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46 classes
y con un paño de dientes acicalar las espadas que el sueño tuvo envainadas, en manjares diferentes;
19redondilla
Reina de Pafos y de amores madre. Tú que a las almas llenas de placeres, ¿Por qué no quieres que Dalmiro triunfe? Mándalo, Venus.
36estrofa_sáfica
Acepto este dolor por merecido, mi culpa reconozco, pero dime, dime, Señor, Señor de vida y muerte, ¿cuál es mi culpa?
36estrofa_sáfica
No hay tormento más grande que la memoria, porque pone presentes pasadas glorias.
22seguidilla
En un jardín, las áureas mariposas embriagadas están por los sutiles aromas de los cálices abiertos que el Sol espolvoreaba de rubíes, esmeraldas, topacios, amatistas y zafiros. Encajes invisibles extienden en silencio las arañas por las ramas nudosas de las vides cuajadas de racimos. Aletean los flamencos rosados que se irguen después de picotear las fresas rojas nacidas entre pálidos jazmines. Graznan los pavos reales. de mármoles bruñidos, que recibe la sombra de los árboles coposos, un joven soñador está muy triste, viendo que el aura arroja en un estanque, jaspeado de metálicos matices, los pétalos fragantes de los lirios y las plumas sedosas de los cisnes.
21silva_arromanzada
Raro, humilde sujeto, que levantas a tan excelsa cumbre la belleza, que en ella se excedió naturaleza a sí misma, y al cielo la adelantas;
24cuarteto
Es de noche. Manso y lento céfiro las ramas mueve, y sobre los campos llueve fulgores el firmamento; sutil y aromado el viento en los jardines se cuela; la luna plácida riela y se ve a su luz de plata que Alí llega y se recata en los vergeles de Zela.
13espinela
Cierre mi mano piadosa Tus ojos al blando sueño, Y empape suave beleño Tus lágrimas de dolor: Yo calmaré tu quebranto Y tus dolientes gemidos, Apagando los latidos De tu herido corazon.
15octavilla
Pareció luego siguiente Un carro tribunal y neto, De oro resplandeciente hecho por modo discreto: Por ordenanza y decreto De nobles donas galantes, Cuatro caballos andantes Lo tiraban plano y reto.
40copla_arte_menor
aquí me tienen, caminando solo andando caminos extraños sombríos y fríos bajo emancipada lluvia que moja mí todavía impenitente avatar. ¿Dónde irá este pobre impenitente? caminando solo entre rosales espinosos pero fragantes. Percibo el aroma de un amor perdido ¡Ay! amor que esta impenitente rosa nunca pierda su fragancia aunque los surcos marquen su irreverente cuerpo.
35unknown
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?
28copla_castellana
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna anda despacio y garboso. Sus empavonados bucles le brillan entre los ojos. A la mitad del camino cortó limones redondos, y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro. Y a la mitad del camino, bajo las ramas de un olmo, guardia civil caminera lo llevó codo con codo. * * * El día se va despacio, la tarde colgada a un hombro, dando una larga torera sobre el mar y los arroyos. Las aceitunas aguardan la noche de Capricornio, y una corta brisa, ecuestre, salta los montes de plomo. Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, viene sin vara de mimbre entre los cinco tricornios. Antonio, ¿quién eres tú? Si te llamaras Camborio, hubieras hecho una fuente de sangre con cinco chorros. Ni tú eres hijo de nadie, ni legítimo Camborio. ¡Se acabaron los gitanos que iban por el monte solos! Están los viejos cuchillos tiritando bajo el polvo. A las nueve de la noche lo llevan al calabozo, mientras los guardias civiles beben limonada todos. Y a las nueve de la noche le cierran el calabozo, mientras el cielo reluce como la grupa de un potro.
1romance
Tómanla por momentos parasismos; no acierta a pronunciar, y si pronuncia, absurdos hace y forma solecismos.
33terceto
Quisiste ser maestro sin discípulo ser, no conoces mis artes ni cómo has de aprender; oye y lee mi aviso y sabrás cómo hacer, recobrarás tu dama y otras sabrás traer.
9cuaderna_vía
No bayas a la Vitoria, no sarga un santo y te quite mi queré e la memoria.
