title
stringlengths 1
210
| author
stringlengths 4
41
| century
stringclasses 4
values | text
stringlengths 292
3.56k
|
---|---|---|---|
El amor a Jesús | Teresa de Cepeda y Ahumada | 15-17 | No me mueve ¡mi Dios! para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte;
muévenme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
|
Soneto | Francisco Guardia y Belvis | 15-17 | Cuando Javier sagrado, Sol procura,
desterrar las tinieblas del Oriente,
de la divina luz, el rayo ardiente,
la vana exhalación se exhala impura.
Sale de infiel región, gentil, y oscura,
llega a nube cruel rabiosamente,
y desecha en su saña de repente,
sobre Javier se llueve a piedra dura.
Huye la tempestad, y a un leño asido,
de imponderable peso al río corre
en él como Sagrado ansioso sube,
rompe sus olas y el cristal vencido
porque en leño Jesús, siempre socorre,
triunfa el Sol de Javier, de río, y nube.
|
Soneto | Alonso Cabello | 15-17 | Memoria viva de la causa muerta
que engendra mi dolor, tristeza y llanto,
déjame un rato descansar, en tanto
que mi errado sentido se concierta
En la de aquesta peña falda yerta
alguna parte pagaré de cuanto
ha defraudado el sueño, si tu espanto
como acostumbra, aquí no me despierta
Y pues cual loco estoy, podrás dejarme
tomar alivio, descansar un poco,
si no quieres que muera en mi tristeza
Mas acaba, memoria, de matarme,
que mayor argumento de firmeza
es morir de dolor que vivir loco
|
De El padre de su enemigo | Juan de Villegas | 15-17 | Príncipe ilustre, mi piedad advierte,
pues que le pongo fin a tu deseo,
si te quito el amor monstruo más fiero,
que importa si Feduardo darte muerte,
con un dolor no más, si bien tan fuerte,
excusas muchas que en mi pecho veo,
tu mueres, a vivir por lo que creo
y yo vivo a morir, infeliz suerte.
Cual de los dos el venturoso ha sido,
pues por la puerta que te abrió la herida,
pudo salir amor, y entró en olvido,
que más dicha pretende quien olvida
dejarme a padecer apercibido
yo quedo con amor y tú sin vida
|
A San Isidro | Doctor Campezo | 15-17 | Los campos de Madrid, Isidro santo,
son heredad de Dios, su tierra cielo,
pues cuando contempláis, eran el suelo
espíritus divinos entretanto.
El labrador del cielo con su manto
os hace sombra por mayor consuelo,
no os cause la labor algún desvelo,
pues gloria cogeréis sembrando llanto
Surcad de Dios con la oración el pecho,
y los bellos cristales de los ojos
rindan aprisa por Madrid tributo.
Contentaréis a Dios, y satisfecho
triunfaréis de la gloria por despojos,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto
|
A doña Juana | Gregorio Silvestre | 15-17 | El alabastro blanco bien labrado
detrás de un velo negro transparente,
la nieve que aún pisar no se consiente
y entre polvo de grama se ha mezclado,
y el sol cuando aparece en el collado
quitando su luz toda a otra gente,
delante vuestro ser, si estáis presente,
todo claro valor será humillado.
Por humillarse a vos la gracia pura
de aquesto y lo demás de acá criado,
no pierde la beldad de su natura,
antes por se humillar será ensalzado
que crezca rojo y blanco en hermosura
y el sol, que de más luz que nunca ha dado
|
Soneto | Francisco de Quintana | 15-17 | Lejos de sí, de sentimiento ausente,
cerca de Dios, al mismo Dios unido,
ausente, porque ajeno de sentido,
y unido, por tener a Dios presente.
Absorto en glorias, que insensible siente,
falto al discurso, si de amor vencido,
dudando el propio bien que ha recibido,
confuso IGNACIO a lo que ignora asiente.
Contempla, advierte, estima, atiende, adora
suma deidad, poder, bondad, alteza,
poco percibe, y mucho se suspende
Vese ignorante, y sabio se mejora,
porque en el ser de Dios, en su grandeza
sólo el que ignora más, más le comprende.
|
Soneto | Damián de Vegas | 15-17 | Si está de sol vestida y adornada,
porque al eterno sol vimos en Ella;
si con sus plantas a la luna huella,
de más vivos albores circundada:
Y si también de estrellas coronada
san Juan miró esta cándida Doncella;
cuál será el cuerpo, cuál el alma de Ella,
cosa de los mortales no alcanzada.
Si los Ángeles puros siempre han sido,
y por Reina la adoran en profundo
acatamiento, ¿quién de su grandeza,
nunca manchada, dudará atrevido,
cuando de polo a polo clama el mundo,
que no hay bajo de Dios igual pureza?
|
Epitafio a la muerte de Tirsi | Francisco de Figueroa | 15-17 | Crezca con el licor del llanto mío
la verde hierba de este fértil prado;
enfrene el triste son de mi cuidado
el presuroso curso de este río;
resuene el bosque cavernoso y frío;
«Ya es muerte Tirsi, Tirsi es ya acabado,
en el dolor terrible sepultado,
que tuvo del entero señorío »
Sola esta solitaria selva umbrosa,
sola esta gentil verde ribera
del lamentable fin fueron testigos.
Aquí cerró sus ojos muerte fiera,
y el miserable cuerpo aquí reposa,
llorándolo Damón, su firme amigo.
|
De Los hermanos amantes y piedad por fuerza – Jornada primera - Margarita | Fernando de Zarate | 15-17 | ¡Qué caro ha de costarme el conocerte,
molesto amor, qué caro el ser constante,
en despreciar un Rey por un Infante
necia resolución de obedecerte!
Celos engendras tú, los celos muerte,
y en contienda de celos semejante
morir será la acción más arrogante,
porque siempre se vence de esta suerte
Que si puede matar cualquier celoso
con engaños, con tracas y desvelos,
poderoso le alcanza mi ventura.
Mate con el poder el poderoso,
que no es la vez primera que los celos
hicieron desdichada la hermosura
|
Soneto | Juan López de Úbeda | 15-17 | Dulcísimo Jesús, mi amor festina,
festina que por verte peno y muero;
muero por ti, y ansí, mi amor, lo quiero;
quiérolo porque amor a esto me inclina.
Inclíname a decir: Mi amor, camina,
camina más que le gamo muy ligero,
ligero y sin tardarte, porque espero,
espero que esperando amor se afina.
Enfermo estoy de amor y muy sediento,
sediento como el siervo fatigado;
fatigado de amor tengo mi pecho;
mi pecho sólo en verte está contento;
contento no hay sin ti, Jesús amado,
amado con amor fuerte y estrecho.
|
Zameis | Andrés Rey de Artieda | 15-17 | Pasmado queda el pueblo del engaño
en que tan dulcemente le has traído,
con mi nombre y mi rostro y mi vestido
en mil guerras un año y otro año.
Y alegre del presente desengaño
cada cual de los dos reconocido,
con general aplauso y alarido
te alaba nuestro pueblo y el extraño.
Y yo así mismo loo tu grandeza
y encarezco tu espíritu elevado,
y admiro tu prudencia y fortaleza.
Y ser tu hijo y ser de ti estimado,
tengo por mayor suerte y más riqueza
que si del alto Amón fuera engendrado.
|
Soneto | Sor María de Santa Isabel | 15-17 | Cuando borda de perlas el aurora
tapices que matizan bellas flores,
en lisonjas retornan los favores
con que las enriquece y enamora
Luego la sigue el sol, que a rayos dora
la variedad vistosa de colores,
a quien las aves repitiendo amores
hacen salva con música sonora
Así yo cuando vi la aurora hermosa
del sol que desterró la niebla oscura
de una ausencia, si ya no sol ni ave
racional, la belleza milagrosa
venero con verdad sencilla y pura,
y el premio fue un desdén severo y grave
|
Roma en ruinas | Cristóbal de Mesa | 15-17 | Teatro, Capitolio, Coliseo,
columnas, arcos, mármoles, medallas,
valijas, capiteles y quincallas,
do vencieron las obras al deseo;
templo, carros triunfales, gran trofeo
de reino, de victorias, de batallas,
colosos, epitafios, antiguallas
de los sepulcros que desiertos veo;
pirámides, pinturas, termas, baños,
reliquias y ruinas de la pompa
del edificio de la antigua Roma
Si puede tanto el curso de los años,
podrá ser que también el tiempo rompa
mi mal, pues toda cosa acaba y doma
|
Al matar el toro Felipe IV | Francisco Vivanco | 15-17 | Bruto feliz, en toda lid guerrero,
de tu propia defensa coronado,
no me admira que venzas más osado,
ver que obedezcas, sí, cuando más fiero.
