cine negro, aunque estemos en el ambiente de un instituto de secundaria. El punto de vista narrativo también es muy clásico, sabemos exactamente lo que sabe el personaje principal, y por eso al principio no entendemos nada, luego la trama es algo compleja, pero el puzzle se resuelve de manera magistral y todo encaja, especialmente esas motivaciones ocultas de los personajes que hay que adivinar para acabar de entenderles.A destacar el guión, las actuaciones y la belleza de Nora Zehetner, la fotografía y el uso de tantos detalles (oímos el sincronizado sonido de las pisadas en una persecución justo antes de que nuestro protagonista se quite los zapatos, o la insistente comparación de letras entre las notitas que nuestro protagonista recibe) que invitan a una revisión para descubrir qué más nos ofrece esta película.Total, que hay que salvar el pequeño escollo del uso de una estructura narrativa ya en desuso que, además, no encaja con el escenario de la película, pero que, a su vez, ése es su mayor logro y originalidad: devolvernos el recuerdo de las grandes películas de los años cuarenta y cincuenta.
Hay que salvar el pequeño escollo del uso de una estructura narrativa de cine negro ya en desuso que, además, no encaja con el escenario de instituto de secundaria de la película, pero, a su vez, ése es su mayor logro y originalidad: devolvernos el recuerdo de las grandes películas de los años cuarenta y cincuenta.
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No me gusta que una película necesite de una explicación previa para poder verla, ni que te la tengan que explicar. Es como los prólogos de un libro, que sólo tienen que servir para agradecer y cosas así, no para explicar de qué va. Eso ya lo hace el libro, que es la obra que en realidad compras. Pues igual con las películas. No puede ser que vea una y no sepa si es un documental, si son actores, si es seria o si es toda una farsa.La película trata sobre un periodista de Kazajistán que va a los EEUU a hacer un documental sobre la vida en aquel país y así modernizar el suyo. Viaja junto con un gordo productor (y suponemos que el cámara que le graba, que no sale) y compañero de penurias. En su viaje por los EEUU nos muestra como reacciona la gente de la américa profunda ante las situaciones que él plantea. Parece ser que trata de ser un retrato actual de los Estados Unidos, desde dentro.Nunca, repito nunca, he visto una película más mala que esta. Los chistes que hace no me parecen graciosos mientras que las situaciones me parecen patéticas y de vergüenza ajena. El retrato que nos muestra esta especie de documental puede ser muy fiel de los que se cuece en la primera potencia, pero ¿qué interés tiene fuera de sus fronteras? Y es más, ¿se debía mostrar así? No se, llamar a esto película me parece muy atrevido, con chistes del tipo que se folla (sexy show) a su hermana o que tiene encerrado a un hermano retrasado entre barrotes mientras que su hermana le enseña el conejo. Me ha resultado incluso indignante.Resumiendo, la peor "película" que he visto nunca. Una estafa total y absoluta para el espectador, donde, sin orden ni concierto trata de llevar al límite situaciones "normales". De vomitar.
Nunca, repito nunca, he visto una película más mala que esta. Los chistes que hace no me parecen graciosos mientras que las situaciones me parecen patéticas.
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Hay películas que tienen una vida fuera de su misma proyección que da casi para otra película. Por ejemplo, esta está basada en un comic de siete entregas que hizo el maestro hace muchos años. Consiguieron convencerle para llevarla al cine, únicamente los dos primeros tomos. Llegó a España y la legión de ¿censores? decidió acortar su duración, cortando la parte más ecologista. No contentos con ello, decidieron darle retoques al tema, como cambiarle el nombre a la protagonista llamándola Sandra en vez de Nausicaä. Por cierto, para verla entera, en japonés (eso si, subtitulada).La película trata de una muchacha que viaja en un aparato planeador con motor y se adentra en un bosque extraño. Nubes tóxicas e insectos como jabalies campan por sus anchas. En estas encuentra una especie de muda de un insecto como una casa y se lleva la córnea a casa. Al rato descubre al dueño de la misma y logra conversar con él. Más adelante va al poblado, descubrimos que es una princesa y que el mundo está maldito por la culpa de los de siempre, los seres humanos.Mira que tiene años la cinta y este genio ya hablaba de términos tan modernos como la ecología y el respeto a la naturaleza. Mediante esta grabación muestra lo peor de la raza humana y de un modo crudo nos muestra a lo que puede desembocar el planeta. Mientras este se va al carajo por nuestra culpa, nosotros seguimos combatiendo a todo con la fuerza. La animación es correcta, sobretodo teniendo en cuenta que la grabación es de los 70. Y el argumento muy interesante, aunque muy duro, con visos dramáticos, aunque vistos con ternura y optimismo. Quizá hasta demasiado.Resumiendo, otra película de Miyazaki de imprescindible visionado por los más pequeños, para ver si ellos pueden evitar lo inevitable. Los años no le han robado ni un ápice de validez.
Otra película de Miyazaki de imprescindible visionado por los más pequeños, para ver si ellos pueden evitar lo inevitable. Los años no le han robado ni un ápice de validez.
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Es complicado hablar de una película cuando llevas un par de días leyendo críticas, unas mejores, otras peores, pero no te dejan indiferente, cuando he entrado en la sala, casi iba como "cochino al matadero" arrastrando los pies y pensando que no me iba a gustar con lo que me iba a encontrar, y lo que es peor que los 13 ? de entrada (la mía y la de mi acompañante) no iban a merecer el espectáculo contemplado en pantalla.Nada más lejos de mi intención, la cinta me ha gustado, algunos cambios son lógicos por la narración en pantalla (de un libro a una película la cosa cambia ¿que no?), pero en terminos generales la cinta gusta, convence y es más, al terminar en mi sesión a más de uno se le ha escapado un aplauso.Tom Hanks comedido, ni mucho ni poco, vaya, que ni lo borda, ni convence, tal vez más su compañera Audrey Tautou, al que sigo viendo como "Amelie" (mención aparte ese insufrible doblaje con acento francés que en algunos momentos quedaba ridículo), Jean Reno, en su línea, como siempre haciéndo el papel al que nos tiene acostumbrados, Alfred Molina normalito, mis dos favoritos Paul Bettany (plasma a un Silas tal y como lo imaginaba cuando leí el libro) y Ian Mckellen (que aunque no nos hace olvidar su papel de Gandalf), es el personaje mas vivaz de la película.Los efectos especiales bastante conseguidos, mencion especial cuando Langdom se pone a "cavilar" o la mezcla de los Flashback con la narración que me ha encantado; y otra de las cosas a destacar es el excelente score de Hans Zimmer plagado de melodías que dotan a la película de un aire misterioso.Una buena manera de plasmar un best-seller en pantalla.Y respecto a la edición extendida:Una vez vista la película, y ahora, con la edición en DVD, y recordando mi luna de miel por Paris y Londres (escenarios donde se desarrolla la acción), me ha sido grato encontrarme con los lugares en los que estuve hace ya 3 meses.La película gana bastante con las escenas añadidas, dando otra visión a los personajes, mucho mas profunda, y más cercana a la novela, como ya dije en su momento, el traspaso del libro al cine siempre es complicado, puesto que se quedan muchas cosas en el tintero. En fin, una manera de revisitar esta mediática película gracias al DVD.
Una buena manera de plasmar un best-seller en pantalla. Y ahora también extendida.
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Lo que le ha pasado a El último tango en París no tiene parangón razonable en cualquier otra película de cine de calidad: han prevalecido algunas imágenes en nuestra memoria colectiva y se han borrado el resto.Ha quedado el ascensor donde los amantes se ponen de un lúbrico vitaminado. Ha quedado el pubis muy negro e hirsuto de Jeanne ( María Schneider ), su cuerpo menudo, sus piernas cortas, su cara de niña y sus tetas grandes. Ha quedado la humillación de la mantequilla. Ha quedado el apartamento soleado, su soledad sudada y su vacío descarnado.Lo que se ha perdido es una simbología, el espíritu de la utopía, su literatura. Se ha perdido el trasfondo de sus personajes: la locura de su exisencia, la belleza triste de las historias que, al hilo del encuentro de los amantes, van componiendo el retrato de un mundo en decadencia, ridiculizado por Bertolucci en la figura del director amateur, el cineasta pedante-novio de Jeanne, que representa aquello que el propio Bertolucci odiaba: el cine baboso, pedante y realista de la época. ¿ Alguien ha pensado en Goddard ?El compromiso político de Bernardo Bertolucci se viste del eco del Mayo francés, de sus revueltas estudiantiles, de la inocencia culta y solidaria de sus jóvenes liberados. Eran tiempos en los que la cultura era manejada, quizá por primera vez en el siglo XX, como arma y las palabras eran arrojadas como balas. Lo que hace Paul ( un alucinante Marlon Brando ) es hablar: su tormento interior es verbalizado, comunicado sin pudor a la niña-amante que ha encontrado y que comparte con él la soledad, el anonimato, como si fuesen fantasmas.El último tango en París es cine auténtico, aunque no sé exactamente qué quiere decir esto: quizá sea auténtico porque no ofrece respuestas sino que abre interrogantes. Así es la vida, de cualquier forma. Paul es un atormentado, un ser destrozado ( ha enviduado; su esposa se ha suicidado, y no quiere construir un mundo nuevo ) y un alma en pena continua, que no necesita redimirse, pero que lampa por encontrar a alguien con quien dejarse morir, a quien confiar su letanía más íntima. Y entonces es cuando aparece el sexo y es en su gramática de sudor y de silencios en donde Paul y Jeanne consiguen una comunicación plena. Eros y Tanatos, la vida y la muerte bordadas en el sexo, como decía Serrat en la copla de su Curro el Palmo, la eterna historia del bien y del mal, de la luz y de su reverso, no necesaramente tenebroso: esto es lo que se esconde debajo de la ropa de los amantes, en el suelo del apartamento parisino, con luz del sol invadiendo la pantalla.Asombra que los años no hayan restado un ápice de contundencia a este film: se ha sobrepuesto a su mensaje, aunque tiene todas las papaletas para perderse porque es, muy fundamentalmente, un film preciso de una época precisa y se entiende que los espectadores que lo vieron en su estreno alojaran un asombro mayor, una reverencia más profunda, un amor más visceral por la expereincia que supone su visionado."Puto Dios", dice Paul debajo de un puente mientras un tren pasa. Paul no quiere saber nada del pasado de su amante casual. No hay nombres. No hay historia. Hay epidermis. Hay un revolcón que ha dado suficientes quebraderos de cabeza a los reprimidos y a la censura imperante como para tener este film como cabecera del pecado, con la imagen voluptuosa de Jeanne en la bañera, enjabonado por el hierático Paul, quemada por una tarde invernal tristísima y hermosa.No escandaliza como entonces, gracias a ese Dios de debajo del puente que Paul insultaba, pero deja un poso de angustia, de escozor en el alma, que es donde más escuecen todas las cosas.Palabras mayores de filósofos de mesa camilla como nihilismo o existencialismo para una sencilla remembranza de una película de erotismo dramático o de drama erótico, pero el sexo es el vehículo para que estos personajes toquen el cielo o toquen fondo y acaban en la gloria o en el infierno. Importa poco. París, no obstante, teniendo muchas películas, tiene a ésta como una bandera firme de su aureola de romantiscismo decadente. Capítulo necesariamente aparte es el arco de influencia social que la película produjo en su época: yo todavía sigo fascinado por el patetismo garrulo y provinciano de aquellos españolitos en perpetua erección ( Franco había echado inhibidores de la líbido en los pantanos que iba inaugurando ) que iban al sur de Francia para ver un coño y unas tetas, con perdón por el rebaje semántico, por demás, utilísimo. Y encima hablaban en francés.Éstos de ahora son tiempos distintos y otros son los patetismos, provincianos o no, que nos pueblan, pero aquél era paradigmático de una situación pollítica vergonzante, oscurantista. Parece, en todo caso, que el retraso va siendo ya souvenir de nuestra Historia y todo son en estos días de aperturismo en lo social y de bonanza moral galardones para el talente liberal de nuestro Gobierno. Hora era. Tiempo habrá en un futuro probablemente no lejano de evaluar si corrimos mucho o si en la carrera perdimos algo valioso. Luego es muy difícil echarnos atrás, reandar el camino y aguzar la vista para ver qué perdimos.Esto es una sencilla crítica de cine, un apunte sobre el pasado, no una editorial furibunda sobre el progreso y sus vicios en la editorial de un periódico con mucha tirada.
El último tango en París es cine auténtico, aunque no sé exactamente qué quiere decir esto: quizá sea auténtico porque no ofrece respuestas sino que abre interrogantes. Así es la vida, de cualquier forma.
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No es ninguna novedad que los productos de cine made in USA están en horas bajas. Sólo hay un puñado de títulos que consiguen sacarnos del aburrimiento que suelen producirnos los remakes, las ensaladas de clichés y el cine más comercial. Estos títulos suelen venir de directores más o menos noveles, ya que son pocos los dioses del cine capaces de hacer algo diferente. Este es el caso de Crash y su director, Paul Haggis, que viene del mundo de la televisión y ha debutado con esta película que rodó durante 2003 (después de haber escrito el guión de Million Dollar Baby). Crash se sitúa en Los Ángeles, una de las ciudades con mayor mezcla racial de Estados Unidos (y puede que del mundo). Esta mezcla provoca conflictos a diario entre blancos, negros pobres, negros ricos, árabes, hispanos, orientales,. Se trata de comunidades con muchas diferencias que se ven obligadas a compartir un mismo espacio vital y a sobrevivir día a día frente a las adversidades. Los protagonistas de Crash son estereotipos andantes: los hermanos negros, dedicados al crimen; la pareja de policías blancos, uno de ellos racista y el otro no; el árabe, que no está dispuesto a integrarse a la cultura occidental; el negro rico, que puede ser más racista que un blanco; el político blanco, que sólo ve a la comunidad negra como un saco de votos. Todos ellos vivirán historias diferentes que en algún momento se cruzarán en algún punto de las calles de Los Ángeles. Según la situación, cada uno de ellos dará lo peor o lo mejor que llevan dentro, con lo que el director parece querer decir que entre personas distintas son tantas las cosas que les unen como las que les separan. Estéticamente, Crash recuerda mucho a Traffic, con la que también comparte el ritmo y el desarrollo de las distintas historias. Aunque algunas interpretaciones son destacables, especialmente las de Matt Dilon en el papel de policía y Don Cheadle en el de detective, el punto fuerte de esta película es el guión (no en vano Higgis tienes más tablas como guionista que como director). Si hay que ponerle un pero a éste, es que arranca con un realismo crudo y va transformándose en una historia de casi final feliz más endulzada, perdiendo parte de la credibilidad en el camino. Crash es de lo mejor que ha pasado por los cines este año y toca un tema que cada vez tiene más actualidad en nuestras sociedades: la mezcla racial y de culturas. Paul Haggis muestra con habilidad que son muchas las diferencias que nos separan, pero que a cierto nivel son también muchas las cosas que compartimos y que deben ser el punto de partida para avanzar en la dirección correcta. En fin, una película con una sutil moralina que quizás podría haber mantenido el nivel de realismo con el que arranca, pero que en cualquier caso mantiene el interés hasta el final con bastante solvencia, que no es poco.
De lo mejor que ha pasado por los cines este año
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El cine necesita a George Miller. Si queréis tener una idea de lo que es ser el mejor realizador del mundo en un momento y lugar determinados, recomiendo el visionado de dos películas de este extraordinario director australiano: Mad Max 2 y El Aceite de la Vida. Puede compartir un par de características como su paisano Peter Weir, entre ellas la incapacidad biológica de hacer una mala película, pero a diferencia del segundo, mucho más centrado en los personajes, el sentido de la épica de Miller no conoce rival. No es una épica íntima como la que nos tiene acostumbrados el director de Master and Commander o Único Testigo, sino el gran sentido del espectáculo que se disfruta en pantalla grande. Por muy película de niños que sea Happy Feet, y por muy mal que siente en el estómago el tremendísimo bajón que sufre la película a mitad de metraje, cuando esta película explota (porque eso es lo que pasa en determinados momentos) alcanza el nivel de clásico de animación, fundamentada en que las increíbles imágenes de Miller se complementan con una animación a juego. Y cuando digo a juego, digo nivel un milímetro por debajo de Pixar.Parte musical, parte aventura sobre nieve, parte mensaje ecológico, Happy Feet es la historia de Mumble, hijo de Memphis y Norma Rae. Como pingüinos emperadores que son sus padres (y aquí me creeré lo que me cuente la peli porque simplemente, no tengo ni guarra), las parejas se cortejan a través de las canciones. En la primera escena del film, Norma Rae, deslizándose entre los pingüinos machos al ritmo de Kiss, de Prince, es instantáneamente subyugada por una impresionante versión eléctrica del Heartbreak Hotel de Presley (Jackman prácticamente devora esta película). Los dos se enamoran, fornican off screen y ponen un huevo. Es una escena plena de ritmo que marca el resto de las canciones que aparecerán a lo largo del metraje: tienen la misma energía y vitalidad que Moulin Rouge, pero sin el montaje epiléptico o los medley infernales.A punto de pasar un mal trago.Y vale que es una magnífica forma de empezar un film, y augura buenos presagios, pero es la segunda secuencia la que se te queda grabada en la retina: millares de pingüinos macho (las hembras abandonan el hogar durante el invierno para cazar) custodian los huevos, pegados unos contra otros mientras los viejos del clan gritan palabras de ánimo, bajo una increíble tormenta al atardecer. Es este el tipo de cosas que solía hacer Miller antes, aprovechando cada oportunidad para usar su fuerza visual, y crear así imágenes de enorme poder (ojalá muchos se acuerden de Mad Max, contemplando desde lo alto de un acantilado las luces de la refinería antes de que caiga la noche). Acompañada de coros épicos, es de verdad sensacional, y parece que está a punto de escapar del género de peli de críos, pero no sucede así. Y eso, si sois de los que os gusta implicaros a fondo con lo que veis en el cine, es casi una desgracia, viendo lo que se avecina.Así, este tipo de impacto no se repetirá muchas veces a lo largo del film: es demasiado rutinario en el momento en que se convierte en una metáfora sobre la igualdad cuando descubrimos que el hijo de Memphis y Norma Rae, Mumble, no puede cantar. Es su excepcional habilidad para bailar claqué la que se convertirá en el motor de la película (lo que estáis pensando: intenta cantar, fracasa, le echan/se va, descubre mundo y vuelve hecho mejor pingüino). A pesar de que es una trama perfectamente natural, comienza a caer a plomo a mitad de película, en cuanto Mumble conoce a un clan de pingüinos. de la raza "estereotipus cubanus" (Expertos en baile, claro. Porque TODOS los cubanos son expertos en baile, ¿verdad?) y ya no sólo es previsible, sino que aburre; incluir antes el segundo momento fantástico del film, con todos los pingüinos cantando la versión George Michael en Wembley del Somebody To Love, de Queen, es un recordatorio de lo bajo que cae después el film. Afortunadamente, hay unas cuantas escenas de acción, entre las que se incluyen el ataque de una foca leopardo aterradora (nunca pensé que escribiría algo como "foca aterradora"), cortesía del dibujante español Miguel Ángel Fuertes, o la lucha contra un par de orcas hambrientas, que son muy dinámicas, y están muy bien hechas, pero está claro que Miller quiere tomar otro camino. Los últimos veinte minutos nos lo demuestran, cuando aparece el mensaje ecológico del film y en donde, por primera vez desde hace muchísimo tiempo, alguien tiene los huevos de integrar animación digital con personajes de carne y hueso. ¿Es efectivo? Parcialmente: está claro que ver a millones (literalmente) de pingüinos bailar al mismo tiempo, en la escena final del film, es un deleite visual, y la convivencia entre humanos y animales es un sencillo, pero poderoso y bienintencionado mensaje. Pero también hay algo que no acaba de encajar, y es que Miller cambia completamente el mensaje de la película. Si el segundo acto es aburrido, el tercero es abrupto, parece otra peli distinta, y cambia la dirección del film casi de forma radical (y me da la sensación de que si Happy Feet recauda 200 millones de dólares no será por lo que la película quiere contar, sino porque los niños quieren ver bailar a los pingüinos).Rompiendo la pista.Sin embargo, el deleite está ahí, a pesar de que el guión de "pinta con números" lastra a la película, su director eleva el nivel por encima de lo esperado, y aún más. Si sólo hubiera encontrado algo más en lo que clavar sus uñas, estaríamos hablando de la mejor película del año, pero parece que la pela sigue siendo la pela y que eso de dar de comer a los niños películas como El Gigante de Hierro es cosa del pasado. Happy Feet es tan impresionante de ver como un documental de Nacional Geographic, está animado de una forma excepcional (los movimientos de Mumble fueron capturados del gran bailarín de claqué Savion Glover) pero un film con aspiraciones no puede incluir secundarios infectos (Robin Williams presta su voz no a uno, ni a dos, sino a tres malditos bichos) ni escenas de acción tan forzadas e inútiles. Es simple: George Miller quiere volver a dar caña de la buena. Que alguien le de un guión a la altura.