30soleá
Poesía dulce y mística, busca a la blanca cubana que se asomó a la ventana como una visión artística.
19redondilla
No parecía muerta; de los arcos macizos parecía dormir en la penumbra y que en sueños veía el paraíso.
21silva_arromanzada
¡Oh! Hela allí. Corazón, no tembléis de un ángel ya. ¿Cuándo, Señor, llegará de mi pecado el perdón?
19redondilla
De aquí, del hediondo suelo Donde te mandó el Señor Detener tu raudo vuelo, Para cantar tu dolor Sin que se oyera en el cielo.
29quintilla
De todas las historias de la Historia sin duda la más triste es la de España, porque termina mal. Como si el hombre, harto ya de luchar con sus demonios, decidiese encargarles el gobierno y la administración de su pobreza.
39sexteto
Él ha visto las hojas otoñales, amarillas, rodar, las olorosas ramas del eucalipto, los rosales que enseñan otra vez sus blancas rosas...
7serventesio
¿Que es estúpida?... ¡Bah! Mientras callando guarde oscuro el enigma, siempre valdrá, a mi ver, lo que ella calla más que lo que cualquiera otra me diga.
23cuarteto_lira
¿Qué roca de ti no sabe aun más de lo que yo sé? Viva mi fe. Pues tu nombre en su dureza con tu dureza grabé, viviré como desdichado, viviré, moriré.
4octava
"Si algún Dios de amor había, dijo luego Cartagena, muestre aquí su valentía contra tan gran osadía, venida de tierra ajena". Torres Naharro replica: "Por hacer, Amor, tus hechos consientes tales despechos, y que nuestra España rica se prive de sus derechos".
6copla_real
¡Ah, yo siempre te adoro como un hermano, no sólo porque todo los juzgas vano y la expresión celeste de tu belleza, sino porque en ti veo ya la tristeza de los seres que deben morir temprano!
32quinteto
¡Rosas inocentes, formas transparentes conceptos lucientes!
10tercetillo
En ventura Octaviano; Julio César en vencer y batallar; en la virtud, Africano; Aníbal en el saber y trabajar;
12sextilla
tal de lucientes hebras coronado, Febo aparece en llamas encendido, tal discurre en el cielo esclarecido un ardiente cometa arrebatado.
24cuarteto
Ese viento de fuego en tu mirada acaricia mis ganas como dueño. Esa luz transformando la morada de tu piel de luciérnaga varada en relámpagos presos de mi ensueño.
32quinteto
Fétido, como el vientre de los grajos al salir del inmundo estercolero donde, bajo mortíferas miasmas, amarillean los roídos huesos de leprosos cadáveres; viscoso, como la baba que en sus antros negros destilan los coléricos reptiles al retorcer sus convulsivos cuerpos entre guijarros húmedos; estéril, como los senos que en helados lechos ofrecen las impúdicas rameras al ardor genital de los mancebos que, frenéticos, caen en sus brazos, como loco rebaño de corderos, al sentir inflamados sus vellones, en cenagoso manantial; abyecto como el alma del pérfido soldado que, desertando al enemigo ejército, expira acribillado por las balas de los que un día sus hermanos fueron, sin tener quien le vende las heridas, ni le enjugue las lágrimas; cruento como el capricho de feroz tirano que, bajo el palio de su trono excelso, hundida entre las manos la cabeza y cerrados los ojos soñolientos, sueña en ver asoladas las naciones, para alfombrar con polvo de esqueletos, rociado por la sangre de las víctimas, la ruta que han de recorrer sus pueblos al proclamarle victorioso; débil como la planta que en hediondo estiércol ya se abrasa a los rayos del estío, ya se quiebra a los soplos de los céfiros, tal es, ¡oh, Dios!, el cuerpo miserable que arrastro del vivir por los senderos, como el mendigo la pesada alforja que ya se cansan de llevar sus miembros
18romance_arte_mayor
Hoy nadie los recuerda ni los llora, porque a su gloria les faltó un poeta. ¡Sin Homero no hay Troya, no hay Aquiles, ni quien aplauda y llore!
37estrofa_francisco_de_la_torre
Incliné al gran consejo la cabeza; quedéme en pie, que no hay asiento bueno si el favor no le labra o la riqueza.
