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La masa es compatible con tumor de Wilms o adeno-carcinoma.
Se decide realización de nefrectomía izquierda: la masa mide 4.5 cm.
de diámetro.
El diagnóstico anatomopatológico es de nefroma meso-blástico quístico (quiste renal multilocular).
Varón diagnosticado de glomerulonefritis rápidamente progresiva con anticuerpos antimembrana basal glomerular, tratado con esteroides, ciclofosfamida y plasmaféresis sin resultados.
Durante los 5 años que permaneció en DP sufrió 10 peritonitis, 8 por Staphilococcus aureus.
La última fue por Candida albicans; por ello se retiró el catéter y se transfirió a HD.
Era un transportador medio-alto inicialmente, transformándose en alto transportador.
Seis meses después presentó dolor abdominal y efecto masa en hipogastrio.
En la TAC apareció engrosamiento peritoneal, colección líquida pélvica con septos que englobaba asas, y una gran dilatación gástrica e intestinal.
El paciente desestimó el tratamiento quirúrgico, necesitó varios ingresos por oclusión intestinal, sufrió progresivo deterioro del estado general y falleció poco después.
Mujer de 40 años, sin antecedentes patológicos relevantes.
Acudió a la consulta de Atención Primaria por un cuadro de dispepsia con epigastralgia y pirosis retroesternal de 10 días de evolución.
La anamnesis descartó transgresiones dietéticas, ingesta de fármacos o sustancias gastrolesivas, y la presencia de síntomas orgánicos o datos clínicos de alarma.
La exploración física resultó normal.
La paciente fue diagnosticada de dispepsia no investigada.
Se instauró tratamiento con medidas higiénico-dietéticas y omeprazol 20 mg/día durante 4 semanas, citando a la paciente para revisión.
La paciente refirió discreta mejoría clínica.
Se incrementó la dosis de omeprazol hasta dosis plenas y se añadió un fármaco procinético.
Se citó a la paciente en 4 semanas para nueva revisión, en la que se evidenció la presencia de disfagia orofaríngea mecánica como signo de alarma.
Se solicitó la realización de una EDA de manera preferente, que objetivó la presencia de un exudado esofágico en los 2/3 proximales.
Se tomaron muestras de las lesiones mediante cepillado para estudio anatomopatológico y cultivo, que confirmaron el diagnóstico: esofagitis candidiásica.
La paciente fue tratada con fluconazol 100 mg/día durante 21 días y pantoprazol 40 mg/día por vía oral, logrando la remisión completa.
Ante el diagnóstico de EC, se completó el estudio de sus posibles causas y entidades asociadas (neurológicas, neoplásicas, metabólicas, sistémicas, inmunodepresión, etc.) mediante anamnesis, exploración física, analítica completa (con función tiroidea, hepática y renal, perfil diabético, situación inmunológica de la paciente, estudio serológico, etc.) y radiografías de tórax y abdomen.
Los resultados de todas las pruebas complementarias resultaron negativos.
Tras completar el estudio, el único factor de riesgo encontrado fue el tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP).
Finalmente la paciente fue diagnosticada de EC en paciente inmunocompetente.
En la literatura revisada, los pacientes con EC relacionada con la toma de IBP habían realizado dicho tratamiento durante al menos 2 meses6-8 (como nuestra paciente).
Decidimos suspender dicho tratamiento tras la resolución clínica, realizando ulteriormente una EDA de control que resultó normal.
Se trata de una paciente de 52 años, sin antecedentes de interés, remitida a nuestro Servicio para valoración quirúrgica.
Presentaba, desde hacía cuatro años, una pequeña tumoración en la porción derecha de la frente, que había aumentando lentamente de tamaño.
Durante la exploración se palpaba una masa dura, indolora y no movilizable, bajo una piel de aspecto normal.
La radiografía simple y la TAC de cráneo mostraron una lesión intraósea frontal derecha de características osteolíticas.
El diagnóstico diferencial radiológico incluyó metástasis, mieloma y hemangioma.
Los estudios sistémicos de rastreo tumoral (hemograma, frotis hematológico, marcadores tumorales, proteinograma y TAC cervico-toraco-abdominal) fueron negativos.
Se realizó una gammagrafía ósea con HDP-Tc99M, demostrándose un depósito redondeado en el área de la lesión.
La punción-aspiración percutánea con aguja fina de la tumoración resultó no concluyente para el diagnóstico, al obtenerse únicamente fragmentos hemáticos.
Finalmente, se decidió intervenir quirúrgicamente a la paciente en base a la progresión clínica de la lesión, con sus implicaciones estéticas, así como para obtener un diagnóstico histológico definitivo.
Durante el acto quirúrgico, se identificó una tumoración dependiente del hueso, con múltiples canales vasculares dilatados en su seno, que expandía la tabla externa.
Para evitar la manipulación de la lesión, se decidió incluirla en una pieza de craniectomía con un margen circunferencial de 1 cm.
de hueso aparentemente sano.