En la palestra el César que venero,
te admite empresa de tu acción pagado:
al arte debes el favor logrado;
indigno fuiste del valor severo.
Del rojo aliento de furor vestido
en líquido coral tu ardor desata,
de tanto esfuerzo el gusto agradecido.
En dócil plomo ¡oh fiera! te retrata;
y porque exento vivas de vencido,
vida te solicita si te mata.
|
Un ausente, navegando | Juan de Jauregui | 15-17 | Jamás por larga ausencia, amada Flora,
sentir podrá mi fe mudanza alguna,
bien que me engolfe y lleve la Fortuna
por la remota mar hircana o mora.
Si en cada espuma que levanta agora,
brillando el agua al rayo de la luna,
naciesen Venus ciento, y cada una
fuese de un nuevo Amor engendradora,
y éstos y aquéllas, con igual denuedo,
cuidasen aumentar el fuego mío,
ni se aumentara, ni mi fe creciera.
Y aunque de acrecentalla desconfío,
vivo en eterno afán, porque no puedo
quereros tanto como yo quisiera.
|
Soneto | Juan de Jauregui | 15-17 | Sobre las ondas acosado Antonio,
al fuerte Augusto y a Cleopatra mira;
una al dominio del incauto aspira;
otra al diadema del imperio ausonio.
Entrégase el amante al golfo Jonio,
más encendido en vil amor que en ira;
inmensa armada en su favor conspira
del medo y persa, egipcio y macedonio
Puede triunfar de Augusto acometiendo;
también huyendo de Cleopatra, puede
vencer astuto su malicia y arte
Trueca la acción; y del contrario huyendo,
sigue su amada fugitiva, y cede
ambas victorias al Amor y a Marte
|
Al mismo asunto | Anastasio Pantaleón de Ribera | 15-17 | Poca, Diego, soy tinta, bien que debe
en esa tinta poca a tu pintura
tanto espíritu docta a mi figura
cuanto pudo admitir lámina breve
A ser eterna aun más por ti se atreve,
que por la fe de su materia dura,
otra vez animada criatura
luces a tu pincel mi aliento debe
Por ti vuelvo a vivir, la imagen bella
que en la paciencia heroica de tu mano
quedó vocal, lo dice peregrina
Tanta inmortalidad me adquiero en ella,
que entre el uno y el otro ser humano
sólo al primero temo mi ruina
|
Al excelentísimo señor Duque de Lerma en una fiesta de toros | Anastasio Pantaleón de Ribera | 15-17 | Señor, si aun peligrando, resplandece
más útil, y más ardua tu osadía,
fausto se llame, no infeliz, el día,
que a examinar tu espíritu amanece
Piadoso el riesgo, a su pesar, parece
que tu socorro de tu diestra fía;
si averiguarte de inmortal quería,
ya tu valor tu crédito merece.
Huyó tu brazo tímida la fiera,
y en el mismo desdén de la Fortuna,
su culpa, o su poder hiciste vano
¡O qué gloriosamente desespera,
qué sabe de su esfuerzo, que ninguna,
será mejor ayuda que su mano!
|
Al mismo tema | Juan de Hinojedo Xarava | 15-17 | Como quien contra el tósigo y veneno
de las cerastas y chelidros saca
de sus mismas ponzoñas la triaca,
con arte haciendo de lo malo bueno;
vuestro ingenio mejor que el de Galeno
de la bestia feroz no menos flaca,
saca remedio, que su furia aplaca,
hallando en ella a sus rigores freno.
La experiencia de aquellos lo publique,
a quien con más rigor maltrata y pica,
del monstruo de ocho pies la mordedura.
A vos os lea, y cuando más le pique,
si vuestros Cantos por remedio aplica,
no sentirá el dolor con tal dulzura.
|
Soneto | Juan de Castellanos | 15-17 | Aquí, lector, verás cosas tocantes
a nuevas tierras y a sus influencias,
varias regiones, muchas diferencias
de bárbaros en ellas habitantes
Pero suplícote que no te espantes,
si fuera de guerreras competencias
encontrares algunas menudencias,
desenfado común de caminantes.
Pues aunque viven pocos este día
de los que comenzaron los cimientos,
demás de los trabajos padecidos,
en sus conversaciones todavía
refieren gratos y donosos cuentos,
que no dan sinsabor a los oídos
|
Soneto | Pedro Dávila y Vera | 15-17 | No porque nace el Sol, muera la Aurora,
ni peligra en tus rayos tu belleza,
antes usando Fabio una fineza,
(si es que puede crecer) la aumenta y dora.
Y aunque el peligro se halla, o gran Señora,
a veces mal en la mayor grandeza,
padece en ti excepción esta certeza,
pues feliz suerte tu salud mejora.
De Neptuno el Imperio gobernado
aumentan olas de elemento fuerte;
y aunque desdichas tantas ha causado,
al centro siempre mejoró la suerte,
viva, quien dio el aumento deseado
a pesares del tiempo, y de la muerte.
|
Vivamus, mea Lesbia, atque amenus... | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | Goza tu primavera, Lesbia mía,
y el murmurar de los cansados viejos
encomiéndalo al viento y los consejos
de su trémula voz y lengua fría
Que aunque al ponerse el sol se apaga el día,
vuelve a encenderse, y con divinos lejos
pintan en los cielos de carmín bosquejos,
oro en los montes con sus rayos cría
Mas el sol que en tus ojos amanece
y en tus labios purpúrea competencia
agora al alba y al clavel ofrece,
la edad, con invisible diligencia,
en el común ocaso lo oscurece;
¿cuándo tendrá para volver licencia?
|
Eróticas – - V - | Esteban Manuel de Villegas | 15-17 | La herencia de tu Agripa generoso,
soltero estás, el César te la niega,
Tulia en esta ocasión te adora ciega,
casarse es, Fabio, y heredar forzoso.
Si a tanto amor no acudes ingenioso,
Venus picada al fisco se la entrega;
o pues, amigo, sigue a quien te ruega,
honra a tu amado, compra tu reposo.
Desmienta a la opinión tu buen concepto,
al erario caduco el nuevo estado,
y al César grave tu afición en Tulia
Ánimo, Fabio, pues que si casado
a la ley Julia debes este aprieto,
yo espero tu remedio en la ley Julia.
|
A Juan de Castellanos | Bernardo de Vargas Machuca | 15-17 | Vi, señor, vuestra historia peregrina
donde mostráis ingenio peregrino:
con quien la desposáis de mas es dino,
y ella de tal esposo no es indina
Sea buena ventura la madrina,
y el mismo desposado su padrino;
pues rey que tiene merecer divino
hárala respetar como divina.
Moneda fue la de los castellanos
que todos la tuvieron por perfeta,
subida de quilates y de granos
Confiad pues, dotílocuo poeta,
que la que se labró por vuestras manos
a todos a de ser grata y aceta
|
Soneto | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | Reina desotras flores, fresca rosa,
primero honor de abril y de este prado,
así te privilegie el cierzo helado,
y respete la helada rigurosa.
Y así, goces, que es más, de la hermosa
palma de mi señora, y su dorado
cabello adornes, y el color rosado,
de ver su rostro, aumentes, vergonzosa;
que me guardes la lágrimas que vierto
en tu pintado seno, y si te toca
a sus labios aquella a quien adoro,
en tus hojas, mi bien, irá encubierto,
porque si llegan a su dulce boca,
dulces serán las lágrimas que lloro.
|
Soneto | Luis Tejada y Guzmán | 15-17 | -Madre, esta pura sangre que me diste
cuando me concebiste y me criaste,
que hoy por el hombre se derrame y gaste
es justo, pues para eso me pariste.