George Miller quiere volver a dar caña de la buena. Que alguien le de un guión a la altura.
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Ann Turner es una de esas directoras con escasa filmografía a sus espaldas que está bien arropada por algún peso pesado de la industria. De otra manera no se comprende que consiga contar para uno de sus primeros trabajos con actores del prestigio de Sam Nelly y sobre todo, Susan Sarandon. Hasta ahora ha demostrado poseer un talento más bien escaso y sus películas parecen más telefilmes que auténticas producciones cinematográficas. Y es que Irresistible es un subproducto que ni siquiera el talento de sus protagonistas consigue rescatar de la mediocridad, y lo único realmente irresistible de esta película son las ganas que te entran de irte de la sala al poco tiempo de comenzar. Es una especie de drama con tintes de suspense, o al revés, tampoco sabría decirlo exactamente. El argumento gira en torno a una mujer que piensa que la compañera de trabajo de su marido pretende quedarse con su casa, su coche y hasta su esposo. La angustia que experimenta ante la creencia generalizada de que está paranoica suponen el eje central del filme. El tempo cansino y monótono, unido a un guión prácticamente plano hacen de Irresistible una película vulgar, que a buen seguro pasará sin pena ni gloria por las carteleras, y de la que nadie se acordará pocas horas después de haberla visto. Mención aparte merece Susan Sarandon, que parece haber caído en desgracia y que no cuenta últimamente para los grandes estudios, teniendo que conformarse con producciones menores, como ésta. Quizás el sitio más adecuado para Irresistible sea la estantería de los video clubes; pero eso sí, bien arrinconada, no sea que alguien se confunda y la alquile. Aunque cada uno es libre de tirar el dinero como le parezca.
Irresistible (aunque quizás debería llamarse Insoportable)
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M. Night Shyamalan se desnuda para mostrarnos sus fantasías y su cobardía intelectual en éste nuevo cuento de hadas, el más directo y sincero de cuantos ha filmado hasta la fecha.Y ésta vez no hay trampa. No es un truco efectista para desconcertar al espectador en el momento en que la historia da el giro deslumbrante que nos adentra en un tejido de metáforas y reflexiones filosóficas, antropológicas y sociológicas, como en el caso de "El bosque". Tras los títulos del inicio, se nos muestra que entramos en el reino del mito y el encantamiento, no dejando al espectador otra opción que la de arrullarse en la butaca como un niño inocente dispuesto a creerse el cuento de hadas, emulando una de las escenas en las que el genial Paul Giamatti se esfuerza por transfigurar su pose nerviosa e insegura en la viva imagen de un niño de cuna ante la presencia de la narradora. Y ésa es la única forma de disfrutar la película.Todo parte del mito de la ninfa de las aguas, criaturas del otro mundo que velaban por la inspiración de la humanidad hasta que ésta se torció, vinieron las guerras, las desigualdades y las luchas entre clases sociales. El mundo, en suma, perdió su comunicación con la magia y el encantamiento, con la inocencia.y los hombres ya no sabían escuchar la sabiduría que brotaba desde las profundidades. Es como el mito de aquella época dorada en que la humanidad vivía en armonía consigo misma y con los elementos de la naturaleza. Se perdió, por tanto, la trascendencia. La cámara de Shyamalan nos introduce en el mundo real y actual partiendo de un oscuro rincón sobre el que se abalanza el señor Cleveland, el protagonista de la historia, para terminar con la vida de un bicho que atemoriza a los residentes.Cleveland es el regente de un bloque de apartamentos, tartamudo, algo aséptico y desorientado, vive entre su soledad y los quehaceres con sus inquilinos, todos ellos con algún "tic" de personalidad: un muchacho que quiere ser especial aumentando la masa musculosa de sólo una mitad de su cuerpo, un crítico de cine inexpresivo y pedante, un viejo mudo que pasa el tiempo viendo la televisión sentado en el sofá, un grupo de jipis, una escritora retirada y un ensayista con grandes pretensiones. Todos tienen pretensiones de ser algo especial, no lo saben pero están a punto de embarcarse en una misión para salvar a la humanidad. Son la síntesis de un mundo rutinario, un micro universo de seres y pareceres que aletean alrededor de un punto central azul: la piscina, el punto omega desde el que surgirá lo extraordinario, el hada con rostro de muñeca de porcelana que vendrá a dar sentido a las vidas de todos ellos. ¿Quién puede dudar de que ésta es una historia sobre cómo la rutina y el desencanto de la vida cotidiana se van deshaciendo con un progresivo acto de fe en un cuento de viejas sobre criaturas marinas que vienen al mundo para redimirlo y restablecer la armonía, ésa quimera de la conciencia colectiva, el creer que antes todo fue idílico y que si dejó de serlo fue por un propósito y siguiendo las pautas de un plan universal que nos guiará a todos hacia un nuevo mundo? . Es Dios y la fe lo que Shyamalan intenta diseccionar a pulso de fantasía y micro drama costumbrista, recogiendo el estado actual de miedo frente a un mundo convulso.No en balde, son reiterativas las ocasiones en las que se nos muestra el televisor encendido en los hogares de los residentes del bloque de apartamentos - que casi se constituye en único escenario de la narración -, constantemente emitiendo las imágenes de la guerra de Irak. En otro momento, uno de los protagonistas, dice sin tapujos algo así: "la originalidad es algo inexistente en el mundo de hoy". Y, claro, Shyamalan se frota las manos haciendo su peliculón, un derroche de megalomanía muy cargado de pretensiones. Nada nuevo, por otra parte, viniendo del autor de "Señales" y "El bosque".Según va avanzando la historia, la magia va cobrando forma real y palpable, al menos en la mente de Cleveland y del grupo de soñadores que andan en busca de fe en algo que de un sentido trascendental a sus vidas. Uno de ellos tiene la verdadera voz cantante, un escritor de ensayos de índole político-sociológico el cual, según la visión del hada de las aguas, ha escrito un libro que en manos de un futuro líder (un predicador para una nueva era, vaya) impulsará un cambio de proporciones planetarias, el retorno a la época dorada. Hay un profeta, un grupo de hermanos, un guardián que doblegará a las criaturas malignas que amenazan a la vida del hada. Cleveland se deja seducir por el sueño y busca una correspondencia en el mundo real para todos los elementos iconográficos de lo que no debía ser más que una ficción para niños de cuna. Necesita la existencia de tal correspondencia para hacer posible la salvación del hada y para que la redención de la humanidad inicie su primer ciclo. Todo es un acto de fe. Así suele suceder, probablemente, siempre que un ser humano se embarca en pos de un sueño.Y éste es, según mi sensibilidad, el aspecto más desgarrador de la película: late un profundo desasosiego ante la realidad de un mundo a las puertas del apocalipsis. Mejor dicho, late un desgarrador temor ante la posibilidad de que todo sea una fantasía para escapar de la cruda realidad. Hay, en consecuencia, una desesperación por creer en la magia, en los dioses, en los seres superiores, en los designios del universo planificado por "energías" y "fuerzas" sobre las que nos gusta pensar que no entendemos, pero que, de algún modo, y todo sea por mantener la esperanza, deberían existir. No porque venga de la mano de la razón y la lógica, sino simplemente porque necesitamos creer. Es patológico buscar "señales" en un crucigrama de una revista semanal o en la visión de las cajas de cereales en el estante de la cocina. Puede ser excesivo, pero el cineasta hindú nos lo muestra sin tapujos y se deja enternecer en la maravillosa secuencia en la que Cleveland y los suyos rodean a la desvalida joven del agua, entre el escepticismo y la esperanza, mientras Cleveland la abraza entre lágrimas de dolor. La única esperanza a su dolor es la fe en la resurrección de la chica (¿a qué me suena esto?). Es la señal que él necesita.Definitivamente, M. Night Shyamalan está loco, por su descaro y desparpajo. Un aplauso por su atrevida creatividad, pero algo chirría en éste tinglado antropológico-religioso-místico (¡toma ya!) que se trae entre manos. Debo decir que "La joven del agua", a primera vista, me ha gustado menos que "Señales" y "El bosque". Aquellas dos guardaban un buen equilibrio entre la pretensión de entretener y la de hacer pensar al espectador. En ésta predominan, quizá demasiado, las pretensiones filosóficas y demás, haciendo que resulte menos lúdica que sus obras precedentes (de "El protegido" no hablo porque todavía no la he visto). Sí ,me encantan la multitud de mensajes subliminales que subyacen durante casi todo el metraje, me encanta que Shyamalan sea un cineasta místico, pero también me quedo con la impresión del exceso de palabrería y de, tal vez, haber echado de menos un poco más de lirismo y misterio alrededor de la joven protagonista, lo que se dice profundizar más en su perfíl de ser mitológico pero sin caer en demasiados hermetismos. Lo más peligroso y discutible de todo es la cobardía intelectual del discurso: todo está en manos de la fe en seres y cosas sobrenaturales. Shyamalan no soporta la realidad y quiere que el mundo alcance el bien mediante la intervención de la magia, del pensamiento supersticioso y demás entelequías de la New Age que han pasado a formar parte de la cultura de masas como una reacción frente al caos y la pérdida de valores post-moderna. Mientras que en "El bosque" nos hablaba de afrontar la realidad, descabezando mitos y enfrentándose a la civilización con la esperanza puesta en la bondad del ser humano, aquí todo está en manos de esperanzas fantasiosas. Por ello, y no obstante, éste sí es un cuento de hadas puro y duro, y como tal hay que valorarlo.Pero en este punto nos topamos con el gran defecto de la película; se puede contar una historia sobre elementos fantásticos que se cuelan en un mundo cotidiano y aburrido, pero lo que no se puede hacer es obviar el sentido dramático que, en tales circunstancias, proporciona la línea que separa lo real de lo imaginario y lo fantástico, lo normal de lo excepcional, y las señales y el esfuerzo de los personajes para cruzar dicha línea. Shyamalan no utiliza esa mixtura para un emotivo viaje inciático en el que los personajes puedan tomar la decisión de creer en lo maravilloso, en lo que está más allá del límite de lo real, sino que lo funde todo, precipitadamente, en una misma textura de elementos. Esto le resta emoción y dramatismo a una historia que pretende estar cargada de humanidad y necesidad de soñar. Por tanto, el resultado es un tanto frío y la historia no adquiere la intensidad lírica y emocional que sugiere el relato.A su favor debo resaltar que, como comentaba al principio, aquí no hay trampa ni giro dramático inesperado que haga chirriar la trama, ya desde el inicio sabes que vas a entrar en un mundo de fantasía con la finalidad de poner a prueba la fe de los protagonistas de carne y hueso. Por otra parte, la película pretende ser tierna y sensible, y de hecho lo logra sin caer nunca en la cursilería. La brillantez narrativa de Shyamalan sigue vigente y demuestra que, a pesar de estar tejiendo historietas que, por sí mismas, son un despropósito porque sólo él se las cree, sabe moverse en ese terreno abonado con sus propios temores y fantasías."La joven del agua " es la menos comercial de sus películas, y por eso será -está siendo ya - duramente vapuleada tanto por el público y la crítica. Se le buscarán todas las incongruencias posibles y dirán que el argumento no se sostiene, olvidando que aquí de lo que se trata - como de forma más o menos subliminal nos lo dice el propio Shyamalan en la escena en la que Cleveland se ve obligado a rezongarse y sonreir con el candor de un niño si quiere seguir escuchando y sacar provecho del cuento - es de sentarse en la butaca y "babear" viendo el cuento.Por algo es el cineasta más incomprendido de la actualidad.
M. Night Shyamalan se desnuda para mostrarnos sus fantasías y su cobardía intelectual en éste nuevo cuento de hadas, el más directo y sincero de cuantos ha filmado hasta la fecha.
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Hoy voy a hablaros de Supervixens, un pequeño clásico del cine serie b, que quizás no sea del todo conocido como debería ser, pero que indudablemente rompió todos los moldes en esa época. Supervixens tiene de todo, humor, amor, violencia, acción, sexo. todo lo que se le pude pedir a una película está aquí, unido con un ritmo frenético como pocas veces se ha visto en una producción de este estilo.Más de uno considerará esta película como un bodrio, no es un filme convencional, el humor que tiene es muy ácido y macabro en ocasiones, las feministas podrían encontrarla machista, por la forma que tiene de enseñar el sexo femenino, siempre con los pechos al aire y dispuestas a abrir las piernas en todo momento. Pero nada más lejos de la realidad, la forma absurda con que muestra todo esto hace que te lo tomes con humor y no le des importancia, Russ Meyer solo quiere que nos riamos exagerando hasta el límite todas las acciones de las chicas que aparecen durante el metraje.Bien, antes de nada habría que comentar un poco de que va Supervixens. Ya sabemos que ha chicas, muchas chicas, y muy despelotadas, pero ¿qué mas hay a parte de chicas?. Supervixens no es una película erótica, aunque contenga varias escenas de sexo y como he dicho antes mujeres como Dios las trajo al mundo. El argumento gira en torno a Clint, un gasolinero que esta casado con Superangel, una exuberante mujer de pechos enormes. La pareja no se lleva del todo bien y tienen numerosas discusiones. A raíz de una de esas discusiones, Harry, el policía, brillantemente interpretado por Charles Napier, hace una visita a su casa para investigar lo que ocurre, Superangel le seduce y se lo lleva a la cama. Pero Harry no rinde al nivel esperado, Superangel se rie de él, y este se siente muy enojado, tanto que no duda en electrocutar a Superangel cuando se está dando un baño. Clint es acusado del crimen y debe huir. Harry lo persigue, y aquí empieza la aventura, con un sinfín de persecuciones. Lo demás mejor descubrirlo uno mismo.Supervixens posee un montaje ejemplar para una película de este tipo, otorgándole un ritmo frenetico que no da respiro al espectador, la verdad es que es un filme muy entretenido Las carcajadas están aseguradas, ya que Clint será acosado por un montón de chicas durante su huida, todas con pechos enormes, y ansiosas para que Clint las haga suyas. El problema es que algunas de estas chicas tienen maridos, y al enterarse de que Clint ha estado con sus mujeres no van a darle la mano precisamente.No solo las chicas tienen grandes pechos en Supervixens, los hombres poseen "Superpenes", ¡de mas de medio metro!. Es la forma en que se enseñan las escenas sexuales más bien parecen de dibujos animados, el semental se baja la bragueta con un chasquido y saca su miembro viril, el cual vemos reflejado en una sombra en una especie de parodia sexual, con música poco vista en este tipo de escenas, mejor verlo para entender a que me refiero.Russ Meyer concibió y creo esta película , casi podríamos decir él solito. Lo hizo todo, desde el guión, que escribió durante seis días en un hotel de Hawai, hasta la dirección, pasando por la fotografía, con unos interesantes paisajes rodados en el desierto de Arizona, la producción y el montaje. Por lo tanto aquí tenemos un producto que refleja exactamente que tipo de cine quería hace este director, nadie le puso trabas es un filme 100% Russ Meyer.Nos encontramos frente a una película de autor, con sus virtudes y sus defectos, puede gustar o no, pero nadie puede negar su originalidad en al puesta en escena y el estilo personal y único que el director le da a Supervixens. Realmente merece la pena verla. Como no está editada en España en dvd, y encontrar las cintas en vhs es algo complicado podéis bajaros un montaje que hice con el dvd original y el sonido de mi cinta vhs. Aquí esta el resultado. Fue mi primer montaje de este tipo, por lo tanto puede que tenga algún fallo se sincronización, espero que no se note mucho.Posteriormente siguiendo este estilo, Russ Meyer dirigió Up! (1976) , titulada en España Megavixens y Beneath the Valley of the Ultra-Vixens (1979), aquí "Más allá del valle de las ultravixens". Supongo que algún día comentare algo de estas dos películas, que también son bastante interesantes, sobretodo Up!.
No solo las chicas tienen grandes pechos en Supervixens, los hombres poseen "Superpenes", ¡de mas de medio metro!.
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Siempre me ha gustado más el cine de suspense que el cine de terror, entre otras cosas porque excepto honrosas excepciones, suele ser bastante superior a nivel argumental, y también porque de un tiempo a esta parte las películas de terror, en su mayoría, son un desfile de vísceras, desmembramientos y cualquier tópico imaginable; al menos en los filmes procedente de Estados Unidos y muchos países del viejo continente que han visto en la "americanización" de sus trabajos la única posibilidad de ganar cuota de pantalla. Es muy posible que parte del incipiente éxito del cine japonés se deba a esta causa, ya que hasta hace muy poco se podían contar con los dedos de una mano las producciones niponas de este tipo que se estrenaban en España.Creep responde perfectamente al estereotipo que antes comentaba, ya que su guión es de una simpleza magnérrima; prácticamente la totalidad de la misma se desarrolla en los subterráneos del metro de Londres, donde una extraña criatura (más que un monstruo parece un tío al que le hayan echado un caldero de aceite hirviendo por encima) se dedica a llevarse a su guarida a todo el que se encuentra. Para colmo de males, el extraño ser emite unos sonidos que parecen los de un eunuco desafinando en el coro de la iglesia. Creep es una conjunción de todos los defectos de los que puede adolecer una película: está mal estructurada, la idea es simple y vulgar y la actriz sobre la que recae todo el peso del guión no da la talla, ni de lejos. Y es Franka Potente, por mucho que algunos la quieran ensalzar, es un monumento; pero un monumento a la inexpresividad y la falta de garra ante la cámara. Como en casi todos los filmes de este tipo, surge la interrogante siguiente: ¿Por qué puñetas nunca rematan al malo cuando lo tienen a su merced?. En definitiva, una película para ponérsela a los estudiantes de las escuelas de cine. Para que tengan claro lo que no de se debe a hacer.
Creep es una conjunción de todos los defectos de los que puede adolecer una película: está mal estructurada, la idea es simple y vulgar y la actriz sobre la que recae todo el peso del guión no da la talla, ni de lejos.
