Esther אסתר El libro de Ester - Meguila Ester - Seminario Rabínico [es] https://www.seminariorabinico.org/wp-content/uploads/El-libro-de-Ester-Meguila-Ester.pdf Esther Chapter 1 Y ocurrió en los días de Ajashverósh, el Ajashverósh que reinó desde la India hasta Etiopía, sobre ciento veintisiete comarcas. En aquellos días, en los que el rey Ajashverósh se asentó sobre el trono de su reino en la fortaleza de Shushán. En el tercer año de su reinado organizó un banquete para todos sus ministros y servidores, los ejércitos de Persia y Media, los nobles y ministros de las comarcas, mostrando la riqueza de su esplendor real y ostentando la magnificencia de su poderío durante muchos días, ciento ochenta días. Y cuando habían pasado estos días, el rey organizó un banquete para todo el pueblo que se encontraba en la fortaleza de Shushán, desde el más importante hasta el más humilde, que duró siete días y tuvo lugar en los patios del jardín palaciego del rey. Había allí cortinados de fino algodón blanco y azul, sujetos con cintas de lino fino, de color púrpura, montados en aros de plata y columnas de mármol, lechos de oro y plata sobre un piso de alabastro y mármol, y nácar y ónix. Y se bebía de recipientes de oro, y todos los recipientes eran diferentes, y el vino real era abundante, conforme a la facultad del rey. Y la bebida fue conforme a la ley, sin compulsión, ya que el rey había ordenado a sus sirvientes hacer de acuerdo a la voluntad de cada uno. También Vashtí, la reina, organizó un banquete de mujeres en la casa real del rey Ajashverósh. Al séptimo día, cuando el vino había alegrado el corazón del rey, ordenó a Mehumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetár y Carcás, que eran los siete eunucos que servían al rey, traer a Vashtí, la reina, para presentarse ante el rey, ataviada con su corona real, para mostrar su belleza ante los pueblos y los ministros, porque era muy hermosa. Pero la reina Vashtí se negó a cumplir la orden del rey, traída por los eunucos, por lo que el rey se enojó mucho y su cólera ardió dentro de él. El rey habló a los sabios, los conocedores (de las leyes) de aquellos tiempos - porque así, frente a todos los expertos en leyes y justicia, solían tratarse todos los asuntos del rey - Habló con los más cercanos de su entorno: Carshená, Shetár, Admáta, Tarshís, Méres, Marsená y Memuján, los siete ministros de Persia y Media que tenían acceso al rey, y que eran los más importantes en el reino: "¿Qué dice la ley acerca de qué hay que hacer con la reina Vashtí, por no haber obedecido la orden del rey, que le fuera transmitida por los cortesanos?" Y dijo Memuján delante del rey y los ministros: "No solamente frente al rey incurrió en falta Vashtí, la reina, sino también frente a todos los ministros y pueblos que moran en las comarcas del rey Ajashverósh. Porque lo ocurrido con la reina será sabido por todas las mujeres, que despreciarán a sus maridos y les dirán: "¡el rey Ajashverósh ha ordenado a Vashtí, la reina, presentarse ante él pero ella no se presentó!". Y hoy mismo las mujeres de los ministros de Persia y Media, enteradas de lo ocurrido con la reina, hablarán con todos los ministros del rey, y habrá mucho desprecio y mucho enojo. Si al rey le parece bien, que se redacte un informe real, que sea registrado en las leyes de Persia y Media, en forma infranqueable: que Vashtí no pueda comparecer más ante el rey Ajashverósh, y que el rey le conceda la dignidad real a otra, que fuera mejor que ella. Y una vez oídas las palabras del rey en todo su reino -que es enorme-todas las mujeres honrarán a sus maridos, desde el más importante hasta el más humilde". Esto les pareció adecuado al rey y a los ministros, y el rey actuó conforme a las palabras de Memuján. Y envió cartas a todas las comarcas, en la escritura y el idioma de las comarcas y los pueblos respectivos, para que cada hombre fuera el jefe de su hogar y hablara en el idioma de su propio pueblo. Chapter 2 Después de estos sucesos, y una vez aplacado el enojo del rey Ajashverósh, recordó a Vashtí y lo que ella había hecho y