-Hijo, aun paso ya tu pasión triste
dentro del alma mía que creaste,
¿por qué también de ese sangriento engaste
a mi cuerpo partícipe no hiciste?
-Porque si cuando yo tanto me humillo
al dolor, a la afrenta y al tormento
tu cuerpo en mi pasión me acompañara,
no hiriera tu alma con tan cruel cuchillo,
que es el mayor dolor que ahora yo siento,
y este dolor a mi pasión faltara.
|
Soneto | Mateo Vázquez de Leca | 15-17 | ¡Cuerpo de Dios! Leandro enternecido!
¡Cuánto mejor te fuera haber pasado
en barcos de la vez el mar salado,
que no pasar a nado desde Abido!
¿No te fuera mejor haber vivido,
y a pies enjutos tu mujer gozado,
y no llegar a Sesto resfriado
en la primera noche de marido?
No son tan necios otros amadores,
que pasan a Triana de Sevilla
todas las noches en barquetes nuevos
Buen aliño tuvieron tus amores:
Tú pasado por agua Hero en tortilla,
y cenóse el diablo el par de huevos.
|
- VIII - | Juan de Arguijo | 15-17 | Del gran Pompeyo el enemigo fuerte
llega en oscura noche al pobre trecho,
do Amicas con seguro y libre pecho
ni teme daño, ni recela muerte
Ya que llamar segunda vez advierte,
rogando deja el mal compuesto lecho;
y en frágil barca el peligroso estrecho
corta, présago de siniestra suerte
Brama furioso el mar sintiendo el peso
que sostiene; y al tímido piloto
César anima y dice: «Rema, amigo,
y olvida el miedo de infeliz suceso;
aunque más se contrasten Euro y Noto
la fortuna de César va contigo»
|
A Fabio contra Aníbal Africano | Juan de Arguijo | 15-17 | Mientras quede Cartago las banderas
triunfar intentan del valor romano,
y espera victorioso el africano
pisar del vago Tiber las riberas;
tú, grande dictador, entre las fieras
trompas, con lento pie y segura mano,
sin sangre alguna derribaste el vano
orgullo de las armas extranjeras
No te venció de la opinión contraria
el opuesto rumor a tu alabanza:
que fácilmente lo desprecia el sabio
¡Oh prudente esperar, oh voluntaria
constancia, por quien Roma ver alcanza
a Aníbal roto y vencedor a Fabio!
|
- XLIX - | Juan de Arguijo | 15-17 | No temas, ¡oh bellísimo troyano!,
viendo que, arrebatado en nuevo vuelo,
con corvas uñas te levanta al cielo
la feroz ave por el aire vano
¿Nunca has oído el nombre soberano
del alto Olimpo, la piedad y el celo
de Júpiter, que da la pluvia la suelo
y arma con rayos la tonante mano,
a cuyas sacras aras humillado
gruesos toros ofrece el teucro en Ida,
implorando remedio a sus querellas?
El mismo soy No al águila eres dado
en despojo; mi amor te trae, olvida
tu amada Troya y sube a mis estrella.
|
- XLI - | Juan de Arguijo | 15-17 | Pues ya del desengaño la luz pura
descubre el vano error de mi cuidado,
y del camino que escogí engañado,
me redice a otra senda mal segura;
¿Cómo no rompo el lazo, que en tan dura
prisión me tiene gravemente atado?
¿Por qué tardo? ¿Qué espero, sepultado
del ciego olvido en la región oscura?
¡Afrentoso temor, tarda pereza
que estorbáis la victoria al desengaño!
Ríndase a su valor vuestra porfía
No se diga, culpando mi flaqueza;
«Al que atrevido se arrojó en su daño,
para seguir el bien faltó osadía»
|
A Lope de Vega Carpio | Hernando de Soto | 15-17 | Ya con divino espíritu y primores,
que un raro ingenio descubrir pudiera,
esta Vega compone una ribera,
y encumbra la maleza de pastores.
Da al arte naturales las colores,
que hace propio lo que impropio fuera,
y resucita aquella edad primera
de ardientes y honestísimos amores
Es Vega, es paraíso bello y solo,
honor y aumento del Arcadio suelo,
es de la Hesperia nuestro fiel amparo.
Por quien viviendo eternamente Apolo,
desde que apacentó en humano velo,
muere el Parthenopeo Sanazaro.
|
Soneto | Francisco Caus | 15-17 | Niebla de lino, el campo azul surcaba
Mausoleo Sagrado, que escondía
al Sol de Oriente, cuyo ocaso el día
a región más augusta trasladaba
Eminente peñasco, que intentaba,
de rumbo tan feliz turbar la guía,
paró frente al bajel, quizá sería
por ver que con el Cielo se estrellaba
Mas viendo que del fuego era la esfera,
cedió al tope de tanto esplendor junto,
no ya risco el escollo, sino cera.
Así quiso a Javier guardarle el punto,
porque sabe, que el Sol en su carrera
la eclíptica no tuerce aunque difunto
|
Soneto | Antonio de Villegas | 15-17 | ¡Oh, quién tuviese un corazón de acero
que no fuese falsado de arma alguna,
para sufrir los golpes de Fortuna,
y aquellas ansias tristes con que muero!
Leed, señora, mi vivir primero,
y revolved sus hojas una a una,
tomando la inocencia de la cuna,
hasta llegar al término postrero.
Adonde podréis ver una firmeza
con accidentes duros y suaves,
llagada de los pies a la cabeza
Dolores que de agudos son ya graves;
veréis una rendida fortaleza,
do tiene Amor las fuerzas, vos las llaves.
|
A los Reyes Católicos | Francisco Ponce de León | 15-17 | Pues vuestra santa fe la ciudad planta,
¡Oh Reyes! que del hecho el nombre toma,
al tiempo que el cultor del vil Mahoma
del granadino suelo se trasplanta:
Nazca de allí el fulgor de gloria tanta
el celebrar por cándida Paloma
a la que del pecado el cuello doma,
hija de Adán, si concebida, santa
Y si esta devoción del pecho pío
de aquel pueblo se alzó, dándole ayuda
dos Príncipes cristianos, como tales;
no es maravilla que acreciente el brío
Granada heroica y presurosa acuda
a defender sus triunfos inmortales
|
- XXXVII - | Juan de Arguijo | 15-17 | Sube gimiendo con mortal fatiga
el grave peso que en sus hombros lleva
Sisifo al alto monte, y cuando prueba
pisar la cumbre, a mayor mal se obliga
Cae el fiero peñasco, y la enemiga
suerte cruel su duro afán renueva;
vuelve otra vez a la difícil prueba,
sin que de su trabajo el fin consiga
No iguala aquélla a la desdicha mía;
pues algún tiempo alivia en su tormento
los hombros, a tal carga desiguales
Sufro peso mayor con tal porfía,
que un punto no perdona al pensamiento
la importuna memoria de mis males
|
- LIII - | Juan de Arguijo | 15-17 | Enrique, cuatro veces el estío
robó al florido campo sus colores,
y al verano otras tantas vertió flores
por los márgenes verdes de este río
Después que lisonjero desvarío,
surcando el falso mar de los amores,
corrí fortuna, y roto entre clamores
dados en vano, se anegó el navío
Libre a tierra salí, besé la arena,
y los despojos de la undosa furia
pagué, cumpliendo el voto, al sacro templo
¿Qué me llama otra vez la faz serena
del mar? Vuelva por mí mi propia injuria,
y de la ajena basta en ti el ejemplo
|
Soneto | Juan Rodríguez del Rincón | 15-17 | También A la eminencia, al Sol, y Rosa
(monarcas siendo) amaga los rigores;
de ardientes rayos, cierzos, y vapores;
que a un tiempo es ser grandeza y peligrosa
Todo en ti amenazado (o prodigiosa
Majestad) se lloró vanos temores
si eternos se vinculan en ti flores,
sacro laurel, y luz tan poderosa
Frustro de fatal hado triste suerte
de un veneno prudencia prevenida
Veneno es la grandeza dulce, y fuerte
Mas burla de él, si aun antes de nacida,
próvido el cielo en excusar tu muerte,
de este veneno alimentó tu vida.
|
Soneto | Baltasar de Estazo | 15-17 | Quiso el eterno Padre por poderos
dar el loor de cuanto quiso daros,
que pueda el pensamiento imaginaros,
y no pueda la lengua engrandeceros
Fuera perfecto el bien de conoceros;
si conociéndoos yo supiera amaros;
porque pudiera amando contemplaros;
contemplando pudiera comprenderos.