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Cuando nació este blog, ahora hará algo mas de un año la película que realmente me inspiró ha hacerlo fue "The Rocky Horror Picture Show". Se trata con toda seguridad de mi película preferida dentro de lo que yo llamo "El otro cine", esas películas de culto, diferentes al resto con una legión de fans que las adoran por ser lo que son, por ser especiales, unos fans que se sientes bichos raros por ver este tipo de cine pero que se sienten orgullosos de ello. La película de la cual voy a hablar hoy es el summum de este tipo de cine, el máximo exponente de lo que podríamos llamar cine de culto, sus seguidores matarían por ella, su amor por la película es tal que se reúnen para verla en salas acondicionadas, llenas de globos, papel higiénico, guantes de goma, confeti y travestismo. Ver esta película es una gozada para los seis sentidos, si digo seis porque con los cinco no hay suficiente para degustar esta maravilla. Os presento "The Rocky Horror Picture Show", todo lo que leeréis a continuación va a cambiar vuestras vidas? o más bien travestirlas?¡No lo sueñes, vívelo!Bien, en principio daré por sentado que los que lean esto no saben mucho sobre la película, si eres un experto en ella no creo que encuentres mucha información nueva, de todas formas te animaría a seguir leyendo y te animo a que dejes por ahí un comentario que aporte más cosas de las que yo pueda decir, me gustaría que en este post se reflejara todo lo posible acerca de este filme. Si por el contrario nunca has oído hablar de esta película, o te suena pero no las has visto, entonces debo decirte que tienes que seguir leyendo, hazlo por mi, por el "otro" cine y por este blog.Hecha esta especie de introducción, algo más larga de lo habitual (ya que el tema lo requería), pasemos pues al tema. Nos encontramos en 1973, un musical está cosechando gran éxito en el teatro "Royal Cort" en Londres. Esa obra era lo que sería en el futuro "The Rocky Horror Picture Show", escrita por Richard O´Brien y dirigida por Jim Sharman. Poco a poco se está convirtiendo en una obra de culto, es decir los espectadores van a ver la obra más de una vez, se saben las canciones y forman parte de ella. Unos meses después se estrena en California y tiene también mucho éxito, lo que anima a los productores Michael White y Lou Adler a proponer llevarla al cine. Me gustaría hablar más sobre esta obra pero la verdad es no estoy lo suficientemente informado para tratar el tema, el argumento, igual que la película trataba sobre dos estudiantes nerds sumidos en un mundo de decadencia, rock´n roll, sexo y ciencia ficción. En un documental que viene como extra en el dvd editado en España se cuentan algunas anécdotas de la obra. Recuerdo una que es cuando Meat Loaf asiste por primera vez al teatro para ensayar y se encuentra con Tim Curry, el que interpreta al Dr. Frank N. Furter, del que más adelante hablaremos más detenidamente, vestido con medias y con un traje de cuero. Meat Loaf no tiene ni idea de que va la obra y abandona el teatro, diciendo que no quiere participar en una cosa así. Por suerte al final lo convencieron y interpretó posteriormente un gran papel den la película. Para más anécdotas parecidas os recomiendo ver ese documental y las entrevistas que vienen en el dvd, hay cosas realmente curiosas, algunas las comentaré por aquí, pero es imposible decirlo todo.Centrémonos entonces en lo que es "The Rocky Horror Picture Show", la película. Vamos ha hacer una especie de sinopsis, sin desvelar mucho pero sin ocultar tampoco nada. Brad y Janet son una parejita de lo más sencilla, ella muy mojigata y él bastante serio. Después de asistir a la boda de un compañero Brad le pide matrimonio a Janet. A su regreso se pierden con el coche y van a parar a una extraña mansión donde se esta celebrando una extraña convención. Allí les recibe Riff Raff un misterioso mayordomo y Magenta una criada de lo más excéntrica. Les invitan a pasar y se encuentran en una sala donde hay una especie de fiesta, todo el mundo va disfrazado con extraños atuendos, sombreros de colores, purpurina, antifaces, hasta disfraces de árabes. Empiezan a entonar una canción y a bailar. Luego aparece Frank ´n Furter, el dueño de la mansión vestido de cuero y con medias de red, se presenta a los invitados y les invita a asistir a la presentación de su "obra" que no es más ni menos que una especie de "Frankenstein" rubio y con muchos músculos, que ha creado para su disfrute personal. A partir de aquí las en las aventuras que Brad Y Janet vivirán en la mansión descubrirán su sexualidad oculta hasta entonces.Mmm, falta mucho argumento en esa sinopsis, muchas cosas más que todo eso hay por ahí. Tenemos otros personajes, el Dr Scott, Eddie, Columbia? ahora es cuando toca profundizar un poco más. Aquí voy a desvelar algunas cosas que es mejor no saber antes de ver la película, aunque para mí lo más importante no es el argumento en sí, sino todo lo demás, la música, la coreografía, la estética. Visualmente es realmente impactante y musicalmente aun lo es más, así que las carencias que pueda haber de guión están totalmente subsanadas. Volvamos así al principio de todo, la boda "nerd", ¿Qué es nerd? Pues wikipedia lo define así "tradicionalmente es una persona muy inteligente, fascinada por el conocimiento, especialmente el científico, caracterizado socialmente como una persona solitaria y socialmente torpe. En la actualidad, el término se refiere igualmente a una persona socialmente normal, que presenta un gran conocimiento sobre un tema no dominado por el común de las personas. Muchas características atribuidas a cierto tipo de nerd suelen ir unidas también con el Síndrome de Asperger, una forma leve del autismo, a veces confundida con sentido del humor, y viceversa.". Asi nos encontramos con dos nerds que asisten a la boda de un compañero de universidad nerd. Estamos en la ciudad de Dentón, una curiosa Iglesia, creada expresamente para la ocasión, según tengo entendido solo construyeron el frontal para la hacer la película, los interiores se rodaron en otro sitio. Al acabar la boda la novia tira el ramo que va a parar a Janet.. Janet está interpretada por una jovencísima Susan Sarandon en una de sus primeras interpretaciones para la gran pantalla, y si no tengo mal entendido, la única en la que canta. En principio este papel le vino de casualidad ya que asistió al casting solo para saludar a Tim Curry, que era amigo suyo. Le dijeron que cantara, pero ella dijo que no sabía, su padre al parecer era cantante, pero ella no se atrevía tan siquiera a tararear. Aun así perdió la vergüenza y cantó y le salió tan bien que obtuvo el papel. El personaje de Janet fue definido por ella misma como "la versión fiebre del sábado noche de las ingenuas". Presentados ya todos los personajes y teniendo ya una idea bastante clara de donde nos encontramos tendría ya que concluir esta especie de monográfico de la película, pero antes me gustaría aportar unos cuantos datos más, curiosidades o hechos que ocurrieron durante el rodaje. Su voz es curiosa, muy aguda, los que hayáis escuchado algunas de sus canciones en la película sabréis lo que quiero decir, también podéis escucharla por ejemplo en el video que pongo a continuación.Bueno, íbamos por lo del ramo, que no quiero perderme entre tanta información. Después es cuando Brad, interpretado por Barry Bostwick, este ya con más experiencia en musicales y muy conocido hoy en dia por sus más de 50 personajes interpretados en series de televisión, le propone a Janet matrimonio regalándole un anillo. Tanto este como Susan Sarandon no habían participado en la obra teatral y junto a Meat Loaf forman el trío americano de la producción. En ese momento empieza el primer número musical y es cuando aparecen algunos de los personajes que posteriormente saldrán en la mansión. En este momento ya vemos que no se trata para nada de un musical convencional, tanto la música como la coreografía son totalmente diferentes a lo visto hasta entonces en musicales tipo "Grease" o "West Side Story", si bien puede tener algún parecido más con "Fiebre del sábado noche". Aquí tenéis ese primer número musicalEn la escena posterior encontramos a la pareja dentro de un coche, en medio de una tormenta, escuchando en la radio la dimisión de Richard Nixon, algo que no es para nada aleatorio y nos sitúa en una época de transición deliberadamente. Muchas cosas van a cambiar? en la vida de Brad Y Janet.. El coche se avería, y bajo la tormenta vislumbran la mansión y entonan una canción que a mi particularmente me encanta, sobretodo cuando aparece por la ventana el personaje de Riff Raff. Aquí es cuando no encontramos con la mansión, uno de los puntos mas fuertes de la película y que tiene gran importancia en el resultado estético final. Se trata de una mansión en ruinas que encontraron el decorador Brian Thomson y el director artístico Terry Ackland a las afueras de Londres. La mansión fue usada en varias ocasiones para rodar películas de terror. Hicieron un gran trabajo añadiéndole elementos modernos como un ascensor, que realmente no era tal, sino un sistema hidráulico que daba el pego. Todos los elementos decorativos fueron seleccionados minuciosamente por el equipo artístico. Podeis ver el video de ese primer contacto con la mansión aquí.Ahora es cuando les abre la puerta Riff Raff, el personaje interpretado por Richard O´Brien, compositor del musical y verdadero artífice de esta maravilla. Curiosamente este era el primer musical que escribía, y eso se nota sobretodo en la frescura y originalidad tanto de las letras como de las coreografías. Richard O ´Brien ha sido muy polifacético durante su carrera, siendo cantante, compositor, dramaturgo y actor entre otras cosas. Cuando Jim Sharman le propuso escribir el musical para el teatro no se lo pensó dos veces, así escribió una obra demoledora, rompedora, polémica y por supuesto divertida. Musicalmente nos encontramos en una época donde esta prosperando un estilo , el glam rock, con grupos como T.Rex, David Bowie, Sweet o Roxy Music, que seguramente inspiraron bastante a Richard O´Brien en la creación de la obra. El glam rock tuvo una duración corta, y si bien han sido pocos los grupos que han pasado a la historia dentro de ese género, dieron mucho que hablar en la época por lo atrevido de sus vestuarios y puestas en escena. Recordemos grupos como los New York Dolls por ejemplo, una de mis bandas preferidas.Y aquí es cuando empieza realmente la diversión, aunque antes quiero presentar otro de los personajes de la película, Magenta, interpretada por Patricia Quinn, que encarna a una especie de criada de la casa. Esta actriz ha participado en otra película que me encanta "El sentido de la vida" de los Monthy Python. Cuando le ofrecieron el papel aceptó porque le dijeron que cantaría la canción del principio "Science Fiction" una de las mejores de todo el filme, ojo a la letra que no tiene desperdicio, un homenaje al cine serie B de ciencia ficción de los 50. Pues resulta que al final no cantó la canción y solo tiene cuatro frases en la película, las que dice cuando Brad Y Janet entrar por primera vez en la casa. Al final Patricia Quinn se dio por satisfecha ya que Jim Sharman le propuso grabar sus labios cantando la canción, en una secuencia que pasará a la historia y que es una de las más conocidas de "The Rocky Horror Picture Show", la introducción de lo que será este enorme reto-musical. El video es de obligada visión y lo podéis ver a continuación.Como dije antes aquí es cuando empieza la diversión, Brad y Janet son invitados a pasar a una sala en donde se encuentran una extraña convención, sobran las palabras, la coreografía del baile es magnífica, se estudió cada movimiento al milímetro para que quedara perfecto, yo no me canso de verlo, fijaos en los personajes, en como se mueven, en los planos, los colores, el atrezzo en general, es sencillamente magistral, solo de verlo te alegra el día, en serio, sino lo creéis comprobadlo vosotros mismos. (claro que no es lo mismo verlo aquí en pequeño que verlo en un cine, yo pagaría lo que fuera para verla en el cine, o en un equipo home cinema con el sonido a tope).Y ahora es cuando hace aparición por primera vez Frank´n Furter, esa especie de Dr Frankenstein travestido que no deja indiferente a nadie. Brillantemente interpretado por Tim Curry, se trata de uno de los personajes más entrañables que ha dado el mundo del celuloide. A Tim Curry le costó machismo encontrar el tono de voz para interpretar al Dr Frank´n Furter, se dice que hasta que no se ponía las medias no podía pillar el tono adecuado. Sea como fuere le quedó un papel genial y su voz es impresionante, tanto en los temas movidos como en los que debe expresar sentimiento.Y ¿para qué es esa fiesta que se organiza en una extraña mansión, llena de esos pintorescos personajes?. Pues para asistir al nacimiento de Rocky, la obra de Frank´N Furter, que representa el ideal sexual, un chico rubio, con un cuerpo perfecto, una especie de Frankenstein moderno ideado para satisfacer los deseos carnales del doctor. En el nacimiento de Rocky fue muy importante la labor del departamento artístico, Rocky nace dentro de una especie de ataúd con un líquido, la idea era que se vieran todos los colores del arco iris, eso se consiguió cuando el doctor suelta una especie de pinturas situadas en unos tubos. El orden fue estrictamente decidido por Ferry Ackland , director artístico quien le decía a Tim Curry cuales tenía que ir abriendo para dar esa tonalidad. Cuando nace la criatura, envuelta como una momia, suenan estas dos canciones. Al final de la segunda aparece Meat Loaf, interpretando a Eddie, el sobrino del Dr Even Scott quién será asesinado brutalmente por Frank. Como curiosidad decir que Richard O´Brien quería eliminar esa canción porque decía que era imposible cantarla porque tenía demasiada letra y nadie podría cantar tan rápido. Meat Loaf lo consiguió y quedo perfecto. La escena de la entrada con la moto fue tremendamente accidentada, un miembro del equipo se rompió una pierna, el que hacia de especialista se le cayó la moto encima, Meat Loaf tambien se cayó con la moto, se rompió una cámara , un desastre. Suerte que al final quedó tan bien. Decir que los videos que pongo no llevan subtítulos, no los he podido encontrar y no he querido ponerme a subir los videos a youtube habiendo los que hay, pongo estos videos solo para que veaís la estética y la música, es indispensable ver la película entera subtitulada para disfrutar completamente de ella.Me faltan tres personajes por presentar y lo haré rápidamente en este párrafo. Por un lado tenemos a Columbia, interpretada por Nell Campbell, que tiene un interesante baile de tap dance en la escena inicial. Posteriormente tendrá un papel importante durante el desarrollo del film.Por otra parte esta el Dr Everett V.Scott, antiguo profesor de Brad y Janet, que resultará ser un investigador del gobierno que se dedica a investigar a los extraterrestres. Su papel es realmente importante, es el tío de Eddie y va a la mansión a investigar su desaparición y se encuentra el cadáver en una escena que fue muy curiosa. En esa escena están cenando casi todo los personajes de la película, una cena muy especial en la que se sirve la carne del cadáver de Eddie. Bien, pues resulta que en esa secuencia, en la mesa donde comen, debajo está el cadáver del propio Eddie. El director no les dijo nada a los actores y cuando Frank quita el mantel se ve su cuerpo mutilado. Las expresiones de los rostros de los actores son reales y la escena quedo muy bien.El último personaje que quiero comentar es el del narrador. "The Rocky Horror Picture Show" está narrada por Charles Gray y quizás es lo que menos me guste de la película, me parece que rompe un poco el ritmo, aunque esa es una opinión muy personal. Es quien nos cuenta la historia, parece un personaje serio aunque a veces se pone a bailar como los personajes. Resulta curioso y a veces hasta divertido, pero sigo diciendo que a mi no me acaba de gustar.Presentados ya todos los personajes y teniendo ya una idea bastante clara de donde nos encontramos tendría ya que concluir esta especie de monográfico de la película, pero antes me gustaría aportar unos cuantos datos más, curiosidades o hechos que ocurrieron durante el rodaje. Por ejemplo, el personaje de Frank´n Furter, a parte de tener claras referencias al Dr Frankenstein , según el director se basaron también en Iván el terrible, Blancanieves y Cruella de Vill? ahí es nada.Más cosas, pues en el plató donde rodaban no tenían calefacción, ni lavabos, las condiciones eras muy malas. Al quejarse de ello Susan Sarandon que tenía que ir en ropa interior durante toda la película le dijeron "Estas estrellas norteamericanas siempre quejándose". Susan Sarandon pilló una pulmonía por lo tanto sus quejas no eran infundadas. El problema era que tenían que pasarse muchas horas de rodaje ya que el maquillaje requería mucho tiempo.Por último decir que la película fue un fracaso comercial, la gente se escandalizaba y abandonaba las salas, las proyecciones duraron muy poco y no recaudó tan siquiera lo que había costado. El éxito le ha venido más tarde, estrenada en pequeños cines donde se proyectaban películas distintas, como "La noche de los muertos vivientes" o proyectadas en universidades, poco a poco fue formándose una especie de culto a la película que ha llegado hasta hoy en día. Cada año se hacen fiestas por todo el mundo homenajeando la película, a mi me encantaría poder asistir algún día a una. Aquí os dejo un video de una que se hizo en Madrid. Aquí está el blog de esta representación.Bueno, ya sé que he dejando la película a medias, faltan contar muchas cosas que ocurren en la segunda parte, pero tampoco es plan contarlo absolutamente todo, así si alguien no la ha visto seguramente tenga más ganas de hacerlo. Decir que "The Rocky Horror Picture Show" tuvo una continuación en 1981 "Shock Treatment", dirigida de nuevo por Jim Sharman y con muchos miembros del reaparto de la anterior. La verdad que no he visto esa película, por las imágenes que he podido ver en internet no parece tener para nada la calidad de la primera parte, aunque la banda sonora me sigue gustando mucho.Espero que este especial haya sido de vuestro agrado y esta vez espero que me dejeis algunos comentarios, me gustaría que aportarais cosas que yo no haya dicho, o corregir fallos que pueda haber en mi reseña, me ha llevado mucho tiempo recopilar la información y puede que alguna cosa la haya puesto mal. De todas formas casi todo el comentario nace de mi experiencia personal con esta película, que he visto tantas veces que ya no me acuerdo.
Os presento ?The Rocky Horror Picture Show?, todo lo que leeréis a continuación va a cambiar vuestras vidas? o más bien travestirlas?¡No lo sueñes, vívelo!
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De vez en cuando es una delicia poder echar un vistazo al cine independiente actual. Lo es en el momento en el que se aparta de los contenidos clásicos de este tipo de cine (drogas, relaciones familiares problemáticas, denuncia social y coñazos similares) y se centra en revitalizar un género de toda la vida. La recientemente estrenada Hard Candy es un ejercicio de suspense. Brick, por su parte, es puro cine negro sacado de contexto e insertado en un instituto hoy en día, protagonizada por un inconmensurable Joseph Gordon-Levitt y dirigida con un pulso mayormente estable, pero algunas veces irregular, por Rian Johnson.A pesar de los largos planos combinados con efectos visuales molones, la fotografía natural y la ausencia casi total de banda sonora, características con las que los indies nos llevan asombrando/torturando desde los años 90, Brick cumple a rajatabla las normas: hay una víctima, una mujer fatal, dos bandos de mafiosos, un representante del orden, y un antihéroe más listo que el hambre, que se conoce todas las jugadas y que posee un espíritu práctico innegable y unas dosis de inteligencia por encima de lo normal. La gran baza del film, como hemos dicho, es poner a toda esta panda encerrada en un instituto. Es una gran idea pero aún es más: es un desarrollo brillante que se prolonga durante la mayor parte del film hasta sus últimas escenas, en las que se rompe ligeramente el equilibrio cuando entramos en el terreno de los disparos.Brendan y su novia Emily (Emilie de Ravin). Sentido común frente a desquiciamiento paranoias.Sin embargo, las fuerzas de Brick residen en otro lugar: diálogos y actores, que se llama. Si bien las líneas generales de la trama recuerdan en ocasiones demasiado a la obra maestra de los hermanos Coen que mencionamos en el titular (si, Fargo es muy buena peli y Arizona Baby es graciosa, pero Muerte entre las Flores juega en otra división), son las conversaciones entre los personajes y la convicción con las que todos interpretan las que convierten a Brick en algo más que un simple experimento Mondosonoro de los cojones. No suelo hacerlo, pero recomiendo que veáis el film en versión doblada porque es increíblemente fácil perderse: la historia alcanza límites increíblemente retorcidos y los diálogos parecen fuego de ametralladora, plagados de réplicas de bandera (en particular, por ejemplo, "te he entregado a este tío para ver como se lo zampaban, no como te lo comías").Es fácil convertir esa frase en un cachondeo, pero no cuando la dice Gordon-Levitt, un actor muy por delante del resto de su generación y que ha sobrevivido a películas en su haber como Halloween H20. Brendan Frye, el protagonista del film, es tridimensional gracias a Gordon-Levitt, que combina debilidad humana (el detonante del film es el asesinato de su novia) con agilidad mental de pantera y sobre todo, el desdén hacia el resto de la raza humana que comparte con los grandes detectives privados del género. El resto del reparto es prácticamente deglutido, pero Lukas Haas, Noah Flynn (en su papel de mafiosetes de medio pelo) y Nora Zehetner deben ser mencionados, en particular esta última, que hace maravillas con su papel de mujer fatal.Brendan y la Femme Fatale. La foto no hace justicia a los ojazos de Nora Zehetnera.Lo dicho aquí se extiende a la particular visión de Johnson sobre el instituto, donde de nuevo todos los grupos están perfectamente diferenciados (los guays, los colgados, los pijos, los empollones, los abandonados) pero que se mueven a la vez en un entorno casi surrealista (la fiesta romana donde Brendan llega por casualidad). Es el toque de alienación que rompe la rutina prácticamente en cada plano del film, que sin embargo nunca deja que la historia se vaya de las manos, apoyado en un par de escenas de acción, insertadas en el momento justo, bastante sorprendentes y rodadas con energía.Sin embargo, si Brick hereda todas las virtudes del cine negro (como una tensión constante: es prácticamente imposible, con una buena historia detrás, aburrir al espectador) también tiene algunas deficiencias, y algunas de cajón: el final, rayos, no es que resulte poco insatisfactorio, pero deja un sabor de boca un poco extraño. Que nadie se espere un climax, sino una especie de final tranquilo, donde toda la presión termina cediendo casi de golpe. Johnson parece darse cuenta de ello e intenta meter un componente emocional (un embarazo no deseado, sin precisar más) que no era necesario antes de ser introducido, y que en mi opinión parece un poco forzado, porque con lo que hay detrás (el famoso "Brick" ? ladrillo ? del título) ya es más que suficiente. En cualquier caso, hay motivos de sobra para perder una hora y media de nuestro tiempo: es fresco, es original y hay más chicha de la que parece detrás de una brillante idea. Y una brillante idea es todo un hallazgo, el problema es que sólo da para un corto.
Puro cine negro sacado de contexto e insertado en un instituto hoy en día, protagonizada por un inconmensurable Joseph Gordon-Levitt y dirigida con un pulso mayormente estable, pero algunas veces irregular, por Rian Johnson.