El defecto óseo resultante fue reconstruido mediante una plastia craneal de metilmetacrilato, que se fijó al hueso circundante con miniplacas de Titanio.
El periodo postoperatorio transcurrió sin incidencias.
El diagnóstico anatomopatológico definitivo fue de hemangioma cavernoso intraóseo.
Se trata de una mujer de 43 años, natural de Bolivia, que acudió al Servicio de Urgencias del Hospital de Navarra tras presentar en su domicilio una crisis convulsiva generalizada, presenciada por familiares, con un periodo confusional posterior y una cefalea intensa bilateral.
Previo al cuadro una hora antes comenzó con parestesias en mano derecha.
No tenía antecedentes familiares ni antecedentes personales de interés.
En la exploración física, presentaba constantes de presión, frecuencia y temperatura normales y un Glasgow de 15.
No presentaba rigidez de nuca ni signos meníngeos.
No se encontró focalidad neurológica.
La paciente se encontraba sudorosa, con un cuadro de ansiedad asociado, que fue resuelto con éxito con 0,25 mg de alprazolam.
El resto de la exploración fue normal y no presentó nueva crisis.
En el Servicio de Urgencias se realizó ECG, radiografía de tórax, ambos normales, y analítica con bioquímica, hemograma y pruebas de coagulación, también dentro de los parámetros normales.
Se practicó TAC craneal urgente, donde se objetivó una lesión de 3 cm de diámetro, quística, en región fronto-parietal izquierda, que no captaba contraste, con calcificaciones nodulares en su periferia.
Se decidió ingreso en neurocirugía con diagnóstico de sospecha de NCC.
Durante su ingreso se completó el estudio con un electrencefalograma (EEG), que fue normal, una resonancia magnética craneal, donde se confirmó la existencia de cisticercos en fase vesicular, y una radiografía del muslo, con varias calcificaciones de pequeño tamaño y morfología compatible con cisticercos.
Se inició tratamiento con dexametasona, albendazol y oxcarbazepina, con buena tolerancia, y se le dio el alta con el diagnóstico de epilepsia rolándica izquierda secundaria a cisticercosis sistémica y terminó el tratamiento ambulatorio durante un mes con albendazol, manteniendo de manera indefinida el tratamiento antiepiléptico, sin presentar nuevas crisis.
Paciente de 70 años de edad, minero jubilado, sin alergias medicamentosas conocidas, que presenta como antecedentes personales: accidente laboral antiguo con fracturas vertebrales y costales; intervenido de enfermedad de Dupuytren en mano derecha y by-pass iliofemoral izquierdo; Diabetes Mellitus tipo II, hipercolesterolemia e hiperuricemia; enolismo activo, fumador de 20 cigarrillos / día.
Es derivado desde Atención Primaria por presentar hematuria macroscópica postmiccional en una ocasión y microhematuria persistente posteriormente, con micciones normales.
En la exploración física presenta un buen estado general, con abdomen y genitales normales; tacto rectal compatible con adenoma de próstata grado I/IV.
En la analítica de orina destaca la existencia de 4 hematíes/ campo y 0-5 leucocitos/campo; resto de sedimento normal.
Hemograma normal; en la bioquímica destaca una glucemia de 169 mg/dl y triglicéridos de 456 mg/dl; función hepática y renal normal.
PSA de 1.16 ng/ml.
Las citologías de orina son repetidamente sospechosas de malignidad.
En la placa simple de abdomen se valoran cambios degenerativos en columna lumbar y calcificaciones vasculares en ambos hipocondrios y en pelvis.
La ecografía urológica pone de manifiesto la existencia de quistes corticales simples en riñón derecho, vejiga sin alteraciones con buena capacidad y próstata con un peso de 30 g.
En la UIV se observa normofuncionalismo renal bilateral, calcificaciones sobre silueta renal derecha y uréteres arrosariados con imágenes de adición en el tercio superior de ambos uréteres, en relación a pseudodiverticulosis ureteral.
El cistograma demuestra una vejiga con buena capacidad, pero paredes trabeculadas en relación a vejiga de esfuerzo.
La TC abdominal es normal.
La cistoscopia descubre la existencia de pequeñas tumoraciones vesicales, realizándose resección transuretral con el resultado anatomopatológico de carcinoma urotelial superficial de vejiga.
Mujer de 57 años que acudió al gabinete odontológico para realizar el tratamiento de una caries en la cara oclusal del 2o molar inferior derecho (47) Con la paciente semitumbada, sin extensión cervical, se realizó la infiltración de anestesia local sin que se presentaran reacciones anómalas.
Posteriormente se procedió a realizar un fresado de la caries con la turbina.
Durante el fresado la paciente presentó un vértigo rotatorio.
El vértigo cedió en el mismo momento en que se de detuvo el trabajo con la turbina.