Mas sólo Dios, vuestro Hijo, conociendo
vuestro alto ser divino, puede amando
contemplaros, el fin de él comprendiendo
Este sólo os alabe, y va subiendo,
porque él sólo llegar puede alabando
de vos llegar pudiste mereciendo
|
A las ruinas de Itálica | Juan de Arguijo | 15-17 | Esta, a la rubia Ceres consagrada
parte fecunda de la madre tierra,
que el sustento común al orbe encierra
de tanta espiga en la preñez dorada,
fue ciudad al comercio dedicada,
que la quietud y la verdad destierra,
duro después teatro de la guerra
que toda en sangre la dejó bañada
Del primitivo asunto restaurado,
gracias rinde en el fruto repetido
al circular precepto de los meses;
también siéndole el tiempo agradecido
no más hierro la hiera que el arado,
no más peso la oprima que sus mieses
|
Soneto | Alonso de Bayona | 15-17 | Pudo rendirse a la cruel dolencia,
la Majestad del Cedro más pomposo;
que tan bien buscan triunfo glorioso
los rayos del dolor en la Eminencia
Cesen lamentos ya, pues su violencia
sólo fue amago, en trueno escandaloso,
porque topó del golpe lo furioso,
en el Laurel Augusto resistencia
Pudo morir, y resistióse altiva
(¡o nunca al riesgo su valor se ablande!)
Mariana, que siempre inmortal viva,
que no el golpe por más que se desmande,
lo grande luego de su ser derriba,
aunque lo encuentre luego por lo grande.
|
- XIII - | Juan de Arguijo | 15-17 | Baña llorando el ofendido lecho
de Colatino la consorte amada,
y en la tirana fuerza disculpada,
si no la voluntad, castiga el hecho
Rompe con hierro agudo el casto pecho,
y abre camino al alma, que indignada
baja a la oscura sombra, do vengada
aun duda si su ofensa ha satisfecho
Venció el paterno llanto endurecida,
y de su esposo el ruego, que no basta,
menospreció, con un mortal desvío
«Ceda al debido honor la dulce vida,
que no es bien, dijo, que otra menos casta
ose vivir con el ejemplo mío »
|
Soneto | Juan Bautista de Mesa | 15-17 | Dormía en un prado mi pastora hermosa,
y en torno de ella erraba entre la flores
de una en otra usurpando los licores,
una abejuela, más que yo dichosa,
que vio los labios donde amor reposa,
y a quien el alba envidia los colores,
y al vuelo refrenando los errores,
engañada, los muerde como a rosa
¡Oh, venturoso error, discreto engaño!
¡Oh, temeraria abeja, pues tocaste
donde aun imaginarlo no me atrevo!
Si has sentido de envidia el triste daño,
parte conmigo el néctar que robaste;
te deberé lo que al amor no debo.
|
A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán, laureado poeta de esta coronada villa de Madrid | Diego de Sepúlveda | 15-17 | Murió Albanio (ay dolor) yace Trofeo
el que dio a Manzanares tanta gloria,
y su Ingenio, su Pluma, y su Memoria,
trágico Asunto es, fúnebre empleo.
Faltó la docta lira, el dulce Orfeo,
no lo dudes, Mortal, que es transitoria
cuanta celebra temporal Historia,
y toda humana dicha es devaneo
Y tú, que en más gloriosa y feliz suerte,
libre de emulación, libre de engaños
gozas (así lo creo) inmortal vida
Gran remedio a la mía es hoy tu muerte,
o quiera Dios, que en tantos desengaños
logre ya el que tu ejemplo me convida
|
Al mismo tema | Damián Ruiz de Silva | 15-17 | Baja en puro cristal, o en puro hielo
lluvia a la tierra en torbellino ondoso,
y el corazón del día, el Sol hermoso
enjuga el llanto que ha llorado el cielo
Cuando en niebla se exhala al vitrio velo
de uno y otro vapor caliginoso,
nube que la pavimento luminoso,
sino le empaña, se le opone velo
Pues si aquí al luminar tanto elemento
le perturba tan sólo un accidente
impreso en un vapor que lleva el viento
Que mucho, Montalbán, que a tanto ardiente
la idea de su humano entendimiento
el móvil pierda de su firme asiento.
|
Soneto | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | Dafne, suelto el cabello por la espalda,
cuyas hebras tremola el fresco viento,
huye ligera más que el pensamiento,
que aun no huella la hierba de esmeralda.
Tiñe la cara de color de gualda
cuando oye cerca el enemigo aliento
del dios que forma celos del contento
que goza el viento alzándole la falda
Viendo que corre y vuela, y no la alcanza,
le grita: «Ninfa hermosa, pues te adoro,
detente, aguarda, mira el bien que pierdes »
Mas sécasele el verde a su esperanza
cuando mira las crespas hebras de oro
de un laurel trasformarse en hojas verdes
|
Eróticas – - I - | Esteban Manuel de Villegas | 15-17 | ¿Ves la instabilidad de nuestra vida
al llorar triste, y al reír suave?
¿Ves la facilidad que muestra el ave
al redimir su libertad perdida?
¿Ves la espuma del mar blanca y crecida
al desgajarse del torrente grave?
¿Ves al pe, ves el agua, ves la nave?
Pues todos son retratos tuyos Lyda.
Fuiste mujer en todas tus acciones
y el que en ti no esperó tal desvarío,
ya llora el suyo, porque al fin lo eres.
Mas vosotras que oís estas razones
vida, ave, espuma, pez, agua, navío,
perdonad, si os comparo a las mujeres.
|
Soneto | Fermín de la Puente y APechea | 15-17 | ¡Triunfo de Dios! ¡del bárbaro victoria!
¡Gracia preservadora, Luz, Clemencia,
María, de los hombres descendencia,
pero sin mancha de humanal escoria!
Concebida ante el tiempo y su memoria,
en Ti agostó el Señor su Omnipotencia:
Tú eres la creación por excelencia,
Tú de la Redención la mejor gloria.
Tanto la sombra del pecar te espanta,
que primero dejaras, no vencida,
Madre de Dios, tu sin igual fortuna.
La luna y el dragón son a tu planta;
yazga en él la soberbia de mi vida,
mi instable voluntad esa es la luna.
|
Soneto | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | Cuando a su dulce olvido me convida
la noche y en sus faldas me adormece,
entre el sueño la imagen me aparece
de aquella que fue sueño en esta vida
Yo sin temor que su desdén lo impida
los brazos tiendo al gusto que me ofrece,
mas ella, ¡sombra al fin! se desvanece
y abrazo el aire donde está escondida
Así burlando digo: «¡Ah falso engaño
de aquella ingrata que mi mal procura
Tente, aguarda, lisonja del tormento!»
Mas ella en tanto, entre la noche oscura
huye, corro tras ella ¡Oh, caso extraño!
¿Qué pretendo alcanzar, pues sigo al viento?
|
Soneto | Juan de Jauregui | 15-17 | Dame el peñasco, Sísifo cansado,
y tú, infelice Tántalo, tu pena;
dame, Prometeo, el águila y cadena,
herido el pecho, y al Caúcaso atado.
Dame, Ixión, la rueda en que, amarrado,
a eterno giro el cielo te condena,
y llevad todos la miseria ajena
de un corazón en celos abrasado
Aliviaréis el peso a mi tormento,
mientras al trueco y desigual porfía
fuere vuestra paciencia poderosa.
