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“El profesorado es clave en la detección de conductas suicidas” – Entrevista a Miguel Ruiz
La pandemia ha disparado las consultas sobre salud mental en pacientes adolescentes y jóvenes. Los investigadores como el Dr. Miguel Ruiz-Veguilla tratan de averiguar ahora si hay un impacto directo o la pandemia ha ejercido un papel “catalizador” en una tendencia que ya venía observándose en los últimos años.
Doctor por la Universidad de Granada, este psiquiatra compagina las tareas investigadoras en el Hospital Universitario Virgen del Rocío con sus funciones como miembro del CIBERSAM e investigador del grupo Psiquiatría Translacional del Instituto Biomédico de Sevilla (IBIS). Con Miguel Ruiz-Veguilla hablamos en esta entrevista sobre salud mental, sobre cómo prevenir los suicidios de adolescentes o sobre bullying, entre otros interesantes temas.
Acaban de pasar dos años justos desde el inicio de la pandemia y mucho se ha hablado en este tiempo del empeoramiento de la salud mental de la sociedad en general, y de los adolescentes y jóvenes en particular. ¿La cifra de consultas relativas a la salud mental y al incremento de intentos de suicidio en jóvenes sigue incrementándose aún o la situación se está estabilizando? ¿Hasta cuándo cree que podremos hablar de una incidencia directa de la pandemia en las cifras de casos de salud mental?
Es cierto que durante la pandemia han aumentado las consultas de adolescentes y menores de 24 años con problemas de salud mental; esos son datos objetivos. Si analizamos esos datos con detalle, nos damos cuenta de que la pandemia puede haber sido un catalizador de un escenario que ya existía antes. En los últimos años ya veníamos observando un crecimiento en el número de casos, pero desde que estalló la pandemia ese crecimiento ha sido aún mayor. Lo que va a pasar no lo sabemos, venimos observando en los últimos meses una tendencia a estabilizarse, pero aún no sabemos cómo evolucionará el problema. No obstante, hay que ser prudentes porque estamos inmersos aún en plena pandemia, todavía no hemos visto los verdaderos efectos a medio y largo plazo, y puede ser que en un futuro los datos contradigan lo que ahora pensamos.
¿Hay un perfil determinado de paciente joven con ideas suicidas o es un problema que se puede presentar independientemente de la edad, el género, la clase social…?
No podemos decir que afecta a todos por igual, porque el mayor crecimiento de conductas suicidas se ha registrado en el colectivo de chicas. Nos ha llamado la atención que empiezan a verse perfiles suicidas muy jóvenes, de personas por debajo de los 16 años, pero el colectivo mayoritario en el que encontramos estas conductas es el de jóvenes entre 17 y 24 años.
¿Sabemos por qué hay esa diferencia según el género?
Precisamente estamos estudiando eso en la actualidad. Sí sabemos que, desde siempre, los intentos de suicidio han sido mayores en las mujeres que en los hombres, en una relación de 4 a 1. En la pandemia esa tendencia ha sido aún mayor. Sospechamos que la situación derivada del coronavirus ha generado en los chicos más trastornos de conducta (violencia, consumo de drogas…) y no tanto conductas suicidas, es decir, que el efecto ha sido diferente según el género. Todo parece indicar que la interacción con la pandemia ha llevado a los chicos jóvenes a mostrar conductas más propias de los varones, como las conductas adictivas (drogas, pero también móviles y videojuegos). Pero no hay datos aún que lo corroboren, estamos en plena investigación.
“Cuando empecé a hablar de bullying hace quince años, la gente me decía que aquí en España no existía eso”
¿El profesorado puede jugar también un papel importante en la detección de ideas suicidas en un alumno o alumna ¿Hay formación suficiente para detectarlo?
En muchas ocasiones falta formación específica, que se suple con voluntad. Pero actualmente se están haciendo esfuerzos desde la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para mejorar esa formación de los docentes. En Andalucía pasa como en el ámbito nacional falta un programa centralizado y coordinado, falta un Plan Nacional o Regional de Prevención del Suicidio. Eso nos permitiría que todos los centros educativos andaluces, por ejemplo, sean formados de manera uniforme. Porque el papel del profesorado es clave en la detección de conductas suicidas; de hecho, un niño o niña pasa más tiempo de media en el colegio que con la familia. Y los profesores se sienten desarmados a veces cuando se enfrentan a una situación así.
Desde la comunidad educativa (profesorado, familias, colectivos de alumnosas) se viene alertando hace tiempo de la importante falta de recursos en el sistema educativo para atender la salud emocional de los estudiantes. ¿Considera suficientes esos recursos actualmente (psicólogos, orientadores) en los centros educativos?
Puede que los recursos no sean suficientes, pero tampoco sabemos con certeza cuál sería la ratio adecuada. Sería mucho más fácil si tuviéramos un Plan Nacional o Regional de Prevención del Suicidio, en el que se estipulen las ratios necesarias de profesionales de salud mental para un alumnado determinado. Uno de los problemas del suicidio, es que cuando uno interviene, nunca sabe cuántas vidas ha salvado. Si eres un profesor y ayudas a un adolescente, pasados los meses nadie te dice “gracias porque mi hijo se iba a matar y no se mató”. El profesorado no tiene una recompensa directa, porque no es capaz de saber si su intervención salvó una vida. Pero sufren en primera línea los efectos de un caso de suicidio, porque siempre piensan si podrían haber hecho algo más para salvar a este chico o a esa chica.