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La verdad es que me siento un poco intimidado cuando pienso en que voy a realizar una crítica de una película dirigida y protagonizada por quien forma junto a Joseph Cotten y Jack Nicholson mi particular olimpo del celuloide. Orson Welles era un tipo extraño, bohemio, inconformista, que acabó peleado con toda la industria del cine americano, de la que fue prácticamente expulsado por su ideología ultraprogresista en unos Estados Unidos dominados por el capital semita y conservador. El Extraño pertenece a su época dorada, próxima en el tiempo a Ciudadano Kane y El Tercer Hombre (siento escalofríos sólo de escribir estos títulos), poco antes de que su entusiasmo por España le llevara a pasar grandes temporadas en nuestro país junto a uno de sus grandes amigos, Antonio Ordóñez, en cuya finca reposan los restos del genial cineasta.En El Extraño, Welles encarna a un nazi que tras la guerra lleva una vida tranquila bajo nombre falso en un pueblo de América, y al que un "cazador" localiza en gran parte gracias a la afición a los relojes del antiguo SS, que ocupa su tiempo libre en arreglar el reloj del campanario del pueblo. Charles Rankin es el nombre bajo el que se esconde Franz Kindler, y al que tratará de atrapar el Señor Wilson, al que da vida otro monstruo de la interpretación, como fue Edward G. Robinson. Las caracterizaciones de los personajes alcanzan cotas insuperables en la apariencia oscura y sombría de Welles o la afabilidad del detective Wilson, que llega a entablar cierta amistad con el orondo y agradable dependiente del almacén, al que a su vez utiliza para obtener algo de información. Ello contribuye a que el tempo de la película sea lento, pero a la vez dinámico, en una difícil conjunción de factores que pocas veces se ven. El simple detalle de la manera en que el perseguidor de nazis se convence de la identidad real de Kindler es de una sutileza sin par. Todo ello sin olvidarnos del resto del reparto que también brilla a un gran nivel (especialmente Loretta Young, la ignorante e ingenua esposa del despiadado criminal). Pero en cualquier caso, y siendo sobresaliente en este apartado, la interpretación no es lo más importante de esta película.Desde el punto de vista técnico también es impecable, y utiliza frecuentemente picados y contrapicados de imágenes, que junto a un manejo soberbio de la iluminación y las sombras, crean una atmósfera de tensión y suspense de una enorme intensidad. Estos "atrevimientos" junto a una profundidad de guión plagado de segundas lecturas y mensajes políticos son los que convierten a El Extraño (también conocida en España como El Extranjero) en una verdadera obra maestra y en referencia inevitable para posteriores producciones de similar corte, encuadradas en lo que se dio en llamar Film Noir (cine negro).Soy consciente de que he hecho de un entusiasmo desmesurado en estas líneas, pero la fascinación que desde siempre ha ejercido sobre mí Orson Welles me impiden moderarme cuando de él se trata. Y sobre todo si hablamos de una maravilla como esta película.
Sutileza en los detalles, soberbia interpretación y una magnífica ambientación que demuestran que el talento ni se compra ni se vende.
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Hace unos años, La Cena de los Idiotas se convirtió en un inesperado éxito de crítica y taquilla. Su disparatada trama, llena de giros inesperados y situaciones pintorescas cautivaron al público. Ahora, el que fue su director, Francis Veber, regresa con El Juego de los Idiotas, otra comedia llena de mordacidad, ingenio y buen humor. Pierre Levasseur es un multimillonario al que un día los reporteros de la prensa rosa fotografían por la calle junto a su amante, una famosa modelo. Para evitar un costoso divorcio, no se le ocurre otra cosa que intentar convencer a su mujer de que la explosiva rubia de la foto no iba con él, sino con François Pignon, un transeúnte que casualmente pasaba por allí y quedó reflejado en la instantánea. Para darle verosimilitud a todo este montaje, envía a Elena (su concubina) a vivir a casa de Pignon, un modesto alojamiento de protección oficial en un barrio humilde en el que la modelo vivirá situaciones tragicómicas y pintorescas, para deleite del espectador. El reparto está muy compensado, aunque se echa en falta al tristemente fallecido Jacques Villeret, protagonista de La Cena de los Idiotas. Gad Elmaleh, Alice Taglioni y Daniel Auteuil cumplen a la perfección, y Kristin Scott Thomas está inmejorable en su papel de esposa. El Juego de los Idiotas es una estupenda película, con todas las virtudes de la mejor comedia francesa, y demuestra que para hacer reír no es necesario tener un reparto lleno de histriones ni de situaciones fantásticas. Tan sólo hacen falta un buen guión, agudeza mental y actores que no pretendan centrar toda la atención en su personaje. Y este filme tiene todo eso, vaya que si lo tiene.
Clásica comedia francesa llena de originalidad que derrocha ingenio.
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No cabe duda de que la versión cinematográfica de la novela de Dan Brown es uno de los estrenos más esperado de los últimos tiempos. El éxito sin precedentes del libro, acrecentado sin duda por las llamadas al boicot desde los estamentos más conservadores del catolicismo, ha motivado que la expectación ante el inminente estreno del largometraje alcance cotas inimaginables. Si a todo ello sumamos que el protagonista es Tom Hanks, el resultado final es un producto cuyo valor cinematográfico empequeñece frente a la trascendencia social que alcanza. Y digo esto porque El Código da Vinci es una película que está bien ambientada, crea cierto halo de misterio alrededor de sus escenarios y personajes, y por momentos encandila al espectador, sobre todo al que no ha leído el libro. Pero en general es una película excesivamente lenta, bastante larga (casi dos horas y media) y a la que acaba costando trabajo prestarle atención. Del argumento poco que decir que no se sepa, ya que es una fiel adaptación del superventas del autor norteamericano. Grosso modo, Robert Langdom llega a París invitado por el conservador del Louvre, que aparece muerto en el propio museo rodeado de enigmáticos símbolos y en una extraña postura. A partir de ahí todo se disparata y el protagonista, acompañado por la nieta del asesinado inician una aventura que les lleva hasta donde la fantasía de Dan Brown quiso que fueran. Quisiera hacer hincapié en este punto porque parece que por momentos la gente olvida que El Código da Vinci no es un libro de historia, que es sólo una novela. En definitiva, creo que se podía haber conseguido un producto mejor, y que será un éxito enorme de taquilla en su estreno pero que el boca a boca acabará perjudicándole. Decepciona.
Precedida de un aparato propagandístico digno de Goebbels se convirtió en uno de los taquillazos más decepcionantes de los últimos años.
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¿Por qué tanto escándalo por una película de dos vaqueros gays? ¿Será que no somos tan liberales y abiertos como presumimos ser? Yo creo que sí. Sobre todo considerando que la tan llevada y traída película no es tanto sobre la homosexualidad ni sobre lo machos que son los vaqueros del oeste americano; es, sencillamente y ante todas estas cosas, una sincera historia de amor.Ennis y Jack son contratados para cuidar un enorme rebaño de ovejas en una montaña alejada de toda civilización, ahí en medio de la soledad, inician un romance que sin saberlo se prolongará para toda su vida. Un amor que tendrán que ocultar, sabiendo que la homosexualidad, en aquellos lugares, es castigada incluso con la pena de muerte.Desde la escena inicial uno se da cuenta que no está ante una cinta tan "gay", unas cuantas y sencillas tomas sobre un escenario también sencillo acompañado apenas con un par de acordes de la minimalista pero efectiva música. Estamos ante una cinta sencilla y realista, que no requiere grandes elementos para contar su historia. La característica principal de la película, es la economía, en todos sus aspectos, la música, la escenografía, el vestuario, las tomas, todo es sencillo, al menos en apariencia. Al igual que las actuaciones, sobre todo la de Heath Ledger como Ennis Del Mar, quien se adentra a un personaje que habla poco, pero que con sus silencios expresa mucho, las pausas, los ademanes, todo le ayuda a construir un atormentado pero realista personaje, que creo, será recordado por mucho tiempo. El guión, igual de sobrio y sencillo, narra sin muchos problemas una historia que se prolonga por varias décadas sin ningún empacho, saltándose días, meses e incluso años con tan solo un corte, lo que hace muy fácil seguir la historia con un ritmo y detalle bastante singular. Por eso cuando llega casi al final y los eventos se suceden con más calma se resiente un poco la lentitud, que en otros momentos de la película era más disfrutable. Ang Lee, todo un artista consumado, construye una excelente película, que más allá de toda la supuesta controversia será llevada en el corazón de mucha gente, tanto gays como heterosexuales sin distinción? como debería de ser en todo.
Más allá de toda controversia será llevada en el corazón de mucha gente
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Eragon es al cine lo que McDonald's a la gastronomía. Comida rápida, de fácil digestión y pobre valor nutritivo. Yo no la salvaría ni como evento palomitero/familiar de cine de centro comercial. Porque, en este caso, los productores de este invento mercadotécnico tienen una cara tan larga como despoblado el cerebro. Deciden hacer un batiburrillo copiando a la notable trilogía de Jackson, a la que el tiempo ubicará en un lugar privilegiado como cine épico de entretenimiento, y a la floja y reciente Las Crónicas de Narnia. El mediocre y previsible resultado es consecuencia directa de la insufrible inercia de los americanos a concebir el cine como una simple industria. Porque, aunque estas cintas sean precisas para sostener el mastodóntico negocio y producir, así, obras más pequeñas pero infinitamente mejores, reniego de la sobreabundancia de filmes de este tipo y de la parafernalia publicitaria y comercial que traen consigo. Al final, más que películas resultan ser franquicias de venta de videojuegos, juguetes o camisetas derivados de un rollo de dos horas y media olvidable al instante.La película, como digo, no vale ni para estar entretenido mientras uno se come las pipas. La historia está decorada con los elementos típicos: elfos, dragones y héroes se enfrentan a un oscuro malvado que les sojuzga con la mano de hierro propia de todo caudillo medieval. El bien debe luchar contra el mal, y un elegido, que ahora en lugar de un elfo portador de un anillo es un rubiales escogido como jinete del último ejemplar de dragón, será la esperanza de los hombres. El joven de rubios cabellos se topa con un huevo y de él nace una cría de dragón que, en un par de aleteos y correrías por el campo, se hace mayor y es capaz de charlar telepáticamente con el mozo. Como es el "elegido", aunque a todos se le antojen un esmirriado para tanta cabalgadura, las fuerzas del mal irán tras él para matarle. Pero sin apenas adiestramiento y, de la noche al día, el chico pilota a su dragón como Alonso un F-1 y comienza a hacer hechizos sin tener ni papa del idioma élfico propio del mundo de la magia. Y este cruce entre Aragorn y Gandalf, que cuenta con la inestimable colaboración de una corte de caballeros y amazonas dispuestos a dar su vida por él, es el héroe construido con esta escandalosa falta del originalidad.Pero no basta con rodar una historia tan trillada e insulsa, además se filma copiando ?en balde? el estilo de otras mucho mejores y plagiando secuencias y planos de manera clamorosa. ¿Cuántas veces habremos visto a un grupo de jinetes ataviados con largas capas cabalgar por el campo mientras la cámara, desde una toma aérea, da un giro de 360 grados a gran velocidad? Muchas, ¿no? Pues Eragon nos sirve otra ración de más de lo mismo. ¿Y por qué será que la fanfarria de fondo que oficia de banda sonora me suena haberla escuchado, pero en versiones infinitamente mejores (como la de Shore), otras decenas de veces? No sé si siquiera es disculpable la implicación en semejante proyecto de actores del talento de Jeremy Irons o John Malkovich. Vale que saquen unos milloncejos extra casi sin despeinarse en el cine comercial de cuando en cuando, pero quizá debieron pensárselo un poco antes de poner sus nombres en los créditos de este despropósito. Porque, sinceramente, su actuación está en consonancia con la pobreza de la del resto del reparto. Y la película no es que me haya defraudado, pues carecía de grandes expectativas, pero sí me ha molestado, como queda claro en estas líneas, por tratarse de una tomadura de pelo de tomo y lomo. No creo que me lo vuelvan a tomar con las secuelas de las próximas Navidades.
El mediocre y previsible resultado es consecuencia directa de la insufrible inercia de los americanos a concebir el cine como una simple industria.
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Cristopher Paolini es la prueba humana del sueño americano. Un joven californiano, apasionado de Harry Potter y la Dragonlance (esto no lo sé pero lo supongo) decide ponerse a escribir un libro a la friolera de quince años. Después de revisado y remirado el panfleto, la familia resuelve que hay que apoyar en todo a su hijito para que se convierta en la versión USA y machulera de J.K Rowling, y así cambiar su apestosa caravana del extrarradio por una mansión como es debido en Beverly Hills (igual exagero, pero algo así) Los papaítos abandonan sus trabajos para llevar al niño por todo el estado, y después por todo el país, hasta que consiguen que alguien le publique, y su libro, Eragon, se convierta finalmente en todo un best-seller.A grandes rasgos ésta es su historia, otro ejemplo de triunfo en el país de las oportunidades y, como decíamos, buena prueba del sueño americano.El argumento de los libros, que la película sigue erráticamente, no trata sino del manido viaje iniciático tolkieniano rodeado de dragones, elfos y orcos (aunque a estos últimos se los llame úrgalos) tantas veces plagiado y repetido. La fórmula del éxito que planteó el escritor británico ha sido fusilada sin complejos en infinidad de ocasiones, pero, aún con todo, la trama que plantea este barbilampiño autor me resultó muy sosa y difícil de leer, hasta el punto de abandonar el barco bien avanzada la mitad del trayecto. Os puedo asegurar que disfruto como un enano de cada entrega de Harry Potter y me divertí mucho con, por ejemplo, Leyendas de la Dragonlance, así que no pecaré de pedante cuando digo que no entiendo que le han visto tantos millones de personas a este aburridísimo y anodino manuscrito del que no creo se pueda rescatar absolutamente nada.Debido a las superventas de Eragon y de su secuela Eldest -al parecer aún queda una tercera entrega, porque alguien debió decir que era obligatorio hacer las historias de tres en tres si se trataba de fantasía heroica ¿Sería Tolkien?- la Fox no tardó en conseguir los derechos y lanzarse a por una producción que aprovechara el rebufo de la película más laureada de la historia, El señor de los anillos. Con un reparto de actores reputados en horas bajas (por favor Jeremy, basta ya) y un odioso niño de sonrisa profident de protagonista, comenzaba el rodaje del film.Una vez realizado, poco se puede decir de una cinta que, a pesar de los equívocos a los que pueda llevar el trailer, sigue muy de cerca la estela de Dragones and Mazmorras. Cierto es que las comparaciones son odiosas, y que cualquier producción de este tipo no puede sino ensombrecerse ante el proyecto de dimensiones épicas que filmó Peter Jackson, pero, aún así, aprovechando el éxito de medianos y orcos, bien es verdad que podrían haber surgido productos más que dignos y con puntos de vista diferentes a los que vimos en la oscarizada trilogía -algo así como lo que ocurrió en Seattle a raíz de Nirvana, en otro terreno eso sí-.No es así en este caso; lo que tenemos es una película infantiloide carente de ningún tipo de coherencia, soporífera y (a pesar de los millones) con una pinta muy pero que muy cutre.La mayoría de las interpretaciones dan vergüenza ajena. Si exceptuamos a un mínimamente digno Robert Carlyle, que da vida al escarizado sombra Durza, o la belleza de Sienna Guillory, el resto es para mear y no echar gota.El niño, increíblemente limpio y siempre sonriente, puede llegar a ser más irritante que Jar-jar Binks, sobre todo cuando balbucea palabras mágicas o rimbombantes frases épicas. Eso dejando a un lado las peregrinas conversaciones mentales que mantiene con la dragona.Jeremy Irons, intentando resarcirse de DandD, no logra sino estrellarse en una parodia de si mismo ciertamente espantosa, con un personaje que arrastra su ridiculez in crescendo hasta un malogrado final, tan insólito que no narraré aquí para no privaros de unas buenas carcajadas si decidís perder el tiempo con esta peli.Y ya no digamos gente como Djimon Hounsou, que se pasea por escenas escandalosamente tontas y disfrazado de forma chistosa, con una cara de póquer tan perpleja como la mía.El presupuesto de la película apenas se aprecia, ya que los CGI son del montón tirando a malos y hay una ausencia total de criaturas creadas en el taller (no se han molestado ni en poner cuernos a los úrgalos) Además la retorcida imaginación del diseño de producción nos va mostrando a lo largo de la peli buenas muestras de sicodélicos diseños pop, como la pasmosa adivina en su guarida, la enjoyada y pomposa espada de Brom, con ese pedrusco en la empuñadura propio de la versión más kitsch de Sara Montiel, o la traca final en el refugio de los vardenos, rebeldes que viven en las cuevas de Altamira y se visten como los Reyes magos de oriente. Todo un festival hortera al más puro estilo OT.No creo que sea justo juzgar algo que yo no podría hacer mejor (ni peor) pero en este caso me veo obligado a proponer mi primer suspenso para este largometraje, tan olvidable como su referente literario. Porque al fin y al cabo eso es lo que tienen los sueños ¿no? que la mayor parte de las veces acaban olvidándose.
No creo que sea justo juzgar algo que yo no podría hacer mejor (ni peor) pero en este caso me veo obligado a proponer mi primer suspenso para este largometraje, tan olvidable como su referente literario.
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Sumergidos como estamos en la vorágine de las fiestas navideñas, los cines se preparan para una dura batalla para decidir qué película será la que reine en esta época vacacional. Tradicionalmente eran cintas de animación, pero eso cambió hace cinco años cuando llegaron dos de las sagas cinematográficas más importantes de los últimos años: El Señor de los Anillos y Harry Potter. Y vistos los enormes beneficios que reportó la trilogía basada en la obra de Tolkien, Fox nos trae Eragon, una nueva historia épico-fantástica con la que intenta continuar esos buenos datos de taquilla.La película se basa en la novela de Christopher Paolini, adolescente cuando empezó a escribirla, que saltó a la palestra en el mismo año que se estrenó El Retorno del Rey. Como diría el genial Groucho Marx, qué casualidad que casualmente ocurren tantas casualidades, porque la obra de Paolini (aún inacabada, ya que falta el tercer volumen de la trilogía) es prima hermana de la magna obra de Tolkien. La historia nos lleva a Alagaësia, una tierra fantástica donde gobierna el cruel rey Galbatorix (John Malkovich). Los pocos que se le oponen encuentran su esperanza en Eragon (Edward Speleers), un joven campesino que es el elegido para ser un nuevo Jinete de Dragón, la única persona que podría retar al cruel rey. Con semejantes mimbres uno esperaría una emocionante cinta épica, aunque la realidad es decepcionante. Decir que Eragon tiene un cariz adolescente, incluso infantil, es quedarse corto e insultar la inteligencia de los más pequeños. Que el film está destinado a los niños es evidente, por más que los productores, en una pirueta espectacular, se hayan esforzado en venderlo como una trepidante historia de fantasía y aventuras. El argumento, de una simplicidad insultante, aburrirá tanto a pequeños como a mayores, y provocará más de una retirada estratégica en mitad de la proyección. Stefan Fangmeier, antiguo técnico de la Industrial Light and Magic, ante tan monumental engorro opta por el camino más sencillo, y en vez de buscar la innovación en los aspectos visuales, se limita a copiar (muchos planos son idénticos) el trabajo de Peter Jackson en El Señor de los Anillos. Por si el suplicio fuera poco, el desconocido Edward Speleers contribuye entusiasta y notablemente a alargar la agonía de los espectadores con su insufrible interpretación. De Jeremy Irons, John Malkovich y Robert Carlyle mejor ni hablamos.Hay que admitir que Eragon supondrá un fomento del amor al buen cine, ya que los incautos que caigan en sus redes, la próxima vez que oigan hablar de ella, correrán a encerrarse en la filmoteca más cercana a visionar la obra de genios como Bergman, Fellini o Kurosawa.
Supondrá un fomento del amor al buen cine, ya que los incautos que caigan en sus redes, la próxima vez que oigan hablar de ella, correrán a encerrarse en la filmoteca más cercana a visionar la obra de genios como Bergman, Fellini o Kurosawa.