Y cuando a alguno falte el sufrimiento,
no juzgará después tan rigurosa
la pena suya, experto de la mía
|
Soneto | Antonio Hurtado de Mendoza | 15-17 | Amar quiero sin premio, y nunca puedo
que amar es premio; padecer querría,
y el dolor tanto agrada al alma mía
que de este gusto escrupuloso quedo.
Apetezco morir y en el denuedo
hallo nueva razón de cobardía,
que huyo del mal, y toma la osadía
la parte del vivir, la voz del miedo
Si vivo, mi dolor desacredito;
si muero y amo, el alma lo condena,
que uno es comodidad y otro delito
¡Oh novedad de más desdicha ajena
que vida sobre a un mal, que es infinito,
y no baste el morir para una pena!
|
En agradecimiento al vejamen, que al graduarle le | Fray Juan Félix Girón | 15-17 | Graduando el Rector más soberano
su sagrado Colegio de Doctores,
les entregó los títulos mejores
en sal, luz y ciudad de tanta mano
Sal que se deshiciera, mas no en vano,
sino haciendo saber a mil sabores;
luz que diese eficaces resplandores;
ciudad que se descubra a todo llano.
Así s esparce igual, luce y encumbra
el claustro sevillano y tal retrata
una antorcha, un farol luces iguales;
salga pues a la luz esta que alumbra
de que aun en burlas, cuando se desata,
reparte luces y descubre sales
|
Al mismo tema | Francisco Benavides Manrique | 15-17 | Al Fin de España, si preciso fuera
que más fama a la tuya superara;
yo defendiera entonces, yo afirmara
que tu fama a tu fama se excediera
Aquella pues sofística pudiera
igualarte o vencerte, mas si hallara
quien no la desmintiera cara a cara,
todo el tiempo a una vez la desmintiera
Si el vulgo que profesa de ignorante
siente otra cosa, como vulgo siente
por mas que su mentira se adelante
Mas la igual atención eternamente
tendrá tu fama por la más constante,
y siempre volará de gente en gente
|
En una estatua del rey Filipo III, esculpida por i | Juan de Jauregui | 15-17 | Lisipo, a solas, el trasunto vero
pudo esculpir del macedonio Marte,
do, reguladas fuerzas y arte,
fue el escultor igual a su guerrero
Pues tú que agora juntas, Marte ibero,
al mundo antiguo tu segunda parte,
bien debe, quien intenta figurarte,
sobrar la industria del buril primero.
Mas como de Alejandro el soberano
reino te aumenta el cielo, gran Filipo,
así te da escultor que al suyo eccede
Ya ves docta labor en tosca mano,
que , oscureciendo el arte de Lisipo,
tu espíritu infundir al mármol puede.
|
Sonetos – - II - | Rodrigo de Carvajal y Robles | 15-17 | Ya no culpo al amor porque no es parte
ya para deshelar tu pecho frío,
porque todo su fuego está en el mío
y mi fuego no aspira a deshelarte.
Antes si de él me pides una parte
para amarte y matar a tu desvío
no te ha de dar ninguna mi albedrío
por no perder ninguna de adorarte.
Y pues la obstinación de mi firmeza
para tu sequedad, no busca medio,
busca fiereza tú, para matarme,
que con desvío, sequedad, fiereza,
es bien que contradigas mi remedio,
pues yo mismo no aspiro a remediarme.
|
A la muerte de don Anastasio Pantaleón de Ribera | Juan de Vidarte | 15-17 | Oscura noche baña al claro día,
y a la confusa noche en caos terreno,
todo lo escucho de gemidos lleno
cuanto alberga en ti el Orbe, cuanto cría
Por la gran orfandad de la Poesía
el dolor tenga fuerza de veneno,
pues murió el Cisne de este río ameno,
que lo fue sólo cuando en él vivía.
Mas que nueva impresión miro brillante
la guirnalda de Ariadna por corona,
y la lira de estrellas fue instrumento
Si es mi Anastasio, él es que al más errante,
planeta su dulzura le aprisiona,
si da a los Astros fijos movimiento.
|
A la muerte de doña María de Herrera, dama hermosísima de Alcalá | Anastasio Pantaleón de Ribera | 15-17 | Debajo, huésped, de esta losa fría
no feudo no, violencia sí temprana
o de la muerte a la segur villana
la que deidad vivió, yace María
Sin privilegio cede al fatal día
la caduca beldad, que soberana
el ser sólo mortal tuvo de humana
cuando la juventud mejor vivía
Suspenda el pie tu justa reverencia,
o huésped, cuando el cielo a más reposo
traslada su beldad heroicamente;
Y el estorbo te admire sin presencia
de ese pórfido, ya que religioso
aun su hermosa quietud sagrado miente
|
Al nacimiento del señor Marqués de Villalba, su hijo del señor Duque de Feria, y de mi señora doña Isabel de Córdoba, hija del Duque de César | Carlos Boyl | 15-17 | La Cesarina excelsa hermosa Luna
del sol de Feria amando el nuptio asiento
al alma ( de sus rayos movimiento)
entre llamas de luz puso en la cuna.
Diole estado en naciendo la Fortuna,
Mercurio y Marte, letras y ardimiento,
Apolo y Iove raro entendimiento,
que es don que de los otros es columna.
El Cielo (por remate de los bienes
que a esta Alba suya venturosa envía)
al nacer en Valencia le hizo salva
¡Oh suceso que a ser único vienes!
pues vio Valencia al Alba en medio día,
naciendo el marqués bello de Villalba.
|
Soneto | Alonso de Salas Barbadillo | 15-17 | Trasladas del Latino la Elocuencia,
Ximénez docto al Español divino,
y de las cultas frases del Latino
as reducido al arte la excelencia.
El sagrado farol de tu prudencia
enseña a los mortales un camino
tan fácil, cuanto raro, y peregrino
para llegar al puerto de la ciencia
Y pues el justo intento que te llama
es mostrar a las lenguas que más saben
el alto estilo que de hablar ofreces
A las divinas lenguas de la fama
enséñalas también porque se alaben,
y sabrán alabarte cual mereces.
|
En alabanza del doctor Juan Pérez de Montalbán | Juan Ramírez Vela | 15-17 | Canoro influjo el Apolíneo acento,
tan deidad a su Lira que le inspira,
que ya es constelación la que fue Lira,
primera causa, la que fue instrumento.
Del Español Apolo del Portento
Feliz, dulce otra Lira, cuantos gira
aquella paralelos, esta admira,
Discurso, Inteligencia, y Movimiento.
Vega, y Monte, si bien forma difieren,
no magnitud, no Eclípticas doradas:
porque siendo una voz, un plectro en suma.
Muertos se vivifican, pues adquieren,
mirar muriendo sobre el Sol fijadas,
Lope su Lira, y Montalbán su Pluma.
|
Al mismo tema | Juan Valle de Velasco | 15-17 | Quien duda que sacase el Tracio Orfeo
la cara esposa del infierno oscuro,
que el tierno llanto en el tormento duro
movió las Furias, y paró el Leteo;
Oiga la voz de este Español Museo,
y verá que hace más su canto puro,
pues trueca Febo de su voz seguro
el gobierno y razón de su Museo.