a lo que había sido condenada. Entonces, los jóvenes que servían al rey, dijeron: "Que busquen para el rey jóvenes vírgenes y hermosas. Y que el rey nombre delegados en todo el reino para llevar todas las jóvenes hermosas a la fortaleza de Shushán, a las dependencias de las mujeres, bajo la supervisión de Hegái, el cortesano del rey y eunuco de las mujeres y que se les den ungüentos, y aquella joven que más le guste al rey será reina en el lugar de Vashtí". Esto le pareció bien al rey, y así se hizo. Un hombre judío había en la fortaleza de Shushán, de nombre Mordejaí hijo de lair, hijo de Shim'i, hijo de Kísh, un hombre de la tribu de Biniamín, que fue exilado de Yerushalaim junto con los prisioneros que fueron exilados con Yejoniá, rey de Yehudá, por orden de Nevujadnetzar, rey de Babilonia. El crió a Hadasa, o sea, Ester, hija de su tío, porque ella no tenía madre ni padre. De hermosa figura, era una joven atractiva y al morir su padre y su madre Mordejai la había llevado a su casa como hija. Cuando se hizo público el edicto del rey y muchas jóvenes fueron llevadas a la fortaleza de Shushán, bajo la supervisión de Hegái, también Ester fue llevada a la casa del rey, de la mano de Hegái, el cuidador de las mujeres. Mucho le agradó la joven y ella mereció su favor y él se apresuró para ordenarle ungüentos y radones y además siete doncellas elegidas para servirle, y ubicó a ella y sus doncellas en el mejor sector de la casa de las mujeres. Ester no había revelado cual era su pueblo y su procedencia porque Mordejai le había ordenado no decirlo. Y Mordejai pasaba todos los días por los patios de la casa de las mujeres para averiguar si Ester estaba bien y qué es lo que pasaba con ella. Cuando le llegó el turno a cada joven para llegar ante el rey Ajashverósh, al final de los doce meses reglamentarios, -porque así transcurrieron los doce meses de ungüentos: seis meses con aceite de mirra y seis meses con bálsamos y cremas aromáticas para mujeres- y con esto cada una de las jóvenes llegaba al rey y todo lo que ellas pedían se lo hacían traer de la casa de las mujeres a la casa del rey: Venía a la noche y a la mañana volvía a una segunda casa de mujeres, de la mano de Shaazgaz, el eunuco del rey, guardián de las concubinas. Después ya no se presentaba ante el rey, salvo cuando éste la deseaba y entonces era llamada por su nombre. Cuando fue el turno de Ester, hija de Abijail, el tío de Mordejai, quien la había tomado como hija, para presentarse ante el rey, ésta no pidió nada, salvo lo que le había dicho Hegái, el cortesano del rey, el guardián de las mujeres, y Ester causaba muy buena impresión en todos los que la veían. Entonces Ester fue llevada al rey Ajashverósh a su casa real, en el décimo mes, o sea el mes de Tevet, en el séptimo año de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las demás mujeres, y halló gracia y benevolencia a sus ojos más que todas las otras doncellas, y colocó una corona real en su cabeza y la nombró reina en el lugar de Vashtí. Y el rey dio un gran banquete para todos sus ministros y servidores, - el Banquete de Ester, y bajó los impuestos en todas las comarcas y dio regalos como lo puede hacer un rey. Y cuando por segunda vez fueron convocadas las jóvenes, mientras Mordejai estaba sentado en las puertas reales, tampoco reveló Ester su procedencia ni su pueblo, tal como Mordejai se lo había ordenado; y Ester cumplía las órdenes de Mordejai tal como lo había hecho cuando estaba bajo su tutela. En aquellos días, cuando Mordejai estaba sentado ante las puertas del rey, Bigtán y Teresh, dos cortesanos que custodiaban las puertas del rey, en un arranque de ira, planearon asesinar al rey Ajashverósh. Pero el asunto llegó a oídos de Mordejai y se lo comunicó a la reina Ester, y Ester informó al rey en nombre de Mordejai. Entonces se investigó el asunto y se comprobó que era cierto, y se resolvió colgar a ambos en un árbol. Y esto fue registrado en el Libro de las Crónicas ante el rey. Chapter 3 Después de estos sucesos, el rey Ajashverósh encumbró a Hamán, el hijo de Hamdata, el