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Dos años antes de su temprana muerte por diabetes, Robert Rossen firmaría la que sería su última película: Lilith. Cuatro décadas después de su estreno, su complejidad dramática y su lirismo llegan a nosotros intactos, con la misma capacidad de cuestionar al espectador.Vincent Bruce (Warren Beatty), un joven excombatiente, regresa a Maryland, su ciudad natal, con la intención de trabajar en Poplar Lodge, un centro psiquiátrico cercano. Su predisposición a ayudar hará que los responsables del centro no duden en aceptarle entre su plantilla. No tardará en fijarse en Lilith, una bella e inteligente enferma que ha construido a su alrededor un mundo imaginario, con un lenguaje y una lógica propias.Desde el inicio, gracias a la puesta en escena de Rossen, el espectador también siente curiosidad por Lilith: primero sin ver su aspecto, se nos mostrará a la interna vigilando desde la ventana los movimientos de Vincent, y no será hasta unos minutos después, tras oír hablar mucho de ella y haber avivado nuestros deseos de conocerla, que, en el primer intercambio de palabras con Vincent, Robert Rossen nos regalará un plano cerrado de su rostro angelical. A través de su belleza y de una especial sensibilidad que le lleva a contemplar, sin descanso, los destellos de luz en el fluir del río, Lilith se convertirá ante nuestros ojos y los de Vincent, en una suerte de ninfa o semidiosa que vive en armonía con la naturaleza. No será hasta que ella escupa desde el puente, provocando las risas de los compañeros del centro, que se nos sacará de nuestra ensoñación y se nos devolverá a la realidad. Sin embargo, Vincent quedará cautivado por Lilith y se las apañará, convenciendo a los responsables del psiquiátrico, para pasar el mayor tiempo posible con ella. A su lado, conseguirá olvidar los fantasmas que le torturan, como la muerte de su madre o los recuerdos de guerra, y se contagiará de su alegría de vivir. Así, pese a haberla rechazado una vez por su condición de cuidador, pasará por alto sus principios y se entregará al goce que le propone Lilith: tras ser coronados como reyes medievales, en una escena que simboliza el acercamiento definitivo al mundo de la bella enferma, se consumará el deseo de ambos. Enmarcándolo en la naturaleza y relacionándolo con los destellos de luz en el agua, el sexo que tendrá la pareja será mostrado por el director como algo sublime, eterno y a la vez fugaz.Sin embargo, Vincent, definido por la propia Lilith como un "adorador del dolor", no se conformará con el amor que le ofrece la joven y enfurecerá al descubrir que mantiene relaciones sexuales con Mrs.Yvonne (Anne Meacham), otra interna. Incapaz de aceptar el hecho de no poseer a Lilith en exclusiva, enloquecerá por los celos. Su instinto más destructivo aflorará acabando con lo que tanto anhela poseer. Tras el terrible desenlace, tan solo podrá volver al psiquiátrico como un enfermo más.Con este desesperanzado final, Robert Rossen cerrará su filmografía. El director, quien fuera vapuleado por el poder de su propio país ante la alarma comunista, define el imperativo moral, expresión del deseo de poder, como el cáncer de la humanidad. Para Rossen, es el propio ser humano en su afán de poseer (en este caso, de poseerse a sí mismo) el que se impone una férrea moral que rija su vida. A juzgar por la historia de Vincent, así como la de su amiga casada (menos desarrollada pero no por ello poco significativa), esa moral que pretende definir los límites del bien y el mal, capaz de delimitar la locura, punificar el sexo o enviar a uno a la guerra, tan solo causa frustración al hombre y lo acarrea de remordimientos. A todo ello, el cineasta norteamericano antepone a Lilith, poseedora de una moral permeable y caracterizada por su bondad natural. Con una puesta en escena que trata con amabilidad el mundo personal de la joven enferma (los detalles de los destellos de luz, así como el travelling que sigue el reflejo de la pareja en el agua, delatan la voluntad del cineasta de estar próximo a ella) será a través de su martirio en manos de Vincent que Robert Rossen hará llegar su profundo legado al espectador: como dice Mrs.Yvonne en un momento de gran lucidez "los principios deben ser examinados constantemente".
El profundo legado de un cineasta sin par
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Uno podría pensar que la tercera película de Alejandro González Iñarritu es la síntesis mal resuelta de los peores defectos de sus anteriores trabajos, Amores Perros y en mayor medida 21 Gramos, o que incluso Babel es la herida sin sanar de un cine de nuevo corte que lleva el efecto mariposa hasta los límites más exasperados de su propia realidad, bajo la coartada de un mundo globalizado, a la fuerza interconectado y definitivamente desorientado. De hecho sería fácil asumir que la galería de viñetas del sufrimiento ajeno que conforman Babel sigue la lógica de un guión caprichoso que explora la frontera última de lo posible, en lugar de responder a lo probable.Pero lo que separa a Babel de películas, como por ejemplo, Crash, con la que comparte forma y fondo (el miedo en nuestros días), es que su manipuladora colección de casualidades responde finalmente a una pluralidad de respuestas, pronunciadas en multitud de lenguas vivas (y muertas), para un número cuasi-infinito de culturas; mientras, que por su parte, la de Haggish devenía en respuesta única y simplista bajo el espejismo ilusorio de esa misma pluralidad en sus interrelacionadas historias. El director de Amores Perros ha filmado con Babel el colofón a una trilogía sobre el dolor marcada por la reescritura en clave moderna de la tragedia griega a través de la narrativa fracturada. Pero su último trabajo posee una diferencia fundamental con las dos anteriores, es políglota no por necesidad sino por vocación, es decir que pese a la tortura que inflinge a sus personajes es profundamente esperanzada.Babel es universal, salta de continentes, cambia de idioma y vuela por los aires cualquier tipo de fronteras gracias a un terrorismo visual que inyecta oxígeno a la Imagen en una época llamada al reduccionismo libertario. Su descarnado relato confluye la peripecia vital de sus personajes en un punto de múltiples lecturas y muchas más direcciones bajo un axioma inviolable: el único modo de escapar a eso que llamamos miedo, es a través del amor y del verdadero dolor. Algo que comparten todas las culturas hablen la lengua que hablen.
Babel es universal, salta de continentes, cambia de idioma y vuela por los aires cualquier tipo de fronteras gracias a un terrorismo visual que inyecta oxígeno a la Imagen en una época llamada al reduccionismo libertario.
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En el cine, como en todas las artes, podría afirmarse que ya está todo inventado, o al menos casi todo se rige por unas reglas invariables que dejan poco a la imaginación de cada cual. Hay algunos géneros cinematográficos que parecen a simple vista una pesadilla para la originalidad, en los que hacer algo diferente y nuevo parece estar penado. La comedia romántica es uno de esos géneros cuyos máximos exponentes hoy en día parecen ser fotocopias de fotocopias. Quizá por ello la comedia romántica tal y como la conocemos no es uno de los géneros más explotados en la cinematografía española reciente, por las limitaciones que ofrece. Siempre hay algunas excepciones, y Mia Sarah, del debutante Gustavo Ron, es una de ellas. Marina (Verónica Sánchez) es una chica joven que lleva cuidando a su hermano Samuel (Manuel Lozano) y a su abuelo Paul (Fernando Fernán Gómez) desde la muerte de sus padres tres años atrás. Desde entonces, Samuel sufre agorafobia, y no ha salido a la calle. Siempre que Marina consigue que un nuevo psicólogo visite a su hermano, éste consigue espantarle. Todo cambia cuando aparece Gabriel (Daniel Guzmán), el nuevo psicólogo de Samuel. A partir de la premisa de una comedia romántica, Gustavo Ron elabora una película bonita y alegre, que rebosa buenas intenciones. Se trata de una historia tierna y dulce, que en ningún momento cae en lo fácil o en el acaramelamiento barato. A esa mezcla hay que añadir la originalidad de la propuesta y su desarrollo, el humor inteligente, y un toque de magia que convierten a la cinta en una fábula moderna, en una fábula romántica. Para mantener la ilusión, el film se sustenta sobre sus actores, en especial sobre un magistral Fernán Gómez, como siempre, y una dulce y adorable Verónica Sánchez. Mia Sarah no se hace en ningún momento pesada, sino que se ve con una sonrisa en los labios desde el principio hasta el final, y es de esas películas de las que se sale contento, de las que le reconfortan a uno el espíritu. Desgraciadamente, por la época en que se estrena, y pos su escasa distribución, pocos serán los espectadores que disfruten de la primera pequeña joya del cine español de la temporada que viene.
Mia Sarah es una historia tierna y dulce, que en ningún momento cae en lo fácil o en el acaramelamiento barato. A esa mezcla hay que añadir la originalidad de la propuesta y su desarrollo, el humor inteligente, y un toque de magia que convierten a la cinta en una fábula moderna, en una fábula romántica.
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¿Qué se puede esperar de una novela escrita por un aún inmaduro joven que cuenta se le ocurrió la idea a los 15 años, y vio publicado el libro a los 20, unido a lo que puede hacer algun guionista de Hollywood, de los que acostumbra a tratar a los espectadores como si no tuvieran más de 12 años?Y si el proyecto se encarga a un director, Stefen Fangmeier, debutante, y tirando a mediocre. ¿Cuál es el resultado? Pues: "Eragon", el inicio de una (¡ejem!) nueva y gran trilogía para las Navidades.Pero voy a saltarme la crítica habitual para establer otro comentario, a modo de juego. Así que pasaré de puntillas diciendo que Stefen Fangmeier se revela como un cineasta sin chispa, un mero ilustrador totalmente negado para utilizar el plano general y tanto para las escenas de acción como las más intimistas. O que recurre a las panorámicas aéreas de paisajes y para situar a los personajes que puso de moda Peter Jackson con "El señor de los anillos". Aunque Fangmeier las usa más bien para marearnos.O que la fotografía es de una tonalidad monótona, y que todo lo se sucede, diálogos incluídos, es de un topicazo que tira de espaldas. Más allá de todo esto les propongo la relación que viene a continuación en torno a los puntos en común con una trilogía que, por obvia, no citaré el título.Star dracs.La entrañable productora 20Th Century Fox está detrás del proyecto, y el protagonista es un joven granjero huérfano que vive con su tío. Además es rubio y parece dotado de un valor especial. Y no se llama Luke Skywalker sinó Eragon (Edward Speleers). Eragon escucha fascinado las historias de un pasado glorioso sobre jinetes y dragones que luchaban contra el Mal, ¡vaya! como si fueran los jedis en las ?guerras clónicas. Jeremy Irons, que recita sus diálogos como si interpretase a Shakespeare, es Brom, un émulo clarísimo de Obi-Wan Kenobi.Arya (Sienna Guillory), aunque no se desvele aún en esta película, es una princesa elfa. Y el joven Eragon quedará prendado por su belleza a través de los sueños y visiones (que no hologramas), que tiene, y se lanzará a su rescate. ¡Ahí tenemos a la princesa Leia!Robert Carlyle interpreta al temible hechicero Durza. Tal vez para expresarse mejor tras el peso de su maquillaje, Carlyle, con sus enormes risotadas nos deja claro, por si no lo teníamos, que es el villano de la función. Pertenece a la categoría de los "sombra", pero en realidad es un excelente ejemplar de sith.John Malkovich es el rey Galbatorix, el gran malvado que se ha hecho con el poder. Sería como el emperador, pero tal vez su (supuesto) carisma le acerque más a Darth Vader.Hay una base de rebeldes, los vardenos, que no se ocultan en la cuarta luna del planeta Yavin sinó en una zona rocosa de difícil acceso. Su líder, Ajihad (Djimon Hounsou), se asemeja a Lando Calrissian.Se habla de la "magia" como si se tratara de "la fuerza". Alguna espada es muy parecida a los sables de luz, y en lugar de cañones láser hay fogonazos. Tampoco falta una escena de carrera por entre un estrecho pasadizo. Y se hace referencia a el "miedo", no como lo que te puede conducir al lado oscuro, pero sí al coraje (que no todo va a ser igual).El dragón milenario.A R2D2 y C3PO se los han dejado, pero tengo entendido que en la novela, no en la película, aparece un tal enano Orik.La dragona Saphira, ¡la auténtica estrella de la función!, se me antoja una especie de versión del El Halcón Milenario, pero dotado de vida y con la capacidad de hablar.¿Y Han Solo? A medida que avanzaba la proyección me hacia esta pregunta. Y he de decirles que también aparece, ¡sí señor!, en las formas de un joven muchacho de negra cabellera.Para acabar, retomaré la crítica para insistir en que Fangmeier es pésimo en su puesta en escena, sobre todo en las secuencias de combate. E incluso fracasa en momentos importantes como es la primera vez que Eragon monta a la dragona (?¡y evitaré cualquier chiste fácil al respecto!)."Eragon" es un telefilm sin atisbo de personalidad alguna, ideal para alguna sobremesa del sábado o domingo. Y como trae secuelas, un par más en cartera, la pregunta es si en la segunda aparecerá Yoda. Teniendo en cuenta la desparación de uno de los personajes, yo diría que sí.Si alguien desea aportar, o corregirme, en algo más, agradeceré sus colaboraciones.
Un telefilm sin atisbo de personalidad alguna, ideal para alguna sobremesa del sábado o domingo.
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Mejor película, actriz y premio de la crítica en el festival de Sitges. Oso de Plata a la mejor actriz, Sandra Hüller, en Berlín. 82 puntos, sobre 100, es la media de la crítica norteamericana en Metacritic. Y yo que lo tengo todo dispuesto para irme de peregrinación a Lourdes, porque esta especie de "El exorcista: antes del comienzo", en versión "Rompiendo las olas" (ésta sí, Obra Maestra), me ha parecido un tostón de campeonato, y eso que no dura ni hora y media.Se había vendido, no sé si por razones publicitarias o estrategías menos materialistas, como la respuesta en clave de verismo a "El exorcismo de Emily Rose", de Scott Derrickson. Aunque no se hace necesario precisar que cualquier propuesta es más "realista" que una película norteamericana pensada para el consumo masivo.Se inspira en el presunto caso de posesión diábolica documentado, y reconocido por la Iglesia, de la joven Anneliese Michel, que murió, en 1976 en la población de Klingenberg, por desnutrición, agotamiento, heridas y los exorcismos practicados.Fantasía vs. Realidad.Y lo que en la película de Derrickson, otro peñazo, con alguna escena efectiva, era la versión popular y fantasiosa, donde el religioso autor del exorcismo era el bueno; aquí, y por tratarse de lo contrario, versión de autor y cercana a los hechos, el joven párroco que interviene da más bien grima, ¡vamos! un fanático dudoso. En contraposición, también aparece otro cura, más veterano y centrado en sus cometidos.En un momento en que ni la ciencia ni la Fe podían quizás ayudarla demasiado, la enfermedad, o el mal, de Micaela (epilepsia, esquizofrenia, paranoia?), le ataca los nervios y la mente de tal manera que no sólo tiene problemas para adaptarse a la vida universitaria o al sexo.También repercutirá en el rechazo del conservadurismo católico que le ha inculcado, sobre todo, su posesiva madre, y ese sentimiento de pecado y castigo, que la hace sentir una mártir.Que si ella cree ver (o ve) demonios, almas en pena y santas, es por esa educación, que si hubiera nacido en algún país asiático, en lugar de ello, lo que se le aparecerían serían muchachas pálidas de pelo largo arañando paredes y suelos.A propósito de Schmid.El alemán Hans-Christina Schmid, debutante, filma un ensayo psicológico que rehusa los efectos especiales y de sonido a favor de una pretendida mayor emoción y autenticidad.Y lo hace al estilo 'dogma', eso es con fotografía lo más natural posible, cámara a cuestas, ?zooms? aparentemente improvisados, montaje abruto, y todo a modo de documental para introducirnos mejor en este retazo de vida (fatídica). Y aunque las producciones dogma han dado muy buenos resultados, no es el caso de "Réquiem (El exorcismo de Micaela)".Hay que reconocer que Sandra Hüller lo hace muy bien, sobre todo cuando agarrota las manos por los nervios, o ese repelús que nos transmite cuando no puede acercarse a una cruz, o le saca la lengua a su madre. Pero cuando la peli se pone interesante, va y se termina. Y lo dicho, hemos asistido a un trozo (resquebrajado) de vida, pero sin que llegue a conmovernos su historia, por soporífera, y dejando a medio desarrollar tanto en el tratamiento del guión como los personajes secundarios.Por el momento, lo de la procesión a Lourdes igual me lo pienso y en su lugar le pongo dos cirios a Santa Catalina, por la que Micaela sentía devoción. 'Réquiéscat In Pace' (Descanse En Paz).
Hay que reconocer que Sandra Hüller lo hace muy bien, pero cuando la peli se pone interesante, va y se termina.
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El problema de Eragon no es Narnia, con la que se busca reiterada comparación: es El señor de los anillos. Caso de que esa trilogía de Peter Jackson no existiera, Eragon sería una epifanía absoluta para la calenturienta, por fantástica, mente de un adolescente hecho a echarle horas a libros bien nutridos de páginas y a perderse en mitologías de elfos, duendes, magia y dragones. Como la maquinaria de Hollywood es implacable, tenemos que imponer a Eragon varios correctivos si bien en ninguno de ellos la película sale demolida en exceso.La piedra encontrada en el bosque por un joven y que luego resulta ser huevo de una dragona profética bajo cuyo morro chisperreante se oculta el destino de un pueblo sometido por un rey bárbaro y despótico es la piedra fundacional de la magia de todos los cuentos de reinos mágicos y de héroes sobre los que se deposita, en una suerte de arcano, el futuro de la justicia o de la felicidad de un pueblo.Todo esto se explicita con soltura en el film, pero el problema es que ya hemos visto argumentos tan parecidos y narrados con igual o mejor fortuna que éste, por tardío, es irrelevante.Este cine familiar de palomitas y asombro discreto no sobra. Es más: debería ser auspiciado, potenciado, convertido en moneda común de las productoras americanas que dan luz verde a estos taquillazos, enclenques en ocasiones en calidad, pero arrebatadores en sugerencias y en amenidad. Hay ya tan escasas películas verdaderamente dignas para que toda la familia se siente en la fila siete y se deja llevar por la magia de la sala grande ( dejemos ahora el trillado argumento de la conveniencia del cine doméstico) que agradecemos todas las que den. De este cine rudimentario, plano y populista nace un espectador, ahora joven, que luego paladeará otras obras. Ése es el fin de mi crítica. Fuera de ese sentido, Eragon es una franquicia cinematográfica más, navideña, espoleada por un libro de ventas masivas y conducida con oficio, pero sin encanto, por un director otrora experto en efectos especiales ( Terminator 2, Master and commander, La tormenta perfecta, Salvad al soldado Ryan ) y que aquí cumple, sin más. No es posible, decía el refranero popular, pedir peras al olmo. Éste es, encima, una pera bien simple.La épica que requieren estas historias se ve lastrada por cierta cortedad en los escenarios, aunque brille ( y cómo ) en el majestuoso vuelo de la dragona y en la batalla final, que está muy lograda. De los actores, mejor no hablar. Jeremy Irons, curiosamente afincado en el mundo de la dragonería ( Dragones y mazmorras, verbigratia ), hace como que se implica en su labor de gurú del joven aprendiz de Salvador, pero se le nota perdido en un papel que no le va y al que no da ninguna impronta de actor con carácter, que es, limitándose a sobreactuar, aportando tics demasiado vistos y gestos de lobo viejo muy goloso de ovejas ( pasta ) a las que morder su ya alicaído diente.Robert Carlyle es un sombra, un malo de órdago, adlátere, no obstante, del rey demoníaco y motivo de toda la trifulca fantástica, un John Malkovich que sale poquísimo y que, a lo visto, parece guardado para una segunda parte ( Eldest ). La tercera ( Empire ) de este geniecito cuasiadolescente todavía ( Christopher Paolini ) que ha sabido remedar a su amadio Tolkien y repensarlo para entregar al público juvenil, ya está dicho, ávido de estas golosinas medievalistas, entretenimiento puro. Y además pronto harán muñecos y dragones de plástico para llenar las estanterías de los Toys 'r Us de medio mundo y los McDonalds del otro medio. Son muy listos todos.p.d.: Mi hija, que ha leído el tocho, salió defraudada, en el fondo de su corazón. Le habían esquimlado medio libro. O más. O todo. En fin..Vuelvo a lo que importa, en todo caso: cine familiar. Qué bonito.
El problema de Eragon no es Narnia, con la que se busca reiterada comparación: es El señor de los anillos. Palomitas, dragones y franquicias...
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La novela de Patrick Suskind "El perfume" es uno de los grandes títulos de la literatura de masas del siglo XX; publicada en 1985, tuvo un éxito prácticamente instantáneo, sobre todo porque su temática era realmente novedosa y estimulante: la historia de un inclusero, nacido en la Orleáns del siglo XVIII, dotado de un sin parangón sentido olfativo, de lo que se valdrá para salir del infierno de miseria al que su humilde cuna le había confinado; pero la obsesión por conseguir el perfume definitivo, aquel que sería capaz de enloquecer de amor a cualquiera que lo percibiera, supondrá también, además del sentido de su vida, la necesidad de matar para conseguirlo, obteniendo de cada cuerpo de mujer virgen la esencia de los trece perfumes básicos. El director, el alemán Tom Tykwer, se dio a conocer hace algunos años con su ciertamente más que curiosa y rompedora "Corre, Lola, corre" (cuya mala digestión por algunos, es verdad, ha engendrado algún que otro monstruo; véase, por ejemplo, "Crank: veneno en la sangre"), se ha convertido ahora en el adaptador al cine de una de las novelas que más novios ha tenido en las últimas dos décadas. Incluso el propio Stanley Kubrick la tuvo entre sus proyectos antes de morir. No ganamos nada con imaginar qué podría haber hecho el maniático perfeccionista (pero al que adoramos tanto) de Kubrick con este jugoso material literario; mejor será quedarnos con lo que nos presenta Tykwer, que es una adaptación muy sólida, quizá en algún momento demasiado deudora del texto original (esa voz en off, que, sobre todo al principio, no le hace ningún favor al lenguaje cinematográfico: otra cosa es que sea muy difícil explicar la historia sin recurrir a ella?), pero en cualquier caso una versión con empaque, bien narrada e interpretada, incluso por un Dustin Hoffman que ya sabemos tiene cierta tendencia a la sobreactuación, y más en una producción europea como ésta, en la que él es la única estrella de dimensión mundial. Tykwer sale airoso de la más difícil de las asignaturas que se desprenden de la novela, cómo ofrecer en imágenes los olores que la palabra de Suskind permite, en el magín del lector de la obra literaria, columbrar las fragancias más extraordinarias. El director y sus guionistas optan por la fórmula de mostrar los efectos de esos efluvios, ya que no se pueden mostrar los aromas propiamente dichos: el descubrimiento del Nirvana por parte del protagonista al oler a su primera hembra en plena calle; la orgía total y absoluta de la escena del presunto ajusticiamiento del asesino; la desaparición física final, lo más parecido a una inmolación en busca del amor. No es mala fórmula, sobre todo hasta que el Odoroma, aquel invento de chiste que se sacó de la manga John Waters hace ya la pila de años, no esté lo suficientemente perfeccionado? Otra cosa es que, quizá en aras de no recibir calificaciones restrictivas de los censores, los autores del filme hayan optado por una pudibundez en los desnudos ciertamente chocantes: a pesar de que aparecen los cuerpos inánimes de las trece doncellas, y que en la penúltima escena cientos de cuerpos desnudos aparecen en una plaza, lo que es sexo propiamente dicho no aparece prácticamente ninguno, para lo cual ha debido de recurrirse a acrobacias más propias de saltimbanquis que de actores o de figurantes? En fin, la mojigatería rampante, que en casos como éste resulta más llamativa que la presencia, con total naturalidad, del sexo de los que aparecen en pantalla.