Reiniciado el fresado la paciente volvió a presentar vértigo rotatorio, mas leve en esta ocasión lo que permitió terminar la obturación sin problemas añadidos.
La paciente fue remitida al Otorrinolaringólogo para estudio de su vértigo en respuesta al sonido intenso (fenómeno de Tullio).
La anamnesis, las pruebas audiológicas (audiometría e impedanciometría), vestibulares (registro de nistagmus vértico-rotatorio frente a estímulos sonoros de elevada intensidad), neurofisiológicos (registro de potenciales vestibulares miogénicos evocados anormales) y la tomografía computarizada demostraron la existencia de una dehiscencia del canal semicircular superior derecho.
Varón de 50 años con antecedente de fijación en la columna lumbar por hernias discales, que presenta litiasis coraliforme en pelvis renal derecha escasamente radiopaca, con dilatación pielocalicial y retraso de la eliminación en la UIV.
Se procede a administrar un tratamiento alcalinizante con citrato potásico (Acalka‚) a dosis de un comprimido cada 8 horas durante 3 meses y a la colocación de un catéter doble J derecho.
Posteriormente se programan tres sesiones de litotricia extracorpórea con ondas de choque y se solicita UIV tras el tratamiento objetivando una anulación funcional de la unidad renal afecta a pesar de la colocación de catéter doble J. Para valorar el estado funcional del riñón derecho se realiza un renograma isotópico y gammagrafía renal con escasa captación isotópica del riñón derecho y curva plana y obstructiva tras la administración del diurético en el renograma.
La función renal total del riñón derecho es del 9%.
Se realiza una ureteroscopia derecha con anestesia para intentar filiar el origen de la anulación renal apreciando durante el procedimiento una estenosis ureteral lumbar e ilíaca de gran longitud (8-10 cm) sin litiasis apreciable.
Se asciende guía estándar (Cordis, de 150 cm de largo y 0,90 mm de ancho con un revestimiento de politetrafluoroetileno) hasta riñón y se dilata repetidamente con balón neumático de alta presión (18 atmósferas) sin conseguir resolver la estenosis ureteral, dado que durante las dilataciones la guía de trabajo es arrastrada con el balón hasta una posición más distal se decide colocar además una guía de seguridad y se procede a ascenderla hasta la pelvis renal para evitar su desplazamiento.
Una vez finalizados los intentos de dilatación ureteral se decide la colocación de un catéter doble J que asciende sin problemas por la guía de trabajo.
Sin embargo al intentar retirar dicha guía se observa que el bucle intrapiélico ha formado un nudo que impide retirarla.
En este momento se le plantean al paciente dos opciones terapéuticas: abordaje percutáneo para extracción del bucle o nefrectomía, dada la escasa funcionalidad del riñón derecho y la estenosis ureteral de gran longitud y difícil resolución con medidas conservadoras.
El paciente adoptó por la segunda opción realizando nefrectomía derecha si incidencias operatorias significativas, y estando el paciente asintomático en sucesivas visitas a consulta externa.
Varón de 77 años que ingresa en un centro hospitalario como consecuencia de un cuadro diagnosticado de enfermedad inflamatoria intestinal.
Se inicia tratamiento con esteroides por vía intravenosa pero presenta un pico febril y se cambia la venoclisis de miembro por presentar una flebitis del miembro superior izquierdo.
En las 24 horas previas al fallecimiento se le retiró toda la medicación intravenosa, pasando a tratamiento esteroideo oral.
Durante el ingreso el paciente se levantaba de la cama y deambulaba con normalidad.
A primera hora de la mañana fue encontrado por el personal de enfermería en situación de muerte con livideces establecidas y con cierta rigidez de miembros superiores.
Se envió parte judicial de defunción al considerar que se trataba de una muerte súbita-inesperada cuya causa quedaba pendiente de determinar por la autopsia.
En el examen externo se aprecian venopunciones en ambas flexuras de los miembros superiores con hematoma e induración de la fosa cubital izquierda.
En el examen interno se aprecia un trombo de características vitales localizado en ambas arterias pulmonares que se extiende en el pulmón derecho por todas las ramificaciones de la arteria pulmonar hasta las cavidades cardíacas derechas y en el pulmón izquierdo se aprecia claramente como obstruye casi la totalidad de la arteria pulmonar.
Al corte del parénquima pulmonar se aprecian restos embólicos en el interior de los vasos de pequeño calibre.
Así mismo se observan zonas de edema intersticial y hemorragia pulmonar.
Se procedió a la disección de ambos paquetes vasculares poplíteos, mediante incisión media en el hueco poplíteo, separando los paquetes musculares de ambos gemelos, procediéndose a extraer las arterias y venas poplíteas.
En el estudio macroscópico de estas no se apreciaron alteraciones.
Por último se procedió a extraer el paquete vascular de la fosa cubital izquierda que presentaba una coloración rojizo-oscura, un engrosamiento y endurecimiento de la vena de dicho paquete y al corte de la misma una formación trombótica en su interior.