agagueo, y lo colocó por encima de todos los ministros que formaban su entorno. Y todos los servidores del rey, que se encontraban ante las puertas del rey se arrodillaban ante Hamán, porque así le había ordenado el rey; pero Mordejai no se arrodillaba ni se postraba. Entonces los servidores del rey, que estaban a las puertas del rey, dijeron a Mordejai: "¿Por qué transgredes la orden del rey?" Y como esto se lo dijeron todos los días y él no les hizo caso, informaron a Hamán para ver en qué terminaría la actitud de Mordejai, porque éste les había dicho que era judío. Cuando vio Hamán que Mordejai no se arrodillaba ni se postraba ante él, se llenó de enojó. Pero como le pareció despreciable apoderarse solamente de Mordejai, porque le habían dicho a que pueblo pertenecía Mordejai, Hamán decidió aniquilar a todos los judíos, en todo el reino de Ajashverósh, al pueblo entero de Mordejai. En el primer mes, que es el mes de Nisan, en el duodécimo año del rey Ajashverósh, se tiró el "pur", o sea se echaron suertes ante Hamán, día a día y mes a mes, y salió el duodécimo mes, que es el mes de Adar. Entonces Hamán le dijo al rey Ajashverósh: "Hay un pueblo, esparcido y dividido entre los pueblos de todas las provincias de tu reino, cuyas leyes son diferentes de (las de) otros pueblos pero no acatan las leyes del rey, y al rey no le conviene mantenerlos. Si al rey le parece bien, que se decrete hacerlos desaparecer y yo estoy dispuesto a entregar diez mil talentos de plata a los encargados del trabajo para ser depositados en las arcas del rey. Entonces el rey sacó su anillo de su mano y se lo entregó a Hamán, hijo de Hamdata, agagueo, el enemigo de los judíos. Y dijo el rey a Hamán: "el dinero te fue concedido, y el pueblo, para hacer con él lo que sea bueno para ti". Y fueron llamados los escribas reales, al decimotercer día del primer mes y se escribió según las órdenes de Hamán a los sátrapas del rey y a los príncipes de cada pueblo y a los gobernadores que estaban sobre cada provincia, en la escritura y en el idioma de cada una, en el nombre del rey Ajashverósh y fue sellado con el anillo del rey. Y las cartas fueron enviadas a todas las provincias del rey: destruir, matar, aniquilar, a todos los judíos, los niños y los viejos, los jóvenes y las mujeres, en un determinado día, el trece del decimosegundo mes, que es el mes de Adar, y de proceder al saqueo. Una copia del escrito que había de darse como edicto en cada provincia, fue dada a conocer a todos los pueblos, para que estuvieran preparados para este día. Los mensajeros salieron con premura, para cumplir con la orden del rey y también se conoció el edicto en la fortaleza de Shushán. Y el rey y Hamán se dispusieron a beber, pero en la ciudad de Shushán reinó la confusión. Chapter 4 Cuando Mordejai se enteró de todo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, se cubrió de harapos y ceniza, y se dirigió a la ciudad donde se entregó a grandes lamentaciones. Así llegó hasta las puertas del rey, porque no estaba permitido pasar adentro vestido con harapos. Y en todas las comarcas, en todas partes donde había llegado la orden del rey y su decreto, hubo gran duelo entre los judíos, hubo ayunos, llantos y lamentos, y muchos hicieron sus lechos con harapos y ceniza. Y cuando llegaron las sirvientas de Ester y sus eunucos y se lo comentaron, la reina se afligió mucho, y envió ropa para Mordejai, para que se quite los harapos, pero Mordejai no aceptó. Entonces Ester llamó a Hataj, uno de los eunucos del rey, que éste había puesto a su disposición, y lo mandó a Mordejai para saber que sucedía realmente y por qué estaba así. Hataj se encontró con Mordejai en la plaza del pueblo, delante de las puertas del rey. Entonces Mordejai le contó todo lo que le había pasado, y también del significado del dinero que Hamán había prometido aportar al tesoro del rey para el exterminio de los judíos, y le entregó una copia de la orden escrita que había sido redactada en Shushán en este sentido, para que se la mostrara a Ester, y le informara, y le encargara que fuera ante el rey a