“Hay que dejar ya de culpabilizar a las familias de los casos de salud mental de sus hijos”
¿Qué recomendaciones daría a una familia que se enfrenta a un caso de intento de suicidio ¿Cómo afrontar que un hijo o hija adolescente diga “no quiero vivir más”?
Lo primero que hay que decir a esa familia es que está en un buen momento, porque su hijo o hija lo ha comunicado. Hay un alto porcentaje de jóvenes que no lo dice. Y a partir de ahí es obligatorio contactar con los profesionales con el personal médico, con el centro educativo… Si un chico expresa esa idea suicida a su familia, es que ha tenido la confianza suficiente, y eso es muy buen punto de partida. Lo que hay que evitar a toda costa es el sentimiento de culpabilidad en las familias. Cuando a un hijo le detectan hipotiroidismo, ningún padre o madre se plantea si ha hecho algo mal. En cambio, en el caso de la salud mental, si un hijo o hija tiene trastornos de conducta, depresión o ideas suicidas, surge de inmediato esa sensación de culpabilidad.
Cuando la realidad es que (excepto casos concretos y muy bien identificados de negligencia de un cuidador), la mayoría de esos casos tienen un componente genético o están motivados por causas externas como el bullying. Esa familia con un hijo depresivo no ha hecho nada malo, hay que dejar ya de culpabilizar a los padres y a las madres de los casos de salud mental. El problema es que en los últimos años han aparecido demasiados gurús que dan lecciones sin saber. Uno tiene un hijo que come bien y escribe un libro para enseñarnos a todos cómo darle de comer a nuestros hijos… Pero ¿y si mi hijo no come bien desde que nació y no lo consigo ni leyendo el libro? ¿Es culpa mía No, es culpa de ese gurú que ha aplicado su experiencia como si sirviera para todos los niños del mundo.
Ha mencionado el acoso escolar como uno de los orígenes de los trastornos mentales en adolescentes y jóvenes. ¿Cómo se puede percibir si un hijo o hija está sufriendo bullying en su colegio o instituto? ¿Hay también determinadas señales a las que prestar atención?
Claro que hay señales, y debemos estar atentos. El chico o la chica no quiere ir al colegio, disminuye su rendimiento escolar, deja de salir con sus amigos… Lo que tenemos que tener claro, tanto los profesores como los padres, es que la tolerancia al bullying tiene ser cero. No hay ninguna excusa para que un niño no esté a gusto en el sitio en el que más seguro debe encontrarse en su colegio. Pero ya vamos tarde con esto, porque falta formación. No puede ser que un niño con un diagnóstico de TEA, síndrome de Asperger por ejemplo, entre a un colegio en septiembre y el primer día de clase el profesor no haya dado una charla a todos sus compañeros sobre qué es el Asperger, qué es el bullying, cómo evitarlo… Los datos nos dicen que el 70-80% de los alumnos con síndrome de Asperger sufre acoso escolar, y eso no podemos permitirlo.
La clave es la prevención el profesor sabe ya desde el primer día de clase qué alumnos son susceptibles de sufrir acoso, y desde ese primer día hay que empezar a actuar. El vídeo sobre autismo de Mentescopia debería ser obligatorio en todos los colegios del país el primer día de clase, porque explica perfectamente lo que es ser diferente. Y que conste que se ha avanzado mucho en la lucha contra el acoso escolar. Yo empecé a hablar de bullying hace doce o quince años y la gente me decía que aquí en España no había de eso, que no existía el acoso en los colegios.
“No podemos permitir que un adolescente con depresión se quede sin recibir un tratamiento adecuado”
En Mentescopia hemos analizado trastornos mentales como la esquizofrenia o la depresión. ¿Qué relación hay entre estos trastornos e ideas suicidas?
Las conductas suicidas tienen relación, sobre todo, con la depresión. Por eso no podemos permitir que un adolescente con depresión se nos quede sin tratamiento, ese es nuestro principal objetivo en el plan de prevención del suicidio en el que estamos trabajando.
¿Qué podría aportar la investigación científica o el conocimiento científico para atajar esta problemática?
Una de los logros que hemos alcanzado es entender que el tratamiento de la depresión o las conductas suicidas no puede abordarse únicamente desde los profesionales sanitarios especialistas en salud mental. Hay que entrenar tanto al profesorado de los centros educativos como a las familias y a los médicos de atención primaria, porque deben estar preparados para detectar depresiones y conductas suicidas. Los especialistas de salud mental debemos hacer pedagogía en el ámbito de la prevención, y eso lo hemos aprendido gracias a la investigación. Ahora sabemos que si una depresión se trata de manera eficaz, el resultado será positivo.
En ocasiones ha afirmado que alrededor del 50% de los enfermos mentales van a tener una patología dual con adicciones a sustancias como el alcohol, el tabaco o la cocaína. ¿Ese porcentaje se aplica también al colectivo de adolescentes y jóvenes?
Sí, de hecho, las adicciones suelen empezar alrededor de los 20 años. Pero el motivo de esa comorbilidad es que las adicciones están muy relacionadas con un mecanismo de recompensa que en algunas personas está muy desarrollado, y por eso tienen una probabilidad más alta de ser adictos. En la enfermedad mental esos mecanismos de recompensa están alterados, y por lo tanto hay más riesgo de sufrir enfermedad mental y además arrastrar una adicción.