33terceto
¿Si de rodillas me pones? Perdones. Están de tus labios presos mis besos. Y esquivo lo que te pido: olvido. Como un tigre malherido que sangra pero no muere lanzo un rugido que quiere: ¡perdones, besos y olvido!
0ovillejo
Porque en una aldea un pobre mancebo hurtó solo un huevo, al sol bambolea, y otro se pasea con cien mil delitos. Cuando pitos, flautas, cuando flautas, pitos.
4octava
Desde que el mundo es mundo, si bien lo observas, no hallaras nuevo vicio, ni virtud nueva; que en todos tiempos ha habido muchos malos, y muchos buenos.
27seguidilla_compuesta
La vasta noche no es ahora otra cosa que una fragancia.
8haiku
-Padre de la barba florida Por tres siglos de santidad, Desde que oiste al ruiseñor Primaveral y celestial, Cinco ermitaños hemos sido De este monte en la austeridad.
39sexteto
De su sentencia mortal Con un día y otro día Llenando el cupo fatal, Cual lámpara funeral Iluminando una orgía.
29quintilla
El pueblo de caminos y cuestas empinadas testigo fue en silencio, en muda lejanía, de risas y promesas, de futuros abiertos a un incierto mañana con la aurora vencida. Las paredes de piedra, los pasillos oscuros, las ventanas sin rejas abiertas al paisaje y nosotros hundidos en la inmensa penumbra vagando como sombras por fin reconocidas. Seguimos las estrellas bajo el cielo en la noche, cruzamos las distancias de tiempos y de mares, abrimos esperanzas entre el alba y el día. Después, tras tanto tiempo tentando la memoria, nos quedan los caminos, las paredes de piedra, la mudez de las cosas, la palabra encendida.
35unknown
Aqueya mañana que me lo ijeron, yo reniego e cuantos santos tiene la tierra y er sielo.
26seguidilla_gitana
Los negros caracteres que matizan con el luto del alma el papel terso puros raudales fueron en su origen, que después atezó el dolor violento. Turbio vapor que despidió a los ojos el material adusto de mi pecho, corto raudal a mitigar la llama, pero bastante a publicar el fuego. Lágrimas vivas son, si bien ajenas del cristal primitivo en que nacieron, milagros del dolor que me atormenta, que sabe convertir lo blanco en negro. En ellos te traslado mis desdichas estimadas por dichas de mi afecto, pues el ser tú la causa desfigura la sangrienta impresión de los tormentos. Repásalos siquiera, dueño mío, y ya que yo por mí no lo merezco, desengaño que debo a tu hermosura, desde que el alma te juró por dueño, conviértate a piedad su porte triste, en que van publicando abatimiento, cubiertos del color de mis quebrantos, y encadenados como mis deseos. Mas, ¡oh cuánto me engaña mi delirio! pues ¿quien puede llegar a ser tan necio que espere compasión de una belleza que adorna de impiedades sus trofeos? Aborréceme pues; que no es posible que consigas con tu aborrecimiento que mi encendido amor menos me abrase ni mi ciega pasión me mate menos. Usa cuantos rigores te persuada la airada sutileza de tu genio, pues, para despreciarlos y sufrirlos, tengo ánimo mayor que todos ellos. Estudia en los horrores de estos montes nuevos rigores de sus monstruos fieros, lisonjas del amante pecho mío, ansioso siempre de sufrir de nuevo; que antes el sol apagará sus luces y se hundirá la máquina del cielo, que Fabio deje de adorar a Lisi a pesar de sus iras y desprecios. Pues fuera muy villano su cariño si le apartaran de su pensamiento ni alegres esperanzas de otras glorias, ni el temor de los males más acerbos.
18romance_arte_mayor
Desplegados banderas gasta mi dama porque se va con todos a desplegadas
22seguidilla
Sire de ojos azules, gracias: por los laureles de cien bravos vestidos de honor; por los claveles
3couplet
¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor? Pues amémonos hoy mucho, y mañana digámonos ¡adiós!
21silva_arromanzada
No las vieron los padres, Y no me admiro, Porque once mil doncellas ¿ Quién las ha visto? ¿Quién ha logrado El ver tantas y juntas No siendo un santo?