implorarle su misericordia para su pueblo. Hataj se presentó ante Ester y le relató las palabras de Mordejai. Y dijo Ester a Hataj y lo mandó a Mordejai (con este mensaje): "Todos los servidores del rey y el pueblo de las comarcas del rey saben, que cualquiera que llegue al patio interno del rey, ya sea hombre o mujer, sin haber sido convocado, cae bajo una ley: será matado, salvo que el rey le extienda el cetro de oro, entonces seguirá con vida; pero yo hace treinta días que no soy llamada por el rey". A Mordejai le trasmitieron las palabras de Ester. Y Mordejai pidió contestarle a Ester: "No creas -en el interior de tu alma- que tú, entre todos los judíos, has de escapar de la casa del rey, ya que si callas esta vez, la ayuda y la salvación de los judíos vendrán de otra parte, pero tú y tu hogar paterno perecerán. ¡Y quién sabe, si no has llegado a la condición de reina para un suceso como éste!" Ester mandó contestar a Mordejai: "Ve y reúne a todos los judíos que se encuentren en Shushán, y ayunen por mí, y durante tres días, y tres noches no coman ni beban. También yo y mis servidoras vamos a ayunar; y así iré a ver al rey, en contra de la ley. Y si tengo que perecer, pereceré". Entonces Mordejai se fue e hizo lo que Ester le había ordenado. Chapter 5 Sucedió al tercer día, que Ester se vistió de realeza y entró al patio interior de la casa real, enfrente a la casa del rey. El rey estaba sentado en su trono, en la casa real, frente a la entrada. Cuando el rey vio a la reina Ester en el patio, ésta halló gracia ante sus ojos y le extendió el rey el cetro de oro que tenía en la mano y Ester se acercó y tocó la punta del cetro. Y el rey le dijo: "¿Qué te sucede, reina Ester y qué es lo que quieres? Lo que me pidas, hasta la mitad del reino, te será dado". Y Ester dijo: "Si al rey le parece bien, que concurra el rey y Hamán, hoy, al banquete que le he preparado." Y el rey dijo: "¡Traigan rápido a Hamán para cumplir lo pedido por Ester!". Y el rey y Hamán concurrieron al banquete que había preparado Ester, y ya en el banquete el rey le dijo a Ester: "¿Cuál es tu deseo? - Que te sea concedido, ¿Y cuál es tu pedido? - Hasta la mitad del reino - será tuyo". Y respondió Ester y dijo: "Este es mi deseo y mi pedido: en caso que encuentre favor a los ojos del rey, y si al rey le parece bien, conceder mi deseo y hacer lo que le he pedido, que vengan el rey y Hamán al banquete que les he de preparar mañana y entonces haré según las palabras del rey". Ese día, Hamán salió contento y con el corazón alegre, pero al ver en las puertas del rey a Mordejai, quien no se puso de pie ante él y no se movió de su lugar, Hamán sintió un gran enojo hacia de Mordejai. Sin embargo Ha-mán se contuvo y se fue a su casa, y mandó llamar a sus amigos y a su mujer Zeresh. Y Hamán les habló de su gran riqueza y de cuántos hijos tenía, y cómo el rey lo había premiado y elevado a una posición por encima de los príncipes y servidores. Y dijo Hamán: Además no invitó la reina Ester, junto con el rey, al banquete que ofreció, a nadie más que a mí, y también mañana estoy invitado, con el rey; pero todo esto no significa nada para mí, mientras veo a Mordejai, el judío, sentado ante las puertas del rey". Entonces su mujer Zeresh y todos sus amigos dijeron: "¡Que preparen una horca de cincuenta codos de altura, y por la mañana dile al rey que Mordejai debe ser colgado en ella, y luego ve alegremente al banquete con el rey!". Esto a Hamán le pareció bien y preparó la horca. Chapter 6 Aquella noche el rey no pudo conciliar el sueño; entonces ordenó traer el libro de las memorias, las crónicas, las que fueron leídas delante del rey. Y allí estaba registrado lo que Mordejai había declarado acerca de Bigtána y Teresh, los dos cortesanos del rey que vigilaban las puertas, que habían planeado asesinar al rey Ajashverósh. Entonces el rey dijo: "¿Qué honra y distinción recibió Mordejai por su acción?" Y los sirvientes que atendían al rey contestaron: "Nada se hizo por él." Y el rey dijo: ¿"Quien está en el patio?" Y Hamán se acercaba al patio exterior de la