Que ya sus blancos cisnes, que solían
cantar, del sabio Dios son reprobados
por voces bajas, roncas y confusas
Las Moscas ama, y ya las Musas fían
de ellas solas secretos reservados,
y Moscas son los cisnes de las Musas
|
Soneto | Francisco de Figueroa | 15-17 | Como Me viese amor desnudo y tierno,
temblando el triste va buscando un día
donde escaparse de la nieve fría
y el hielo mitigar del recio invierno
Mas como vido el resplandor eterno
que de la hermosa Fili allí se vía,
lumbre debe de haber aquí decía;
y entrando, busca a su dolor gobierno
Tocó en el seno el niño y dióle enojos,
que estaba frío más que nieve el seno,
y el corazón, que es piedra, mal le trata,
huyó del corazón, fuese a los ojos,
y como vio lugar tan dulce y bueno,
allí quiso vivir, y de allí mata.
|
Soñé que una piedra me arrojaba | Francisco de Terrazas | 15-17 | Soñé que una piedra me arrojaba
quien mi querer sujeto así tenía,
y casi ya en la boca me cogía
una fiera que abajo me esperaba
Yo, con temor buscando, procuraba
de dónde con las manos me tendría,
y el filo de una espada la una asía
y en una hierbezuela la otra hincaba
La yerba a más andar la iba arrancando
la espada a mí la mano deshaciendo,
yo más sus filos vivos apretando
¡Oh, mísero de mí, que mal me entiendo
pues huelgo verme estar despedazado
de miedo de acabar mi mal muriendo!
|
Buena suerte de día | Diego Ramírez Pagan | 15-17 | Las noches sin dormir paso, esperando
que se levante la hermosa aurora,
venido el día, se me antoja un hora
que vuela sin saber el cómo o cuándo
Al sol que se detenga estoy rogando,
y a la luz que camine a paso ahora,
pues esta de mis ojos ya no mora
conmigo, si la tuya va cesando.
Oh vista bella, quien de tus razones
gozar siempre pudiese la dulzura,
mas aviéneme a mí como al dormido
Que si sueña tesoro, son carbones,
si ardiente sol, tiniebla es muy oscura
y el alegría, llanto entristecido.
|
A fray Pedro de Padilla por su Tesoro de poesías publicado en 1587 | Ruiz López de Zúñiga | 15-17 | Segundo Apolo (por venir postrero)
primero en ser de ingenio levantado,
y aunque segundo, al mundo celebrado,
del mundo conocido por primero.
Contra el tiempo más vario, y más ligero,
la fama escriba tu blasón sagrado,
en templo de e inmortal nombre, fijado
con tinta de oro, y en papel de acero.
Mas deja fama de escribir tal suma
pues no puede sumar tanta grandeza,
cual es la que en Padilla encierra el cielo.
Que a su furor divino y su destreza,
contra la suerte de este frágil suelo
le ha de inmortalizar su inmortal pluma.
|
Soneto | Fray Antonio Gual | 15-17 | Contra Luzbel de tu valor medroso
pruebas apenas el acero santo,
honor del cielo, del infierno espanto,
en nuevo Marte, IGNACIO valeroso
En dulce cuando paz gozas dichoso,
divina luz bebiendo, sacrosanto
del sumo bien asomo, Febo en tanto
que forma siete círculos lustroso
Nuevo favor, ¿a quién no admira el verte
de la batalla a la señal primera
debida al vencedor gozar la gloria?
Si el embestir te premia de esta suerte,
dinos, o tú que pisas ya la esfera
¿el cielo que te dio por la victoria?
|
A Lope de Vega Carpio | Pedro Fernández Marañón | 15-17 | Un número y dulzura milagrosa,
suave estilo, erudición con seso
tiene Lope de Vega con exceso
sobre cuantos escriben verso o prosa
Natural es el numen y copiosa
la vena, cual carácter sacro impreso:
es sabroso en lo lírico, y el peso
en su épico poema es grave cosa
Tiene elección, dispone y en él sólo
se ve en lo sumo la una y la otra parte
de ciencia y natural con tal grandeza
Que se puede dudar, por este Apolo,
si la Naturaleza vence al arte,
o vence el arte a la Naturaleza.
|
Al Marqués de Priego | Pedro Fernández Marañón | 15-17 | Dadle, Señor, las alas y las plumas
delas águilas vuestras, al que ha sido
por águila y por cisne conocido
en Delo, en Delfos, en Anfiso, en Cumas,
en el Canopo, en las heladas brumas,
en el adusto Etíope tenido,
y en todo lo que el mar ancho extendido
empina montes, y sacude espumas
Dadle, Señor, las plumas y las alas,
para que vuele sin peligro al sitio
de Ícaro menos cuerdo que ligero
Envidiárale la Tritonia Palas,
conoceránle por Apolo Pythio,
y a vos por Alejandro de este Homero.
|
Juan de Castellanos | Cristóbal de León | 15-17 | Si pudiera llegar mi flaco vuelo
adonde con el tuyo te abalanzas,
tuvieras, Castellanos, alabanzas
tan altas que subieran hasta el cielo.
Supla la falta de ellas este celo
que tuvo levantadas esperanzas
cuando pensé con tales confianzas
volar sobre los términos del suelo
Mas ya que más no puedo, me contento
con hacer de mi parte lo posible,
que es admirarme tu cabal historia,
de fábricas eterno monumento
en verso terso, dulce y apacible,
digno por cierto de inmortal historia.
|
Soneto | Fray Bernardo de Cárdenas | 15-17 | Ensilla, Sancho amigo, a Rocinante,
dame la lanza y yelmo de Mambrino,
acomoda la alforja en el pollino
y el bálsamo precioso pon delante.
Pues Dios me hizo caballero andante,
hoy desfacer un tuerto determino,
que face una Doncella a un malandrino,
jayán desaforado y cruel gigante.
Dice que fue su esclava esta Doncella,
y miente, pues sé yo, que cuanto él dice,
ella gentil deshizo su cabeza.
A mi me toca, Sancho, el defendella:
yo soy su caballero, y voto hice
de defender su virginal Pureza
Subió con ligereza,
y tomando su yelmo, escudo y lanza,
le siguió su escudero Sancho Panza
|
Al célebre y aplaudido en el orbe doctor don Juan Pérez de Montalbán | Tomás de Villarín | 15-17 | Yace en aquella losa sepultado
el Doctor Montalbán, o Peregrino
a tan de ilustre Ingenio, y tan divino
nombre, detén el paso apresurado
Bien tiene el corazón más obstinado
que este mármol que ves a ti vecino,
quien no siente su muerte, que previno
sin tiempo un accidente acelerado
Mas qué si en las naciones más remotas
vive su Fama, y su Alma eternizada
entre célebres Musas tiene gloria
Tú que las letras esculpidas notas,
en vez de incienso, y Casia regalada
consagra un mar de llanto a su memoria.
|
Soneto | Diego Ramírez Pagan | 15-17 | Dardanio con el cuento de un cayado
el nombre y la figura deshacía
de aquella ninfa a quien él mismo había
en mil cortezas de árboles cortado
Y con el rostro triste y demudado,
con un ay que del alma le salía,
oh perversa Marfira, le decía,
en quien puse mi fe, seso y cuidado.
Si pudiese del alma tu retrato
quitar, cual de los árboles le quito
no harías mi vida ser tan corta
Mas ay cuán por demás triste me mato
que lo que está en el corazón escrito,
borrarlo con la corteza poco importa
|
Soneto | Miguel de la Vena | 15-17 | Mueres Héroe Glorioso en pobre lecho,
patente al Cielo, que su noble llama,
al corazón amante tanto inflama,
que respirar no puede en menor trecho.
Y al mirar de la Parca el cruel despecho,
entre asombros suspenso el mundo clama,
como mueres Javier, cuando la fama
vive de los alientos de tu pecho
Si al fin del Orbe estás como imagina,
tu ardor, que no ha empezado su carrera,
como mueres a vista de la China.
¿Qué con ansias tu fe, y amor espera?
Pero tu luz halló precisa ruina,
al ver, y no gozar tu amante esfera.
|
Soneto | Francisco de Terrazas | 15-17 | Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me tienen enlazada,
y volved a la nieve no pisada
lo blanco de esas rosas matizado
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca está tan adornada;
y al cielo, de quien sois tan envidiada,
volved los soles que le habéis robado
La gracia y discreción, que muestra ha sido
del gran saber del celestial maestro,
volvédselo a la angélica natura;
y todo aquesto así restituido,
veréis que lo que os queda es propio vuestro:
ser áspera, cruel, ingrata y dura.
|
Soneto en el libro de Baltasar Gracián, Agudeza y arte de ingenio | Alonso de Salas Barbadillo | 15-17 | Cumbre de santidad, monte sagrado,
que al Cielo nos enseña, y encamina,
tan señalado en santidad divina,
que el mismo Dios por vos fue señalado.