Versión con empaque, bien narrada e interpretada, incluso por un Dustin Hoffman que ya sabemos tiene cierta tendencia a la sobreactuación.
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Pena que no haya hecho esta película Pajares, que desde luego nos enfrentariamos a un regocije y un folleteo y un libertinaje desde el primer fotograma. Y claro, es que ves el cartel y sale una señorita con la espalda al aire y piensas "le digo a la parienta que vamos a ver esta y todos contentos". Y termina y te quedas pensando "ande están las señoras en topless!?!?!". Y es que, al parecer, el amor y los desnudos son como el aceite y agua para los cineastas norteamericanos.La película trata sobre Casanova, el mayor ligón de todos los tiempos (tras Pajares, insisto). Empieza con él de viejo contandonos un poquito de su vida. Na, lo normal, que si se bate en duelo con uno, si se salva in-extremis de la horca, que si se trajina a una monjita, que se se trajina a otra, que si a otra, que si a otra. Pobre hombre, se le secaría la médula. Luego la película se tuerce y va encaminada hacia un amor que él tiene y que le rechaza. Y eso, hasta los más guapos, no pueden resistirlo.Bueno, vamos a ver. Como me esperaba poco, me ha agradado la película. La ambientación me parece muy buena, con sus trajes imposibles (en especial es del Duque) y diálogos selectos y anticuados. Se le ha dotado de un aire de modernidad, porque sino sería insoportable. Pero la película en sí no engancha. Para empezar, nos muestran a Casanova de viejo, con lo que sabes que no muere. Luego, a medida que avanzamos, vemos claramente cómo van a terminar emparejados todos, lo que le resta puntos. Pero desde luego, se deja ver mucho mejor que otras de la cartelera. Resumiendo, una comedieta ligera para esos días tontos.
Una comedieta ligera para esos días tontos
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Por lo visto, "Eragon" puede alzarse ya como una auténtica herejía cometida contra el original escrito por el jovencísimo italiano Christopher Paolini. La trilogía de "El Legado", cuyo primer libro es el que ahora salta a las pantallas con un marketing digno de todo un Harry Potter, está llamada a ocupar durante los próximos cuatro años el calendario navideño de la industria de Hollywood, y mucho tendrá que ver sus cifras de taquilla este fin de semana, o lo que es lo mismo: vuestro apoyo, y por ahora no os veo precisamente contentos?La verdad es que, en cuanto a desarrollo de argumento, "Eragon" es una auténtico desastre. Durante la primera media hora todo es atropellado y sin apenas explicación alguna. Las escenas pueden durar básicamente dos segundos, pasando de una a otra con una auténtica prisa por quitarse los prolegómenos de la historia de en medio e ir directamente a lo que quiere el púlbico: batallas y más batallas. Esto tiene una consecuencia directa: no conectas con nada. La capacidad mágica del protagonista aparece sin ton ni son, no hay iniciación alguna. Hay personajes que corren más a pie que un dragón volando y se terminan situaciones de auténtico peligro saliendo prácticamente por la puerta principal sin oposición alguna. Una locura.Debo confesar que el inicio de toda esta mitología es puro "Star Wars": Eragon vive en una granja, con su tío, tras ser allí dejado por sus padres, y ante un imprevisto del destino, encontrará a su mentor, el cual deberá guiarlo hacia los rebeldes y lo iniciará en en sus poderes y el futuro que le espera. No os sorprendáis porque finalmente Galbatorix, el malo del film diga "Eragon, yo soy tu padre"?.Bebiendo de forma clara de parte del universo creado por Tolkien (se habla en el film de elfos y enanos), la estética viene a ser la misma, y eso es un handicap para la película. Con excepción de ese inicio tan Luke Skywalker, el resto de la historia vuelve a versar sobre tiranos, subalternos hechizeros y rebeldes frente a la dictadura. Con un fregadito por allí y por allá, todo queda convertido en un producto que a medias entretiene, pero no deslumbra. Por supuesto, no miro el film con los ojos de un lector predispuesto a analizar la adaptación, ya que no he leído la obra original, y desde esa lejanía puedo apreciar que, en aras de convertir la leyenda de Eragon en un producto comercial, sus responsables han extraído los pasajes con más acción, perdiéndo en el camino otros aspectos que fácilmente hubieran podido subsanar de no ser por la duración lamentable del film: 1 hora y media en la que ha de condensarse todo a lo bestia.Quizás la mejor elección hecha por el director y su equipo de casting sea el propio actor principal. El chico no lo hace mal, y por lo menos no está tan despistado como nuestro amigo Daniel "Potter" Ratcliffe en su primer film. De ahí a que sea un Elijah Wood hay un trecho. Jeremy Irons en su línea, pasando el trámite, aunque mucho dista de ser ese actorazo inglés que nos cautivó en los 90. Le tengo perdido el respeto y eso es fatal para mi opinión. Al menos es quien más acapara tiempo de pantalla, ya que a John Malkovich ni lo olemos y Djimon Hounson apenas aparece 2 minutos. Reservémoslos a todos para la secuela. Mención aparte para Robert Carlyle, que en su papel del villano Durse es el único en parecer coherente con todo el conjunto del film.Y podríamos darle el aprobado a la película en caso de que los efectos especiales, concretamente el dragón, hubiesen sido el novamás. Pues ni por esas, ya que Sephira, la dragona del film ha gozado de un CGI de todo a cien. Con la de tiempo que ha pasado desde "DragonHeart" o "Harry Potter y el cáliz de Fuego", y me parecen sus dragones mejor realizados que el reclamo principal de "Eragon". ¿evolucionará a Pokemon Azul?, ya lo comprobaremos.En definitiva, mala dirección, dialogos enclichados, un vestuario mediocre y unos efectos especiales en la media de una pelicula directa a DVD. "Eragon" ha sido vendida como el acontecimiento del año y es todo menos la trilogía fantástica del futuro. A los preadolescentes de 9 a 13 años les gustará, pero que decepeción más grande al buscar un Uruk-Hai y encontarme con soldados con careta. Para pasar el rato, pero por Dios, no nos engañéis con comparaciones, que al final no son odiosas: son aniquiladoras.
Eragon es un auténtico desastre. Una auténtica herejía cometida contra el original de Paolini.
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Desde luego, cada vez se están luciendo más con la traducción de títulos (o subtítulos) en los últimos estrenos cinematográficos de España. Sú último "logro" es Déjà Vu (cambiando el pasado). Ya sé que puedo parecer muy exigente, pero es que este subtítulo sobra. "Déjà vu" quiere decir "ya visto" y no "cambiando el pasado". Aunque vayamos al grano. La nueva película del hermano del prodigioso (en ocasiones) Ridley, Tony Scott, ha vuelto a lo suyo: ritmo frenético con una fotografía espeluznante, pero sin embargo, con un guión sencillito y con varios engaños (respecto al público). No es que Déjà Vu sea una película poco creíble, sino que es directamente una película cien por cien increíble. Aunque es verdad que el director tampoco pretende que nos la creamos. Vale, queda claro que esa sensación ya vista o vivida es un efecto mental, pero por Dios, lo del programa a lo Minority Report (pero visionando el pasado) no es ningún truco de la mente, es simplemente una chorrada. Así que podríamos decir que Déjà Vu presenta una mezcla de géneros, para mi gusto, demasiado abusiva: ciencia ficción, thriller, acción, aventura, drama y romance (estos dos últimos bastante alejados de lo que se podía esperar del director de El fuego de la venganza). Pero bueno, por otra parte se le agradece a Scott el equilibrio entre todos ellos, por mucho que algunos me parezcan inadecuados. Desde luego, si le hubiera de encontrar defectos a la película le encontraría, y varios. Empecemos por ese programa tan estimulante para los protagonistas, que les permite viajar en el pasado mediante una teoría (o paranoia) que se ha inventado un tales Terry Rossio y Bill Marsilii. Si uno pretende filmar una película con toques ficticios, que no abuse. Y eso parece que Tony Scott no lo ha entendido aún. Creo que ya es suficientemente buena la idea de tratar esa sensación tan estimulante del déjà vu como para luego añadir un programa inventado que te permita viajar en el tiempo de una forma realmente nada creíble. Así que buena parte del film (en concreto, la primera hora) se basa en esta tontería sin sentido que te lía y hace que el film tenga una calidad bastante inferior a la que hubiera tenido si se hubiera evitado. Otro defecto es el del falso dramatismo, sí. En El fuego de la venganza había dosis a raudales de drama puro y duro, que resultaban medianamente creíbles. Aquí, en Déjà Vu, resultan totalmente ajenas a nuestros sentimientos. Me explicaré: el film no te sabe transmitir esa sensación de desesperación del protagonista y mucho menos la de la víctima (una insuficiente, en términos artísticos, Paula Patton). Así que los principales defectos de esta película se basan en los abusos de géneros o términos que en una cinta de este tipo, más vale evitarlos, bien sea porque resulte más creíble y entenedora, y por lo tanto, más amena, o por el simple hecho de que sobran.Pero también hay que felicitar al hermano de Ridley por saber transmitirnos la sensación de déjà vu excelentemente y proporcionarnos una cinta entretenídisima (sobretodo en la última hora). Esta última parte se basa en el desencadenamiento de la trama, de una forma tan poco creíble que, en esta ocasión, te hace, por lo menos, entrar en el juego. No destriparé más la trama porque sino acabaré por explicaros ese interesante final. Y otro aspecto bueno del film es la, siempre agradable de ver, actuación de Denzel Washington (auténtico colaborador del director). No es que tenga una interpretación brillante, ya que su papel tampoco es que lo sea mucho, pero da gusto verlo hacer esas bromillas de siempre y proporcionar a su Doug Carlin un poco más de humanismo. La resta del reparto está sencillamente correcta, aunque la semi-protagonista, Paula Patton, está realmente mal. No sabe llorar, no sabe proporcionar credibilidad. En fin, que hubiera mejorado mucho con la magnífica Ashley Judd. Un film más que pasable, con una última hora absolutamente entretenida, con sus virtudes y defectos (yo creo que por igual), y que tampoco creo que sea recordada, al menos que la volvamos a sentir.La frase "Atentos, estáis a punto de presenciar un asesinato".
Un film más que pasable, con una última hora absolutamente entretenida, con sus virtudes y defectos (yo creo que por igual), y que tampoco creo que sea recordada.
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Yo, que siempre me he quedado con Roger Moore, no temía en absoluto a Daniel Craig. Es más, tenía ganas de que le cambiaran la cara a James Bond, tras unas ridículas películas protagonizadas por Pierce Brosnan que rozaban la ciencia-ficción. Pues ahora, el agente más prestigioso de Gran Bretaña ha vuelto, más innovador, real, maduro e imperfecto, aunque con un giro de argumento, ya que la nueva aventura se basa en la primera aventura, escrita por Ian Flemming y titulada Casino Royale. El hecho que una película esté escrita por Paul Haggis ya es decir, y mucho. El doble ganador del Oscar y nominado por su perfecto guión de Million Dollar Baby, aporta al guión principal de la película (escrito por Neal Purvis y Robert Wade) un toque más de seriedad, realismo y brutalismo. Y la verdad es que se nota, y mucho. El nuevo Bond es un agente con defectos, equivocaciones en su trabajo, ironía y sobretodo, muy bruto. La película se abre en un blanco y negro precioso, con un abundante contraste. James Bond, un agente sin licencia para matar, se carga con un par de tiros a un soplón en su oficina, aunque anteriormente habiéndole explicado cómo acabó con su contacto (atentos a las movidas escenas del baño, rodadas con un sadismo inédito en los últimos Bond). A partir de ahí, empiezan los magníficos títulos de crédito, con mezclas de juegos de cartas y pistolas y personajes en movimiento formados por ases, rombos y corazones. El caso es que Casino Royale tiene un comienzo cuidadísimo, sin apenas fisuras, atrayente. El resto de la película será mejor que lo veáis vosotros, ya que sino pierde toda la gracia (bueno, ya la ha perdido con lo que he dicho ahora). Vayamos a hablar de Daniel Craig, pues. He de decir que me siento absolutamente contento por la elección de este actor, qué digo, actorazo. Nadie mejor que él podría haber interpretado a este tipo duro, aunque un pelín fantasma (pero no de tirarse al vacío por un pantano, no), con ironía inglesa, elegante cuando hace falta y bestia y sádico cuando también la hace. Además, en esta nueva entrega, el agente secreto mantiene una relación amorosa larga, nada pasajera, como solía ocurrir con los anteriores, por lo que el rasgo de embobado por esa delicia que es Eva Green también ha de destacar. En fín, que este actor inglés diría que es el Bond perfecto. Ahora vayamos a por la chica Bond. Eva Green, destacada por su actuación en Soñadores, de Bertolucci, también podría tratarse de la chica Bond perfecta. ¿El porqué? Pues la verdad es que tiene varias razones: empata, por así decirlo, con el protagonista, ya que se crea tal química picaresca entre ellos dos (al principio de su relación) que hace que Vesper Lynd (así es como se llama), sea una mujer de carácter fuerte y para nada, un débil símbolo de más, como ocurría en los otros Bond. Aquí, tanto Bond como Vesper son símbolo de fuerza. En resumidas cuentas, ambos son el Bond y la chica Bond perfectos, y eso hace que Casino Royale sea Casino Royale. Otro punto fuerte de la película son las numerosas escenas de acción. Todas ellas, desde la que abre el film, situada en Madagascar, son realmente vertiginosas, llenas de tensión, largas, pero sin embargo nada pesadas. Podría destacar cada una de ellas, y es que tanto la ya nombrada de Madagascar, como la del aeropuerto, la de Venecia o la que está situada en el museo, por no dejarme los hiper-tensos intermedios entre cada partida de póquer, hacen que la película muestre su lado más aventurero y a la vez más realista. Y es que a Casino Royale no le falta de nada. Hemos hablado de amor y de acción, por lo que me falta el dramatismo. La cinta tiene muchos toques de este género, tantos, que destacaré algunos de ellos: la pesada conciencia que tiene metida en la cabeza Vesper, después de ver a James luchando en la escalera del casino, la hace sumergirse en la ducha del hotel para olvidarse de lo pasado, por lo que Bond, cómo no, la ayudará sentándose a su lado. O en ese mismo trozo, no os perdáis al agente sangrando como un desesperado y medio llorando por haberse cargado a ese par. Eso Brosnan nunca lo haría, vamos, que ni se despeinaría luchando. Atentos, SPOLIER. Y por último, la última escena en que aparece Vesper, ahogándose en el sumergido ascensor de un edificio veneciano y con Bond intentándola sacar de allí, aunque sabiendo perfectamente que está salvando a la mujer que lo ha traicionado. Esta escena es, simplemente, la mejor de la película. Fin del SPOLIER. Por último, dentro de los aspectos más artísticos de la película, destacar al malvado Le Chiffre, interpretado por el danés Mads Mikkelsen. En todas las películas de James Bond, el villano de la función siempre había pretendido acabar con el mundo entero, o bien destruyéndolo (Panorama para matar o Muere otro día) o liquidándolo (todas las demás). En Casino Royale, el malvado no pretende hacer este tipo de cosas. Su intención es su trabajo, el tráfico de armas, y en vez de someter a Bond a máquinas que rozan la ciencia ficción, lo tortura con un látigo directamente (atentos a esa escena. Es terrible y a la vez irónica). Pues decir que Mads Mikkelsen está espléndido en su papel, tanto llorando sangre como haciendo llorar lágrimas a sus enemigos. Dentro de los aspectos técnicos, Casino Royale no carece del más mínimo detalle. La música, estupendamente llevada a cabo por David Arnold y Chris Cornell (en la magnífica canción principal, You know my name).Y por supuesto, los efectos visuales, que sin ser pasados de rosca (he ahí Muere otro día), resultan increíblemente creíbles (como la escena del derrumbamiento del edificio veneciano). En resumidas cuentas, la película de Martin Campbell es una auténtica maravilla del entretenimiento -del bueno-. Una cinta repleta de acción auténtica y realista, que, pese a su larga duración -144 minutos-, no se hace pesada, ni mucho menos. No os perdáis Casino Royale, aunque no sois fans de James Bond. Diría que eso es mejor aún.
Auténtica maravilla del entretenimiento. Una cinta repleta de acción auténtica y realista, que, pese a su larga duración -144 minutos-, no se hace pesada.
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La noche de los girasoles es una original historia de suspense rural ambientada en un pueblo tranquilo en el que parece que nunca pasa nada. Es el relato de una noche en la que la vida de unos personajes cambia por completo tras vivir una situación límite que los marca a todos de una manera u otra. Una película de intriga, de suspense policial a raíz de un asesinato en el que debido a una serie de casualidades se ven implicadas un grupo de personas desconocidas entre ellas.Pedro (Mariano Alameda) y Esteban (Carmelo Gómez) son dos espeleólogos que llegan a un pueblo de una zona de montaña para explorar una cueva. La novia de Esteban, Gabi, les acompaña hasta allí pero no entra con ellos y decide esperarlos en un paraje cercano, al pie de la montaña. Pero cuando los espeolólogos regresan, se encuentran a Gabi presa de un ataque de ansiedad. En cuanto tienen la oportunidad, los chicos deciden vengarse de la persona que ha atemorizado a Gabi pero erróneamente asesinan a otro individuo que tiene la mala fortuna de aparecer en el momento equivocado.La historia se estructura en forma de puzzle en el que las piezas van encajando poco a poco a lo largo de la historia. Cada capítulo de la historia se encabeza por un rótulo que puede darnos pistas sobre sus protagonistas (el hombre del motel, los espeleólogos, el hombre del camino) y no sigue un orden lineal sino que el director juega a explicar la historia mediante saltos en el tiempo o flashbacks de manera que la historia se cuenta desde todos los puntos de vista de los distintos personajes. No obstante, a pesar de saber el final de algunas secuencias, el interés del espectador por saber cómo se desarrolla la historia permanece intacto. La trama está perfectamente explicada aunque deja algún cabo suelto. El director sabe dosificar la tensión durante toda la historia aunque es a partir del punto de inflexión que supone el asesinato cuando el espectador no deja de sorprenderse y no deja de hacer cábalas sobre lo que va sucediendo. La escasez de luz ayuda a fomentar esa atmósfera intrigante, de manera que se consigue un ambiente en el que todo parece posible.Aparte de una película de suspense, se trata de una drama de desarrollo de personajes e incluso de una historia costumbrista en la que se refleja la preocupación en los pueblos por su casi inevitable abandono. La ópera prima del español Jorge Sánchez-Cabezudo cuenta como protagonistas con Carmelo Gómez, Judith Diakhate, Celso Bugallo, Manuel Morón, Mariano Alameda y Vicente Romero. Las interpretaciones son destacables en su totalidad pero quizá el papel más inquietante lo encarna el jefe de policía (Celso Bugallo). El personaje del jefe de policía se encuentra en el dilema de elegir entre actuar según lo que le dicta su ética profesional o según sus propios intereses.El cineasta explicó en una entrevista que le interesaba mucho profundizar en el desarrollo psicológico de los personajes: "son personajes corrientes enfrentados a situaciones extremas, y quizá uno de los grandes objetivos de la película sea precisamente el de plantear cómo esa gente corriente puede llegar a provocar una situación tan complicada y dramática; cuáles son las circunstancias, y los mecanismos psicológicos, personales y emocionales que les llevan a hacer lo que hacen y sobre todo a justificarse en sus acciones para seguir viviendo. No es una película de buenos y malos, es una película de personajes muy humanos".Una historia que nos hace reflexionar sobre las casualidades, sobre la mala suerte, sobre cómo te puede cambiar la vida en una sola noche y cómo la vida de muchas personas puede cambiar a raíz de una sola circunstancia o a raíz de la actuación de una sola persona. Una drama que deja un halo de tristeza, de fatalidad, porque lo que se narra desde la ficción puede acercarse mucho a nuestra realidad.