casa real para pedirle al rey de colgar a Mordejai en la horca que había erigido para él. Los sirvientes le dijeron al rey: "Allí en el patio está parado Hamán". Y el rey dijo: "¡Que pase!" Hamán se acercó y el rey le dijo: "¿Qué se debe hacer con el hombre al cual el rey quiere honrar?" Hamán en su corazón pensó: "¿A quién sino a mí el rey desea honrar?" Y Hamán le dijo al rey: "Al hombre a quien el rey desea honrar que se le traiga un manto real que el rey haya portado anteriormente, un caballo en el que el rey haya cabalgado, y una corona real para su cabeza, y que se entregue la vestidura y el caballo a uno de los nobles del rey, se vista al hombre a quien el rey desea honrar, y que cabalgue por la plaza del pueblo y que proclamen: "¡Así tratan al hombre a quien el rey desea honrar!". Entonces el rey le dijo a Hamán: "Rápido, toma la vestidura y el caballo, como tú has dicho, y procede de esta manera con Mordejai, el judío, que está sentado en las puertas del rey. ¡Que no falte nada de lo que tú has dicho!" Entonces Hamán tomó la vestidura y el caballo, vistió a Mordejai, lo hizo cabalgar por la plaza del pueblo y proclamó: "¡Así tratan al hombre a quien el rey quiere honrar!". Y Mordejai regresó a las puertas del rey, pero Hamán fue corriendo a su casa, dolido y con la cabeza cubierta. Y Hamán le contó a su mujer Zeresh y a todos sus amigos lo que le había sucedido. Y sus consejeros y su mujer Zeresh le dijeron: "Si Mordejai es de la simiente de los judíos, ante quien has comenzado a caer, no podrás vencerlo, sino que caerás del todo ante él". Cuando aún estaban hablando con él, llegaron los cortesanos del rey, para llevar a Hamán al banquete que había preparado Ester. Chapter 7 Y acudieron el rey y Hamán para beber con la reina Ester. Durante el banquete del segundo día el rey le dijo a Ester: "¿Cuál es tu deseo, reina Ester? - Te será concedido, y ¿qué es lo que quieres? - Hasta la mitad del reino - será tuyo". Y contestó la reina Ester y dijo: "Si encuentro la aprobación ante tus ojos, oh rey, y si al rey le parece bien, que se me conceda mi vida ante mi deseo y la de mi pueblo ante mi pedido. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser aniquilados, matados, exterminados. Si sólo nos hubieran vendido como esclavos, hubiera callado, porque el enemigo no vale que el rey se perjudique". Y dijo el rey Ajashverósh, y dijo a la reina Ester: "¿Quien es, y dónde está el que se atrevió a proceder así?" Ester dijo: "El hombre, el opresor, el enemigo, es el malvado Hamán"; y Hamán quedó aterrado ante el rey y la reina. Furioso, el rey se puso de pie, dejó el banquete y se dirigió al jardín del palacio, pero Hamán se quedó parado ante la reina Ester para pedir por su vida, porque vio que el rey ya había decidido acerca de su destino. Al volver el rey del jardín del palacio al banquete, Hamán se había caído sobre el lecho en el que se encontraba Ester. Y dijo el rey: "¿Acaso querrá apoderarse de la reina en mi casa?" Apenas habían salido las palabras de la boca del rey, ya habían tapado la cara de Hamán. Y dijo Jarboná -uno de los cortesanos- delante del rey: "Allí está todavía la horca que Hamán mandó construir para Mordejai, quien habló a favor del rey. Está en la casa de Hamán, y mide cincuenta codos de altura." Y dijo el rey: "¡Que lo cuelguen allí!" Entonces colgaron a Hamán de la horca preparada para Mordejai, y el enojo del rey se aplacó. Chapter 8 Aquel día, el rey Ajashverósh entregó a la reina Ester la casa de Hamán, el opresor de los judíos, y Mordejai pudo presentarse ante el rey, porque Ester le había contado qué significaba Mordejai para ella. Entonces el rey se sacó el anillo, que le había quitado a Hamán, y se lo dio a Mordejai, y Ester puso a Mordejai a cargo de la casa de Hamán. Volvió Ester y habló nuevamente delante del rey, y se arrodilló ante él, y lloró, y le suplicó que se revoque la maldad de Hamán el agagueo y su designio que había planeado contra los judíos. Y el rey le extendió a Ester el cetro de oro y Ester se puso de pie, enfrentó al rey y dijo: "Si al rey le parece bien