27seguidilla_compuesta
Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías se empañan de inmensa noche. En los recodos del aire, cruje la aurora salobre. Un cielo de mulos blancos cierra sus ojos de azogue dando a la quieta penumbra un final de corazones. Y el agua se pone fría para que nadie la toque. Agua loca y descubierta por el monte, monte, monte. * * * San Miguel lleno de encajes en la alcoba de su torre, enseña sus bellos muslos ceñidos por los faroles. Arcángel domesticado en el gesto de las doce, finge una cólera dulce de plumas y ruiseñores. San Miguel canta en los vidrios; efebo de tres mil noches, fragante de agua colonia y lejano de las flores. * * * El mar baila por la playa, un poema de balcones. Las orillas de la luna pierden juncos, ganan voces. Vienen manolas comiendo semillas de girasoles, los culos grandes y ocultos como planetas de cobre. Vienen altos caballeros y damas de triste porte, morenas por la nostalgia de un ayer de ruiseñores. Y el obispo de Manila, ciego de azafrán y pobre, dice misa con dos filos para mujeres y hombres. * * * San Miguel se estaba quieto en la alcoba de su torre, con las enaguas cuajadas de espejitos y entredoses. San Miguel, rey de los globos y de los números nones, en el primor berberisco de gritos y miradores.
1romance
Mares, tú seas presente inflamado, rubicundo, pagado, non furibundo, porque el tu favor sustente la mi mano, e represente el mi caso desastrado, e mi coragon plagado con espada furiente.
15octavilla
Buen conde Fernán González, el rey envía por vos, que vayades a las cortes que se hacían en León; que si vos allá vais, conde, daros han buen galardón, daros han a Palenzuela y a Palencia la mayor; daros han las Nueve Villas, con ellas a Camón; daros han a Torquemada, la Torre de Mormojón. Buen conde, si allá non ides, os darían por traidor. Allí respondiera el conde y diera esta razón: Mensajero eres, amigo, no mereces culpa, no. Yo no tengo miedo al rey, nin a cuantos con él son. Villas y castillos tengo, todos a mi mandar son; de ellos me dejó mi padre, de ellos me ganara yo; los que me dejó mi padre poblélos de ricos hombres; los que yo me hube ganado poblélos de labradores; quien no tenía más de un buey, dábale otro, que eran dos; al que casaba su hija dóile yo muy rico don; cada día que amanece por mí hacen oración; no la hacían por el rey, que no la merece, no; él les puso muchos pechos y quitáraselos yo.
1romance
Yo no sé por qué estoy aquí, ni cuando vine ni por qué la luz roja del Sol lo llena todo: me basta con sentir frente a mi cuerpo triste la inmensidad de un cielo de luz teñido de oro,
7serventesio
¿Qué dices, hombre sin fe? Si tú a Dios te encomendaras, y orando perseveraras, Dios te ayudara. ¿Qué dudas?
19redondilla
¿Puede ninguna ciencia compararse con esta universal de la Poesía, que límites no tiene do encerrarse?
33terceto
Ven conmigo, bella flor, vente conmigo a gozar; mil prendas te voy a dar como te he dado mi amor—. Y cargando con vigor la niña, salió en efeto del jardín, y a un vericueto se dirigió, do tenía el corcel que ya quería correr afanoso, inquieto.
13espinela
Sultana de mis penas y mi esperanza. Plaza de las Arenas de la Maestranza
22seguidilla
Dejé la luz a un lado, y en el borde de la revuelta cama me senté, mudo, sombrío, la pupila inmóvil clavada en la pared.
23cuarteto_lira
Sobre tus aras mis ofrendas pongo, Testigo el pueblo por mi voy llamado; Y, concertado con mi tono el suyo, Llámate madre.
36estrofa_sáfica
En mi casa hay un libro: dice la letra: en cuidados agenos nadie se meta.
22seguidilla
Y manso es ante los ojos de Zela, su hermosa amada, esclavo de su mirada, cumplidor de sus antojos; a sus más leves enojos tiembla, se estremece y llora; si de rodillas implora cuando teme algún reproche, es el genio de la noche de hinojos ante la aurora.