Una historia que nos hace reflexionar sobre las casualidades, sobre la mala suerte, sobre cómo te puede cambiar la vida en una sola noche y cómo la vida de muchas personas puede cambiar a raíz de una sola circunstancia o a raíz de la actuación de una sola persona.
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Barcelona. Una gran ciudad que esconde multitud de pequeñas historias. En este escenario urbano, un grupo de amigos nos abren las puertas de sus casas y de sus vidas para dejarnos ser testigos de lo que les ocurre en su día a día. Personajes que callan mucho más que lo que dicen. Personajes que muestran mucho menos de lo que esconden. Es la historia de uno grupo de amigos treintañeros que se ven a diario, comparten todas sus vivencias pero que ocultan una parte importante de sus vidas: sus sentimientos más privados. Sólo el espectador será testigo de todo: de sus mentiras, secretos, deseos ocultos e infidelidades.Eduard Fernández (integrante del reparto de Alatriste) -y que obtuvo un premio Goya como mejor actor de reparto por su papel en esta película- encarna al personaje de Mario, un tipo atormentado que sospecha que su mujer, Sara, (Vicenta N?Dongo) lo engaña y que luchará durante toda la película para intentar confirmar sus dudas.Irene (Mónica López ) muestra una actitud de rechazo y evita ver a su amiga de facultad con la que se reencuentra tras años sin verse. Su matrimonio no funciona aunque su marido Manu (Chisco Amado) no cesa en esforzarse a satisfacerla en todos sus deseos.Tomás (Alex Brendemünl) también oculta algo: su relación con una menor de edad, que para colmo es la sobrina de su amigo Mario. Y por último, Sofía (María Pujalte) presa de una una relación con un francés cuyos desplantes intenta justificar constantemente frente a los demáspor no quedar como una despechada.La historia plagada de engaños recuerda a Tapas, aunque en esta última el drama se disfraza de comedia en un intento de quitarle hierro al asunto. En la ciudad es la historia de lo poco que a veces nos conocemos aunque convivamos juntos: de cómo nos engañamos a nosotros mismos sobre nuestra vida y cómo engañamos a los demás para que nuestra existencia sea un poco más fácil o simplemente por orgullo. Resulta fácil empatizar con estos personajes porque, al fin y al cabo, como dice una de las protagonistas: "Todos tenemos secretos, ¿no?".
En la ciudad es la historia de lo poco que a veces nos conocemos aunque convivamos juntos: de cómo nos engañamos a nosotros mismos sobre nuestra vida y cómo engañamos a los demás para que nuestra existencia sea un poco más fácil o simplemente por orgullo.
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De vez en cuando, uno se plantea qué tipo de cine ve. Lo más probable es que, o bien sea comercial (aunque muchas veces se suele confundir con convencional) o bien 'el del entendido'. No soy yo quien vaya a meterse con la manera personal que cada uno tenga de ver cine. Pero después de haber(me) dado una oportunidad con Brick, creo que esta pequeña introducción tiene bastante que ver. Brick es una película poco convencional. De estas que pretenden (sobre todo pretenden) no ser sólo una película. Y esto está muy bien.hasta cierto punto. Brendan es un estudiante bastante atípico (él y su entorno) que recibe una inesperada llamada de su ex novia, Emily, de la que no sabe prácticamente nada. Pero nosotros sí sabemos que está muerta. De esta manera, el film nos muestra dicho resultado en su primera escena, para volver dos días atrás, contar ¿todo? lo ocurrido y las consecuencias finales. Pinta bien, ¿no? A mí también. Pero resulta que, partiendo de esta premisa, la cosa no termina de marchar. Y uno lo sabe cuando ya van diez minutos de cinta: todo está lleno de buenos propósitos, y quizás sea eso lo que le hace seguir viendo el resto del (algo excesivo) metraje. Pero no marcha. O quizás marche con esa ligera sensación de mosqueo permanente. En mi caso, lo tengo claro: la causa de ese run-rún de mi cerebro era ver demasiados elementos 'para entendidos', con un ritmo no demasiado definido e insuficientemente aclaratorio: un 'halo de posmodernismo' que no me termina de cuajar. Me gusta que de vez en cuando salga un chorro de aire fresco que impida que el aire se vicie demasiado en esto del cine: ¿cuántas veces has dicho: '¡andá, qué típico!, y te has quejado de algo así cuando ves una película? Probablemente esto no te pase con Brick. Pero también es probable que te deje algo indiferente, a no ser que seas un entendido o quieras serlo (aunque en éste último caso, dentro de tí sabrás que definitivamente no es así). Eso sí, no me gustaría que quedase la idea de que la película es mala. Porque no lo es. En absoluto. Tiene sus virtudes (originalidad, enfoque distinto), pero quizás no sean suficientes como para que ese 'run-rún' siga sonando. Además, las interpretaciones pueden resultar del agrado de muchos, aunque no pasen del simple 'cumplir'. En definitiva, el debut de Rian Johnson en el cine resulta prometedor. Quizás haya sido demasiado pretencioso a la hora de ser 'diferente' o alternativo; o no ha sabido introducirnos en la historia de la manera más adecuada. Si lo que se ha de premiar son las ideas, entonces bravo. Sólo espero que, con algo más de experiencia, este director (que también es guionista del film) nos depare buenas películas. Confio en ello, porque talento es indudable que tiene.
Conjunto de buenos propósitos...que se queda en eso, en propósitos.
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Francamente, es mala pero no es tan mala. Qué digo, es mala pero hasta unas dimensiones vomitivas. Es un insulto al espectador, es una putada.A lo mejor lo que pasa es que nos entra la neura debido a que el género de fantasía épica es uno de nuestros dos o tres géneros cinematográficos favoritos. Y subrayo lo de "cinematográficos" porque siempre he pensado que la fantasía épica, si está bien hecha, tiene un mayor poder de fascinación representada en la pantalla que en la letra escrita. Pero no, pero en serio, pero esto.pero esto.pero esto.pero esto qué es?. Ye, para la burra que estas pidiendo peras al olmo. Es cine navideño, pardillo, una de aventuras muy al uso de estas fechas de magia e ilusión. Producto oportunista que aterriza estrellado en un mal momento histórico. Subrayemos el contexto histórico.Pero, joder, que el chico este rubito (pésimo actor, qué asco de tío) que hace migas con dragones y ninfas ha venido después de Luke Skywalker y de Frodo Bolsón, dos personajes de lujo para el género fantástico-épico, auténticos arquetipos de la aventura fílmica como odisea y metáfora de nuestras vidas, del buen cine de entretenimiento, ostia. Porque, vamos, no me jodas, ni Marc Hamill ni Elijha Wood eran grandes actores, ni tampoco interpretaban a personajes especialmente complejos, pero qué bien definidos y representados estaban en un entorno de ideales, peligros y perfiles de una espléndida caracterización y sentido de lo maravilloso, que permitía incluso que dos personajes planos como folios tuvieran soltura, la dimensión de lo real y un cierto desarrollo a lo largo de una aventura que va del punto A al punto B. (Más tarde o más temprano le hincaremos el diente, bajo la omniabarcadora visión de "Imágenes y Palabras", a la saga de George Lucas y a la trilogía de Peter Jackson, y me dan escalofríos solo de pensar en el resultado.y lo mucho que nos queda por aprender). Oye, Eragon entretiene, ¿no?. Mierda. ¿Porqué?. Porque eso es lo peor de todo, que hasta lo malo vomitivo nos entretiene. Y tiene un final digno, al fin y al cabo, de lo que se trata es de contar un cuento para niños. ¿Pero "E.T" no era también algo de eso mismo, y "Los Goonies?. Exacto, ahí viene la tragedia. Que unos y otros son lo mismo pero de Eragon nadie se acordará dentro de veinte años y "Los Goonies" y "E.T", rondando la treintena, siguen vendiéndose como las rosquilletas en las sucesivas ediciones y siendo revisadas con permanente gozo año tras año. Aquellos eran los tiempos del buen cine inocente, para niños y papás, pero hecho con un corazón a la altura de las ilusiones y la magia viva en todos, grandes y chicos. Los niños y los papás de hoy en día se merecen lo mismo. Eragon pudo ser una más que pasable obra distractora en fechas de ilusión, pero es tal la desgana y la ausencia de talento..¿ausencia de.?. No, no, es que eso es lo peor de todo. Que no me creo que se haya terminado el talento. La eficacia y la habilidad de James Cameron o Richard Donner, ambos dotados de una modesta maestría para el cine de entretenimiento, no es tan difícil de alcanzar. No hablemos de Spielberg,, un individuo con cine en las venas que, en casos puntuales, era capaz de elevarlo a proporciones antológicas, místicas, incluso. Es que, es que, es que mira que tiene bémoles. y yo me cago en tó.¿Qué hago yo hablando de Spielberg, Donner y Cámeron?. Nostalgia. Crecimos con ellos y gracias a sus pequeñas joyas de recreativa y lúdica sensibilidad cinéfila, hoy muchos amamos el cine en todo su rango o recorrido en lo que a la calidad se refiere, desde Mel Gibson hasta Ingmar Bergman, desde Roland Emmerich hasta M. Night Shyamalan y todo lo que nos echen . Venga, nos relajamos. Y ahora en serio, "Eragon" cumple lo justito en su función de película navideña, se deja ver con agrado, tiene sus buenos momentos, me atrevería a decir que es correcta y honesta porque da lo que promete. Al espectador inculto -cinefilamente hablando - le basta. Pero existe un canon establecido y conocido por todos los que amamos y mamamos a Luke Skywalker o a Frodo Bolsón. No estoy valorando Eragon en función de estúpidas comparaciones con "El señor de los anillos" o "Star Wars" (porque tal comparación sería una estupidez). Estamos señalando la diferencia entre lo que está bien hecho y lo que no esta bien hecho en el ámbito de la fantasía y épica o la espada y brujeria o como quiera llamarse.No vamos a perder tiempo explicando cómos y porqués. Por decir algo, y así nos vamos tranquilizando, Eragon copia descaradamente clichés de otras producciones más afortunadas, producciones que además merecen la categoria de clásicos en su ámbito. Detrás de ese plagio no hay singularidad alguna. La culpa ya sabemos de quién es. ¿Stefen Fangmeier?, que se dedique a otra cosa. Ála, a cascarla.
No vamos a perder tiempo explicando cómos y porqués. Por decir algo, y así nos vamos tranquilizando, Eragon copia descaradamente clichés de otras producciones más afortunadas, producciones que además merecen la categoria de clásicos en su ámbito.
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Desde el principio Casino Royale, la nueva aventura del 007, sabe diferente, el tradicional disparo hacia la cámara que se aprecia en todas las cintas anteriores en los primeros segundos brilla por su ausencia, solo para sorprender, minutos mas tarde, cuando nos narran el génesis de ese disparo que al día de hoy es la marca personal del legendario espía. De ese tipo de sorpresas esta llena la cinta número 21 de James Bond.Claro que, cuando se realiza alguna mudanza, se termina perdiendo algo o reencontrando cosas que uno creía perdidas y eso quizás es lo que sucede con la mudanza que realizaron los productores y director de la cinta, quienes nos entregan a un nuevo Bond, después de cerrar un ciclo con Otro día para morir, ahora se regresan hasta el principio, tomando como base la primer novela que Ian Fleming escribió sobre el súper agente y presentándonos a un Bond mas joven, novato, impulsivo y por ende, uno mas humano, uno que se equivoca y que sangra, como cualquier mortal.La cinta inicia cuando Bond completa los requisitos para convertirse en un agente 00, es decir, para tener licencia para matar y le es entregada su primer misión, capturar a un terrorista que vaga por algún lugar de África, el cual le dará la pista hacia un banquero de terroristas que se ha vuelto millonario gracias a los actos de terrorismo mas crueles de los últimos tiempos, pero para detenerlo, Bond tendrá que vencerlo, no usando la fuerza, si no sus habilidades para el poker.Por lo que esta vez, no es de extrañarse, que algunas de las escenas mas climáticas de la película se realicen sobre la mesa de un casino, apoyándose en el trabajo de los actores para crear una tensión que mantendrá al espectador al borde de su asiento, al igual que las bien logradas e inteligentes secuencias de acción, que le inyectan adrenalina a la cinta.Pero quizás el ingrediente principal que detona la emocionante aventura es la actuación de Daniel Craig, quién no se concentra solo en posar y modelar el esmoking, si no en darle a cada escena la medida justa, que lo transforma de un perseguidor y asesino desalmado a un seductor, a un cínico rival, o a un hombre que se debate entre el bien y el mal y que finalmente se pierde en el amor de una mujer, tanto que amenaza con dejar su vida de martinis y armas a un lado.Judi Dench como M, esta de vuelta, imprimiendo su estilo como la jefa de Bond, dispuesta a mantenerlo a raya a como de lugar. Eva Green es la chica Bond, quién lejos de ser una espía, es una contadora común y corriente con la misión de evitar que Bond despilfarre el dinero del gobierno, pero con el encanto necesario como para llevar al espía a su perdición.Aunque el director Martin Campbell, intenta ponerse serio hacia el final, alargando y redundando el tercer acto y debilitando así el cierre, logra crear una cinta realista, que lejos de la fantasía tecnológica y la acción barata, le da un nuevo aire a la saga, que sin duda, ayudara a que se mantenga viva por 20 nuevas películas o más.Solo me queda una pregunta para los realizadores: ¿Dónde diantres quedaron las siluetas de las mujeres desnudas en la secuencia inicial de títulos?
Un nuevo Bond, uno mas realista que ayudará a que la saga siga viva por mucho tiempo.
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Visiones fílmicas sobre el fin del mundo hay muchas y de todo tipo, desde catástrofes nucleares, epidemias mortales, hasta las mas improbables como invasiones extraterrestres y rebeliones robóticas. Pero la que se propone en Hijos del hombre, es una de las más realistas y escalofriantes que he visto en mucho tiempo? ¿Y qué tal si el hombre es su propio verdugo?¿Y que tal si un día la especie humana pierde la capacidad de reproducción? ¿Que tal que la persona mas joven del mundo tiene 18 años, no hay mas bebes ni niños a lo ancho del globo y las escuelas son edificios abandonados y cosa del pasado? ¿Que tal si vivieras en un mundo donde no existe la esperanza y sabes que cada día que vives la humanidad está agonizando? ¿Terrorífico no?Mucho mas si consideramos que la historia se desarrolla en el futuro cercano, el 2027, y el mundo está en crisis con brotes de violencia generalizada; un día como cualquier otro, la humanidad llora la muerte de Diego, la persona más joven del mundo, Theo (Clive Owen) camina desolado sin esperanza, hasta que su ex esposa se pone en contacto con él para pedirle un favor muy importante: que le ayude a conseguir un permiso para transportar a una joven hacia una ciudad en conflicto? una joven que milagrosamente está embarazada.Un guión conciso, directo, inteligente y brillante; nos adentra a éste panorama de desolación, concentrándose únicamente en el punto de vista humano, donde no aparecen científicos para explicarnos por que motivos las mujeres no pueden embarazarse, ni las pruebas que realizan para resolver la crisis, ni militares que nos expliquen por que la mayoría de las ciudades del mundo están envueltas en conflictos interminables. Por el contrario, vemos a través de los ojos de gente normal, como nosotros, que no les interesa escuchar explicaciones médicas, que prefieren evadir el tema y tratar de olvidarlo. Un guión exacto que por pequeñas dosis nos va revelando la situación completa en que se encuentra el mundo, que nos regala un momento de alegría antes de que, con una crueldad infinita, nos restriegue en la cara que ésta no es una película feliz.La fotografía corre a cargo de Emmanuel Lubezki, uno de los mexicanos más talentosos del ámbito del cine, quién nos tiene acostumbrados a imágenes hermosas, esta vez se encarga de retratar el caos, con toda la expresión de la palabra, recreada por un excelente diseño de producción, que detalla magistralmente, tanto la época como el estado anímico de la cinta; cada calle está atiborrada de basura, cada pared está rayada y a punto de desplomarse.Éste año, los tres directores mexicanos, más reconocidos en todo el mundo han estrenado una cinta, Guillermo del Toro (El Laberinto del Fauno), Guillermo Arriaga (Babel) y Alfonso Cuarón (Hijos del Hombre), y en base a éstas tres cintas, puedo asegurar, que el más talentoso de todos ellos es Cuarón, quien con esta excelente puesta en escena se reafirma como un director, quien a la par de los brillantes aspectos técnicos dota a sus cintas con una profundidad emotiva y temática. Realizando esta vez, una cinta que aporta algo nuevo a la ciencia ficción, demostrando que el género no solo está hecho para desplegar efectos especiales y que se pueden abordar temas tan serios como la esperanza perdida de la humanidad, simbolizada por la falta de niños en el mundo.Cuando yo era un niño, me enfermaba y me tenían que inyectar, mi Mamá me acercaba una almohada y me decía que la mordiera muy fuerte para que no sintiera tanto dolor, hubo varios momentos en esta cinta, en las que deseé tener una almohada para morderla, como en la pesadillesca y larga, larga secuencia, en la que los protagonistas tienen que cruzar una ciudad en guerra, en la que la cámara casi al ras del piso avanza, al igual que los personajes, ocultándose donde se pueda, donde incluso la sangre salpica la pantalla y lejos de "corregir" el detalle, las gotas de sangre se quedan ahí para hacernos mas dolorosa la vista.
Una cinta que aporta algo nuevo a la ciencia ficción, demostrando que el género no solo está hecho para desplegar efectos especiales. Una obra maestra, futurista pero realista, dolorosa pero muy disfrutable.
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Si alguna vez le van a dar un premio Oscar a Martin Scorsese como Mejor Director, y reconocer por fin su excelente carrera, deberían dárselo de una vez, por su inmejorable trabajo en Los Infiltrados, la cinta que algunos la consideran ya, una obra maestra y un clásico de cine policíaco? Y quizás esas aseveraciones no son tan aventuradas.En esta ocasión Scorsese, pone toda su maestría a la orden de una historia que transcurre en las calles de Boston, que podría ser una ciudad cualquiera, con lo que logra crear un dialogo directo con el público, que pocas veces se ve en su cine.Basada en la película taiwanesa Internal Affairs, la historia narra el ascenso de dos policías, uno (Di Caprio) infiltrado en las líneas de la sanguinaria mafia irlandesa, comandados ni más ni menos que por Costello (Jack Nicholson), y otro (Damon), cuya carrera en ascenso no es mas que con la intención de pasarle información a su propio jefe; Costello.A lo largo de la historia se narra como cada uno de los dos personajes se ven envueltos en las situaciones más complejas, llevándolos a vivir tratando de ocultar constantemente su verdadera identidad y jugándose el pellejo a cada minuto.El equipo de trabajo no podría ser inmejorable, Jack Nicholson, como el jefe omnipotente de la mafia, llenando a su personaje de un cinismo que raya en lo divertido, convirtiéndolo en toda una antitesis del Padrino de Marlon Brando. Leonardo Di Caprio realiza la mejor actuación de su carrera, muy por encima de su celebrado trabajo en El Aviador, convirtiéndose en el protagonista absoluto echándose al público a la bolsa con apenas unas cuantas escenas. Matt Damon, su contraparte, completa el trío y son respaldados por un muy buen reparto que incluye a Mark Wahlberg, Martin Shen, Alec Baldwin y la bella de la cinta, Vera Farmiga.La ciudad de Boston, sus calles, sus distintas locaciones, se convierten en un personaje mas, una atmósfera perfecta para que las acciones transcurran en el ambiente idóneo. Y es ahí en donde transcurre una de las escenas mas memorables, en un barrio chino, donde los personajes de Damon y Di Caprio, muy parecidos el uno del otro se persiguen mutuamente, tratando de descubrirse.Con esta cinta además, Scorsese vuelve a la habitual violencia que acostumbraba en sus primeras cintas, ese tipo de violencia en el que en menos de un minuto varios personajes han muerto con sus cabezas reventadas a balazos y esa violencia verbal con que permite que la palabra fuck se repita 236 veces. Y también es una de sus cintas con un ritmo desencadenado y una energía arrolladora, que parece ir dedicada a todos aquellos que creen que él es un director aburrido.El único detalle, que muchos podrían refutarle, es el final de la cinta, que seguramente divide al publico en dos, los que lo amaron y los que lo odiaron y que sin duda podría ser el tema de una larga discusión.En resumen, lo que parece ser una sencilla historia policíaca que algún día trasmitirán en el canal cinco un sábado por la noche, es en realidad un complicado, intenso e inteligente thriller, una cinta que sin duda será recordada por mucho tiempo, que en las manos de un director cualquiera pudo ser un refrito cualquiera, pero que en las manos de un artista experimentado y sabio, se vuelve en una obra imprescindible y memorable.