Índice de aquel libro celebrado,
de la verdad que a la virtud inclina,
y mano que corriste la cortina
al sumo Dios cubierto, y disfrazado
¿Para qué le mostráis, varón famoso,
a un pueblo, que después, tiranamente,
ha de ser de su sangre carnicero?
Encoged vuestro dedo milagroso,
y advertir que el mostradle a aquesta gente,
es mostrar a los lobos el Cordero.
|
A Joseph de Villaviciosa | Juan Valle de Velasco | 15-17 | Muda, mueve, abre el cuerpo el pie, la pluma
pez, animal y pájaro, y no tanto
nada, camina y vuela, Joseph, cuanto
nada, camina y vuela tu honra suma
Tritón, ni pardo, ni águila presuma
nadar, correr, volar como tu Canto,
que pone en agua, en tierra, en aire espanto
al de escama, al de piel, y alas en suma
Al que nada, al que corre y vuela, pasa
de tus versos y nombre una gran fama,
que tiene brazos, pies y alas sin cuento
Ni peña, monte, o nube pone tasa
a su mover, mudar, abrir, que llama
río al mar, pozo el suelo, bajo el viento
|
Los quince misterios del Rosario | Andrés Rey de Artieda | 15-17 | Cuando a María el Ángel la saluda,
y ella visita a Elisabet su prima,
cuando pare al que cielo y mundo anima,
y cuando ordena Dios que al templo acuda,
cuando Cristo en el huerto sangre suda
el azote y corona le lastima,
cuando el sagrado leño se echa encima,
y pasa muerte tan acerba y cruda
cuando con triunfo y gloria resucita,
sube la los cielos, y a su Iglesia santa
el Espíritu Santo la visita;
cuando llama a María sacrosanta
y la corona con aplauso, y grita
para siempre sin fin la Iglesia canta.
|
Soneto a la venida del ilustrísimo y excelentísimo señor Duque de Feria, virrey y capitán general en esta ciudad y reino de Valencia | Carlos Boyl | 15-17 | El sol de Feria envuelto en Ferias vino
delas grandezas de su insigne estado,
por quien trae el que menos obligado,
que contar de la feria de contino.
Según le va en la Feria, me imagino
que habla el deseo que obligó al Feriado,
y así en mi obligación en Feria he dado
loas al dueño desta Feria dino
La tienda de esta Feria es el venido
del mayor atributo que en el suelo
prestó a la fama para hallar materia
Por quien la voz del bien agradecido
en Ferias de su amor puso en el Cielo
la tienda alegre que le dio esta Feria
|
A los celos | Anastasio Pantaleón de Ribera | 15-17 | ¡Ah del Amor sagrada Monarquía
cuanto fuera tu yugo más sabroso
si de los celos al dolor forzoso
supiera resistirse el alma mía!
No la inmortal resiste valentía
de un alma, no rigor tan poderoso,
que afán le impone eterno sin reposo
de los celos la infame tiranía
Cual inmortalidad está segura
del furor de los celos, si se atreve,
a ser aun de las almas homicida
No tan grave la ofensa, no tan dura
al tósigo secreto el labio bebe,
pues muere sola a su rigor la vida
|
A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán | Juan de Vidarte | 15-17 | Vive feliz en Patria más dichosa,
porción preciosa de mi triste vida,
que no se puede no llamar perdida
vida mortal que se trocó a gloriosa
Si fue tu Muerte para mí llorosa
toda esta pena mi memoria olvida,
pues tú vives en mí, que en tu partida
tu vida fue con mi vivir forzosa
Si antes con dos vidas dulcemente
viviste, y ya con tres vivir te miro,
logrando el lauro de tu docta frente
La que adquirida con tu pluma admiro,
la gloriosa que gozas eminente,
y esta mortal con que por ti suspiro.
|
La virtud a la envidia | Juan de Jauregui | 15-17 | Juez que enormes culpas no corriges,
y la Virtud condenas y aborreces;
tú, que en la ajena dicha te entristeces,
y el daño ajeno por alivio eliges;
Envidia, que traidoras armas riges,
y, a tu pesar, si el ánimo embraveces,
al envidiado honoras y engrandeces,
y al envidioso con ahínco afliges,
hacer podrás de tu veneno empleo
turbando el pecho que mis obras culpa;
que en mí no alberga de tu fuego indicio.
Y otra mayor venganza no deseo
del que me envidia que su propia culpa,
donde es castigo de sí mesmo el vicio
|
A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán, insigne ingenio de España | Francisco Benavides Manrique | 15-17 | Vive oh grande Varona mayor fama
que te sepa querer la Musa mía,
vive, que a tu ceniza, aún no bien fría,
aliento induce repetida llama
Desprecio de la luz que el sol derrama
te presta ardientes mientras forma el día,
y como a Fénix Átropos te fía,
y a tu nuevo vivir Laquesis trama.
Oh tú siempre feliz, pues no es incierto
que te fomenta Apolo como al ave,
aquella que antes leve fue ceniza
Oh tú siempre feliz, pues aun no has muerto,
cuando empezando vida más suave
en tu muerte tu vida se eterniza.
|
Al sol, amaneciendo | Juan de Jauregui | 15-17 | Rubio planeta, cuya lumbre pura
del tiempo mide cada punto y hora,
si el bello objeto que mi pecho adora
sólo le gozo entre la noche oscura,
¿por qué ya se adelanta y se apresura
tu luz injusta y el Oriente dora,
las sombras alejando de la Aurora,
y, con la sombras, mi feliz ventura?
Dirás que, el dulce espacio defraudado
ya de la noche, me darás el día,
tal que de vida un punto no me debas
Si debes; causa del ausencia mía:
que es vida sólo el tiempo que me llevas;
y el que me ofreces, un mortal cuidado.
|
Soneto | Antonio Hurtado de Mendoza | 15-17 | Amable soledad, muda alegría
que ni escarmiento ves, ni ofensas llora,
segunda habitación de las auroras,
de la verdad primera compañía
Tarde buscaba paz del alma mía
que la vana inquietud del mundo ignoras,
donde no la ambición hurta las horas
y entero nace para un hombre el día
¡Dichosa tú que nunca das venganza,
ni de palacio ves con propio daño
la ofendida verdad de la mudanza,
la sabrosa mentira del engaño,
la dulce enfermedad de la esperanza,
la pesada salud del desengaño!
|
Lamento de Ariadna | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | La vela de traición y viento llena,
con la vista cansada y el deseo
sigue Ariadna del traidor Teseo
desde la playa que a su llanto suena.
Sus hebras de oro, de piedad ajena,
injuria, y deja en su dorado empleo
al aire rico y al azul Nereo
con perlas que llorando da a la arena
«Vuelve, ingrato -le dice- y al engaño
con que el honor me quitas no le aumentes
la soledad de estos peñascos fríos
Mas, ¡triste yo!, que esfuerzo el propio daño,
pues que te dan con que de mí te ausentes
el viento en popa los suspiros míos
|
A la Concepción de Nuestra Señora | Fermín de la Puente y APechea | 15-17 | Fue la luz ¡oh Señor! porque Tú hablaste,
y la tierra y el mar y el firmamento,
y a sólo Tú querer mundos sin cuento
brotarán, como el mundo que creaste
Sólo al formar al hombre trabajaste,
manos poniendo en ello y pensamiento;
que al alma hiciste soplo de tu aliento,
en lodo vil maravilloso engaste.
Mas ¡ah! si tanto fue porque tu idea
vio que en medio del tiempo aquí en el mundo,
tu Verbo, hijo del hombre, Hombre sería;
al crear a su Madre, al decir ¡¡sea!!
¡cuál formaste! ¡oh mi Dios! ¡yo me confundo!
la Concepción Divina de María.
|
Soneto | Luis Martín de la Plaza | 15-17 | ¡Oh más de mí que el céfiro estimado,
húmedo Noto! Tú, que al sol y al cielo
con negros toldos y con pardo velo
cubres el rostro azul, el crin dorado;
Así nunca jamás el cierzo airado,
barriendo nubes y arrojando hielo,
te quite el manto, te ahuyente el vuelo,
de espesas lluvias y del mar hinchado.