13espinela
Un hambre de paz otra de carne y pan y una de flor
8haiku
Aunque dicen que tienes cinco cortejos no llegaré yo tarde si llego al sexto
22seguidilla
¡Benditos aquellos que cuando las flores se muestran al mundo reciben las aves, y fluyen las pompas y vanos honores, y ledos escuchan sus cantos tan suaves! ¡Benditos aquellos que en pequeñas naves siguen los pescados con pobres traínas!, y que estos no temen las lides marinas, ni cierra sobre ellos Fortuna sus llaves.
41copla_arte_mayor
En él por admiración me quiso mostrar Fortuna la grand clarificación, más candida que la luna, Venus, [a quien] sola una non vi por aquivalente discreta, sabia, prudente, digna de gelsa [tribuna].
15octavilla
Por la inerte materia, vaga incierta el alma en nuestra fábrica escondida, a otra vida durmiendo nos despierta, vida inmortal, a un punto reducida, de la esperanza la sabrosa puerta el espíritu abre, y la perdida memoria renovando, allí en un punto cuando fue, es y será, presenta junto.
2octava_real
Las sílabas cuenta y guarda el acento producto y correcto; pues en geometría Euclides no tuvo tan gran sentimiento, ni llegó Atalante en astrología; oyó los secretos de filosofía y los fuertes pasos de naturaleza; obtuvo el intento de su gran pureza y profundamente vio la poesía.
41copla_arte_mayor
pero acabara de dar en tierra mi pretensión, si yo en aquesta ocasión me pretendiese vengar.
19redondilla
rodando va el dinero, pero de modo que, como va de prisa se escapa pronto: y en ocasiones, muchos echan la mano caen, y no cogen.
27seguidilla_compuesta
tiembla el rocío y las hojas moradas y un colibrí
8haiku
Ella joven, diecinueve, Yo más grande, veinticinco, Más me esfuerzo con ahínco, Su pasión siempre me mueve.
19redondilla
Estando como espantado del animal mostruoso, vi venir acelerado por el valle fronduoso un hombre, que tan hermoso los vivientes nunca vieron, nin aquellos que escribieron de Narciso, el amoroso.
15octavilla
Médico ni cirujano Non han tanta autoridad, Que me pudiesen dar sano De perfecta sanidad; Si vuestro brío lozano De mi non ha piedad, Por vuestro leal morré.
20septilla
de Esculapio y de Apolo gloria y lustre, si no, dígalo el santo bien partido, y su fama la misma envidia ilustre.
33terceto
No fíes en señores por su grandeza que también los más grandes tienen flaquezas; pues en sus males hace naturaleza todos iguales
27seguidilla_compuesta
Quién dijo que, atravesando de noche por la pradera, la colina coronando, vio hasta cien almas danzando en derredor de una hoguera.
29quintilla
Que peine oro en la barba tu hijo, Febo, ¿quién lo tendrá por nuevo, si lo peina en las palmas de las manos cualquiera matasanos?; ¿si Toledo no vio entre puente y puente a barbo dar valiente carrete más prolijo que a rico enfermo tu barbado hijo?
4octava
Dijo otra verdad: busca el tú que nunca es tuyo ni puede serlo jamás.
10tercetillo
A fe, señora, que tengo Algo tan duro en los labios, Que por no haceros agravios, En el hablar me contengo. Ved que a trovaros no vengo, Ridículo trovador: Ved que si vivo amador, Y si os ensalzo poeta, Quien se respeta, respeta Un digno y honrado amor.
13espinela
La luna llena refleja con dulzura tu gran sonrisa
8haiku
Muchas por non descubrir algunas faltas secretas, a las personas discretas non dexan al fin venir; bien les demuestrean amar y que bondad las detiene, mas con aquello tratar, han sus engannos lugar lo que en secreto contiene.
38novena
y con esta confianza, y con la fe tan entera que tenéis, partid con buena esperanza, que esta otra vida tercera ganaréis.»
12sextilla
El rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños dorados por la tarde que declina? ¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
7serventesio
Yo, en tanto, desatado en humo, rico aliento de Pancaya, haré que, peregrino y abrasado, en busca vuestra por los aires vaya; recataré del sol la lira mía y empezaré a cantar muriendo el día.