Una historia policiaca que Scorsese la transforma en una memorable muestra del genero.
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Una niñera mexicana a cargo de dos niños americanos tiene que decidir entre hacer su trabajo o asistir a la boda de su único hijo. Una pareja de esposos norteamericanos que pasean por Marruecos sufren lo que parece ser un atentado terrorista. Un pastor marroquí trata de criar a sus hijos. Y una joven sordomuda japonesa se esfuerza por comunicarse con su padre y con su entorno, al mismo tiempo que trata desesperadamente de perder su virginidad.Todo esto aunque no lo parezca es parte de una sola cinta, se trata de Babel, la tercera cinta en colaboración entre el guionista Guillermo Arriaga y el director Alejandro González Iñárritu y que según amenazan será la última, argumentando diferencias creativas. Separación artística que le deja un gran reto a Iñárritu para sus próximos proyectos en solitario, sin contar ya con la profundidad, la fuerza y la emotividad de los guiones de Arriaga.Y mayor reto todavía, después de esta tercer cinta, en suma la más estilizada, más pulcra, más conmovedora y aunque suene raro decirlo, la más esperanzadora.Ambos cuentan estas historias como pretexto para hablar sobre la globalización y la creciente falta de entendimiento entre los americanos y los mexicanos, entre los americanos y los posibles terroristas, pero también entre marido y mujer, entre padre e hijo, entre hermano y hermano.Estas varias líneas narrativas que se van deslizando una entre la otra, a diferente ritmo y tiempo, mientras que la historia que la historia del hoy maduro actor Brad Pitt y la hermosa Cate Blanchett sucede en un par de horas, la de Adriana Barraza, en una de las actuaciones mas realistas que he visto en mucho tiempo y cuya clase es más fácil encontrarla en teatro y no en cine, sucede en 24 horas o más, pero esto no es ningún impedimento para que las historias puedan narrarse unas entre otras.Con un ritmo lento y pausado, saltamos de los desiertos marroquíes a los desiertos fronterizos entre México y Estados Unidos, para después dar un gran salto hacia las coloridas y ruidosas calles de Japón. Inundando la cinta con largas secuencias sin diálogos, pero intensas todas y conmovedoras, resaltado dos en particular, por medio de las cuales algunos personajes descubren algún paraje desconocido para ellos, como un par de niños que visitan por primera vez Tijuana y se sorprenden de las intensas imágenes que ven detrás de los cristales de sus autos, o como el grupo de turistas que llegan a un desolado pueblo de Marruecos, cuyas condiciones resultan muy alejadas de su cómodo vida.Y aunque se trata de una cinta accesible para todo tipo de público, este encuentre la historia demasiado lenta y menos caótica y climática que Amores Perros, estamos más ante una cinta contemplativa y artística, aunque en cierto modo, hay algunas partes innecesariamente largas en la parte japonesa, que aunque se pretenda sea la más sublime, es en realidad, la historia mas débil, concentrada en su artificiosa forma descuidando en parte su fondo, contrastando en gran medida con el resto de la cinta.La música de Santaolalla, la fotografía de Rodrigo Prieto y el diseño de arte de Brigitte Broch, usuales colaboradores de Iñárritu, hacen acto de aparición, con la difícil tarea de darle cohesión a esta desmenuzada cinta, retratando con bastante veracidad la forma de vida de diversas regiones del mundo, incluyendo sus rituales? ¿Alguien quiere saber cómo es una boda de pueblo mexicana? No tienen que buscar más, vean esta cinta y lo descubrirán.Y por si los diferentes idiomas hablados en la cinta no fueran suficientes, de repente cae el silencio entre sus personajes, de esos silencios intensos que incomodan, que duelen y conmueven, momentos que aprovecha muy bien el director mostrando que es dueño de una técnica impecable. Y declarando que, a veces, para realmente entendernos, no son necesarias las palabras.
Una cinta espiritual que para darse a entender utiliza varias imagenes inolvidables.
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Debo admitir que Almodovar no es santo de mi devoción y que exceptuando "Hable con ella" la mayoría de las películas del director manchego me parecen "coñazos supinos", cortadas (Casi siempre) por el mismo patrón, y donde la intensidad y el ritmo narrativo se acaba llevando siempre a las mismas cotas dramáticas que por H o por B apelan a lo mismo en cada una de las muestras de su cinematografía; sin embargo, y como ya me pasó con la penúltima película de Peeeedroooo, (Como dijo Pé, que en esta cinta se convierte en su actriz fetíche), me ha hechizado de principio a fin, y es que, muchos son los años de mi infancia los que he pasado en verano en casa de mi abuela (en un pueblecito de Toledo) y donde las costumbres, modus-operandi, y extraños comportamientos femeninos, tan bien sabe plasmar Almodovar en esta, su última película.Podría empezar a desvaratar en mil y una anécdotas, cosas que suceden en algunas escenas de la cinta y que me recuerdan a "mi pueblo", pero no, no lo voy a hacer, solo destaco esos "besos de ametralladora" que da el personaje de Blanca Portillo a toda aquella que se le acerca y que bien me recuerdan a mis tías y a mi abuela.Destacaría especialmente junto a Pé, (tremendamente atractiva en esta película), el papel de Carmen Maura y es que de principio a fin, consigue ponerte la carne de gallina, también Blanca Portillo, tal vez la más "cateta" de las mujeres que aparecen en pantalla, y es que "te crees" perfectamente su papel, Lola Dueñas (a la que ya intuí un brillante futuro en "Mar Adentro" de Amenabar) también lo hace bien, siendo esa tía despistada y curiosa que hay en toda familia, Johana Cobo bastante normalita, la verdad, tal vez en unos años y a base de papeles la criatura vaya madurando cinematográficamente.En fin, gran película, buen trabajo de Pedro Almodovar y envidia enorme que me da en el visionado ver volver a Carmen como Madre, ¡Lo que daría yo por que volviera la mía de repente a casa!
Gran película, buen trabajo de Pedro Almodovar. Destacaría especialmente junto a Pé, (tremendamente atractiva en esta película), el papel de Carmen Maura y es que de principio a fin, consigue ponerte la carne de gallina, también Blanca Portillo.
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Película de Teen-terror que sin buscar muchas complicaciones bebe de mil fuentes, desde la película original (de la que esta es un remake) de Vincent Price, de la que esta coge el nombre para el villano de turno, la película en si es otra más del genero, donde unos jóvenes completamente ostiables van cayendo en manos del asesino del lugar. Tal vez lo "original" sea la manera de morir, y es que ahora no es el personaje de color el primero en morir.Elisha Cuthbert y Paris Hilton bastante bien ambas, luciendo palmito y Paris haciéndo algo de humor sobre "la razón por la que es famosa" (su famoso video en internet), en fin, que no hay que pedirle peras al olmo (impresionantes las de Cuthbert) .Recomendada para todos aquellos fans del terror juvenil.
Recomendada para todos aquellos fans del terror juvenil...
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El padre es un fracasado tratando de vender su fórmula para triunfar, el abuelo inhala cocaína y aconseja a su nieto ser promiscuo, el hijo quiere ser piloto aviador y como no se lo permiten ha jurado guardar silencio hasta lograrlo, el tío gay intentó suicidarse por culpa de un desamor, la hija pequeña y regordeta quiere ser reina de belleza infantil y la madre trata de poner el orden en todo este caos. Y todos ellos se montan en un, igual de caótico viaje, a bordo de una vieja van Volks Wagen amarilla en una de las mejores y más divertidas películas del año.Y aunque regularmente insisto mucho en los guiones de las cintas que veo, en ésta ocasión tengo que detenerme a hablar de él más a fondo, ya que creo es uno de los más brillantes que he visto filmados en un buen tiempo, desde su sencillez, su exactitud y espontaneidad, al parecer, sin gran esfuerzo pasa de la risa destornillante, pero inteligente, sin caer en la típica comedia gringa y tonta, a momentos profundamente conmovedores, sin hacer grandes alardes dramáticos. Un guión que no se desperdicia, ni se malgasta, que le da su justo momento a cada personaje, su quiebre, y que van construyendo paso a paso un todo lleno de colores e intensidad.Pero para una película no basta con un excelente guión, hace falta una extraordinaria dirección, y esta corrió a cargo de los propios autores del script, se trata de Valerie Faris y Jonathan Dayton, los responsables de una impresionante cantidad de videoclips de grupos icónicos como Red Hot Chilli Peppers y R. E. M., ellos juntos, se encargaron de la realización sencilla pero justa de la cinta, de balancear acrobáticamente los varios tonos opuestos que tiene la historia.Pero sin duda el mayor acierto de su trabajo, es el ensamble actoral, al conseguir al actor y la actriz adecuado para cada personaje y además, ponerlos a trabajar formando un excelente equipo en pantalla, una verdadera familia, que pocas veces se ve en el cine. Desde Toni Collete como la madre, Greg Kinnear como el padre, Steve Carrell como el tío suicida, hasta el abuelo y los mas jóvenes, todos realizan un destacado trabajo actoral, resaltando siempre las diferencias irreconciliables entre cada uno de los integrantes de la familia y llevando al límite sus aventuras? ¡Y desventuras!De esta forma los directores erigen una historia sobre la naturaleza de la familia, la búsqueda de la autenticidad y al mismo tiempo una incisiva crítica de la vida yanqui que pretende convertir todo lo que toca en un concurso de belleza, como uno de los personajes lo grita; la vida es un concurso de belleza tras otro, la preparatoria, la universidad? Una vida en la que se supone todos deben de pelar por ser ganadores y un país que considera como perdedores y "freaks" a todos aquellos que no lo intenten. Pero conforme avanza el relato uno termina preguntándose: ¿quién es realmente normal o "freak"? ¿Quién es realmente un perdedor?Y aunque parezca complicada quizás la película completa podría resumirse a una sola escena, genial, divertida y significativa a la vez, aquella en la que, después de que el vehiculo en que viajan se descompone, todos tienen que empujarlo para echarlo a andar y uno a uno abordarlo entre brincos y carreras? ¿Qué de eso no se trata ser parte de una familia?
Una cinta independiente, brillante, que se debate entre la inteligente hilaridad y el mas honesto drama.
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Hoy voy de rollo cultural y os diré que esta película está basada en una saga de libros juveniles, por lo que se ha pretendido compararla con Harry Potter, Narnia y el señor de los Anillos. Bien, a mí me parece que tiene diferencias muy sustanciales, primero esta está enfocada hacia un público juvenil como Harry Potter, no como Narnia que era más infantil (y para mí que peino canas) o el señor de los anillos que es más adulto. Por otro lado, es una película corta no como las otras. Quizá demasiado corta. Y la temática que aborda si es del estilo de las demás, magia y fantasía con un tipo que sin saber como le llega su momento en la vida. Su momentazo diría yo. En las comparaciones yo creo que es la más floja de las cuatro primeras partes, pero no está mal.La película trata de un chaval que de pronto le cae una gema como un melón gigante en las manos, así, sin más. Vive en una época difícil, en la que un rey tomó el mando del mundo (o del país, o de la región o que se yo) gracias a los dragones que luego destruyó para quedarse el como único poseedor de uno. Total, que resulta que la gema gigante no es una gema (era obvio) si no un huevo de dragón que le ha elegido a él para que lo galope. Así que a lomos de una dragona azul llamada Safira tiene que destruir al rey malvado aquel y a su poderoso ejercito de tios feos y magos malvados y oscuros. La repanocha, ¿no?Siendo el planteamiento bastante poco original, la película se hace amena. Ya sabemos que al final ganamos los buenos y pierden los malos, como en todas las de este estilo, pero tenemos que ver como lo hacen y los efectos especiales que emplean para llegar hasta ese fin. Las ambientaciones están bastante bien hechas, con paisajes de esos que ponen los pelos de punta. De efectos especiales no andamos demasiado sobrados y es que aparte del dragón (dragona, perdón) y la batalla final, hay poca cosa más. El actor protagonista es de darle de boinazos hasta expulsarle de la grabación, pero como es el eje de la historia, tenemos que aguantarnos. Como defecto a la película le pondría que el desarrollo es un poco precipitado, como si tratasen de meter muchas cosas en la hora y media que dura. Si hubiese sido más larga no hubiera pasado nada.Resumiendo, película dirigida a un público adolescente, con dragones, espadas, magos y magia, reyes tiranos y plebeyos descontentos, resistencia y ejercitos invencibles, heroes y villanos, etc. Algo facilito que ver entre polvorón y mazapán.
Película dirigida a un público adolescente, con dragones, espadas, magos y magia, reyes tiranos y plebeyos descontentos, resistencia y ejercitos invencibles, heroes y villanos, etc. Algo facilito que ver entre polvorón y mazapán.
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El día que me dispuse a ver "El Manantial de la doncella", de Ingmar Bergman estaba un poco asustado, como a la expectativa después de haber oído comentarios acerca de lo críptico del cine del genial sueco. Cuando terminó la proyección, me quedé un rato en silencio, reflexionando, y fue entonces cuando me decidí a continuar descubriendo la obra del director nórdico. "El séptimo sello" primero y después "Fresas salvajes", que es la película de la que tratan estas líneas.Fresas salvajes nos introduce de lleno en la mente de un médico que asiste a su jubilación y que a lo largo del viaje hasta la universidad donde se desarrollarán las honras (que decide a última hora realizar en coche tras un extraño sueño) hace un recorrido interior por lo que ha sido su vida. Una vida llena de claroscuros, como la de cualquier otra persona. Un gran hombre para la mayoría, pero no para su hijo, a quien siempre juzgó con dureza. Ni para su nuera, o incluso para la persona que parece más cercana a él, que es su ama de llaves. Bergman nos muestra el ocaso de un hombre soberbio, disciplinado y duro, pero que también evoca momentos de ternura de su juventud, en su casa de verano. Es una dualidad que probablemente se encuentra dentro de cada uno de nosotros, pero que es difícil retratar con la maestría y sensibilidad que Bergman lo hace aquí.Así, a caballo entre lo real y lo surrealista, nos muestra las debilidades de un hombre fuerte, severo, pero que a la vez contempla como se le ha escapado la vida de entre las manos sin haber demostrado que es una persona tan capaz de amar como cualquier otra. Todo ello adornado por una extraordinaria interpretación y un manejo magnífico de las sombras y las luces en una época en la que los medios, evidentemente, no eran los de ahora. Y para terminar, el final abierto, típico en el sueco. Aunque quizás le falte un poco de consistencia al guión en general. Como si se le quedasen cosas en el tintero. Algo que probablemente hiciera para que el espectador reflexionase sobre esas pequeñas lagunas que parecen existir.Al menos, esto es lo que me ha parecido a mí, aunque claro, seguro que se me escapan muchas cosas, porque, para qué negarlo, Bergman era un director al que costaba trabajo comprender en su totalidad.
Bergman en estado puro. Duro a la par que sensible, críptico y desgarrador.
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No es que no me guste, pero reconozco que siempre he pensado que Almodóvar es un director sobrevalorado. Particularmente disfruto más con Garci, Trueba o Julio Médem, pero como decía mi abuela, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Y es que si hablamos de bendiciones cinematográficos, este manchego, casi tan universal como el queso, las tiene todas. Ninguno de los grandes festivales de cine de Europa o América ha pasado por alto su obra.La verdad es que Volver es la película que más me ha gustado de cuantas he visto de él, que han sido casi todas. Y creo que ha sido así porque en esta película presenta una visión más real del mundo. Es una historia que tiene mayores visos de verosimilitud, y en la que por fin se ha desprendido de personajes excesivamente histriónicos que suelen pulular pos sus filmes.Volver es una película llena de sensibilidad, donde las mujeres vuelven a ser los pilares de la obra que sacan arrestos para apechugar con la vida y salir adelante con todo. Es un homenaje a la mujer española de su casa. Ésa que no aspira a la portada de la revista Vogue ni a ser recibidas por Zapatero. Ésa mujer que es la que mantiene hogares, familias, que lucha el día a día y de la que parece avergonzarse mucho zagal reconvertido a yuppie desagradecido (y desgraciado).Desde el punto de vista técnico, impecable. Los silencios que hablan por si solos, los cambios de plano, los planos cortos y el juego de luces sutil donde los haya.Y de la interpretación, sólo elogios. En mi opinión Carmen Maura brilla por encima del resto, y posiblemente ella y Almodóvar lo sepan, aunque la Maura ya está de vuelta de todo y de cara a una posible candidatura al Oscar, Penélope Cruz vende más. Todo ello sin desmerecer un ápice la interpretación de esta última, que a pesar no de ser santa de mi devoción por su habitual inexpresividad, realiza una labor digna de encomio. Quizás sea éste el mayor mérito de Almodóvar: conseguir que Penélope Cruz resulte convincente. Chus Lampreave y Lola Dueñas parece que ni siquiera están actuando, de natural que les sale cada gesto, cada palabra, cada movimiento.Volver refleja la vida cotidiana. Esa vida de la que muchos desean huir desesperadamente pero a la que tarde o temprano acabamos deseando precisamente eso, Volver.
Por fin vemos un Almodóvar que retrata escenas de la vida real, sin adornos, sin extrañezas. Una loa a la mujer de su casa que en el fondo son la columna vertebral de nuestra sociedad, le pese a quien le pese.
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Tony Scott es, en mi opinión, un correcto director con cierta habilidad para el montaje frenético. A veces ofrece lo mejor de sí mismo y le salen películas buenas como "El último boy scout", "Amor a quemarropa" o "Spy Game" y a veces le salen peor pero, en general, con cualidades como las suyas uno sólo puede aspirar, ya no es poco, a dirigir cintas comerciales de esas que entretienen durante un par de horas y después se olvidan. "Deja vu" es de estas últimas.No entraré en detalles sobre la sinopsis de la película. Tan sólo diré que trata de la investigación que Doug Carlin (Denzel Washington) lleva a cabo para detener al terrorista que ha hecho explotar un ferry en Nueva Orleans.Por supuesto, el título ya da pistas sobre ello, el viaje en el tiempo jugará su papel en la película. Pero que nadie se rompa la cabeza pensando en los viajes en el tiempo con seriedad porque carece de sentido. Estamos ante un producto Hollywoodiense que pretende entretener y no ante un tratado físico o matemático. Y como producto, aunque simplón, funciona.Pese a esa simpleza que menciono, hay que reconocer que no le faltan a la historia elementos de una cierta originalidad. Por ejemplo asistimos a una de las persecuciones más peculiares que se hayan visto. Al menos sobre el papel, porque en imágenes está rodada con desdén y simple corrección perdiendo toda la fuerza de la idea. Lo mismo se podría aplicar al resto del film.Respecto a los actores, decir que Denzel Washington cumple en su papel de policía como tantas otras veces, Val Kilmer demuestra que es perfectamente intercambiable con Alec Baldwin, Paula Patton es muy guapa pero poco más y James Caviezel nos recuerda que el de rarito y pirado fanático es un papel que le gusta interpretar.No me enrollo más porque no vale la pena. Dos horas entretenidillas de thriller con ciertas dosis de acción, tampoco mucha, para una tarde de fin de semana. Si eso es lo que buscas, en "Deja Vu" lo encontrarás.
Dos horas entretenidillas de thriller con ciertas dosis de acción, tampoco mucha, para una tarde de fin de semana
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Bajo mi modesta opinión, me resulta una película casi documental a cerca de los acontecimientos sucedidos en la Casa Real inglesa a tenor de la muerte de Lady Di, y muy especialmente visto desde el punto de vista de la Riena Isabel de Inglaterra.La película es entretenida e interesante, sobre todo por lo reciente de los acontecimientos, pero cuando terminó, mi sensación fue más la de una intención, por parte del creador de la película, de reconciliar la opinión pública con la imágen de la monarquía.Francamente lo tomaré como una visión romántica de lo que pudo pasar por la mente de la monarca tras la muerte de Lady Di, y no como lo que realmente sucediera. En cualquier caso me quedo con la excepcional interpretación de "Helen Mirren", actriz que me era completamente desconocida hasta esta película.Así como el parecido físico de la reina es asombroso, queda muy lejos el reflejo del príncipe Carlos en el actor que lo interpreta, Alex Jennings. De espaldas sí que da el pego, pero visto de cara creo que mejora demasiado lo presente.
La película es entretenida e interesante, sobre todo por lo reciente de los acontecimientos, pero cuando terminó, mi sensación fue más la de una intención, por parte del creador de la película, de reconciliar la opinión pública con la imágen de la monarquía.
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