y si encuentro aprobación ante sus ojos pido que se haga un escrito para anular las cartas que escribió Hamán, hijo de Hamdata, el agagueo, con el plan de exterminar a todos los judíos en todas las comarcas del rey. Porque, ¿cómo podría yo soportar la desgracia que tocaría a mi pueblo? y ¿cómo podría soportar la aniquilación de mi familia?" Entonces el rey Ajashverósh le dijo a la reina Ester y a Mordejai, el judío: "Ved, he entregado a Ester la casa de Hamán, y éste fue colgado en la horca por haber levantado la mano contra los judíos. Escribid ahora acerca de los judíos como os parezca mejor, en nombre del rey y sellad el escrito con el anillo del rey, porque un escrito que fue redactado en nombre del rey y sellado con el anillo del rey no puede ser anulado". Entonces llamaron a los escribas del rey, esto fue en el tercer mes, - el mes de Siván - el día veintitrés y se escribió, tal como lo ordenó Mordejai, a los judíos, a los sátrapas, a los príncipes y gobernadores de las comarcas, desde Hoddu hasta Kush, ciento veintisiete comarcas, a cada comarca en su escritura, a cada pueblo en su idioma, y también a los judíos en su escritura y en su idioma. Y escribió en el nombre del rey Ajashverósh y selló con el anillo del rey, y envió las cartas por correos a caballo, quienes emplearon veloces corceles que provenían de las caballerizas reales: Que el rey había permitido, a los judíos en todas las ciudades, unirse y defender sus vidas, destruir, matar y aniquilar todo ejército del pueblo y de la comarca que los hostigasen, inclusive niños y mujeres, y quedarse con el botín, en un día, en todas las comarcas del rey Ajashverósh, el decimotercer día del doceavo mes, que es el mes de Adar. Y se ordenó entregar copias de este escrito en cada comarca, informando a todos los pueblos que los judíos debían estar preparados para este día, para vengarse de sus enemigos. Los mensajeros, montados en los caballos reales, partieron velozmente, urgidos por la palabra del rey, y el edicto fue publicado en la fortaleza de Shushán. Y Mordejai salió de la presencia del rey ataviado con la vestimenta real, de color azul-real y blanco, con una gran corona de oro y un manto de seda marina y color púrpura; y la ciudad de Shushán estaba llena de júbilo y alegría. Para los judíos surgió la luz y alegría, el regocijo y la gloria. Y en toda comarca y en todas las ciudades, donde había llegado el edicto del rey, los judíos festejaron con banquetes y alegría, y muchos de entre los pueblos de la tierra se tornaron judíos porque el temor a los judíos había caído sobre ellos. Chapter 9 En el decimotercer día del decimosegundo mes, que es el mes de Adar, cuando debía ejecutarse el edicto del rey, es decir en el día en que los enemigos de los judíos esperaban dominarlos, sucedió precisamente lo contrario, los judíos dominaron a sus enemigos. Se juntaron todos los judíos de todas las ciudades de las comarcas del rey Ajashverósh, y atacaron a todos los que querían atentar contra su vida y nadie se les resistió, ya que todos los pueblos sentían temor ante ellos. Y todos los príncipes de las comarcas, los sátrapas, los gobernadores y funcionarios del rey apoyaban a los judíos, ya que el miedo a Mordejai había caído sobre ellos. Porque Mordejai era una persona importante en la casa del rey y su fama llegaba a todas las comarcas, ya que Mordejai se volvía cada vez más poderoso. Y golpearon los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, con mortandad y destrucción, e hicieron con quienes los odiaban lo que quisieron. Y en la fortaleza de Shushán, los judíos mataron a quinientos hombres. También mataron a Parshandata, y a Dalfón y a Aspata, y a Porata, y a Adaliá y a Aridata, y a Parmashta, y a Arisay, y a Ariday, y a Vaizata, los diez hijos de Hamán, el opresor de los judíos. Pero no se dedicaron al saqueo. Ese día, el rey fue informado del número de muertos en la fortaleza de Shushán. Entonces el rey le dijo a la reina Ester: "Los judíos en Shushán han matado a quinientos hombres y a los diez hijos de Hamán - ¡Qué habrán hecho en las demás