45sexteto_lira
En el campo venturoso, donde con clara corriente Guadalavïar hermoso dejando el suelo abundoso da tributo al mar potente; Galatea, desdeñosa del dolor que a Licio daña, iba alegre y bulliciosa por la ribera arenosa, que el mar con sus ondas baña.
6copla_real
Siempre me temo saber cualquiera cosa encubierta, porque sé que la más cierta más mi contraria ha de ser. Y en saberla no está el daño, pero séla tiempos yo que nunca jamás sirvió de remedio el desengaño.
28copla_castellana
El que surca las ondas de la mar Pide al cielo quietud, cuando el nublado La luna oculta, o la brillante estrella Que guía al navegante.
37estrofa_francisco_de_la_torre
Y pues vuestro remediar es quien puede remediarme, yo os suplico deis lugar do mi mal pueda quejar sin poder de vos quejarme; porque con tan sólo hablarme me será tal beneficio que sin más galardonarme no es posible rescatarme con mil años de servicio.
25décima_antigua
Y yo, ¡pobre de mí!, sigo tu lumbre, también, ¡oh gloria!, en busca de renombre trepar ansiando al templo de tu cumbre, donde mi fama al universo asombre. Quiero que de tu rayo a la vislumbre brille grabado en mármoles mi nombre, y espero que mi busto adorne un día algún salón, café, o peluquería.
2octava_real
Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón... es una máquina que al compás que se mueve hace ruido.
21silva_arromanzada
¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!… Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!
11cantar
Los que van al rosario no tienen frío, que la vírgen María les da su abrigo.
22seguidilla
techo pajizo, adonde jamás hizo morada el enemigo cuidado, ni se asconde invidia en rostro amigo, ni voy perjura, ni mortal testigo;
14lira
Son del sol alternamente, centinelas voladoras, discretas compartidoras de los tratos de la gente. Son alivio del tormento, son esperanzas del bien, y un alfabeto por quien discurre el entendimiento.
28copla_castellana
¡Adiós, Filis, adiós! No más amores, no más requiebros, gustos y dulzuras, no más decirte halagos, darte flores, no más mezclar los celos con ternuras, no más cantar por monte, selva y prado tu dulce nombre al eco enamorado;
34sexta_rima
¡Qué lástima será er be la gachí que uno camela camelando a otro gaché!
30soleá
Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja, nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada. Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas. Y entre los santos de piedra y los álamos de magia pasas llevando en tus ondas palabras de amor, palabras. Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso, pero con distinta agua. Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada, sino los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras.
1romance
enviuden las tortolillas viendo que gozas a otro; jamás tenga paz contigo y siempre guerra con todos.
11cantar
¿Qué se hicieron las damas, sus tocados y vestidos, sus olores? ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos de amadores?
12sextilla
Ya sólo dirán que fue el ciego contemplador que cegó tu resplandor la hora que te miré. El sol no pudo causar con toda su claridad lo que tu sola beldad; mas no es de maravillar; ¡O si tanta o la mitad fuese toda tu piedad!
25décima_antigua
Por eso el Jansenismo Farisaico penetra los reales gabinetes, por inspirar su tósigo contra ella.
17endecha_real
Sin la cáscara del miedo una fruta se desnuda; son mis manos esa ayuda en su piel de selva suave. Mis caricias son la clave del secreto que estremece; tiemblas antes que yo empiece travesía con denuedo.
15octavilla
Entre tanta abundancia tan rara fruta no recoge porque ella cae de madura. Es linda pues con eso no ahíta. Y buena para todas las viejas, por blanda más que todos los gastan.
16chamberga
Yo me pregunto entonces si este rostro es mi rostro o es la vieja pasión de una guerra perdida. Dos minutos ahora para salir a escena. Sentir sobre el escote cómo arden los focos: canta, canta para París y para Siena, tú que crees que el tiempo no es asunto de tilos y palomas, mi viejo capitán de plomo herido, cierra tu dulce corazón desperdiciado a las nieves de un parque, como si amaneciese y abrieras la ventana y por primera vez notases que el invierno se ha convertido en éxito.
35unknown