Que en la sondas levantes alboroto,
y aquella nave en quien mi bien navega
la traiga al puerto tu animoso aliento
Oye mi justo ruego, fresco Noto:
Mas ¡ay! ¿qué fruto aguarda quien le entrega
sus lágrimas al mar, su ruego al viento?
|
Soneto | Bartolomé Sánchez | 15-17 | Habéis echado el sello a nuestra ciencia
con tal sublime obra, buen Silvano,
diciendo del ilustre Altamirano
el valor, cristiandad y la paciencia
Infalible verdad fue la pendencia
que Ramos tuvo con el luterano;
vengó al Pastor la poderosa mano,
dándonos a entender su omnipotencia
Que al humilde levanta y le da loa,
y al soberbio arrogante echa por tierra;
estilo del Señor muy ordinario.
Recibe de mi mano, buen Balboa,
este soneto criollo de la tierra,
en señal de que soy su tributario.
|
Soneto | Matías Juan Beana | 15-17 | Que sentimiento cielo tan extraño,
descubro en este Bulto peregrino,
de aquel que el río Tabor en luz divino,
en Navarra se de sangriento un baño.
Si cada fuente vierte por su caño,
licor precioso que del cielo vino,
segunda vez redime su amor fino,
al mundo todo, que rindió el engaño.
Mas ay, que afán le hiere, aunque distante,
que del Indio Javier por Dios padece,
correspondido con dolor profundo.
Y siendo de Javier el más amante,
si por el Orbe su coral ofrece,
le vierte por Javier, que pesa un mundo.
|
Enójase el autor con una dama, que el enamorarla fue causa de que hiciera versos | Alberto Díez | 15-17 | Por mujer que no pide apasionado,
a tus partes estuve muy rendido,
y viendo celebrabas lo entendido,
procuré de escribirse con cuidado.
Hálleme a tu discurso enamorado,
y para las disculpas de atrevido,
mi amor de codicioso, te ha metido
a Poeta; por ser más Licenciado
Pidiérasme dinero, hermosa Anarda,
y no hacerme caer en tan perversos
delitos, que no hay forma que me cobre
No he de verte en mi vida, guarda, guarda,
que pues eres la causa que haga versos,
sin pedirme ni darte me haces pobre.
|
A la Carolea | Jerónimo Sempere | 15-17 | Del Délfico laurel , que fue corona
de augusta majestad de Emperadores,
fue premio de Poetas moradores
de aquel virgíneo y fértil Helicona
De entrambos sacra ha sido la persona,
y el uno al otro da eternos favores,
que un César es sujeto de escritores
y un escritor los Césares pregona.
Aquí un Poeta célebre y perfecto
de tal modo hace eterna la memoria
de un César Carlo Rey de las Españas
Que Carlo a mil poetas dio subjeto,
y a mil Emperadores diera gloria
quien canta aquí sus ínclitas hazañas.
|
- XI - | Juan de Arguijo | 15-17 | Presenta ufano a César victorioso
el tirano de Menfis inclemente
la temida cabeza, que al Oriente
tuvo al son de las armas temeroso
No pudo dar el corazón piadoso
enjutos ojos, ni serena frente
al don funesto; mas gimió impaciente
de tal crueldad, y repitió lloroso:
«Tú, gran Pompeyo, en la fatal caída
serás ejemplo de la humana gloria;
y cierto aviso de su fin incierto.
¡Cuánto se debe a tu virtud crecida!
¡Cuán costoso en tu muerte es mi victoria!
Vivo te aborrecí, te lloro muerto»
|
Soneto | Francisco Bueno | 15-17 | Cuando en Cruz interior Javier penaba,
Cristo ansioso también sangre vertía,
tan cerca de divino parecía,
que las venas la Cruz equivocaba.
Tanto su corazón crucificaba,
que del dolor el mérito quería
explicarse cruento, y no podía,
porque en su sangre el mérito no hallaba
Y este fue el padecer más exquisito,
pues de unas ansias, de tormento llenas,
limitó el merecer, un ser finito.
Y a su Cruz no bastando humanas venas,
por que el mérito llegue a lo infinito,
puso la sangre Dios, Javier las penas.
|
Soneto | Juan de Arguijo | 15-17 | De ciega oscuridad y horror cubierta
está la tierra, en tanto que el hermano
de la silvestre diosa sale ufano
del rojo Oriente por la ebúrnea puerta
Ante sus ojos ve la muerte cierta
el piloto en el piélago inhumano
mas dando el viento a sus deseos la mano
en vida trueca la esperanza muerta
Tras la importuna guerra se consigue
para dichosos años paz segura
Tú, pues en medio de tus males fía;
que al fin es cosa cierta que se sigue
tras la tormenta, guerra, noche oscura,
buen tiempo, dulce paz, alegre día.
|
Soneto | Francisco del Campo | 15-17 | Siente a pesar del mármol el aliento,
que otra vez por Javier amante espira,
y el alma que en la estatua el arte inspira,
segunda vez le roba el sentimiento.
¡O cuánto de Javier pesa el tormento,
pues el mármol con él sudarse mira!
¿Qué no herirá la pena, que respira,
si a un Dios en un Castillo no está exento?
Padece Cristo al ver, que Javier pena,
y muerto viva sangre de sí vierte,
ya de su faz la luz siempre serena.
En fatales eclipses se convierte,
pero, o cuánto de cerca hará la pena,
que a un inmortal de lejos da la muerte.
|
- LIV - | Juan de Arguijo | 15-17 | Labra Artemisa el grande mausoleo,
que los altos pirámides afrenta
del egipcio soberbio, y no contenta
busca a su ilustre fe mayor trofeo
Del tierno y casto pecho en nuevo empleo
hacer sepulcro al muerto esposo intenta,
cuyas cenizas, de su amor sedienta,
bebe con ansias de inmortal deseo
«Mal podrá, dice, la enemiga muerte
de ti, dulce Mauseolo, dividirme,
ni en largo olvido sepultar tu gloria
Que de su injuria basta a defenderme
mi pecho, más que el bronce y mármol firme,
y eternizar mi amor y su memoria »
|
Soneto | Joseph Miralles | 15-17 | Basta a las glorias, basta a los favores,
más a las penas, más a los tormentos,
basta a las alegrías, y contentos,
más a las aflicciones y rigores.
Basta a los dulces del amor primores,
más a los del rigor abatimiento,
basta a los del favor conocimientos,
más a los del afán, y los dolores.
Ser en no querer premios, importuno,
desconocerse a sí, por conocerse,
de los consuelos no querer ninguno.
De otro, y no de sí compadecerse,
en el mundo estas cosas tuvo alguno,
hasta que en él, Francisco llegó a verse.
|
- XXXVIII - | Juan de Arguijo | 15-17 | Con presto curso y con veloz denuedo
sigue Apolo la hija de Peneo;
hurtó el uno las alas al deseo,
y al otro le prestó sus pies el miedo.
«¿Por qué te alejas si alcanzar te puedo?,
le dijo, de mi amor oh digno empleo?
¿Piensas, cual Aretusa de su Alfeo,
huir de mí, que al vago viento excedo?
Alentó la carrera; y ya vencida
cuidó tener de Dafne la dureza;
tanto se le acercó el amante ciego.
Mas del piadoso padre socorrida,
trocando en árbol su mortal belleza,
burló sus brazos y avivó su fuego.
|
Soneto | Francisco Caus | 15-17 | Impura tempestad, dura tormenta,
fantástico vapor del sueño mueve,
contra el candor, que inmunidades bebe,
del ampo en que el ángel se alimenta.
Dormido le asaltó llama violenta,
que acara descubierta no se atreve,
pero como dio en manos de la nieve,
se hiela el fuego, y la pureza alienta.
Lo que de impuro concibió el sentido
por matices, y boca se vio luego
en espumas de sangre divertido
Con ella quedó frío el ardor ciego,
porque en batallas torpes aun dormido
lo lleva Javier todo, sangre, fuego.
|