comarcas reales! y ¿Cuál es tu deseo ahora? - Te será concedido. ¿Y qué es lo que aún deseas? - Así se hará". Ester dijo: "Si al rey le parece bien, que se permita también mañana a los judíos que se encuentran en Shushán, actuar según el edicto de hoy, y que los diez hijos de Hamán sean colgados de la horca". El rey ordenó que así se hiciera, y el edicto fue publicado en Shushán y los diez hijos de Hamán fueron colgados. Los judíos que estaban en Shushán, se juntaron también el decimocuarto día del mes de Adar, y mataron a trescientos hombres pero no se dedicaron al saqueo. Los otros judíos, en las comarcas reales, también se unieron para defender sus vidas y lograron tranquilidad de sus enemigos, matando a quienes los odiaban, setenta y cinco mil; pero no se dedicaron al saqueo. Esto sucedió el decimotercer día del mes de Adar, y al decimocuarto reinaba la calma y éste fue un día de banquetes y de alegría. Pero los judíos que estaban en Shushán se reunieron los días trece y catorce del mes y descansaron en el día quince, y este día fue de banquetes y alegría. Por eso, los judíos que viven en las llanuras, en ciudades no fortificadas, festejan el decimocuarto día del mes de Adar con alegría y banquetes, y día de fiesta, y se envían regalos los unos a los otros. Y Mordejai redactó estos sucesos y envió cartas a todos los judíos que vivían en las comarcas del rey Ajashverósh, los que estaban cerca y los que estaban lejos, para indicarles que todos los años debían festejar el decimocuarto y el decimoquinto día del mes de Adar como días en que los judíos tuvieron descanso de sus enemigos, y el mes en que la desgracia se había convertido en alegría, y el dolor en un día de fiesta. Y había que festejar con banquetes y alegría y enviándose regalos los unos a los otros y dando dádivas a los pobres. Y los judíos se comprometieron a continuar con lo que ya habían comenzado y lo que Mordejai les había escrito. Porque Hamán, hijo de Hamdata el agagueo, enemigo de todos los judíos había planeado exterminar a los judíos y había echado "el pur", o sea la suerte, para exterminarlos y destruirlos, pero al presentarse ante el rey, éste ordenó por escrito que el malvado plan que había ideado Hamán contra los judíos volviese sobre su propia cabeza, así que fue colgado, con sus hijos, en la horca. Por eso estos días fueron llamados Purím, de la palabra "pur". Por eso, y como consecuencia de todas las palabras de esa carta, y por todo lo que habían visto, y por todo lo que les había sucedido, los judíos aceptaron y se comprometieron, ellos y todos los de su simiente y todos los que se les iban uniendo, sin falta, a observar estos dos días, conforme a lo escrito, y en sus respectivas fechas, año tras año. Y estos días se observan y se festejan en todas las generaciones, en todas las familias, en todas las comarcas y en todas las ciudades. Y nunca se dejarán de observar estos días de Purím entre los judíos, y su recuerdo no se borrará en sus descendientes. Entonces la reina Ester, hija de Abijail, redactó juntamente con Mordejai, el judío, con plena autoridad, la segunda proclama de Purim y envió cartas a todos los judíos en las ciento veintisiete comarcas del rey Ajashverósh con palabras de paz y verdad, para mantener los días de Purím en las fechas correspondientes, tal como lo habían ordenado Mordejai, el judío y la reina Ester y tal como lo habían establecido para ellos mismos y para su simiente juntamente con los ayunos y las plegarias. Y la orden de Ester confirmó estos asuntos de Purim, y todo esto fue escrito en un libro. Chapter 10 Y el rey Ajashverósh impuso un tributo sobre la tierra y sobre las islas del mar. Y todo el relato de su poder y autoridad, y el relato de la grandeza de Mordejai, a quien el rey Ajashverósh había encumbrado, ¿acaso no constan en el Libro de las Crónicas de los reyes de Media y Persia? Porque Mordejai, el judío, fue segundo después del rey Ajashverósh, y fue un grande ante los judíos, y querido por la mayoría de sus hermanos, pues buscaba el bienestar de su pueblo y hablaba paz a toda su simiente.